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La historia se repite. El 14 de diciembre de 2003 se firmó el Pacto del Tinell. No fue en contra del Partido Popular, sino contra Convergència. En aquellas elecciones CiU tenía más escaños, pero el PSC había ganado las elecciones. Se juntaron PSC, ERC y ICV-EUiA para formar el primer tripartito liderado por Pasqual Maragall y luego un segundo con José Montilla. CiU y PP sumaban 61 escaños, mientras que PSC+ERC+ICV llegaban a los 74 escaños. El Pacto del Tinell quiso romper la hegemonía de la Convergència de Pujol en los últimos 24 años.
El segundo acto surrealista lo hizo Artur Mas en las elecciones de 2006. En aquella ocasión Mas fue al notario, el 16 de octubre de 2006, para firmar su rechazo a pactar con el PP. No le sirvió de nada, pues se repitió el Tripartito.
Ahora se ha repetido la historia. A tres días de las elecciones catalanas, JxCAT, CUP, Primàries Catalunya, PDeCat y ERC han firmado un documento por el cual “sea cual sea la correlación de fuerzas salidas de las urnas, en ningún momento se pactará la formación de gobierno con el PSC”. Aunque haya 5 partidos, el documento lo han firmado los tres que tendrán representación parlamentaria y que ya han gobernado estos últimos años, aunque la CUP nunca haya estado integrados en el gobierno de la Generalitat.
¿Por qué este documento? A los independentistas les gusta el teatro. Les gusta poner a sus bases para que vayan a votar. Indirectamente les dice que deben ir a votar porque, si no, ellos perderán la poltrona. En realidad es lo único que les importa. Quieren mantener su chiringuito porque se vive muy bien. La mayoría de ellos son unos gandules que no han dado un palo al agua en su vida. Malos gestores y nefastos políticos. Si pierden la nómina a final de mes, ¿de qué vivirán? Porque esa es otra, no tiene ni oficio ni beneficio. A excepción de algunos pocos que vienen de una burguesía rancia que han evolucionado del franquismo al independentismo. Prueba de ello es Pere Aragonés, cuya familia del sector hotelero se enriqueció durante el franquismo.
El documento también les sirve para sacar pecho. Demostrar que ellos son los que mandan en Cataluña. Que piden la mesa de diálogo, pero lo hacen de cara a la galería. Ellos tienen la sartén por el mango y todo lo que ocurre en Cataluña pasa por sus manos. Aunque es un arma de doble filo. Es el documento de los traidores. Si alguno de ellos se abstiene, pacta o vota a favor de la investidura de Salvador Illa, será tildado de traidor a la patria, de botifler. No se han cerrado las puertas, pero tampoco no las han dejado muy abiertas. Todos sabemos que en política donde dije digo, dio diego. Ahora bien, esa traición se la recordaran hasta el fin de los tiempos.
Según las últimas encuestas, publicadas en El Periódico en su andorrana, los firmantes del documento sumarían 74 escaños, mientras que todos los otros alcanzarían los 65. Habría un empate técnico entre los 3 primeros -PSC, ERC, Junts- con una horquilla que va de los 30 a 34 escaños. Luego puede hablar un cuádruple empate entre VOX, CUP, Comuns y Ciudadanos, con una horquilla de entre 10 a 8 escaños. Se desmarca el Partido Popular con 4-5 escaños.
Teniendo en cuenta esta fotografía sabemos que la constitución del Parlamento se tiene que hacer como máximo 20 días después. Esto es, el 6 de marzo. El debate de investidura y primera votación para el 16 de marzo, disolución automática a los 2 meses de la primera votación (16 de mayo), convocatoria 54 días después, y nuevas elecciones la primera semana de julio.
Esta situación se dará según quien quede primero dentro de los partidos independentistas. Recordemos que actualmente es Junt el que gobierna y ERC tiene un papel secundario. Si pasa lo contrario, es decir, si Junqueras gana a Puigdemont, la investidura no será fácil. Al revés también será complicado a pesar del documento firmado. Los dos gallos no querrán perder ni un ápice de poder. Tampoco es factible investir a Salvador Illa, porque ninguna de las tres fuerzas independentistas se abstendría en una investidura. Antes nuevas elecciones que entregarle el poder a un “españolista”. Con lo cual, si las previsiones no varían mucho, estamos condenados a una repetición electoral.
Con lo cual hay tres opciones. Votar para que haya un cambio en Cataluña y los del pacto dejen de meter mano en la caja y abandonen el poder, o repetición electoral, o, como comenta el escritor y profesor Salvador Oliva “nuestra única esperanza es un 155 sine die, es la única manera de parar la locura del procés”. Los catalanes deciden el domingo cómo quieren que sea su futuro. Como dice Don Juan en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina: “¡Cuán largo me lo fiáis!”.
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