21/11/2024 20:03
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Reaparece la película basada en la novela de Don Fernando Vizcaíno Casas… después de 30 años en el exilio democrático.

 

https://www.gloria.tv/post/SF8H2on4fiSD2N34ERqGT4Naf

 

        Lo confieso. Ayer me pasé toda la tarde riéndome a carcajada limpia y creo que todavía sigo. Hacía años que no me reía tanto y eso que tal como está el patio la cosa no está para risas (sobre todo mi patio, encerrado en un apartamento interior, enchufado a mi maquinita de oxígeno, sin luz eléctrica para no pasarme y con 48 grados en exterior, sin poder abrir las ventanas, claro). 

           

Bueno, pues a pesar de los pesares (y cuando aumentan mis pesares me pongo un video con las homilías del Padre Sánchez anunciando los millones que va repartir y lo bien que vamos a estar en el 2.030 y se me pasan de un golpe) ayer me alegró la vida la copia de una película que me salió del armario sin yo buscarla. Se llama «Y al tercer año, resucitó». O sea, era la película que se hizo basada en la novela del mismo título de mi amigo Fernando Vizcaíno Casas (por cierto, la novela récord de ventas en la Historia de «Planeta»), dirigida por Rafael Gil e interpretada por José Nieto (en el papel de Franco), Bódalo, Florinda Chico, Garisa, Juan Luis Galiardo y un centenar más de actores españoles y con imágenes reales de Felipe González, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo… y como se sabe su argumento es bien sencillo. Franco resucita tres años después y Vizcaíno deja correr su imaginación para componer un relato de autentísimo humor a la española. Reír hasta llorar.

         

  Y claro, entre carcajada y carcajada, también a mi se me fue la imaginación y cuando está el ya resucitado Franco haciendo autostop y sube a un camión, el único que se detiene para recoger al pobre viejo, por sorpresa en lugar de pedirle al joven conductor que le deje en el Pardo lo deje en el Palacio de la Moncloa… y lo gracioso es que al llegar los Guardias Civiles que estaban a las puertas al reconocerle se cuadraron y le saludaron con el rigor de antaño, incluido el taconazo… y lo que sigue lo escribiré otro día.

       

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Hoy me limito a regalarles una copia, a través de este rebelde y perseguido «Correo de España”, a sabiendas de que ustedes se van a reír tanto como yo.

         

Y cómo hablar de Fernando Vizcaíno Casas es ya echarse a reír les voy a contar una anécdota de las suyas.

Un día me llama y me dice:

       

 — Director  – por entonces yo era Director de «El Imparcial» y él era el columnista de más éxito- ¿ has comido alguna vez en «El Horno de Santa Teresa»?

     

—  No, ¿por qué?

     

—  Porque si no has comido allí entonces no sabes lo que es una fabada… Bueno, que te invito a comer mañana, que hace días que no hablamos.

       

Y en «El Horno de Santa Teresa» nos encontramos al día siguiente, a las 3 en punto.

   

—  Señor Director –dijo de entrada con la risita de cachondeo que siempre llevaba puesta— para que no pienses que soy un pelotas he pensado, si te parece, que yo pago la comida y tú pagas el vino.

   

—  Vale. De acuerdo.

   

Y tuve que reconocer que como la fabada del Horno no había comido ninguna, ni en el famoso «Portal» de la calle Menorca, ni en la «Foya»! (las dos Biblias en Madrid de la fabada asturiana) y otro tanto podía decir del Rioja que pidió para acompañar a las santísimas judías. Pero, la sorpresa y la broma «made in Vizcaíno», llegó cuando pidió la cuenta y trajeron la factura, pues por las dos fabadas tenía que pagar 380 pesetas y yo por el vino, 1070.

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— Cabrón, hijodeputa, esto es un timo.

   

—  Efectivamente…já, já, já…es un timo. Yo le llamo «El Timo de la chaqueta de pana»…

     

—  ¿Y eso?

   

—   Porque ese vino es el que piden los del clan de la tortilla en cuanto cruzan Despeñaperros.

       

En resumen, que si ven, o reven, «Y al tercer año resucitó» se lo van a pasar bomba… y hasta, hasta, puede que se les escapen unas lagrimitas de pena por España. SI NO SE OS PUEDE DEJAR SOLOS

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.