
Los antecedentes del criminal que secuestra La Moncloa podían predecir la pútrida deriva hacia la corrupción institucional que caracteriza todo lo que toca el PSOE comandado por un terrorista-literalmente-como es Pedro Sánchez. Desde aquel pucherazo en primarias y la expulsión del partido, todo lo que huele a sanchismo es sinónimo de maldad criminal, amoralidad nauseabunda e hipocresía sin límites. Un compendio de malignidad que ha contagiado como la peste a cuantos practican la mentira y la manipulación para lucrarse como parásitos del esfuerzo de todo un país arrasado en poco más de seis años.
El gerontocidio del 2020-asesinato de nuestros padres, por decenas de miles que no olvidamos- la oscura trama del homicidio masivo de la apertura de compuertas de presas sin avisar a los valencianos, entrambas tramas con ocultación de fallecidos, dan cuenta del percal homicida con el que España ha de lidiar, permeable al engaño pagado con la dilapidación del erario público, por la desinformación prostituida de periodistas que han vendido el alma al diablo, y la coacción propia de delincuentes que encuentran en la hostilidad, el chantaje y la chulesca disposición a traspasar las líneas rojas de la ley, el modus operandi para asaltar las instituciones y convertirlas en sucursales de una organización criminal que más gana cuanto más perjudica a la España de la que se vale para operar delictivamente. Incluso arremetiendo contra la Justicia imparcial y la separación de poderes: bastiones del Estado de Derecho que los ciudadanos de bien construyeron con sacrificio, dejando atrás las rencillas y trabajando en pos de un futuro común que el miserable Zapatero se encargó de dinamitar con el fin de pescar a río revuelto. Al margen de la política y trasladando holísticamente la dimensión del mal que representa esta pandilla de forajidos inmorales, compendio de toda iniquidad, estamos ante verdaderos demonios, tal cuál se definen por sus obras. «Por sus obras los conoceréis», decía Jesucristo.
Se coló en la política una organización de puteros, dedicados al negocio de la prostitución que bien sabían de comprar voluntades para acceder a las influencias políticas y convertir a España entera en un burdel institucional, chantajeado y pagado con dinero público. Actúan como delincuentes de todo pelaje, chulos, altivos, cizañeros, tal y como haría cualquier criminal con influencia hasta para pretender achantar a la Justicia. Son todos iguales, una generación de caraduras sin freno, sin moral ni conciencia, artificios de esta Historia de España que están escribiendo para vergüenza del mundo entero. En realidad, criminales más allá de la más burda picaresca.
Lo cierto es que la bendita España del bien, anatematizado por las hordas de Pedro Botero, echa un pulso de Justicia al entramado de un grupúsculo de delincuentes metidos a política que en el intento de huida, después de perpetrar todo tipo de delitos, mezcla las churras criminales con las merinas estatales para componer un totum revolutum de confusión; un batiburrillo de inmundicia con apariencia de legalidad-si se logra prostituir también las togas- y de acción delictiva sin límites, con el objetivo de que salga impune una carrera delicuescente de un forajido que incluso usa las relaciones internacionales para mantener al más alto nivel su escabrosa mafia política. Inmerso en la delincuencia común que no escapa a las investigaciones de la UCO y de la voluntad imparcial de valientes jueces quienes, buscando el esclarecimiento de hechos muy oscuros, descubren tramas encadenadas del más alto nivel criminal… Sólo el más cobarde disimulo ante lo evidente permite que Sánchez siga al frente del Gobierno de la España que pretende perjudicar para llevar a cabo sus inicuos fines personales contra millones de ciudadanos.
Afortunadamente, España cuenta con las investigaciones independientes de la UCO muy a pesar del implicado Marlaska. Cada vez asomarán más evidencias que no sospechas sobre el cariz criminal de quienes han dejado un rastro imborrable de crimen que no quedará impune. Por lo pronto, según el abogado Aitor Guisasola, Pedro Sánchez y Begoña Gómez van al Tribunal Supremo cuando ya es imposible ocultar las complicidades de la trama de corrupción del PSOE con sede en La Moncloa.
En la desbandada de corruptos, cada vez menos presuntos, Begoña Gómez es asidua de la República Dominicana acaso para blindarse de las consecuencias de esta macro siembra de corrupción socialista. Llegados a este punto: ¿qué no será capaz de hacer el inicuo corrupto que, inexplicablemente, soporta España? Y lo más importante, ¿ de qué debería ser capaz España para librarse de este yugo de gentuza devenida de puticlubs familiares que ha emponzoñado todo?
Un ladrón pretende robar hasta las herencias de los sacrificados ciudadanos acribillados a impuestos y, si tercia, masacrados como en Valencia… A Dios gracias, Madrid no tiene presas encima de nuestras cabezas. Lo cierto es que este corrupto sin fin, en la Rumanía de los Ceaucescu habría durado menos en ir ante un tribunal que el dictador comunista. Por menos, otros tiranos probaron la ira del pueblo. Además, después de su histriónico viaje a China para desmarcarse y quedar en ridículo internacional, una vez más, es paradójico que similares actitudes de corruptelas sean condenadas a muerte… allí donde se ha dado la mano con los ejecutores cuando simultáneamente se hacía público un demoledor informe de la UCO.
Detrás de esta panda están los incondicionales y numerosos parásitos que se han beneficiado del saqueo sectario de las arcas públicas. Por chiringuitos se cuentan las garrapatas; por cientos de miles. Nada es casualidad en este desmembramiento integral del país. Pero los desmanes a nivel internacional pondrán fin a esta jauría despreciable de ávidos parásitos donde ni Puigdemont ha podido ser contentado con los delirios de grandeza contagiados por Sánchez, dejando en evidencia a todos los cómplices que el Tribunal Supremo ha puesto en su lugar.
Ni uno de los ministros socialistas está fuera de sospecha. Bolaños lleva en la cara la responsabilidad de lo eufemísticamente irregular, como la UCO las grabaciones obtenidas. De ser esta interminable trama criminal de carácter civil o de delincuencia común, a la investigación policial y judicial seguiría sin más preámbulos ni dilaciones la detención en operativo de todos y cada uno de los elementos con probada implicación, incluido el capo que los dirige.
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