12/03/2025 08:07

Ucrania es un Estado soberano, algo mayor que la península ibérica. Gran parte de él formó parte del imperio ruso entre 1721 y 1917. Tras la toma del poder por Lenin en Rusia, en noviembre de 1917, y el inicio de la guerra civil rusa, Ucrania declaró en 1918 su independencia, al igual que otras regiones del imperio ruso. No obstante, en 1919 los bolcheviques derrotaron a los nacionalistas ucranianos, y en 1922, Ucrania se integró como república fundadora de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Tras el fracaso del intento de golpe de Estado en la Unión Soviética contra Gorbachov, dado por el Ejército, el Partido y la KGB, la República de Ucrania declaró su independencia el 24 de agosto de 1991. En diciembre de ese mismo año se formalizó la disolución de la Unión Soviética. Desde entonces, Ucrania entró en un proceso de transición hacia la economía de mercado y la democracia.

En 2013 su presidente Víctor Yanukovich rechazó el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea y optó por estrechar relaciones con Rusia, que desde el 1 de enero del 2000 hasta hoy tiene a Putin como líder. La decisión de Yanukovich dio lugar a una serie de protestas con derramamiento de sangre. Finalmente, Yanukovich huyó el 21 de febrero de 2014  y el Parlamento ucraniano lo destituyó formalmente.

Tras la disolución de la URSS, a fines de 1991, Rusia pagó un canon anual a Ucrania usada por la Flota Rusa del Mar Negro de la importante base de Sebastopol en la península de Crimea. La inestabilidad política de Ucrania fue aprovechada por la Rusia de Putin para ocupar y anexar la península de Crimea unilateralmente en marzo de 2014 y para, acto seguido, favorecer el inicio de la guerra del Dombás, apoyando y financiando a grupos separatistas que quieren la anexión a Rusia de parte del Este de Ucrania.

Posteriormente, Rusia alegó que la población ucraniana partidaria de Rusia estaba siendo castigada por el ejército de Ucrania, lo que, sumado a la intención explícita de Ucrania de unirse a la OTAN, sirvió de casus belli para que la Federación Rusa iniciara una invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, iniciando la llamada «Guerra de Ucrania» que dura hasta la actualidad y durante el cual Rusia ha ido ocupando casi el 20 % de Ucrania.

Mi valoración de todo esto es muy simple: Ucrania es un país invadido por Rusia, su poderoso vecino del Este. Ahora bien, ¿ cómo se ha llegado a esto?

El problema que subyace es que en Ucrania hay una profunda división política entre sectores del Este del país que son partidarios de mantener sus vínculos con Rusia, a quien consideran como la verdadera «madre patria», mientras que una parte importante de la población de la zona Oeste se muestra más favorable a integrarse con Europa, apostando por una verdadera Ucrania independiente.

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Tuve la suerte de visitar Kiev, la hermosa capital de Ucrania, en 2018. Me habían pedido permiso para publicar un artículo mío “¿Cayó el Muro de Berlín o solo a medias?”, en el que señalaba que el Muro cayó pero que, desgraciadamente, no ocurrió lo mismo con la criminal ideología marxista que sigue siendo aplaudida en muchos círculos “intelectuales” de Occidente. Pues bien, al llegar me dieron unos ejemplares de la revista en la que lo habían publicado, en bilingüe, no solo en inglés sino también con el alfabeto cirílico. Pregunté si era ruso y me dijeron que no, que era en ucraniano. Me sorprendió pues hasta entonces desconocía que Ucrania tuviese una lengua propia.

Esto me lleva a preguntarme si Ucrania ha sabido ser sensible a esa realidad y si ha respetado la educación y el uso del ruso en las zonas rusófonas o si por el contrario ha forzado la expulsión del ruso de la vida nacional ucraniana y en particular en las zonas del Este. No tengo respuesta a esta pregunta, pero es indiscutible que la realidad social debe siempre ser tenida en cuenta, lo que no excluye el hecho de que Ucrania ha sido invadida militarmente por Rusia.

¿Y qué tiene que ver esto con España? España y Europa deben ser sensibles al hecho de que Ucrania lleva las de perder en una guerra que dura ya casi tres años, pero, ¿ qué hacer? ¿Hay posibilidades de que Ucrania, con su valiente y dedicado presidente Zelensky al frente, pueda derrotar a Rusia y recuperar el 20% de territorio perdido e incluso Crimea? ¿Sería posible conseguir un alto el fuego permanente, un armisticio de larga duración y dejar que el tiempo sane las heridas y se abra la puerta a arreglos futuros?

Esto no excluye que mientras que llega la solución que sea, las naciones de Europa deban reforzarse militarmente para poder tener voz y también para disuadir acciones futuras de la Rusia de Putin, pero, políticamente, ¿ qué deben hacer los diputados y senadores españoles de la oposición teniendo en cuenta que nuestro presidente Sánchez está cediendo en España en temas nacionales clave?

Creo que no es el momento de ayudar a lavar la cara a Sánchez, salvo que ceda al menos en tres condiciones principales:

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a) llegar a un acuerdo inmediato que garantice la independencia del Consejo General del Poder Judicial, lo que de momento se podría solucionar con una modificación de la LOPJ, volviendo a la situación anterior a 1985, de forma que doce de los veinte miembros del CGPJ fueran elegidos directamente por los miembros de la carrera judicial y fiscal

b) que la unidad de la Nación española sea reconocida, así como que se respeten todos sus símbolos en todo el territorio nacional y

c) que se prepare una Ley de Armonización Lingüística tomando como referencia lo que establecía la Constitución de la República de 1931 en su artículo 4 “Salvo lo que se disponga en leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional” y en su artículo 50 “Las regiones autónomas podrán organizar la enseñanza en sus lenguas respectivas, de acuerdo con las facultades que se concedan en sus Estatutos. Es obligatorio el estudio de la lengua castellana, y ésta se usará también como instrumento de enseñanza en todos los centros de instrucción primaria y secundaria de las regiones autónomas. El Estado podrá mantener o crear en ellas instituciones docentes de todos los grados en el idioma oficial de la República. El Estado ejercerá la suprema inspección en todo el territorio nacional para asegurar el cumplimiento de las disposiciones contenidas en este Artículo”.

Si el presidente Sánchez aceptara estas condiciones, cabría que el PP y VOX votaran a favor de las exigencias que la Unión Europea le ha hecho a Sánchez en materia de incremento del gasto en Defensa. Pero si Sánchez no está de acuerdo con ello, no hay por qué darle apoyo, sino dejarle que se tenga que explicar ante Europa y forzarle un poco más a que, como ha hecho Alemania, convoque elecciones.

Enrique Miguel Sánchez Motos

Administrador Civil del Estado

Autor del libro “Historia del Comunismo

Autor

Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado.
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