En el año 2008 el médico y político inglés David Owen identificó en las personas que ejercen el poder, ya sea en el ámbito político, militar o empresarial, un trastorno de la personalidad al que denominó Síndrome de Hibris. Los individuos aquejados por dicho síndrome presentan una personalidad narcisista y ególatra que los lleva a una excesiva preocupación por la propia imagen, a vanagloriarse de forma ostensiblemente vanidosa de sus propios logros por mínimos que éstos sean y a intentar imponer su criterio con independencia de los medios a utilizar para conseguirlo. Como fatal consecuencia de todo ello estos individuos muestran conductas arrogantes y autoritarias, pudiendo llegar a desarrollar una “adicción al poder” que les desconecta de la realidad y los lleva a despreciar la realidad objetiva cuando esta es contraria a sus intereses, todo lo cual provoca que en no pocas ocasiones tomen decisiones absolutamente desastrosas tanto para la entidad para la que trabajan como para sus subordinados.
Obviamente, no hace falta ser particularmente perspicaz para darse cuenta que Pedro Sánchez padece el Síndrome de Hibris en grado sumo, como ponen de manifiesto la irresponsabilidad que muestra en su acción de gobierno y la toxicidad que para la nación española y los españoles generan sus políticas.
Así, durante su mandato presidencial hemos podido comprobar de primera mano el permanente sometimiento de P. Sánchez a las maquiavélicas exigencias de los partidos independentistas catalanes y vascos, con la única y exclusiva finalidad de conservar el poder. De hecho, su bagaje legislativo viene dado fundamentalmente por un intento indisimulado de blanquear tanto el golpismo catalán como el terrorismo etarra, para así conseguir los apoyos parlamentarios necesarios para continuar instalado en el Palacio de la Moncloa y disponer del Falcon para sus viajes.
En consecuencia, una de sus últimas decisiones, cumpliendo con el mandato imperativo de ERC, ha sido la de condonar parte de la deuda contraída por las Comunidades Autónomas con el Estado español. En relación a esta iniciativa es necesario aclarar varias cuestiones que contravienen tanto la justa distribución de los recursos existentes como la lógica económica, algo que los palmeros políticos y mediáticos del psicópata monclovita han tratado de disimular mediante un brutal despliegue propagandístico. Así, en primer lugar, la condonación de la deuda tan solo pretende aliviar la catastrófica situación económica de Cataluña, la cual en gran parte se debe a los gastos derivados de la intentona golpista de 2017, intentando maquillar tan nauseabundo enjuague extendiendo dicha condonación al resto de regiones. En segundo lugar la quita no supone la eliminación de la deuda, sino la mutualización de la misma, de tal forma que la deuda regional se convierte en deuda nacional, con la particularidad de que unos ciudadanos pasarán a deber menos (los catalanes) y otros más (los madrileños). En tercer lugar, Mª Jesús Montero, es decir, la verdulera que actualmente ejerce las funciones de ministra de Hacienda, ha establecido un método de reparto de la deuda de imposible comprensión, ya que no atiende a criterios de financiación previa ni de población ajustada y además premia a las regiones que han subido sus impuestos, realizándose todo ello con la exclusiva finalidad de beneficiar a Cataluña, tal y como ha expuesto la Federación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Y, en cuarto lugar, como señalan la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y la agencia de calificación de riesgos S&P, dado que la iniciativa no conlleva la exigencia de contención del gasto autonómico, se produce una situación de “riesgo moral”, esto es, incentiva la irresponsabilidad fiscal y el sobrendeudamiento por parte de las Comunidades Autónomas, ya que se genera la perversa expectativa de que en el futuro se volverán a implementar por parte del Estado nuevos rescates financieros.
Sin embargo, dado que la voracidad del independentismo catalán es directamente proporcional a la sumisión de P. Sánchez, estos últimos días nos hemos visto desagradablemente sorprendidos con una nueva concesión a Cataluña, esta vez forzada por Junts, un partido que definitivamente le ha tomado el pulso a nuestro miserable presidente y le trata como se trata a un lacayo, es decir, de manera tiránica y con un desprecio absoluto. La nueva canallada, que rompe definitivamente las costuras de la nación española, estriba ni más ni menos que en un acuerdo entre el PSOE y Junts para presentar ante el Congreso una proposición de ley para llevar a efecto el traspaso de las competencias en inmigración a la Generalidad catalana. Dicha proposición contempla la cogestión de las fronteras -incluido puertos, aeropuertos y zonas críticas- entre los Mossos d´Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil, el control de los Centros de Internamiento de Extranjeros y la potestad de conceder permisos de residencia o expulsar a los inmigrantes. Lo primero que habría que señalar al respecto es que dicha medida es ilegal por chocar frontalmente con el artículo 149 de la Constitución española, el cual establece que las competencias relativas al control fronterizo corresponden en exclusiva al Estado. Según los firmantes del acuerdo dicha medida responde al fuerte impacto del fenómeno migratorio en las sociedades europeas, razón por la cual entienden que se hace imprescindible proteger la cohesión de la sociedad de acogida, en este caso la catalana, la cual viene dada por su lengua y su cultura. Es decir, que a su inconstitucionalidad manifiesta, esta proposición de ley presenta un innegable tufo xenófobo, ya que para que los inmigrantes puedan disfrutar de una ciudadanía plena se les exige no ya una razonable integración social, sino la plena asimilación cultural, obligándolos así a desprenderse de sus raíces, lo cual tan solo estaría justificado cuando las costumbres de los recién llegados fueran manifiestamente opuestas al estilo de vida característico de la nación en la que de manera voluntaria pretenden vivir.
Para poner la guinda al pastel secesionista, la proposición de ley incluye una disposición adicional que establece la creación hasta el año 2030 de 26.800 nuevas plazas de Mossos d´Esquadra, lo cual inevitablemente habrá de conducir a la expulsión de Cataluña tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil, que fueron precisamente los instrumentos utilizados en primera instancia por el Estado para frenar el fallido Golpe de Estado del 1-O. Evidentemente, todo lo cual escenifica a la perfección el desarrollo de un nuevo intento secesionista en suelo español, pero esta vez llevado a cabo a cámara lenta, con las necesarias precauciones y contando para ello con la indecente complicidad del Gobierno socialcomunista.
En conclusión, este pobre idiota con sueños napoleónicos que es P. Sánchez, debido a su permanente servidumbre a dos tarados psíquicos con delirios de grandeza étnica como son Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, se ha convertido en una suerte de toro embolado que, en su enloquecida carrera, va destruyendo con singular destreza ese centenario y enriquecedor proyecto de convivencia entre diferentes que responde al nombre de España. Pero tranquilos, que los fastos que conmemoran la muerte de Franco prosiguen.
Autor
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Rafael García Alonso.
Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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