15/05/2024 15:24
Getting your Trinity Audio player ready...

Toda política sin ideología ni valores es la crónica de una muerte anunciada. Una muerte que llegará más o menos tarde pero que llegará. Pero hay un problema importante: hablar de ideología es frecuentemente confuso ya que por ideología política se suele entender un conjunto refleja una concepción del mundo y de modos de actuar sobre la realidad social.

El termino ideología es perfectamente aplicable al marxismo por su visión integral del ser humano, de la sociedad, de la dirección en qué camina la historia y del proceso para lograrlo. Los textos de Marx y Engels son la referencia clave para definir esa ideología y todo lo que esté en contra de lo que dicen no es marxismo auténtico. La izquierda ha tenido, y sigue teniendo en muchos casos, al marxismo como referencia explícita. Cuando lo elimina de sus estatutos, como hizo la socialdemocracia alemana en Bad Godesberg en 1959 o el PSOE en 1979, lo sigue manteniendo, en muchos casos, en sus corazones, en sus gestos y en su palabrería política. También evita criticar a las dictaduras marxistas de Cuba, Nicaragua, Venezuela e incluso a la URSS y Europa del Este. Recordemos que el Muro de Berlín cayó ¡catorce años después de la muerte de Franco! y que mientras tanto la izquierda marxista miraba para otro lado.

Sin embargo, cuando se intenta definir la ideología del liberalismo, centro, derecha, o socialdemocracia, la ambigüedad y confusión es mayor, ya que no ofrecen, como hace el marxismo, una visión integral. Ahora bien, aunque esas ideologías politicas no ofrezcan un concepto tan completo, deberían señalar los valores claves de su pensamiento político para ofrecerlos a sus posibles votantes. Por ejemplo, la separación de poderes, la estabilidad del Código Penal, la propiedad privada, la economía de mercado, la unidad nacional, la soberanía, la lengua, la visión histórica, la solidaridad, etc.

Nuestra Constitución contiene una enumeración de valores derechos y obligaciones, pero, a diferencia de otras, no tiene temas inmodificables si bien exige unas mayorías muy cualificadas para reformar algunos contenidos, como es el caso del Título preliminar (soberanía del pueblo español, unidad de España, castellano lengua oficial del Estado, bandera y otros). No obstante, reconoce un amplio poder a los partidos políticos para “expresar el pluralismo político, y concurrir a la formación y manifestación de la voluntad popular”. No les pone límites para la discusión y propuesta de cualquier modificación siempre que se aborde por vía pacífica. En ese sentido tan legítimo es pretender modificar el Título Preliminar como el Título VIII, cosa que hoy conviene subrayar porque parece que pretender acabar con la unidad de España es ejercer la democracia mientras que reconducir o eliminar el Estado de las Autonomías es sólo cosa de la extrema derecha.

Pero ¡atención! los partidos políticos no sólo tienen el papel pasivo de “expresar el pluralismo político” sino también el papel activo de “concurrir a la formación y manifestación de la voluntad popular”. Por ello es su obligación poner de manifiesto sus valores para que los ciudadanos sepan a quienes votan.

LEER MÁS:  De FITUR a Cartagena. Por Por Alejandro Descalzo

No obstante, es demasiado frecuente que los partidos se rijan más por el oportunismo político que por unos valores generales. Por ejemplo, ¿qué hubiese pasado si cuando en 1982 ganó el PSOE, con 202 diputados, hubiese pedido a Alianza Popular, con 107 diputados, su colaboración para acabar con el terrorismo de ETA? Probablemente su unidad y representatividad conjunta, tanto a nivel nacional como internacional, hubiese acabado con el terrorismo y el GAL no hubiese sido creado. Pero claro con Fraga, ex ministro de Franco, no era oportuno negociar, ni siquiera para acabar con ETA que fue el principal cáncer de la democracia.

Hace unos días se han publicado en El Mundo unos excelentes artículos analizando la previsible muerte de Ciudadanos. En ellos se señalaba que, en los primeros meses de 2018, las encuestas daban a Rivera, que entonces tenía 32 diputados, hasta 114 escaños. En junio de 2018, Sanchez, que solo tenía 85 diputados, ganó la moción de censura a Rajoy y dados sus pocos diputados, convocó nuevas elecciones para abril 2019.

En ellas, Rivera se quedó lejos de sus expectativas y solo obtuvo 57 escaños. No obstante. tuvo la posibilidad de hacer un gobierno de coalición con el PSOE de Sánchez que había obtenido 123 pero Rivera lo rechazó pensando que en las siguientes elecciones podría adelantar al PP, que antes tenía 137 y que ahora había caído a solo 66 escaños, y que podría llegar ser presidente del Gobierno. Al no ser posible formar gobierno, se convocaron nuevas elecciones en noviembre 2019, en las que Sánchez obtuvo, 120; PP,89; Cs sólo 10 y ¡oh sorpresa! VOX, 52. Con esos resultados Sánchez formó el llamado gobierno Frankenstein, con el plural apoyo de la izquierda, más independentistas, filoetarras y otros.

¿Cuál era la conclusión a que se llegaba en los artículos de El Mundo sobre la caída en picado del partido de Rivera? Según opiniones de los principales líderes de Cs, se achacaba el desastre a que el partido no había sabido aprovechar la oportunidad de aceptar la oferta de Sánchez, en abril de 2019, de formar un Gobierno de coalición con él. Esta interpretación tiene cierto fundamento ya que lo que más desgasta en política es estar fuera del poder. Sin embargo, ¿era ese el análisis correcto?

En abril de 2019, el PP había tenido una caída brutal de 137 a 66 diputados. Cs se había quedado muy por debajo de sus expectativas mientras que VOX había subido de cero a 32 diputados. ¿Qué había pasado para que eso ocurriera? La clave estaba en que el 1 de octubre de 2017, la Generalitat había dado un golpe de Estado que fracasó. Después, el 27 de octubre, el presidente Rajoy había promovido y logrado la aprobación del 155, para tomar así el control de la Generalitat para hacer volver a esa Autonomía hacia el orden constitucional. Sin embargo, el propio Rajoy desactivó el 155 al convocar elecciones catalanas apenas un par de meses después, con lo cual no ejerció una autoridad real en Cataluña.

LEER MÁS:  Los Pijoprogres. Por José Ramón Rivera Guitián

  Fue esa demostración de incapacidad y debilidad lo que hundió al PP que, en las siguientes elecciones, cayó a 66 diputados, e hizo despegar a Cs que alcanzó los 57 y a VOX que entró con 32. A continuación la ambición política de Cs, que además había colaborado a desactivar el 155, al presionar a Rajoy para que convocara de inmediato elecciones catalanas, obligó a Sánchez a convocar nuevas elecciones generales en noviembre de 2019, que hundieron a Cs hasta sólo 10 diputados mientras que VOX alcanzaba los 52. ¿Por qué?

Los resultados electorales reflejaban A) El castigo que los votantes habían dado al PP de Rajoy por su falta de firmeza en Cataluña, lo que corroboraron las posteriores elecciones autonómicas en las que el PP prácticamente desapareció de Cataluña. B) El castigo a Cs por haber colaborado a desactivar el 155, cuando su primer valor fundacional fue su firme oposición al separatismo C) Que VOX era el único partido que mostraba firmeza ante el separatismo catalán.

En suma, Ciudadanos había olvidado que su primer valor fundacional fue ser un partido español y catalán. Cuando los votantes percibieron que lo había dejado de lado, lo fueron abandonando. Hubo inclusive militantes del partido que lo abandonaron antes del 1.O de 2017 porque desde inicios de ese año, como apareció en la primera página de los periódicos, “Cs desaconsejaba a Rajoy la aplicación del 155”.

En el Ejército se dice que el valor se le supone a todo recluta, pero que debe demostrarlo. Igualmente, todo partido debe dejar claros cuáles son sus valores, y ser capaz de demostrarlos.

En la izquierda ese deber no se da de forma tan marcada porque el marxismo sigue, inexplicablemente, siendo superior moral e intelectualmente y la derecha no sabe cuestionarlo. Ni siquiera fue capaz de criticar a la vicepresidenta del Gobierno cuando en 2021 prologó, de forma elogiosa, la nueva edición del Manifiesto Comunista que afirma que “hay que derrocar por la violencia el orden social existente” Y la derecha apabullada y sin palabras cuando la tildan de antidemócrata.

Suscríbete
Avisáme de
guest
2 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
jedoju

Ideología, que es eso?. Por desgracia e España, solo existe un grupo de personas (demasiadas), que, han aprovechado la oportunidad de meterse en el negocio que han implantado los partidos, desarrollando un sistema al que llaman democrático, cuando en realidad es una auténtica dictadura, donde prevalece el abuso del dirigente hacia la población.
Dentro de poco, habrá nuevas elecciones y que es lo que ha cambiado, que pueda beneficiar al pueblo, absolutamente nada. Van a seguir, con los mismos argumentos y sistema de vida, imponiéndote abusivos impuestos, para que ellos puedan disfrutar del sudor ajeno. Van a eliminar las ayudas a los partidos, sindicatos, patronales, medios que se dedican a pelotear al gobierno de turno para recibir ayudas. Van a rebajar los impuestos, van a reducir el número tan exagerado de políticos innecesarios, van a reducir las instituciones que se han creado para colocar, a familiares, amigos o acólitos.
Se va a reclamar el dinero que roban y al ladrón se le va a meter en la cárcel enfermo o no, se le va a inhabilitar en el mismo instante en que se le descubra el delito.
Entonces para que llaman a que se vote, para con que se siga con la corrupción.
De todo esto tiene la culpa el ciudadano, que no sabe exigir a sus representantes y a obligarle a que no se crea que la papeleta no es un cheque en blanco.
No les interesa que haya listas abiertas. No les conviene.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Inclusive es un adjetivo. Incluso es, por lo general, un adverbio.

2
0
Deja tu comentariox