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Vaya por delante mi respeto a tu persona y a tu cargo en Castilla y León, pero no hacia tus políticas ni hacia los destrozos de tu partido en la misma. Obedecer ciegamente políticas impuestas no es gobernar y sí desconocer puntualmente las necesidades y exigencias de la tierra que te mantiene y a lo que debes tus orígenes. Decía Aristóteles que «la hermosura vale más que cualquier carta de recomendación». Ten presente que gobernar bien también puede ser una forma de hermosura, atractivo y reconocimiento.
Compruebo que cada día que pasa estás más desnortado. No debes seguir presidiendo esta tierra de sudor, sacrificios, conquistadores, innovadores y gente responsable. Eso de la «mayoría suficiente» para gobernar no sé quién te lo ha metido en la mollera. Tenías buenos resultados al inicio de campaña y cada día que pasa pierdes entre tres y cinco escaños.
Da gracias a que Díaz Ayuso te está sacando las castañas del fuego y te las volverá a sacar en el fin de campaña. Me gustaría saber qué opinan ahora tu jefe genovés y su «esputahuesos» de aceituna, don Teo: con ellos no hay remedio y sí fracaso tras fracaso, como sin Ayuso no hay paraíso posible para la «derechita cobarde y acobardada» que pretendes seguir abanderando.
Es cierto, Alfonso, que en campaña no te has referido a la «mayoría absoluta», pero es porque sabes que no puedes llegar hasta ahí. Tu tiempo ha pasado. El ascenso permanente de votos de Vox te ha comido la tostada, hundido la ilusión y desconcertado la esperanza. No sé si tendrás «respaldo suficiente», pero, si no lo tienes y precisas del apoyo de las huestes de Abascal, te saldrá caro, muy caro: no descartes que Vox opte por apoyar al Partido Popular, pero montado en otro «caballo» que no eres tú. Las estupideces de Pablo Casado contra Santiago Abascal y la pasada moción de censura no pueden salirte gratis y mucho menos «gratis et amore».
Escucharte decir, Alfonso, que estás dispuesto a entenderte «con todo el mundo» y que te sientes «cómodo en el diálogo», es como decir que EH Bildu y Etxerat se sientes incómodos con los presos y asesinos de la banda terrorista vasca. Hablas de pacto con la ciudadanía, pero incides en que quieres «un gobierno fuerte y un respaldo mayoritario, sin trabas ni hipotecas».
Te conozco y, pasado el 13-F, montarás en polvorosa y seguirás mirando a la ciudadanía por encima del hombro. Tremendo error que acabará por condenarte políticamente, al igual que te condenará el exceso de «yoísmo» a destiempo. Sabido es que el «yoísmo» hace alusión a las personas que, como Alfonso Fernández Mañueco, se creen el centro del universo y están convencidos de que sus opiniones, intereses o ambiciones son más importantes y están por encima de las de los demás.
Ese reclamo publicitario del «yoísmo» ha sido un error de bulto de tu responsable de campaña, Raúl; tu asesora de prensa – Susana Hernández– debería conocer los peligros y contrariedades que genera el mismo; tampoco parece conocerlo el falso experto en debates, Juan Quesada, otro de los responsables de la mofa que fuiste durante el segundo debate. Y es que, quien con niños se acuesta, ya sabes cómo se levanta. Con tanto «yo soy», «yo digo», «yo haré», «yo presidiré» … me recordabas a Tiberio, a Nerón, a Calígula, a Mussolini, a Hitler o a Jesús Gil. Confío en que no nombres cónsul a tu caballo ni vicepresidente al melenas de Unidas Podemos, hoy «paracaidista» por su atribulado partido en Valladolid y sin apenas votantes, «votontos» y «votontas».
Compruebo que completas alguna idea, presidente, con eso de que quieres presidir la comunidad porque quieres que te «permita desarrollar un proyecto de futuro» en Castilla y León. ¿Pero qué proyecto tienes para Castilla y para León? No has desarrollado ni una sola idea en los debates, por eso te han comido la tostada, como Ciudadanos y Paco Igea te comieron la merienda en cada una de las consejerías que desempeñaron. Y no lo hicieron mal, Alfonso.
Muchos años trabajé en la Junta de Castilla y León. Fueron años difíciles porque coincidieron con la asunción de competencias en educación e instituciones penitenciarias por parte de la comunidad que has presidido y puedo dar fe de que el PP regional no ha demostrado ser un «ejemplo de gestión útil y eficaz» en la Junta. Por tanto, ten cuidado Alfonso y no esputes hacia arriba porque te llenarás de mierda. No esperes que te cuente chascarrillos de la mala gestión de algunos de tus directores generales. Tal vez, otro día.
No dejas de decir obviedades respecto a que «estas elecciones van de qué sanidad queremos, si queremos seguir bajando impuestos, si queremos seguir defendiendo a los agricultores y ganaderos, si queremos seguir apostando por una política de familias». Lo que dices lo has podido hacer y lo pudo hacer tu partido de la «derechita cobarde» en los últimos 35 años. ¡A buenas horas mangas verdes!
Menos mal que Tudanca está como las vacas de su nombre y no da una a derechas ni acierta cuando rectifica. Parece como si al PSOE le interesara que estuvieras tú al frente de la comunidad más despoblada, desprotegida, abandonada y con menos futuro de España. ¡Así sólo podrán apuntarte a ti con el dedo y levantar sobre tu cabeza la espada de Damocles! Te aseguro que ya hay comprometidas novenas, celebrados triduos y ofrecidas misas para que no salgas elegido presidente de la tierra que hizo España, incluso entre tus propios exvotantes.
No descartes, presidente, nuevas elecciones si no te haces a un lado. Vox no quiere cacahuetes contigo, como no los quiere con los sucedáneos del Gobierno «Frankenstein». Sobran mentirosos, cizañeros, proterroristas, filogolpistas, degeneradas perroflautas bolivarianas y nacionalistas cavernarios. No sólo hay dos formas de gobernar, como dices, pero sí sobran aquellas estratagemas que pueden hundir a España, destrozar Castilla y León o abrazar falsas esperanzas de futuro.
Eres mentiroso, presidente Mañueco. La convocatoria electoral sí ha tenido que ver con las presiones de Génova. Lo hemos vivido desde el periodismo y casi desde la primera fila. Había que anular el «efecto Ayuso» y ahora os dais cuenta de que sin Ayuso no hay paraíso, ni ilusión, ni atractivo ni prebendas y mucho menos sillones y alfombra roja.
Piensa en el futuro y déjate de reprochar cosas a Ciudadanos sobre los presupuestos. Nuestra tierra no vive de reproches, ni de visitas y subvenciones a lupanares, ni de horteradas. Eso déjalo para otras latitudes. Habla de trabajo, del futuro de la juventud, de proyecto ilusionantes, de infraestructuras empresariales, de educación y sanidad, de creación de empleo y de emprendedores o de tecnología punta. Piensa que Ciudadanos es pasado, lastre y desconfianza. Aléjate del mundo veleta.
Finalmente, Alfonso, decirte que tu equipo de campaña tiene mucho mérito en los destrozos de campaña. Reúnete con Raúl, con Susana y con Juan Quesada para valorar el fracaso que estáis cosechando. Ah, no olvides que, si Vox decide cambiar de caballo presidencial, tal vez mire a Raúl de la Hoz. ¡Tú sabrás por qué!
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