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Nació en 1830 y su padre fue Fernando VII. Durante su minoría de edad fue Regente de España su madre María Cristina Borbón-Dos Sicilias. La vida de Isabel II encajaría hoy en las páginas de eso que llaman «mundo rosa», porque la casaron con un homosexual y tuvo más amantes que ninguna otra reina de Europa. En 1868, con la «Revolución Gloriosa» de los generales Prim y Serrano, fue destronada y mandada al exilio de París. Tal vez por todo ello el pueblo madrileño la llamó «La de los Tristes Destinos». Tuvo, sin embargo, el privilegio de ver reinar a su hijo Alfonso XII y a su nieto Alfonso XIII. Fue reina antes de cumplir los tres años y murió en el exilio tal día como hoy del año 1904, a los 74 años de edad.
De tal palo tal astilla
«Cuando los españoles creyeron que con la muerte del «FELÓN» y asesino Fernando VII se habían acabado todos los males surgió su hija, la joven-niña-Reina, que demostró a lo largo de su Reinado y al mundo entero que los Borbones no tienen límites y son la fuente de todos los vicios»
Según Ramón Pérez de Ayala
Y no solo dijo eso sino muchas cosas más, como estudioso de la casa de Borbón que era: “Los Borbones, como se sabe, son una familia francesa. Los propios franceses, después de larga experiencia a su costa, han definido esta familia diciendo que los Borbones nunca aprenden ni nunca olvidan. LLEVAN UNA FATALIDAD EN LA SANGRE. Parafraseando la definición francesa, pudiéramos decir que los Borbones son incorregibles (improgresivos) y resentidos (vengativos). Puestas en juego estas cualidades dentro del curso histórico, resultará que una monarquía borbónica será siempre incompatible y se opondrá por todos los medios a cualquier movimiento de progreso político y a la evolución liberal de los tiempos (…) las dos únicas monarquías donde no se pudo llegar a la democratización sincera han sido Austria y España. La dinastía española lleva en las venas una mezcla de sangre borbónica y austriaca, sin contar las aportaciones irregulares, clandestinas o fraudulentas, perfectamente comprobadas, pues los borbones, y sobre todo las borbonas, rara vez han sido dechado de honestidad y continencia. Isabel ll, abuela materna de nuestro monarca actual Alfonso XIII, casó (o la casaron) con un eunuco. Esto no obstante, se realizó el milagro (los Borbones suelen ser también bastante milagreros) de que obtuviese copiosa prole”.
Confieso que entrar en la biografía y en el Reinado de Isabel II es como entrar en el infierno de la “Divina comedia” de Dante. Porque tanto en lo político como en lo humano y en lo personal todo provoca pena y repugnancia. Es cierto que Don Benito Pérez Galdós, por todo ello, “la de los tristes destinos”, que es el calificativo con que pasó a la Historia, ¡ay!, pero no el de la intraHistoria, pues para el pueblo fue “la reina de los grandes escándalos”… y, en este caso, y a pesar de mi admiración por Don Benito el pueblo tenía más razón, ya que, al igual que España inició el siglo XIX (el de Trafalgar) y lo terminó con otro (el de el 98), doña Isabel o la joven-niña-reina, inició su reinado con el escándalo del “cerrojo de la Reina” (1844) y lo terminó con el escándalo de “el rasgo” (1865) o sea, el Alfa y el Omega de un reinado que no solo hundió España sino que sería y seguirá siempre siendo una vergüenza para la casa de Borbón.
Veamos el primer escándalo: “el cerrojo de la reina”. En 1844, recién coronada (lo había sido el año 1843, con 13 años), siendo presidente del Gobierno Don Salustiano de Olózaga, al parecer, se produjo una escena violenta cuando fue a la audiencia con la Reina, pues la joven Isabel se negó a firmar el Decreto de Disolución de las Cortes y según declaraciones de la propia Reina ante notario el Presidente la obligó violentamente a que lo firmara e incluso cerrándole la puerta con cerrojo para que no saliera. Sabido el acto por la oposición, naturalmente, se produjo un verdadero escándalo político, porque si siempre es un delito violar a una mujer más lo era violentar a su Majestad la Reina… pero, el caso es que cuando fueron a tomarle testimonio los miembros de la Comisión Parlamentaria que se había elegido para clarificar los hechos, el secretario de la misma, el marrullero y sibilino Ministro González Bravo se percató de que el despacho real no tenia cerrojo… a pesar de lo cual el señor Olózaga tuvo que marcharse al exilio esa misma noche.
Veamos el segundo: el escándalo de “el rasgo”. Se produce el 10 de abril, «la Noche de San Daniel» y en un enfrentamiento de los estudiantes con la Guardia Civil y la Policía en la Puerta del Sol de Madrid mueren más de 20 personas. El Rector de la Universidad y varios catedráticos críticos con el Gobierno que preside el general Narváez acaban destituidos y en la cárcel. Emilio Castelar, que ya se había ganado la inquina del Dictador, por su artículo «El Rasgo» («La Democracia»,22-2-1864) dice entonces: “La Monarquía se hunde y la Reina no se entera. España es como una tartana que, con los caballos desbocados, se dirige alegremente hacia el precipicio. O alguien frena esta locura o acabaremos todos cayendo en el hoyo».
Llevaba ya más de 30 años de Reina cuando el Gobierno de su Majestad recibió sacar a subasta los bienes de la Corona por expreso deseo de la Reina Doña Isabel. La cosa no hubiera llegado a más, en aquella España de corrupciones o corruptelas, si no hubiera sido porque la Reina se reservaba el 25% de la venta de los bienes reales. Aquello muchos lo consideraron un escándalo porque entendían que los bienes de la Corona eran bienes del Estado y no se podían vender si no era con el consentimiento del Parlamento y por supuesto fue considerado como una “apropiación indebida”, con lenguaje de hoy.
O sea, que con ella “llegó el escándalo” y todo su reinado fue un escándalo.
Pero antes de seguir, no hay más remedio que aunque sea reducida entrar en su biografía personal: Isabel II era hija del rey Fernando VII y de su cuarta esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Su padre había estado casado anteriormente en tres ocasiones, pero ninguna de sus esposas le había dado descendencia que le pudiese suceder. En previsión de una eventual falta de descendencia directa masculina, el 29 de marzo de 1830, el rey Fernando VII, en detrimento de su hermano Carlos María Isidro, promulgó la Pragmática Sanción de 1830. Esta Ley se limitó a publicar el texto aprobado por las Cortes en 1789, conocido como la Pragmática Sanción de 1789, y que, restaurando el sistema de sucesión tradicional en España, permitía a su descendencia femenina sucederle tras su fallecimiento, si el soberano fallecía sin hijos varones (El monarca solo tendría dos hijas, Isabel y su hermana, la infanta Luisa Fernanda, nacida en 1832).
Nació el 10 de octubre de 1830 en el palacio real de Madrid. Fue bautizada en la capilla del mismo el día siguiente de su nacimiento, siendo sus padrinos sus tíos: el rey de las Dos Sicilias, Francisco I y su esposa María Isabel de Borbón. Tras ello, el 13 de octubre de 1830 y de acuerdo con la Pragmática Sanción de 1830, su padre mandó que, hasta el eventual nacimiento de un hijo varón, se guardasen a la infanta heredera los honores de correspondientes a los príncipes de Asturias.
Isabel II ascendió al trono de España el 29 de septiembre de 1833 tras la muerte de su padre, sin haber cumplido todavía los tres años de edad, motivo por el cual fue necesario nombrar a su madre regente del reino.
Pero su tragedia personal le llegó al casarse con su primo, el infante Francisco de Asis de Borbón, Duque de Cádiz, cuando tenia 16 años. Los cónyuges eran carnales por vía doble y el matrimonio hizo aguas desde la misma noche de bodas, ya que el infante era homosexual y tenia problemas sexuales orgásmicos. La boda se celebró el 10 de octubre de 1846 en el salón del Trono del Palacio Real de Madrid y fue una boda doble, pues al mismo tiempo su hermana, la infanta Luisa Fernanda contrajo matrimonio con el Príncipe Antonio de Orleans Montpensier e hijo menos de Luis Felipe I de Francia. La misma noche de bodas, según comentaría días después la propia novia dijo al ser preguntada cómo le había ido su primera noche de amor dijo: “¡¡Un desastre!! ¿Qué podía esperar de un hombre que la noche de bodas al desnudarse llevaba mas encajes que yo?”.
Y, ciertamente, aquello fue una tragedia ya que, como veremos después su vida fue un verdadero escándalo sexual, hasta el punto que de los 12 hijos que oficialmente pasaron por ser legítimos la intraHistoria asegura que ninguno fue del Infante Asís ni del mismo padre.
Su reinado se produjo durante un período de transición en España en el que la monarquía cedió más poder político al parlamento, pero puso continuas trabas a la participación de los ciudadanos en asuntos de gobierno. En el terreno de la lucha por las libertades democráticas su reinado fue un fracaso; también se falsearon las instituciones y se propagó la corrupción electoral. Ningún partido que hubiera organizado unas elecciones las perdió en ese periodo. Si hubo cambios fue por la interferencia de una casta militar que cambiaba gobiernos a base de pronunciamientos o golpes de estado de uno u otro signo. Según autores como Jesús Cruz, el reinado de Isabel II se podría catalogar como uno de los más corruptos en la historia de España. Fácilmente manipulada por sus ministros y por la «camarilla» religiosa de la corte (compuesta principalmente por el padre Claret, su confesor, el padre Fulgencio, confesor de su marido, y sor Patrocinio), la reina interfería con frecuencia en la política de la nación (en una ocasión llegó a postularse como presidenta del gobierno) lo que la hizo impopular entre los políticos y acabó por causar su final al dar paso a la Revolución de 1868.
Hechos resaltables de su reinado fueron el atentado que sufrió el 2 de febrero de 1852, cuando el cura Martín Merino quiso acabar con su vida clavándole un estilete en el costado, cuando esta se encontraba en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, poco después de haber dado a luz a su hija Isabel. La reina se recuperó en pocos días y el cura fue ejecutado tras un rápido juicio en el que se dictaminó que había actuado en solitario y por iniciativa propia.
Y más importantes: el motín-sublevación del cuartel de artillería de San Gil, que se produjo el 22 de junio de 1866 en Madrid, bajo los auspicios de los partidos progresista y democrático con la intención de derribar la monarquía… y no solo fue grave por las consecuencias que tuvo, sino porque, en realidad fue el primer “movimiento revolucionario de España”, ya que fue el primero en poner en duda la legitimidad de Isabel II y el objetivo final era la Monarquía. Los sargentos de artillería tenían motivos de queja contra el Gobierno, porque este no les permitía promocionarse más allá del empleo de capitán, al no haber salido de la academia de artillería de Segovia. . estaba previsto que los tres regimientos sublevados se dirigieran al interior de la ciudad hacia la Puerta del Sol y con la colaboración de los milicianos movilizados por los radicales hacerse con el poder y Madrid se llenó de barricadas callejeras. Sin embargo la sublevación y las barricadas fueron barridas a cañonazos por las tropas que dirigía en General Serrano.
La sublevación fracasó pero el Presidente del Gobierno, el general O’Donnell, no tuvo más remedio que aplicar una dura represión dado que los sublevados habían asesinado a sus jefes y habían repartidos fusiles a los paisanos proletarios que acudían a recibirlos. Opinión que era compartida por Narváez, quien también afirmó que este era el primer movimiento que se había producido en España con un “carácter social verdadero”.
La represión del levantamiento fue muy dura. Fueron fusiladas 66 personas, en su inmensa mayoría sargentos de artillería, y también algunos soldados. El 7 de julio se producen los últimos fusilamientos, entre los que se incluye el del general carlista Juan Ordóñez de Lara, el de quien había asesinado al coronel Don Federico Puig y el de un paisano que había dado muerte a un guardia civil en la calle de Toledo, según publica La Gaceta. A pesar de eso la reina insistió ante O’Donnell para que fueran fusilados inmediatamente todos los detenidos, alrededor de unos mil, a lo que el jefe del gobierno se negó y se dijo que comentó: «¿Pues no ve esa señora que, si se fusila a todos los soldados cogidos, va a derramarse tanta sangre que llegará hasta su alcoba y se ahogará en ella?». Los condenados a muerte fueron fusilados junto a los muros exteriores de la plaza de toros, que entonces estaba situada a un centenar escaso de metros de la Puerta de Alcalá.
Y, ciertamente, la sangre de aquellos sargentos fusilados ahogó a la Reina y a la Monarquía, ya que dos años más tarde Doña Isabel tuvo que coger el tren del exilio (y en París vivió los 32 años más que vivió).
Los amantes de la Reina
Este hecho marcó para siempre el reinado de Isabel II, puesto que los absolutistas se agruparon en torno a los derechos dinásticos del infante Carlos María, provocando las conocidas tres guerras carlistas, que ensangrentaron al país a lo largo del siglo XIX.
Como no tenía Isabel II edad para reinar, fue nombrada como Regente su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias que duró desde 1833 a 1840. A los dos meses de quedarse viuda y siendo ya regente en nombre de su hija tuvo un nuevo amante, Fernando Muñoz, que era sargento de la guardia real, dos años más joven que ella. A pesar de todos los intentos de ocultarla, fue en vano, pues cada año quedaba embarazada, lo que delataba ante la población una situación difícilmente justificable cuando seguía siendo viuda.
En las tabernas y conciliábulos del país se decía “La regente es una dama casada en secreto y embarazada en público”. Los carlistas enemigos de ella, popularizaron una copla alusiva:
Clamaban los liberales
Que la reina no paría
¡Y ha parido más muñecones
Que liberales había!
Ante los escándalos que había en la Corte, hace que sea sustituida por el primer espadón de la época, el general Espartero, hasta que éste fue obligado a abandonar el cargo a mediados de 1843. Con la finalidad de evitar una tercera Regencia, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II a trece años.
SU EDUCACIÓN
La Regente María Cristina no se preocupó de la preparación educativa y política de su hija para el desempeño de tal alto cargo. Exclusivamente se dedicó a su nuevo amante. Isabel II careció de un ambiente familiar y de la afectividad de su madre, a todo ello hay que unirle la ausencia de una educación adecuada y de una preparación política para una persona destinada a ser Reina de España.
Su educación además dependía de los vaivenes políticos, como ocurrió en 1841 cuando se produce un cambio radical cambiando al preceptor. A ello hay que unir que con trece años es nombrada Reina de España, podemos entender como fue fácil presa de la manipulación partidista e interesada
Tampoco el poder político, ya fueran los progresistas o moderados, se preocuparon de preparar a Isabel II, pues todos partían del principio básico, de que cuanto más ignorante permaneciera, mejor resultaría servirse de ella y de su cargo.
El preceptor mayor era Agustín Arguelles, su profesor general José Vicente Ventosa, su maestro de música, Francisco Frontela, también llamado Valldemosa y también formaba parte de los preceptores Salustiano Olózaga, hombre inteligente y que destacaba por su gran preparación jurídica. Recibió una educación basada en la formación doméstica, en la religión y el estudio del piano. Despojada de cualquier estudio humanístico y político.
Estos preceptores están en el inicio de las habilidades sexuales de Isabel II. José Vicente Ventosa fue expulsado de palacio por razones graves. Francisco Frontela, se le conocía como el amante de la reina y ésta le concedió la Cruz de Carlos III. Salustiano Olózaga fue el encargado de desflorarla y de iniciarla en los principios amorosos.
Isabel II tenía un carácter temperamental y apasionado, al mismo tiempo que mostraba una ardiente sensualidad probablemente heredada de su madre. Otro aspecto muy reseñable era su gran generosidad y su ánimo alegre y vivaraz, que hacía muy agradable su presencia.
Isabel II se vio fácilmente manipulada por los intereses partidistas, tanto por sus familiares como por las camarillas cortesana y determinados políticos. Al mismo tiempo, se veía las dificultadles que tenía para cumplir de forma eficaz las funciones políticas que el sistema constitucional le confería.
De esta época podemos valorar la descripción que hace el conde de Romanones de Isabel II:
“A los diez años Isabel resultaba atrasada, apenas si sabía leer con rapidez, la forma de su letra era la propia de las mujeres del pueblo, de la aritmética apenas sólo sabía sumar siempre que los sumandos fueran sencillos, su ortografía pésima. Odiaba la lectura, sus únicos entretenimientos eran lo juguetes y los perritos. Por haber estado exclusivamente en manos de los camaristas ignoraba las reglas del buen comer, su comportamiento en la mesa era deplorable, y todas esas características, de algún modo, la acompañaron toda su vida”.
Isabel II era una mujer con escasas cualidades intelectuales, como se puede comprobar en las Cartas que se conservan de la Reina en la Academia de la Historia de Madrid. podremos observar la simpleza de sus planteamientos.
SUS AMANTES
La vida de Isabel II se basa en una fiesta continua. Se acostaba a las cinco de la mañana y se levantaba a las tres de la tarde. Este modo de vida levantaba fuertes críticas en la sociedad española.
El primer amante oficial fue el general Serrano a quien Isabel II le calificaba “el general bonito”, y producía un auténtico escándalo porque la reina lo perseguía por todos los cuarteles de Madrid. Llegó a tal nivel el escándalo, que el ejército decidió trasladarlo fuera de Madrid.
Otros amantes
Cantante José Mirall, cuya voz entusiasmaba a la reina.
El conocido compositor Emiliano Arrieta,
El coronel Gándara
Manuel Lorenzo de Acuña, marqués de Bedma.
El capitán José María Arana, conocido como ”el pollo Arana”,
El capitán de ingenieros Enrique Puig-Moltó conocido como “el pollo real”, que fue el padre de Alfonso XII, al que llamaron puigmolteño. Se dice que un día hablando Isabel con su hijo Alfonso XII de dijo “Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”.
El general O´Donnell
El secretario Miguel Tenorio;
El cantante Tirso Obregón;
El empresario José de Murga y Reolid,
El marqués de Linares por concesión real; e
El gobernador de Madrid y posterior ministro de Ultramar, Carlos Marfori y Calleja, que le acompañará a París cuando se exilia por el triunfo de la Gloriosa de 1868.
El capitán de artillería, José Ramón de la Puente.
Fruto de estas relaciones tuvo los siguientes hijos:
– El 20 de mayo de 1849 da a luz un varón fallecido en el parto, hijo del marqués de Bedmar.
– El 12 de julio de 1850 dio a luz un nuevo varón que falleció a los cinco minutos de nacer, enterrado en el Panteón de príncipes de El Escorial y que probablemente fuera hijo del rey consorte Francisco de Asís de Borbón.
– El 20 de diciembre de 1851, dio a luz a la infanta María Isabel Francisca de Asís, popularmente conocida como la Chata, princesa de Asturias, hasta el nacimiento de Alfonso XII, hija del capitán José Ruiz Arana.
– El 5 de enero de 1854, nace la infanta María cristina, muerta al poco de nacer y que fue enterrada en el Panteón de El Escorial, de padre desconocido.
– El 24 de noviembre de 1855, tuvo un aborto avanzado, tras haberse publicado en la Gaceta de Madrid el embarazo real, de padre no conocido.
– El 20 de junio de 1856, hay un nuevo aborto de padre no conocido.
– El 28 de noviembre de 1857; Alfonso, príncipe de Asturias y más tarde rey de España, era hijo del capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó. A punto de dar a luz al futuro Alfonso XII, la Reina pregunto al médico que la atendía Tomás Eustaquio del Corral y Oña, si la criatura sería varón o hembra. Le contestó “Varón”, por ello y en señal de agradecimiento le nombró marqués del Real Acierto.
– El 26 de diciembre de 1859, da a luz a la infanta Concepción, muerta a los veintiún meses, hija del rey consorte.
– En el año 1861 tuvo a María del Pilar Berenguela fallecida a los dieciocho años.
– En el año 1862 tuvo a María de la Paz de Borbón y Borbón, que fue casada con Luis Fernando de Baviera.
– En el año 1864 tuvo a María Eulalia de Borbón y Borbón, duquesa de Galliera, fue casada con Antonio de Orleans y Borbón.
– En el año 1866 nació Francisco de Asís Leopoldo de Borbón y Borbón, fallecido a las pocas semanas de nacer.
EL REY FRANCISCO DE ASÍS
Mientras todo esto sucedía su marido Francisco de Asís y Borbón tuvo un amigo de por vida, Antonio Ramón Meneses, con el que convivió toda su vida. Ante los continuos amantes de Isabel II, los asumió con naturalidad. Por el reconocimiento de la paternidad de los hijos de Isabel II, recibía a cambio un millón de reales por hacer la presentación de cada uno de ellos.
Como dice Isabel Burdiel “casada a los dieciséis años con su primo Francisco de Asís, a quien aborrecía, Isabel II tuvo en ese marido a su más ferviente enemigo, el espía de todos sus actos, el deslegitimador de sus derechos al trono”.
Una copla popular decía de Francisco de Asís:
Gran problema es en las Cortes
Averiguar si el consorte
Cuando acude al excusado
Mea de pie o mea sentado
Destacaba por su capacidad de intrigar en las Cortes, su gusto por las conspiraciones, su tendencia a clericalizar el juego político mediante el apoyo a personajes oscuros de la Iglesia. Debe destacarse el papel del confesor del rey, el padre Fulgencio y de sor Patrocinio, que ejercieron una nefasta influencia en las relaciones entre ambos cónyuges.
Francisco de Asís prefería el palacio segoviano de Rio Frío a la cercanía de su esposa en el Palacio Real de Madrid. Ya en el exilio se instaló en Epinay retirado de la vida pública y dedicado a su afición a los libros y al coleccionismo de obras de arte, hasta que muere en 1902, dos años antes que la Reina
EL FINAL DE ISABEL II
El 28 de septiembre de 1868, se produce el levantamiento de la Gloriosa, encabezada por los generales Prim, Serrano y el almirante Topete que contó con un gran apoyo popular que cantaban el himno de Riego y gritaban ¡Mueran los Borbones! Y que en algunos momentos se convirtió en ¡Mueran los bribones!. Esto supuso la salida de Isabel II al exilio de París. Desde él, no dejó de conspirar e hizo todo lo posible para que su hijo Alfonso XII recuperara el trono, como así sucedió en el año 1874.
Isabel II muere el 9-10 de abril de 1904. El historiador conservador José Luis Comellas hace un retrato de Isabel II “Desenvuelta, castiza, plena de espontaneidad y majeza, en la que el humor y el rasgo amable se mezclan con la chabacanería y con la ordinariez, apasionada por la España cuya secular corona ceñía y también por sus amantes».
El escritor Valle Inclán en su obra “la corte de los milagros“ hace la siguiente descripción: “La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión, un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos”.
Ya al final de su vida, Isabel II, en una entrevista con el escritor Benito Pérez Galdós le decía: “¿Qué había de hacer yo, jovencilla, reina a los catorce años, sin ningún freo a mi voluntad, con todo el dinero a mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer a los necesitados, no viendo al lado mío más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más voces de adulación que me aturdían ¿Qué había de hacer yo? Póngase en mi caso…”
Así describia Pérez Galdós a Isabel II en 1902. “El reinado de Isabel II se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre Reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de la libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja al sepulcro, sin que su muerte avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Se juzgará su reinado con crítica severa: en él se verá el origen y el embrión de no pocos vicios de nuestra política; pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, a la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa. Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina y llevar en su mano la dirección moral de un pueblo, pesada obligación para tan tierna mano”.
Para Isabel Burdiel “Isabel II no fue una ninfómana; simplemente estuvo mal casada. Es cierto que tuvo muchos amantes, pero eso era habitual entre la aristocracia y la realeza de la época”. Sin embargo, para mí si fue una ninfómana y no valen excusas de justificación.
NOTA EXPLICATIVA
Tras la caída de la reina Isabel II y su posterior exilio a Francia, los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo Bécquer el poeta y Valeriano Domínguez Bécquer, firmaban bajo el pseudónimo de SEM, la obra “Los Borbones en pelotas” realizada entre los años 1868-1869, una serie de acuarelas de amplio contenido satírico y pornográfico
Esta obra consta de 107 originales, que nunca fue publicada pero circuló de forma clandestina. Esta obra fue descubierta en 1986 pero solo se conservan 89 ilustraciones. Todas las ilustraciones menos la primera corresponden a esta obra de los hermanos Bécquer
https://www.20minutos.es/fotos/actualidad/becquer-y-los-borbones-en-pelota-3057/7/
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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