12/12/2024 00:34
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El libro de Marcelo Gullo Nada de lo que pedir perdón, traducido al francés, está teniendo una repercusión gigantesca en Francia. Es algo tremendamente positivo para España y la Hispanidad. Es un gran hito y novedad que por primera vez un libro contra la leyenda negra española triunfe en Francia. El famoso diario Le Figaro publicó recientemente un artículo en el que elogiaba la obra.

Nos hemos puesto en contacto con el propio escritor, Marcelo Gullo, que valora brevemente el éxito de su libro en Francia, algo inédito e inesperado, pero que es un índice de que las cosas están cambiando en el mundo en aras a reconocer la verdad de la historia y en desacreditar el relato negrolegendario que tanto daño ha hecho durante siglos.

¿Por qué es un grandísimo hito que un libro contra la leyenda negra antiespañola triunfe en Francia?

Porque la leyenda negra, es decir la falsa historia de España, contada por los enemigos de España y que presenta a los españoles como malvados que fueron a América a robar y que para eso mataron y asesinaron, cometiendo el genocidio de los pueblos originarios, es lo que cree el hombre común en Francia, pero peor aún esa falsa historia es la que reina en las Universidades francesas, la que se enseña en las aulas de la Sorbona y la que proclaman todos los medios de comunicación de masa. Hubo grandes historiadores franceses que denunciaron esa falsa historia como Jean Dumont, pero hoy nadie los conoce en Francia. Por todo eso, un libro como Nada por lo que pedir perdón, es tan importante.

Es la primera vez, desde hace mucho tiempo, que el lector francés podrá conocer otra historia, la verdadera historia. La gran masa de los franceses no sabe que antes que España llegara a América, esta no era un paraíso terrenal como se cuenta, sino era un infierno. La verdad que oculta la historia que se enseña en Francia, es que América era una verdadera orgía de imperialismo y antropología. Cuando Hernán Cortés se encuentra con lo que hoy llamamos México, descubre una situación que parecía una pesadilla escalofriante. México, estaba conformado por una pluralidad de pueblos que habían sido dominados por uno de ellos: el azteca. Los aztecas habían construido un imperialismo que, como todos los imperialismos, dominaba a otros pueblos – tlaxcaltecas, totonacas, tlapanecas, huexotzincas, entre otros-, pero con una particularidad única en la historia de la humanidad. Los aztecas no les pedían, prioritariamente, a los pueblos que sojuzgaban, horas de trabajo o materias primas. Le pedían a sus hijos, a sus mujeres, a sus hermanos o a sus nietos, para llevarlos a la pirámide de Tenochtitlán, y allí, sacrificarlos a sus dioses.

¿Por qué se derramó tanta sangre?

Porque aquel imperialismo pedía tributo en seres humanos para sacrificarlos. Y no pedía ni una, ni diez personas, pedía decenas y decenas. ¿Por qué? Porque no se trataba de un acto religioso. El acto religioso era una verdadera excusa para matar a esas personas, partir sus cuerpos en pedazos, como si fuesen pollos o cerdos y luego, comérselos. La carne humana era parte esencial de la dieta azteca. Los sacerdotes, los nobles y los guerreros se comían los muslos de las víctimas mientras que, al pueblo llano, les dejaban las vísceras. Según el reconocido historiador norteamericano William Prescott, los aztecas asesinaban 20.000 personas por año, pero a continuación de realizar esa afirmación escribe: “No me atrevo a decir que la cifra de 150.000 personas asesinadas por año, que dan otros historiadores, sea falsa”.

Los aztecas estaban exterminando a los pueblos que dominaban. Ciertamente, el caso del Perú es especial, porque el Imperio inca, perseguía la antropofagia de los guaraníes, que también era un pueblo antropófago. Sin embargo, también el Imperio inca había conquistado a otros pueblos por la fuerza: chancas, chachapoyas, cañarís, huaylas, entre otros. El imperialismo inca era un imperialismo atroz que hacía, como antecedente del nazismo, con las pieles de los guerreros vencidos, tambores, con sus huesos flautas y con sus cráneos vasos. Un imperialismo que bebía chicha en el cráneo de los vencidos delante de sus hijos. En toda América, los pueblos más fuertes se comían a los más débiles.

De este atroz canibalismo apenas se habla…

Así es y hombre común francés se va a sorprender al saber por ejemplo que, en la actual Colombia los pijaos atacaban aldeas chibchas, mataban a todos los hombres y se los comían. Las mujeres, recibían otro trato, el de verdaderas vacas. Las usaban para preñarlas y que parieran niños que, cuando llegaban a los 12 años, los pijaos se comían, cual tierno manjar. Los pijaos, ¡se comían a sus propios hijos!

Que el lector francés, a través de la lectura de mi libro Nada por lo que pedir perdón – que fue traducido al francés como Ceux qui devraient demander pardon- pueda enterarse que le han mentido, que le han contado una historia falsa me parece que, sin duda alguna, es un gran hito.

¿Cómo valora que un diario tan importante como Le Figaro haga una crítica tan elogiosa de su libro?

Que Le Figaro, que es uno de los diarios de mayor prestigio de Francia, haya hecho una crítica tan elogiosa de mi libro es tan importante porque rompe el pacto de silencio que hacía que nadie se entere en Francia de la verdadera historia de la conquista española de América.

No nos olvidemos que fueron los historiadores y políticos franceses los que, durante todo el siglo XVII Y XVIII, impulsaron junto a los ingleses y holandeses la leyenda negra. Y a partir de ese momento la leyenda negra se hizo hegemónica en el seno de la sociedad francesa. Francia durante siglos llevó a cabo una guerra cultural contra España y muchos historiadores franceses se prestaron a ese juego político. Por eso, como a ninguna sociedad le gusta reconocer que sus historiadores han sido unos mentirosos a sueldo del poder político, la tendencia natural es que, si aparece un libro que cuenta la verdadera historia, los medios de comunicación, y el mundo académico, tiendan a ignorarlo para que pase desapercibido y el gran público no lo conozca. En ese sentido que Le Figaro haya roto el pacto del silencio abre las puertas para que empiece una discusión en Francia sobre la verdadera historia de la presencia de España en América.

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¿En qué medida este hecho puede ser punto de inflexión para que se desmorone el relato negrolegendario?

Mi libro Nada por lo que pedir perdón es como un misil que ha entrado, por sorpresa, en una ciudadela amurallada. Es muy importante que esto haya ocurrido, pero no se gana una guerra hasta que se toma la fortaleza y para eso hace falta un gran trabajo, que mis otros libros Madre Patria y Lo que América le deba a España y los demás libros, que han contribuido a restablecer la verdad histórica, como Imperiofobia de Elvira Roca Barea o Historia del odio a España de Alberto Gil Ibáñez o 1492, España contra sus fantasmas de Pedro Insúa o La conquista de México de Iván Vélez, se publiquen en Francia.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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