12/12/2024 03:52

El Diccionario de la R.A.E. define la voz “compinche” como compañero habitual de francachelas y diversiones o en asuntos poco lícitos, imagen, esta, perfectamente asociada a lo que vimos el otro día que tuvo Sevilla como escenario.

Vivimos en un país que, poco a poco, se va convirtiendo en la cueva de Alí Babá y los, bueno, no sé cuántos ladrones, pero muchos.

Resulta, cuando menos, indignante y obsceno que cualquier grupo de personas, sean de un Partido o no, jaleen públicamente a delincuentes convictos y confesos y lo hagan de forma tan escandalosa como sucedió el pasado domingo.

Es verdad que deberíamos estar acostumbrados a aquelarres como este, ya que hemos visto cómo los socios del deleznable gobierno sociata-comunistoide homenajean y tributan todo tipo de honores a los asesinos de buenos españoles o a aquellos que, por medio de un golpe de Estado, han pretendido sustraer una parte del territorio de España y aquí no pasa nada.

Sin duda, el jalear a un delincuente, pues lo es aquel que ha sido juzgado y condenado por un delito tipificado en el Código Penal, supone respaldar su conducta delictiva y, por tanto, en alguna medida es cómplice, encubridor o compinche y, en todos los casos, colaborador necesario, ya que, sin su respaldo en las urnas, a través de los votos, tales conductas serían inviables.

Lo que se vio el domingo en Sevilla, además de insultante y ofensivo para la inmensa mayoría de los españoles, resulta agraviante para España como Nación dentro del contexto general de países del mundo, colocándonos al nivel de una vulgar república bananera en la que el dictador de turno es jaleado por las masas que, en la mayoría de los casos, se ven beneficiadas por sus políticas de asalto reiterado a la caja de los dineros.

Las conductas que se están descubriendo, además de delictivas, resultan indecentes, se mire por donde se mire. No se trata sólo del negocio de las mascarillas, aprovechándose de un estado de necesidad nacional, sino que, además de eso, adjudicaciones de obras a cambio de las correspondientes “mordidas”; subvenciones a empresas de familiares y amiguetes; nepotismo en su más pura esencia; financiación escandalosa a ONGs que fomentan la invasión de inmigrantes; el gran negocio del supuesto cambio climático; pagos de alquileres de pisos para amiguitas o para citas clandestinas, sabe Dios con quién; financiación de negocios particulares; pagos en efectivo; etc. Una auténtica vergüenza.

Ya habíamos visto cuando lo de los “eres” de Andalucía cómo el dinero público se dilapidaba en cocaína y en putas y eso que estos pregonan a los cuatro vientos su intención de eliminar la prostitución. Sí, supongo que se refiere a la callejera, a la que puede acceder cualquier mortal, pero no así la de alto standing a la que recurren ellos con el dinero de todos.

Pero si cualquiera de estas conductas es perseguible de oficio, lo debería ser también el mafioso comportamiento de aquellos que apoyan a sus protagonistas de forma manifiestamente pública, sin cortarse un pelo, recibiéndolos, como si de héroes se tratara, en olor de multitudes.

Sí desde siempre consideré a los sociatas el peor enemigo de España en toda su historia, algo que se puede verificar con solo ojear los sucesos de la Semana Trágica, las huelgas salvajes de 1917, la ilegal proclamación de la República, el golpe de Estado de 1934, el pucherazo en las elecciones de febrero de 1936, la subsiguiente guerra civil, etc. Ahora, me producen el asco indescriptible que siempre me han producido las mafias y las bandas organizadas, que es en lo que se ha convertido esta gente a la que le da igual lo que hagan con tal de seguir en el machito.

España va, desgraciadamente, por muy mal camino y, encima, con una oposición cargada de complejos y de miedos insuperables que es cualquier cosa menos oposición, convirtiéndose, por ese buenismo mal entendido, en una burda caricatura de lo que realmente tiene que ser una oposición valiente y verdadera, y cómplice, por omisión, en todo lo que está sucediendo.

De los demás, todo ese lumpen nacional que apoya a los sociatas-comunistoides, poco o nada se puede decir más allá de lo que esperábamos. A todos les da igual apoyar a corruptos con tal de que estos consientan, a su vez, todas sus corruptelas y así, todos esos enemigos de España que se sientan en el Congreso de Diputados sostienen, con sus votos, el estado de postración de la Nación que es, realmente, el fin último que persiguen.

Qué decir de todos aquellos podemitas y demás canalla que clamaban por la justicia social, por la erradicación de la corrupción en la política, etc. Lo ya sabido, que en cuanto pisasen moqueta, en cuanto comenzasen a cobrar buenos sueldos, en cuanto dejasen lo que llamaban barrios obreros para irse a vivir a chalets con piscinas, todas aquellas proclamas se diluirían, como así fue.

Y ahora ahí tenemos a la “picotuda” ferrolana regando con nuestro dinero a los sindicatos afines para que, en un momento determinado, puedan incendiar las calles; financiando a la prensa vilmente comprada para que oculte, deliberadamente, sus gatadas; la maldita “MEMA” tratando de dejar sin cobertura sanitaria a los funcionarios o más preocupados, como es el caso de la deleznable otrora “favorita” del macho alfa, por demostrar que hay “mujeres con pene” y “mujeres sin él”. ¡Imbécil!

Así nos va con esta tropilla de parásitos.

Eugenio Fernández Barallobre

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Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Argimiro Buenafuente

Eugenio, LA CALLE. FRENTE A FERRAZ, FRENTE A MONCLOA, HAY QUE SALIR MAS A LA CALLE A PROTESTAR, ES MAS EFECTIVO

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