09/06/2025 23:10

Stenay, la ciudad de Satán (Sathenay), comuna francesa de la región de Lorena, además de ser la residencia habitual de los reyes merovingios, monarcas sacerdotes y brujos, como lo fueron Clodoveo I (466-511) y el último rey merovingio Dagoberto II (652-679), pasó posteriormente a manos de Godofredo de Bouillon. Godofredo fue descendiente de Dagoberto II y el fundador de las Órdenes del Santo Sepulcro, del Temple y del Priorato de Sión, orden militar y religiosa creada en Jerusalén durante la primera cruzada en 1096-99 (Abadía del Monte Sión).

Paseando por las calles de Stenay, nos encontramos con la presencia del diablo, en las fachadas de algunos edificios, de rostro a veces jovial como el del frontón del ayuntamiento y a veces demoníaco como el de la “Salle des Fêtes». Fue en Stenay donde asesinaron a Dagobert II, el cual poseía una reliquia de María Magdalena. En Rennes-le-Château, donde se refugió su hijo, Sigisberto IV en 681, salvado por el meroveo “Levy”, tenemos también la presencia de Asmodeo.

Hay que recordar que las cruzadas fueron empresas hebreas que sirvieron para volver a Tierra Santa y encontrar allí tesoros ocultos. En realidad, el verdadero tesoro consistía en el conocimiento de la evocación y el uso de 72 entidades demoníacas que había manejado en su época el rey Salomón, encerrándolas en frascos (Clavícula Salomonis), y que los templarios aprendieron en el Templo de Salomón para después guardarlo en Notre Dame (París), Rennes-le-Château, Vilanova de Banat y en la Biblioteca vaticana a través de la Orden de los Jesuitas.

A 25 kilómetros al norte de Stenay, en Luxemburgo, está ubicada la Abadía de Orval. Bernardo de Claraval, el impulsor de la Orden del Císter, germen para la creación de la Orden Templaria expandida por toda Europa, se instaló en Orval en 1131 con ocho monjes cistercienses (9 fueron asimismo los fundadores del Temple). En 1076, la condesa Matilde “la Grande” de Toscana, durante un paseo por el campo en esta zona, había dejado caer en una fuente su anillo de oro nupcial, el cual le fue devuelto por una trucha. En agradecimiento, mandó construir un monasterio en Orval (Valle de Oro).

Esta leyenda se parece mucho a la del anillo arrojado al mar que el rey Salomón encontró en el vientre de un pez y que le permitió demostrar su calidad de legítimo rey de Jerusalén. Matilde era descendiente de los reyes hebreos del Antiguo Testamento. En Orval, se encuentra el signo talismánico que puede garantizar la realeza en Tierra Santa. Matilde de Toscana, esposa del duque de Baja Lorena, Godofredo el Jorobado, era la madre adoptiva del rey de Jerusalén, Godofredo de Bouillon.

En cuanto a los reyes merovingios eran descendientes de la tribu de Dan, los cuales, al igual que Sansón, juez israeli de la Tribu de Dan, tenían el pelo largo porque su fuerza y su poder radicaban en él. La Tribu de Dan (quinto hijo de Jacob) se había establecido cerca del monte Hermón, justo donde habían descendido a la tierra los vigilantes, es decir, los ángeles caídos. Por esta razón, la tribu de Dan adoptó el símbolo de la serpiente o víbora, por escoger tener por heredad un monte de maldición. Esta tribu practicaba la idolatría, daban culto a becerros de oro, a Baal o Astarot y por esta razón, está excluida de ser salvada por Dios en Apocalipsis ya que no aparece en los que fueron sellados por el Ángel en la visión de Juan. De hecho, el Anticristo, que pronto será presentado al mundo, proviene de esta tribu. Igualmente, los danitas practicaban la navegación, eran marineros que dejaban sus huellas donde pasaban: a modo de ejemplo, tenemos a Chipre (llamada “la Dnan”), el Danubio, Dinamarca (Danmark o la marca de Dan). Llegaron por vía marítima a Irlanda hacia el año 800 A.C los llamados tuatha dé Danann. Por esta razón, sus sucesores merovingios provinieron también del mar, siendo fecundada la madre del rey Meroveo por una bestia marina: el quinotauro.

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Para más inri, fue en la abadía de Orval donde Nostradamus escribió la mayoría de sus profecías. Nostradamus cuya familia era judía (de la tribu de Isacar, conocida por sus dones de adivinación) se había quedado previamente (en 1542) en Stenay, después del fallecimiento de su esposa y de sus dos hijos, víctimas de la peste. El 33° abad de la abadía de Orval que le abrió la puerta, un tal Matías Delvaux había descubierto en los archivos del lugar varios volúmenes escritos a mano, muy antiguos y completos llamados Cantatorium. Quizá no fueron adivinaciones las que escribió Michel de Nôtre-Dame sino más bien el guión previsto de antemano por sus familiares y colaboradores del entorno de Orval. Además, parece ser que Nostradamus fue agente secreto de los duques de Lorena. Sabiendo que la Casa de Lorena reclamaba la herencia de sangre merovingia y el trono de Francia, se entiende mejor todo este entramado.

Enlazando con Juana de Arco (1407-1457), Isabelle Romée de Vouthon, su madre adoptiva, pertenecía a la poderosa familia de Salm, cuya nobleza remonta a los merovingios. Su padre adoptivo, Jacques dArc era noble también y sus ancestros poseían bienes en común con los templarios. Al igual que los monarcas merovingios, iniciados en ciencias arcanas y practicantes de artes ocultistas, Juana adoptó el papel de profetisa. Tenía un don de clarividencia que heredó de su verdadero padre, Luis de Orleans. Fue ennoblecida pasando a llamarse Jeanne du Lys, siendo alojada en el castillo de Chinon, precisamente en la torre de Coudray donde estuvieron prisioneros los últimos Templarios en 1308. Una parte de la financiación del ejército de Juana vino de esta Orden cuando los ejércitos escoceses lucharon a su lado, con técnicas de combate mucho más eficaces que las de la caballería francesa. Los agentes mensajeros de Juana se llamaban “Flor de Lys” (la flor de lys fue originalmente una abeja), recordando a María Magdalena, patrona de los Templarios llamada “Reina de las abejas”. No casualmente, entre el siglo V y VIII, los reyes merovingios, crueles y polígamos habían usado a la abeja como símbolo para su descendencia.

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Para su sangrienta lucha, Juana pidió que fueran a Sainte-Catherine de Fierbois, a buscar una espada allí oculta, la cual había pertenecido al merovingio Godofredo de Bouillon.

Podemos recordar también la boda alquímica de Juana con René de Anjou, que se volvió Gran Maestre del Priorato de Sión en 1418. Los dos usaban la Cruz de Lorena, que no era la cruz de la Crucifixión, sino un instrumento de planimetría que servía para preservar el conocimiento de la localización de un lugar oculto mediante meridianos y paralelos. Tanto ocultamiento que, al final, termina saliendo a plena luz…

Autor

Claire Gruie
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