21/11/2024 11:51

Desde primeros de año han saltado desde la costa Africana a las Islas Canarias, algo más de 17.000 jóvenes (algunos les llaman «moruegos», otros «seres de luz»), en edad militar, pues ésta oscila entre los 16 y los 29 años, por norma y, con una actitud totalmente belicosa. Pues…, observamos a su llegada ya esa violencia que destilan los que llegan a tierra conquistada. Pero no es para menos, pues según son recibidos, se les da cobijo a algunos en hoteles de cuatro estrellas, a otros en residencias preparadas al efecto, como sucede en Madrid, en el antiguo IPE 1 del Ejército o en las instalaciones infrautilizadas de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares.

Y yo que personalmente conocía ambas instalaciones, doy fe de que están en mejores, mucho mejores condiciones que cuando sus usuarios eran soldados, bien de reemplazo, bien profesionales, o como en el IPE, alumnos de F.P. ¡Curioso!, que se aloje mejor a unos inmigrantes (lo de migrantes es cosa de pijos sociatas), que además carecen de la autorización correspondiente de entrada o permanencia en nuestra Patria; de los que desconocemos sus antecedentes y procedencia y que además son recompensados, no sólo con los alojamientos, sino con la pensión completa, a veces a su gusto, como los que en Huesca hicieron huelga y se les cambio el menú a otro mas acorde con su procedencia. Teniendo en cuenta que no declaran su procedencia para evitar ser extraditados, me resulta harto curioso.

Es más, una ropa nueva, porque con la travesía marítima se les pudo estropear la que tenían, por supuesto un teléfono con tarifa plana, incluidas las llamadas a casa en Senegal, por ejemplo, y algo de dinero de bolsillo; porque así no necesitan robar para poder tener su tabaco, su droga, o lo que deseen comprar. Más o menos se les trata como hace años trataban a los españoles o portugueses que emigraban a Alemania. ¿o no? Pues no, antes había que solicitar, obtener papeles, justificar la procedencia, la salud, los antecedentes penales o policiales, tener un domicilio de origen y sobre todo «tener un oficio o estudios» que fuesen los que como mano de obra barata nos permitía ir a Europa más allá de los Pirineos.

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¿Qué ha sucedido? Se llama Globalismo y Plan Kalergi. Y consiste en la sustitución de los europeos por una sub-raza de mezcla entre hombres de origen africano y mujeres europeas, ya que la otra pata del plan se llama LGTB, es decir, convertir a los hombres desde niños en contrarios a su masculinidad y valores tradicionales. Algo que lleva en marcha varias décadas y que está dando sus frutos ahora. Esta semana, la que viene, todo el mes es las fechas de la celebración, en la que miles, millones de europeos, se enorgullecen de no ser hombres, sino homosexuales, o «trans» que también está de moda y que funciona a marchas forzadas.

Estas medidas están funcionando maravillosamente bien. Y a mis investigaciones me remito. Ante la avalancha de matrimonios mixtos, españolas con inmigrantes que se detecta en las estadísticas oficiales, nos hemos puesto en marcha y hemos investigado a pie de calle. Es más hemos ido a los Registros Civiles y preguntado; no a los funcionarios, no hace falta, las estadísticas son públicas, sino a los interesados que no han tenido ningún reparo en explicarnos puntualmente sus casos.

Nos encontramos con situaciones en las que muchas mujeres en edad madura, es decir superior a los 35 años, lo que las comadronas llaman «primíparas añosas». Ya son mayorcitas, que se casan con jóvenes de otras procedencias geográficas, religiosas y culturales. También, hemos observado y comprobado lo que las estadísticas cantan. La inmediata obtención de la nacionalidad de los que se casan con ellas. Y llegados a este punto, vuelta a mirar estadísticas, y la más interesante es la duración media de estos matrimonios, que están íntimamente relacionados con la llegada de un primer o segundo hijo, una denuncia y varias en cascada de violencia de género y las consecuencias subsiguientes.

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Pero esas consecuencias no son las de un matrimonio o pareja español-española, pues la cultura, sobre todo la religión y la forma de vivir de la que proceden los hombres y su edad marca unas situaciones más conflictivas. Pues…, ante unos hombres que pertenecen a un colectivo inferior al 10% de la población, nos encontramos con denuncias por violencia de género superiores al 50%. También nos encontramos con que, a pesar del pacto de silencio obligatorio a los medios de comunicación, que se está invirtiendo el número de muertes de españolas por parejas de origen foráneo, sin que ello se refleje en eso medios en realidad de desinformación.

En definitiva, la señora esa que tiene fácil palabra, muy fácil, sobre todo para la propaganda de su ministerio, justifica muy bien de palabra las muertes de mujeres y niños por violencia de género, pero sus palabras y las estadísticas, que su ministerio oculta, pero que al final no le queda más remedio a Interior o Justicia que dejar entrever, resulta que no están muy de acuerdo con lo que la nos quiere hacer comulgar con ruedas de molino, vamos. Y ahí lo dejo…

Autor

Jose Antonio Ruiz de la Hermosa
Jose Antonio Ruiz de la Hermosa
José Antonio Ruiz de la Hermosa es oficial retirado del Ejército Español. Especialista en Estrategia, táctica y logística Aérea. Especialista en Salud Laboral, Prevención de Riesgos, Divulgador e Historiador.
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