08/05/2025 22:24

Por el camino que nos ha trazado la Farsa del 78, amplificada por el Nuevo Orden, hemos llegado al muro que en los regímenes más tiránicos se imponen a los creadores en general y a los escritores en particular, y con ellos a la libertad de todos. El pensamiento se halla limitado a producir lo que es útil a una democracia tramposa y degenerada, a la medida de las oligarquías codiciosas y arrogantes: crítica acerba al fructuoso período franquista y a los símbolos y tradiciones identitarios, aceptación incondicional de la corrección política actual, visión de un futuro progresista y feliz, interpretación optimista de un mundo tecnificado hasta el desatino, implacable desnaturalización de la humanidad y de la armonía planetaria; impuesto todo ello mediante consignas y mensajes subliminales fácilmente asimilables por las multitudes. Y, en consecuencia, el arte, la literatura, el entendimiento, la vida… todo ello aplicado como obscena propaganda para el buen funcionamiento del engranaje que la colosal maquinaria de ese Consistorio Supremo -forjado a imitación de unos nuevos dioses y de sus esbirros- necesita para sobrevivir.

 La sociedad capitalista de antaño, la que a grandes rasgos alcanzó su madurez y su apogeo a mediados del siglo XIX, idolatró el dinero instituyendo la riqueza como el índice de la felicidad. La plutocracia capitalsocialista de hogaño -o tardocapitalismo- se empeña en convencer a las masas de que la riqueza es para éstas un inconveniente más que una ayuda, que es posible ser feliz sin propiedad privada -y sin espiritualidad ni pensamiento-, y que el dinero, por ser prescindible a efectos de felicidad, es un valor innecesario que debe ser custodiado y manejado por las oligarquías financieras.

Como se han aprendido la gran lección que depara la historia saben que todo aquello que pueden arrancar a los otros les pertenece verdaderamente. Los ideales morales se los dejan a las gentes honradas. Pero ellos, que desean con todos sus instintos y con todos sus instintos gozan, se ven como los elegidos por el infierno para cambiar el mundo. Para ellos se ha hecho la vida, y la Naturaleza les prodiga sus tesoros más fructuosos. Frente a quienes el escrúpulo condena a la privación, ellos atraviesan el torrente a nado, derriban las murallas y atraviesan las puertas saqueando todo lo que merece ser desvalijado. Es delicioso y divertido poseer de ese modo, violentando, porque lo que precisó violencia aumenta el valor de los despojos. Saben que la Naturaleza se da, pero más que a nadie al ladrón. Por eso quieren ser los más inmoderados y temibles ladrones. Es su imponente codicia la que les hace construir murallas, y es esa misma codicia la que les hace avasallarlas.

Los nuevos demiurgos, con sus sicarios como instrumento, herederos degradados de la versión más vil de la época de las luces dieciochescas, reacios a las escalas de valores ideales y dotados, por el contrario, para la apreciación perversa de las realidades materiales y sensuales, parecen empeñados en hacer de Prometeo el rival vencedor de la Divinidad. Mientras todos estos pervertidos y tarados morales -que no tontos- se empeñan en enfrentarse a la razón y a la inercia natural de las cosas, la creación, que no deja nunca de metamorfosearse y sin embargo permanece una y eterna, sigue su curso ignorándolos. Lo cual no impide que las aberraciones de los psicópatas y ecologistas de salón acaben siempre causando mucho daño al planeta y mucho dolor y mucha sangre a la humanidad.

LEER MÁS:  La Guerra en Ucrania (II): Los negocios gasísticos de Hunter Biden (a). Por Javier Barraycoa

En cualquier conflicto o contienda todo combatiente espera la debilidad del adversario para atacar. De ahí que la antiespaña -interior y exterior- esté aprovechando las ocasiones tan propicias que les ofrece la coyuntura para arrancar todo tipo de ventajas. Victimismo, oportunismo y chantaje son las principales armas de los enemigos de España -de los enemigos del Bien- y las utilizan de acuerdo con la contingencia. Para ceñirnos a nuestra realidad, los dirigentes democráticos de la Transición han hecho del Estado un ente sin instituciones ni cohesión territorial. En España, socialismo y comunismo vienen a ser análogos, con la colaboración del peperismo y del capitalismo más rancio y delictivo.

Si estos criterios ideológicos o políticos tan arcaicos y viles, si estas exaltaciones o exclusiones basadas en la adhesión a la partidocracia, y si estos conceptos de izquierdas y derechas, dictadura o democracia, revolución o tradición, catolicismo o librepensamiento, populismo o elitismo, etc., nos parecen de otros tiempos, fatigosos y vetustos es, entre otras cosas, no sólo porque carecen de sentido al no hallarse implicados, hoy, en un análisis humanista, filosófico, sociológico y cultural profundo, sino sobre todo porque los conceptos sociopolíticos y judiciales y los intereses financieros van por otro lado.

Los diversos partidos políticos con algún poder, y con sus dirigentes a la cabeza, están todos vendidos -¿VOX excepción?- a un poder superior, habitualmente extranjero, es decir, son instrumentos de una fuerza versátil, abstracta e innominada que, en la actualidad y para entendernos conocemos como Nuevo Orden. Por culpa de la alianza marxista-capitalista, o judeomarxista, la sociedad se ha sumergido en la esclavitud, disolviéndose en un concepto globalizador que ha quebrado las identidades nacionales -la nuestra la primera-, porque los que dando prioridad al pensamiento libre e indagando en el sentido profundo de las cosas no acatan tal orden universalista, deben desaparecer.

Se habla de Europa, de nuestra integración en ella, e incluso, a menudo, la justicia que no encontramos en nuestros tribunales se le reclama, pero inútilmente, porque esa Europa también ha perdido su identidad, dominada como está por el Gran Poder, que desde la sombra se encarga de dirigir la sociedad, controlando todos los negocios sociopolíticos, judiciales y financieros. El Régimen del 78 nos ha proporcionado unos Ejecutivos falsarios, lacayos de los amos universales, que se han instalado en la mentira, y que son incapaces de asumir sus errores ni de depurar sus crímenes. Gobiernos sin respeto a la verdad, ni a los mismos ciudadanos que, según los propios políticos tramposos, merecen unos gobiernos que no les mientan.

Pero siendo esto así, aun estando todo dirigido por el Gran Consistorio supranacional, siempre la casta partidocrática parece alborotada, sea cual sea la situación, porque ese es su juego. Una facción de ella porque husmea el regreso a los sillones dorados, otra porque defiende como perros sus últimos baluartes. Entre tanto, las gentes prudentes contemplan desconsoladas o escépticas dicha turbulencia, pues es la enésima vez que pasa ante sus ojos el repulsivo espectáculo de una farsa ciertamente histórica que, en nuestra época, comenzó a escenificarse algunos años antes de la muerte del Franco.

Políticos que han hecho de la patria un cenagal y del Estado un pesebre. Políticos cobardes todos, porque no hay nada más cobarde que la traición. Políticos venales interpretando su mezquino papel, fingiendo su desacuerdo sobre la ideología del opositor, exponiendo sus desvelos para encontrar soluciones colectivas, justificando la trascendencia, la generosidad y la transparencia de sus decisiones. Políticos en general negando sus delitos, con lo cual, además de ser ladrones, se desprecian de su oficio.

LEER MÁS:  Me preocupan los muertos pero también el número de personas encerradas en casa o detenidas indefinidamente. Por Iván Guerrero Vasallo

Y ese clima moral, bendecido por los Señores del Poder, porque es el mecanismo de pago que pone al servicio de sus mandarines, es el que ha procurado crear y mantener durante cincuenta años esta casta política y sus cómplices y medios afines. De ahí que no sólo porque se apee del burro al «uno» se va a acabar con la corrupción en esta charca mefítica que es hoy, gracias a los criminales, la sociedad española. De manera que mientras se sienten en instituciones, asambleas y parlamentos las mismas posaderas -o sus sucesoras- que han contribuido a alzar y preservar el Régimen del 78, la degradación de España continuará. Con «el puto amo» o con su opositor. Porque ambos, con sus sectas y clientela, con sus repugnantes características, no son más que instrumentos del Sistema, que es quien maneja las piezas del tablero.

En la actualidad, salvo las raras excepciones de rigor, no hay caballeros en la política, ni en sus anexos. El caballero es alguien cabal y justo, como han de serlo quienes tienen que ser modelo y cabeza de las costumbres en las que deben reflejarse los ciudadanos. El caballero ha de estar siempre firme e inmutable ante la fuerza de los contrarios, es decir, del Mal, que nunca descansa. Ha de resistir a las injusticias y agravios que los malvados hacen a los inferiores y oprimidos, y oponiéndose a ellos arrancarles definitivamente la máscara, arrojándolos a las mazmorras más oscuras y profundas.

Ahora, como decía, unos y otros se encuentran en plena efervescencia. Unos porque huelen la sangre ajena, otros porque están decididos a incendiar el granero antes de que los adversarios se queden con el grano. Y para obtener tal objetivo se entretiene a las muchedumbres mediante noticiarios nauseabundos y tertulianos de buena conversación y, en general, poca sustancia y menos credibilidad. Políticos, informativos y tertulianos que por ejercitar la poltronería o estar a la que caiga, han de permanecer sin descanso arrimados a la pared de la ganga como ánimas de gigantones a la puerta de las tabernas.

El problema para la gente razonable consiste en cómo compaginar la profunda exigencia de regeneración moral y sociopolítica con estos arbitrarios e insuficientes movimientos públicos que nos llevan y traen en permanente dinámica circular, impidiendo romper el ciclópeo edificio del Sistema y ahondar en el avance hacia la imperativa renovación.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
Suscríbete
Avisáme de
guest
0 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
0
Deja tu comentariox