12/04/2025 18:43

Nuestra época se distingue por una inaudita cantidad de escándalos sociopolíticos en los que se mezclan dinero e influencias, informaciones confidenciales, favores pagados con decisiones administrativas. Sobornos, estafas, chantajes, favoritismos… corrupción. Adjudicaciones ilegales de obras, gabinetes de estudios ficticios, facturas falsas o adulteradas, financiación clandestina de partidos políticos y de campañas electorales, comisiones y dietas viciosas, subvenciones impropias, quema o sustracción de documentos, invasión de la intimidad ciudadana, dinero público depositado en bancos privados o canalizado hacia lóbis partidistas, prevaricaciones, privatizaciones, utilización indebida de los gastos reservados, recalificaciones subrepticias, dinero negro, tráfico de drogas, estafas inmobiliarias, endémicos engaños empresariales a su clientela, nepotismo, sobornos, depravación sexual comercializada… Pero para algunos -posibilistas, relativistas, liberales al uso, interesados, etc.- la corrupción es un cauce, todo lo irregular que se quiera, necesario para que el circuito monetario no se anquilose y la productividad siga creciendo. Para ellos, la moral y el derecho están reñidos con la eficacia, y la sociedad necesita para su buen funcionamiento la corrupción, los negocios ilícitos.

La corrupción mueve cada año alrededor de mil millones de euros, según nos explican muchos analistas económicos. Y se quedan cortos. De ahí que, a pesar de la evidente violación de las leyes, tampoco exista por este motivo voluntad judicial ni política de perseguir ni condenar estos delitos. Con la falaz excusa de que es técnicamente imposible controlar estas actuaciones, quienes legítimamente han de descubrirlas y juzgarlas no parecen propensos a determinar su ilicitud y, aprovechándose de ellas, se prefiere zanjar las irregularidades y las controversias consecuentes mediante componendas al margen de la Fiscalía del Estado y de los tribunales de justicia, cuando es posible, y con su complicidad cuando no lo es. Y no es extraño que esto funcione así, dado que están implicados los distintos gobiernos junto a importantes sectores de la economía, allí donde se cruzan el poder y el dinero, junto con las necesidades públicas de bienes y servicios y las financiaciones representadas por empresas civiles.

Pero en realidad, hoy por hoy, ningún español con poder suficiente o probable tiene decidido darse en cuerpo y alma a la tarea de libertar a España del cieno, ni mucho menos el modo de realizarlo con eficacia mediante un tenso esfuerzo de análisis y organización. Dejando al margen a la oligarquía financiera y a sus sicarios, esas efigies apátridas hechas de vanidad y de codicia, representantes hispanas de las que han decidido esclavizar a Uropa, existen otros poderes alternativos que tampoco están dispuestos a dedicar su tiempo a la labor reconquistadora. Muchas son las asociaciones, organizaciones, fundaciones e incluso partidos políticos patrióticos, dirigidos todos ellos y conformados por españoles de bien -personas admirables, sin duda, dignas de respeto, agradecimiento y simpatía-, pero esta abundancia de agrupaciones contrasta con la escasez o ausencia de líderes empeñados firmemente en limar diferencias y aunar voluntades. En precisar, ordenar y unificar el mejor aporte de tantos grupos dispersos. En fijar el carácter y las proyecciones imprescindibles, cercanas y mediatas, de la lucha histórica, cultural y política regeneradora que es imperioso preparar, convenciendo a propios y extraños de la oportunidad y la excelencia del empeño libertador.

Padres de la recuperación de su pueblo, de recta conducta, sensibilidad y riqueza de pensamiento, combatientes esclarecidos e incansables, dueños de facultades dirigentes y creadoras, capaces en definitiva para regir hombres y solventar problemas primordiales, aptos para ganarse voluntades valiosas y para convertirse en jefes indiscutibles de la lucha por la necesaria emancipación de España. Firmantes del documento en el que se concreten la naturaleza y las proyecciones de la rehabilitación que se ha organizado o se ha de organizar, con los criterios sociales, políticos y culturales que han de regir alcanzada la victoria. Líderes que, ya fijados los caminos y las metas y lograda la confianza de los compatriotas, funden un Partido Político como instrumento fundamental de la lucha que se prepara. VOX pudo ser este partido, pero incapaz de crecer desde las raíces, abandonando, salvo casos puntuales y esporádicos, la batalla cultural y la lucha gris del día a día, dejando a su suerte al ciudadano de a pie, cuya voz sigue siendo la voz de la ignorancia y de la insolidaridad (hay incluso poblaciones importantes en la mismísima comunidad de Madrid en donde su presencia es imperceptible o anodina), ha resultado ser un partido acomodaticio más, que camina mucho y avanza poco, sin la autenticidad y capacidad representativa que hoy necesita la patria. Una realidad muy dura de expresar, pero necesaria, por si aún es posible su revitalización.

LEER MÁS:  España asnal. Por Jose R. Barrios

De manera que seguimos a la espera del líder capaz de aglutinar, en un Partido Español Unitario y Trascendente, a tanta diversidad grupuscular por aquello de que la unión hace la fuerza, que la unión en el rebaño hace al león acostarse con hambre, y de que, peleando, todo lo vence una resolución gallarda; y porque en España -también en Occidente- hemos llegado a tal extremo que no se trata ya de defender la ética y luchar por ella, se trata de combatir por algo más radical y primigenio: la supervivencia. Sobrevivir como individuos y sobrevivir como nación. ¿Acaso no se escucha el estruendo?

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
Suscríbete
Avisáme de
guest
0 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
0
Deja tu comentariox