21/11/2024 15:43
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En la España actual, en la que en todas sus instituciones campan a sus anchas los enemigos de la patria, no sólo todo lo que es malo para la nación es probable que se produzca, sino que cuanto peor sea para España, más certeza hay de que ocurra y además a la mayor brevedad posible. Por tanto, el premiar a los golpistas separatistas con una libertad total, aunque ya gozaban de más libertad que muchos españoles que no han delinquido jamás, justo para iniciar la campaña electoral catalana estaba cantado, porque este sistema es cómplice absoluto de la destrucción nacional y de la defensa de los delincuentes, de los delincuentes en general, pero si tienen ciertas ideologías políticas, procesan determinadas religiones o son de origen extranjero, aún más.

Pero parece que la gente olvida lo principal, y es que estas elecciones en Cataluña no deberían celebrarse, y, ojo, no lo digo por el coronavirus, lo digo por otros muchos motivos que casi nadie se atreve a mencionar.

Para empezar, no debería haber elecciones autonómicas, porque no deberían existir las autonomías. Exigencia en la que nos hemos quedado solos los falangistas y otros patriotas porque algunos que decían con la boca pequeña algo similar, cuando han ocupado poltronas autonómicas y han recibido subvenciones directas de los reinos de taifas, ya se han olvidado de esas prioridades. 

Pero, ya que, desgraciadamente, hay elecciones autonómicas, no deberían celebrarse jamás en una región donde ha habido un golpe de Estado para destruir la nación y las elecciones, precisamente, las convocan los mismos golpistas. Unas elecciones a las que se presentan los mismos que han dado golpes hispanófobo, unas elecciones en las que los medios de comunicación públicos y privados que llevan décadas vomitando su odio y sus mentiras contra España siguen haciéndolo y además con nuestro dinero, unas elecciones en las que votan millones de ciudadanos que han pasado en estos últimos 40 años por colegios, institutos y universidades en los que se enseña a odiar a España, unas elecciones en las que los votos los van a contar los propios golpistas, unas elecciones a las que para presentarse hay que cumplir una serie de trámites muy distintos dependiendo quién seas. 

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Estas elecciones no sólo son ilegítimas, sino que van usarse para legitimar el que en muy poco tiempo Cataluña se separe de España legalmente, ya buscarán la fórmula legal para ello, y todas las instituciones del régimen del 78 desde el rey para abajo, militares y jueces incluidos, aplaudirán con las orejas, porque todos están en el mismo negocio.

Los separatistas llevan décadas incumpliendo la ley, incluso las leyes que el sistema ha parido para beneficio de estos separatistas, también las incumplen y no les pasa nada, tienen terroristas en sus filas, destrozan las ciudades cuando se les antoja, bloquean carreteras y vías de trenes y no hay detenciones…y no hablemos ya de las legislaciones relacionadas con el idioma español, con la educación, con el rotulado de los comercios y otros establecimientos que incumplen a diario, y todo salpicado con unas dosis de corrupción, robos y malversaciones multimillonarias.

 

Y todo esto lo ha permitido todo el sistema desde hace décadas, el mismo sistema que persigue a los patriotas, por ser patriotas, y por llevar 45 años denunciando esta complicidad. Recordemos, por ejemplo, el caso Blanquerna donde el Tribunal Supremo que defiende a todo tipo de políticos, corruptos y golpistas, condenó a penas de prisión a 14 patriotas por recordar en una sede separatista que Cataluña es España.

 

Tribunales en los que tanto confían los mismos que llamaban provocadores a los falangistas, a los militantes de Alianza por la Unidad Nacional (AUN) y otros patriotas que han acudido en multitud de ocasiones a Cataluña, Vascongadas, Navarra y otras zonas de España donde peligra la unidad nacional, y que cuando había agresiones a esos patriotas callaban como meretrices, y que ahora, ellos, hacen algo parecido, paradójicamente, a la vez que siguen apoyando un régimen del 78 que ha propiciado que sentirse español en ciertas regiones españolas sea causa de discriminación absoluta, y demostrarlo, además, sea deporte de riesgo, eso sí, sin medallas ni apoyo de nadie. Y más recientemente, el propio Abascal llamó energúmenos a unos patriotas que se enfrentaron con sus puños a unos terroristas callejeros que estaban incendiando las calles en Barcelona tras la sentencia del “proces”.

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Puestos a copiar, han plagiado hasta el lema de su campaña electoral en Cataluña. Los actos de AUN en 1998 en aquellas regiones se convocaban bajo el lema de “Recuperemos España”, y ahora el lema de las elecciones catalanas del PP verde es de “Recuperemos Cataluña”. Quizás tenga que ver que algún asesor de este partido militara en AUN entonces, aunque prefiere ocultarlo. Y militaba con valentía, como todos los demás, pero parece que hay ciertas cosillas de las que no es conveniente presumir hoy, qué dirán sus nuevos amigos sistémicos. 

La españolísima Cataluña, la única posible, está herida de muerte, pero no sólo por el separatismo, sino por la connivencia de todo un régimen del 78 que también en esto es culpable de la destrucción de España.

Autor

Jesús Muñoz