17/05/2024 07:30
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Ignacio María Doñoro de los Ríos. Licenciado en Teología Dogmática, fue ordenado presbítero en 1989. Siete años más tarde ingresó en el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas como capellán, donde participó en misiones especiales de ayuda humanitaria internacional en Bosnia y Kosovo. En julio de 2001 fue destinado como capellán a la Comandancia de la Guardia Civil de Inchaurrondo, donde permaneció durante varios años. Tras haber fundado una ONG para salvar a niños en riesgo de extrema pobreza, abrió casas de rescate en Tánger, Mozambique, Colombia, El Salvador y otros países, hasta que en 2011 decidió pedir la excedencia para irse con los más pobres de los pobres. Desde hace unos años vive en la selva del Amazonas, en Perú, donde sigue rescatando de situaciones límite a niños y adolescentes.

¿Cuáles son las principales necesidades que tiene actualmente el Hogar Nazaret?

Son las mismas necesidades que puede tener cualquier niño: comida, vestido, educación y, sobre todo, hambre de muchísimo amor. Por eso procuramos que cada niño sepa lo importante e imprescindible que es, que sienta que sin él el Hogar Nazaret no es lo mismo.

En cada niño está Jesús y a cada uno le tengo que tratar como trataría al mismo Jesucristo si viniera a mi casa; bueno, en realidad, no como si viniera, porque verdaderamente es Jesús quien viene a mi casa en cada niño.

¿Por qué siguen siendo necesarios los apoyos para la continuidad del Hogar Nazaret?

Desde un principio, el Hogar Nazaret nació como una oportunidad para amar, para abrir el corazón, para pensar en los demás… No tiene detrás ninguna institución, no hay ninguna ONG ni una orden religiosa. Está abierto a cualquiera que desee amar a los últimos de la tierra y cumplir esas palabras de Jesús, que dice: «Lo que hicisteis con uno de estos, mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis»; «ven, bendito de mi Padre… porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber…».

El Hogar Nazaret es una obra de Dios y Él ha querido encomendar esta obra especialmente a la Santísima Virgen María. Ella está pendiente de todas nuestras necesidades. Por eso, en el Hogar Nazaret se repite constantemente la escena de Caná de Galilea, donde la Virgen le dijo a Jesús: «Mira, que no tienen vino, que les falta la alegría». Del mismo modo, Ella le está diciendo ahora: «Jesús, mira que no tienen ropa, que les falta comida»; «Jesús, Hijo, que necesitan cuadernos y lápices para el colegio»; «Jesús, que necesitan hacer baños en la casa».

El Hogar Nazaret tiene la vocación de vivir la pobreza con los pobres. Eso implica vivir de la Providencia, sabiendo que todo está en manos de Dios. Es hacerse pequeños y necesitados. Esa es la sabiduría del mundo de los últimos. Es vivir siguiendo estas palabras de Jesús: «No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir… Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso».

Llama la atención ver cómo bendicen la mesa estos niños. Antes de comer, se ponen todos de pie y le piden al Señor que bendiga los alimentos, y rezan también un avemaría porque saben que es la Virgen María la que se encarga de que coman todos los días. Al terminar de comer, todos vuelven a ponerse de pie y dan gracias a Dios de todo corazón: «Gracias, Señor, por estos alimentos»; «gracias por las personas que los han preparado»; «gracias por las personas que han hecho posible que hoy tengamos este plato de comida»; «bendice a las personas que nos están cuidando día a día —a veces aquí salen nombres concretos de donantes—»… La acción de gracias es más larga incluso que la bendición de la mesa.

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¿Por qué es tan importante no abandonar en sus necesidades a los más pobres?

El día que no nos conmovamos ante el sufrimiento de los demás o nos acostumbremos a la injusticia contra los más débiles, ese día nos habremos convertido en unos monstruos. Pero es que, además, el cristiano sabe que si abandona a los más pobres, está abandonando al mismo Dios, que dejó claramente dicho que el que da de comer o de beber a uno de sus hermanos más pequeños, le está dando de comer a Él.

Hay una presencia muy fuerte de Dios en los más pobres. En la Escritura leemos que los que son de Cristo y del Espíritu no son propietarios de sus bienes, sino solo administradores, porque el verdadero propietario es Dios. Por eso dice san Pedro en su Primera Carta que quien tenga algo, lo ponga al servicio de los demás. El que tenga bienes, que no los considere como algo suyo, porque una vez que hemos cubierto nuestras necesidades —y no tenemos tantas necesidades—, lo que sobra no es nuestro. Debemos ponerlo a los pies de los apóstoles, a los pies de la Iglesia, a los pies de los pobres.

Donde no hay misericordia, no está Cristo. No podemos pedir misericordia a Dios si nosotros no la tenemos con los demás.

¿Cómo se devuelve la dignidad a los niños que llegan rotos al Hogar Nazaret?

Devolviéndoles todos sus derechos y haciendo que se sientan únicos. Es Jesús el que viene a mi casa en cada niño. Yo no sé cuánto tiempo va a estar cada uno, pero intento hacer que cada día sea especial, el más feliz de su vida.

Es fundamental actuar con mucha paciencia, porque el proceso de aprendizaje es siempre gradual. Nosotros no miramos tanto si el niño es brillante en sus estudios, actuaciones o reflexiones, sino si va creciendo, si sigue adelante. Si va hacia atrás, malo; obviamente, a veces hay retrocesos, pero lo importante es seguir caminando poquito a poco.

Se les enseña a tomar decisiones y a tener iniciativa, algo que les resulta muy difícil, porque nunca se les ha dado a elegir.

Devolver la dignidad es ayudar al niño a perdonarse, aunque él mismo diga que no ha tenido la culpa. Es enseñarle a ser resiliente, a transformar en bien el mal que le han hecho y sacar una buena enseñanza de las situaciones en que le han hecho daño o ha podido equivocarse. Es mostrarle que es un hijo de Dios y hacerle comprender la inmensa dignidad que tiene como tal. Es hacerle comprender que los hijos de Dios caminan siempre en la verdad.

Pero, sobre todo, devolver la dignidad a cada uno de estos niños es amarle y enseñarle a amar. El amor lo sana todo, porque viene de Dios.

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¿Por qué escribió los libros El fuego de María y El secreto es Jesús?

Como solo se puede amar lo que se conoce y no se puede defender a aquellos que no sabemos ni que existen, era muy importante hablar del Hogar Nazaret y escribir estos libros: para contar al mundo cómo cuida Dios de los últimos y cómo, al abandonarnos en las manos del Señor, Él actúa y da frutos muy hermosos. Había que contar cómo dan gloria a Dios estos niños tan felices.

El hecho de estar en medio de la selva y vivir de la Providencia —porque la gente de aquí es tan pobre que viven con lo justo y no les sobra nada, y no nos pueden ayudar—, me movió a dar voz a los que no tienen voz. El Corazón de Jesús está reclamando una humanidad nueva que atienda a sus preferidos: los que lloran, los que sufren, los que tienen hambre y sed de justicia, los pobres de espíritu… Verdaderamente, los pobres nos llevan al cielo. A ellos hemos de acercarnos casi con veneración, agradeciéndoles que se despojen de lo poco que tienen, que es el dolor, para revestirse de la verdad.

Quien levanta una obra como el Hogar Nazaret en pleno Amazonas no puede ser esclavo del miedo, sí del amor. Un amor que no se detiene ante nada y ante nadie más que Dios, que por amor ha querido hacerse insignificante y no solo acostarse en un pesebre maloliente, sino dejarse tumbar en una cruz y volverse tan pequeño que hasta podemos metérnoslo en la boca y comérnoslo. Ese mismo Jesús hoy sigue curando y su cuidado se hace especialmente patente en los niños que llegan cargando con su cruz al Hogar Nazaret, donde Él les está esperando con los brazos abiertos para devolverles lo que era suyo y que nadie debió haberles quitado jamás: la alegría de vivir.

Adquiera los libros:

El fuego de María

El secreto es Jesús

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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