23/11/2024 10:34
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¿LOS 2 TIRANOS MÁS CRUELES DEL MUNDO?
 
Pero hoy, 5 de marzo de 2023, 90 y 70 años después, no me apetece recordar las terribles biografías de ambos, pues escribir de ellos o sobre ellos es hablar de las «cámaras de gas», de los campos nazis o de los «gulag» comunistas… ¡y eso, a estas alturas de mi vida me da asco! ¿Cómo pudieron los alemanes o los rusos soportar y mantener en el Poder a semejantes monstruos?…
 
Sin embargo, sí se me han venido a la cabeza los poemas que dos de mis poetas admirados (Rafael Alberti y Miguel Hernández) le dedicaron al sanguinario «Padrecito de todas las Rusias», porque sigo sin entenderlos.
 
¿Cómo dos almas tan poéticas («Marinero en tierra», «Las nanas de la cebolla») pudieron «ver» como un héroe, o casi un Dios, al hombre que se cargó a más de 20 millones de personas (y con la Guerra Mundial a más de 40)?
 
Pues, lean los poemas que les transcribo y se harán la misma pregunta que yo me hago siempre que los menciono

¿A tanta ceguera puede llevar el comunismo?
 
1. REDOBLE LENTO POR LA MUERTE DE STALIN
Por Rafael Alberti
 

Por encima del mar, sobre las cordilleras,
a través de los valles, los bosques y los ríos,
por sobre los oasis y arenales desérticos,
por sobre los callados horizontes sin límites
y las deshabitadas regiones de las nieves
va pasando la voz, nos va llegando
tristemente la voz que nos lo anuncia.

José Stalin ha muerto.

A través de las calles y las plazas de los
grandes poblados,
por los anchos caminos generales y
perdidos senderos,
por sobre las atónitas aldeas, asombradas campiñas,
planicies solitarias, subterráneos
corredores mineros, olvidadas
islas y golpeados litorales desnudos
va pasando la voz, nos va llegando
tristemente la voz que nos lo anuncia.

José Stalin ha muerto.

Va cruzando las horas oscuras de la
noche,
la madrugada, el día, los extensos
crepúsculos,
todo lo austral y nórdico que
comprende la tierra,
y no hay razas, no hay pueblos, no hay rincones,
no hay partículas mínimas del mundo
en donde no penetre la voz que va llegando,
la voz que tristemente nos lo anuncia.

José Stalin ha muerto.

 

II

(A dos voces)

1. Padre y maestro y camarada:
quiero llorar, quiero cantar.
Que el agua clara me ilumine,
que tu alma clara me ilumine
en esta noche en que te vas.

2. Se ha detenido un corazón.
Se ha detenido un pensamiento.
Un árbol grande se ha doblado.
Un árbol grande se ha callado.
Mas ya se escucha en el silencio.

1. Padre y maestro y camarada:
solo parece que está el mar.
Pero las olas se levantan,
pero en las olas te levantas
y riges ya en la inmensidad.

2. Cerró los ojos la firmeza,
la hoja más limpia del acero.
Sobre su tierra se ha dormido.
Sobre la Tierra se ha dormido.
Mas ya se yergue en el silencio.

1. Padre y maestro y camarada:
vuela en lo oscuro un gavilán.

Pero en tu barca una paloma,

pero en tu mano una paloma

se abre a los cielos de la paz.

2. Callan los yunques y martillos.

el campo calla y calla el viento.
Mudo su pueblo le da vela.
Mudos sus pueblos le dan vela.
Mas ya camina en el silencio.

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1. Padre y maestro y camarada:
fuertes nos dejas, Mariscal.
como en las puntas de la estrella,
como en las puntas de tu estrella
arde en nosotros la unidad.

2. Vence el amor en este día.
El odio ladra prisionero.
La oscuridad cierra los brazos.
La eternidad abre los brazos.
Y escribe un nombre en el silencio.

III

No ha muerto Stalin. No has muerto.
Que cada lágrima cante
tu recuerdo.
Que cada gemido cante
tu recuerdo.
Tu pueblo tiene tu forma,
su voz tu viril acento.

No has muerto.
Hablan por ti sus talleres,
el hombre y la mujer nuevos.
No has muerto.

Sus piedras llevan tu nombre,
sus construcciones tu sueño.
No has muerto.

No hay mares donde no habites,
ríos donde no estés dentro.
No has muerto.

Campos en donde tus manos
abiertas no se hayan puesto.
No has muerto.

Cielos por donde no cruce
como un sol tu pensamiento.
No has muerto.

No hay ciudad que no recuerde
tu nombre cuando era fuego.
No has muerto.

Laureles de Stalingrado
siempre dirán que no has muerto.
No has muerto.

Los niños en sus canciones
te cantarán que no has muerto.
Los niños pobres del mundo,
que no has muerto.

Y en las cárceles de España
y en sus más perdidos pueblos
dirán que no has muerto.

Y los esclavos hundidos,
los amarillos, los negros,
los más olvidados tristes,
los más rotos sin consuelo,
dirán que no has muerto.

La Tierra toda girando,
que no has muerto.
Lenin, junto a ti dormido,
también dirá que no has muerto».


 
2. AL COMPAÑERO STALIN
Por Miguel Hernández
 
En trenes poseídos de una pasión errante
por el carbón y el hierro que los provoca y mueve,
y en tensos aeroplanos de plumaje tajante
recorro la nación del trabajo y la nieve.


De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas,
sale una voz profunda de máquinas y manos,
que indica entre mujeres: Aquí están tus hermanas,
y prorrumpe entre hombres: Estos son tus hermanos.

Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.
Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.
De cada aliento sale la ardiente bocanada
de tantos corazones unidos por parejas.

Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos
has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,
y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,
como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.

De unos hombres que apenas a vivir se atrevían
con la boca amarrada y el sueño esclavizado:
de unos cuerpos que andaban, vacilaban, crujían,
una masa de férreo volumen has forjado.

Has forjado una especie de mineral sencillo,
que observa la conducta del metal más valioso,
perfecciona el motor, y señala el martillo,
la hélice, la salud, con un dedo orgulloso.

Polvo para los zares, los reales bandidos:
Rusia nevada de hambre, dolor y cautiverios.
Ayer sus hijos iban a la muerte vencidos,
hoy proclaman la vida y hunden los cementerios.

Ayer iban sus ríos derritiendo los hielos,
quemados por la sangre de los trabajadores.
Hoy descubren industrias, maquinarias, anhelos,
y cantan rodeados de fábricas y flores.

Y los ancianos lentos que llevan una huella
de zar sobre sus hombros, interrumpen el paso,
por desplumar alegres su alta barba de estrella
ante el fulgor que remoza su ocaso.

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Las chozas se convierten en casas de granito.
El corazón se queda desnudo entre verdades.
Y como una visión real de lo inaudito,
brotan sobre la nada bandadas de ciudades.

La juventud de Rusia se esgrime y se agiganta
como un arma afilada por los rinocerontes.
La metalurgia suena dichosa de garganta,
y vibran los martillos de pie sobre los montes.

Con las inagotables vacas de oro yacente
que ordeñan los mineros de los montes Urales,
Rusia edifica un mundo feliz y trasparente
para los hombres llenos de impulsos fraternales.

Hoy que contra mi patria clavan sus bayonetas
legiones malparidas por una torpe entraña,
los girasoles rusos, como ciegos planetas,
hacen girar su rostro de rayos hacia España.

Aquí está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.

Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.

Frágiles dormitorios al sol de la luz clara,
sangrienta de repente y erizada de astillas.
¡Si tanto dormitorio deshecho se arrojara
sobre las dos cabezas y las cuatro mejillas!

Se arrojará, me advierte desde su tumba viva
Lenin, con pie de mármol y voz de bronce quieto,
mientras contempla inmóvil el agua constructiva
que fluye en forma humana detrás de su esqueleto.

Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas,
fuerza serán que cierre las fauces de la guerra.
Y sólo se verá tractores y manzanas,
panes y juventud sobre la tierra.

              

PENA, PENITA, PENA. DIOS CIEGA A LOS QUE NO QUIEREN VER… ¡¡ Y EL COMUNISMO MÁS, CLARO ESTÁ !!

                     

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Dos citas venidas, nada menos, del Reino de los Cielos:

Fátima (Portugal), Santísima Virgen María a los tres pastorcillos sobre RUSIA, 13 de julio de 1917:

«…La guerra terminará, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor….Para impedir eso vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieren mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas.…».

Santa Faustina Kowalska, Apóstol de la Divina Misericordia, canonizada por san Juan Pablo II. Polonia, 16 de diciembre de 1936 (España en plena guerra contra el comunismo, Hitler, tan odiado hoy por anticristos, ayudando a Franco y los suyos). Escribió su Diario por orden directa de Jesucristo Nuestro Señor:

818 El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión, Jesús me dijo: «no puedo soportar este país más tiempo; no Me ates las manos, hija Mía» Comprendí que si no hubiera sido por las plegarias de las almas queridas a Dios, toda esta nación habría vuelto a la nada. Oh, cuánto sufro por este país que expulsó a Dios de sus fronteras.

¿Quién ayudó a Rusia a extender sus errores por todo el mundo?
¿Quién ayudó a los católicos españoles a sobrevivir a su exterminio a manos de los rojos?
¿Quién tiene más credibilidad, Dios o los historiadores, periodistas, políticos, etc.?
¿Creen uds. en Dios verdaderamente o solo para guardar las apariencias?
¿Asesinar a decenas de millones de no nacidos en tiempos de paz no es mayor monstruosidad satánica que los fusilamientos en tiempos de guerra o es preferible tener dos varas de medir porque no se tiene santo temor de Dios y de su Juicio?

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