Getting your Trinity Audio player ready...
|
El sacerdote, pulveriza la creencia en la reencarnación tan de moda en las sociedades modernas
Raúl Rodríguez Azor Sacerdote diocesano de Valencia, ordenado en 2007. Bachiller en Teología. Máster en Bioética. Párroco y capellán de hospital. Canal de YouTube: Kurateka.
Dentro de su vocación sacerdotal, ¿cómo nace su interés por la apologética?
Más que un interés por la apologética diría que fue la curiosidad. Tras la crisis mundial del Covid todo se movió al mundo virtual y, fui a ver lo que allí se cocía. En las redes sociales en sus entornos descubrí un grupo de personas defendiendo la fe y evangelizando. Pero también me decepcionó el mayor número de lobos disfrazados de ovejas con diferentes evangelios que hacían pasar por los aprobados por la Iglesia. Es algo que me interpeló y que a su vez me obligaba a dar respuesta a tanta tergiversación, al odio y mentiras respecto a la fe católica desde las redes sociales.
¿Por qué está tan de moda en mucha gente la absurda y herética creencia en la reencarnación, llamada técnicamente metempsícosis?
Quiero creer que se debe al exotismo y el esnobismo de ver quién es más original. Es la actual sociedad del mercantilismo en todos los aspectos, incluyendo la transcendencia y la fe. Entonces algunos hacen la fe a su medida: esto de la fe cristiana me gusta, esto del budismo me viene bien, esto que me contaron del lejano hinduismo me encanta y uniendo todo lo que me gusta y rechazando exigencias, me creo mi religión a medida con mis caprichos, mis gustos y esperanzas, sin poner en duda nada, salvo si lo que se está creyendo y haciendo sincréticamente satisface sus ansias y caprichos, acallando sus sufrimientos o sus ganas de buscar sinceramente el sentido real, profundo y transcendente de la vida.
¿Hasta que punto es grave y peligroso creer en ello?
En primer lugar, hay que entender que es la reencarnación. Pues la reencarnación. se entiende como transmigración del alma, y es enseñada como el proceso de desencarnarse tras la muerte para incorporarse en un nuevo cuerpo y volver a una existencia terrenal en ese nuevo cuerpo. Es el paso a otras formas de existencia, y por supuesto, como cristianos, esta enseñanza no tiene cabida, ni podemos creer que esto sea una realidad plausible.
¿Cómo ha sido condenada esta aberrante doctrina por la Iglesia?
Tenemos que tener en cuenta que la reencarnación no es bíblica, las enseñanzas bíblicas se centran en la resurrección y la vida eterna. Por ejemplo, en el Evangelio de Juan, Jesús afirma: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá» (Juan 11, 25). Este enfoque en la resurrección difiere significativamente de la idea de la reencarnación, ya que promueve la esperanza en una vida futura después de la muerte física, en lugar de un ciclo continuo de nacimiento y renacimiento.
Por si quedaran dudas, las Escrituras son muy claras: “cada uno de nosotros vivimos una vez como seres mortales en la tierra, y una vez muertos nos presentamos ante el Juez de la Historia: Jesucristo” (Hebreos 9, 27). Este versículo es claro al sugerir que no hay ciclos repetidos de vida y muerte, como se entiende comúnmente en las falsas creencias de la reencarnación.
La Iglesia afirma que no hay reencarnaciones, no hay unas segundas oportunidades con reencarnaciones en otros cuerpos y otras vidas.
Las Escrituras indican tácitamente que al morir los creyentes tenemos dos destinos definitivos y eternos: estar con el Señor Jesús en el Cielo (2 Corintios 5, 8), y aquéllos que rechazaron el Evangelio de Cristo, van a un lugar de castigo. (Lucas 16, 19-31; 2 Pedro 2, 9).
Además, Jesús nos enseñó que desde la libertad y con la ayuda de su gracia, cada uno, decide su destino eterno en una sola vida (Mateo 25, 46) Es por ello que san Pablo enfatizó que “ahora es el día de salvación” (2 Corintios 6, 2) Mientras vivimos es tiempo de gracia y misericordia, una vez cerremos los ojos a las cañadas oscuras de este mundo los volveremos abrir para presentarnos, como expliqué, al Juicio de Dios.
¿Qué nos puede decir acerca del error de Orígenes al respecto?
Orígenes, influenciado por diferentes afirmaciones heterodoxas, parece enseñar algo sobre la reencarnación, pero no es así exactamente. Orígenes sostenía en su obra De Principiis (Peri Archon) que las almas existían antes de nacer y que Dios las creaba con libre albedrío. Aquellas que se alejaban de Dios caían en cuerpos materiales como parte de su proceso de purificación.
Sin embargo, Orígenes no enseñó la reencarnación en el sentido de que las almas pasan de un cuerpo a otro en múltiples vidas terrestres. Para él, la finalidad era la restauración de todas las cosas en Dios (apocatástasis), no un ciclo interminable de vidas humanas.
En el siglo VI, algunas ideas atribuidas a Orígenes fueron condenadas en el II Concilio de Constantinopla, incluyendo la preexistencia del alma y cualquier noción parecida a la reencarnación. La Iglesia reafirmó que cada alma es creada en el momento de la concepción y que la salvación o condenación es definitiva tras la muerte.
¿Qué dice el Catecismo al respecto?
El numeral 1013 es claro al afirmar que “La muerte es el fin del peregrinaje terrestre del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su destino último. Cuando ha terminado ‘el único curso de nuestra vida terrena’ (LG 48), no volveremos a otras vidas terrenas”.
Queda bien explícito que los seguidores de Cristo, en su Iglesia, creemos en la resurrección de los muertos y no en la reencarnación. No hay lugar a dudas y amparado en el triple fundamento de nuestra fe: Escritura y Tradición como hemos visto, y el Magisterio, como es este punto del Catecismo y el II Concilio de Constantinopla.
Mucha gente no le da importancia, pero creyendo en esta disparatada idea se niegan muchos dogmas de nuestra fe…
Así es, con la reencarnación, directamente la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo deja de ser realidad, para ser una reencarnación, una vuelta a la vida, una apariencia, etc… pero es en definitiva el resurgir de herejías cristológicas del pasado: arrianismo, nestorianismo, docetismo, etc…
Pero recordando el pilar fundamental de la fe de la Iglesia: “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” (1 Corintios 15,14) y las posteriores apariciones del Resucitado en carne glorificada, cae por su propio peso la posibilidad de una futura reencarnación.
Nuestra esperanza no es la reencarnación sino Cristo, y este resucitado, pues “sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos como Él es.” (1 Juan 3, 2).
Y se pone en peligro la salud de nuestra alma y nuestra salvación…
Por supuesto que sí, y de múltiples formas y diversas razones.
En primer lugar, la reencarnación no es justa, podríamos preguntarnos ¿por qué las personas serían castigadas a reencarnarse por algo que no recuerdan haber hecho en una vida anterior?
Una segunda objeción a tener en cuenta es que la reencarnación no funciona. Pues si, según esta “enseñanza” el karma libera progresivamente a la humanidad de sus deseos egoístas, ¿por qué la naturaleza humana no ha mejorado notablemente después de todos los siglos de historia y “reencarnaciones”?
Otro punto a tener en cuenta, es la pasividad social y humana, dado que la reencarnación hace que nos volvamos socialmente pasivos, puesto que se enseña que no debemos interferir con el «mal karma» o las malas circunstancias de los demás. Interferir en sus malas circunstancias traerá más mal karma para ellos y para nosotros, algo totalmente anticristiano: ¿Dónde queda mi prójimo? ¿Dónde el encargo del mandato del Amor entregado por Cristo a su Iglesia?
Y por último, sucede algo similar a la falsa enseñanza del “Evangelio de la prosperidad” surgida en el evangelismo del último siglo: la reencarnación es fatalista, puesto que, según las «leyes del karma” garantiza que cualquier cosa que «sembremos» en la vida presente, invariablemente lo “cosecharemos” en la próxima vida. Este creer infalible de la siembra del bien para la próxima reencarnación acaba con la Gracia de Dios en favor de los hombres.
¿Cómo es que la gente, incluso entre ellos brillantes profesionales, pueden llegar a creer en algo tan descabellado?
En definitiva, pienso que son modas e ingeniería social. Intelectualidad vacía o sucedáneos de verdad revestidos de autoridad y efectividad. Son fruto de una sociedad alérgica a enfrentarse a su realidad, con el silencio y con la misma transcendencia, que es Dios y el sentido de la vida impreso en nuestro corazón. Dando “autoridad” a libros llenos de cuentos y autoayudas anulas la capacidad de pensar, de ser crítico con uno mismo y con la sociedad. Estas autoridades y autoayudas solo sirven para ayudarse a ellos mismos llevándose por delante a una sociedad adormecida y carente de criterio y de espíritu crítico.
Se da mucho entre la gente que difunde testimonios de experiencias cercanas a la muerte…
Esto es debido, en numerosas ocasiones, al deseo inmaduro de no afrontar que somos finitos para este mundo. Para muchos, decirles que hemos sido creados por amor para la eternidad les es mas imposible de creer, que decirles que volverán a la vida en otro cuerpo, como una nueva oportunidad y, así se anclan en este tipo de experiencias, que hablan de vida después de la muerte, pero que tampoco afirman nada de la reencarnación. En el trasfondo se deja ver un ansia de no querer sufrir, de no aceptación de la vida y de una búsqueda inmadura o nada sincera del sentido de la vida.
Esta perniciosa influencia oriental, así como el esoterismo y gnosticismo, han calado en las sociedades católicas, quizá por la falta de formación y apostatar de la religión verdadera…
Pienso que frente a la falta de formación se une una infantilización e idiotización de la sociedad. Se eliminan las humanidades de los currículos educativos, la filosofía, la lectura de los clásicos de la literatura, sumado a otros factores de ingeniería social, dejan al hombre desnudo intelectualmente, pero con cientos de preguntas transcendentales. Pero ese vacío existencial sin herramientas para auto preguntarse y entablar una búsqueda sincera necesita una respuesta y esta se sacia con modas, espiritualidades que silencien la angustia existencial, y con todo aquello que evite el sufrimiento. Así se niega la transcendencia y la búsqueda sincera de la vida en Cristo.
Autor
-
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
Últimas entradas
- Actualidad05/02/2025P. Raúl Rodríguez: “La creencia en la reencarnación hace resurgir las herejías cristológicas del pasado”. Por Javier Navascués
- Actualidad04/02/2025Julio Loredo habla del canal Visto da Roma, profundo análisis de la vida de la Iglesia a la luz de la tradición. Por Javier Navascués
- Actualidad03/02/2025Nayeli Rodríguez: “En el Congreso se vio que estamos ganando la batalla al aborto y debemos perseverar”. Por Javier Navascués
- Actualidad02/02/2025Treviño, ex directora de Planned Parenthood: “Mi caso prueba que Dios existe y cambia los corazones”. Por Javier Navascués