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Marcela Jiménez Unquiles, patrón fundador y presidente de la Fundación Internacional Ratzinger es doctora con una tesis titulada “El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del discurso de Ratisbona: Die Horizonte der Vernunft ausweiten” vols. I-II con calificación sobresaliente cum laude y Premio extraordinario. Es funcionaria del Cuerpo Técnico de Auditoría y Contabilidad del Ministerio de Hacienda desde 1991 y profesora de Economía y Derecho Presupuestario en el Centro de Estudios Financieros desde 1991. En la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) coordina e imparte las asignaturas del título DECA (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica). Ha sido censora en la Conferencia Episcopal Española, y es profesora de las asignaturas de Antropología, Introducción al Cristianismo y Doctrina Social de la Iglesia, entre otras, en la Universidad Católica de Ávila, donde dirige la nueva Cátedra Joseph Ratzinger.
El acto de la presentación de la Fundación Internacional Ratzinger en España tendrá lugar el próximo lunes 16 de diciembre a las 19:00 en la Fundación Universitaria Española (Calle Alcalá 93, Madrid)
¿Por qué decidió escribir la tesis doctoral sobre Benedicto XVI, basada en cierto modo en el discurso de Ratisbona, que resume su cosmovisión teológica?
Era la forma de saldar una deuda con Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. Había leído algunas de sus obras, pero en su Cristología me sumergí de un modo tan profundo que el sacerdote que celebró mi matrimonio, D. Francisco González Adrán, me recomendó estudiar en la Universidad Eclesiástica San Dámaso. Sin apenas pensarlo seguí su consejo, y después de obtener la licenciatura en Ciencias Religiosas con una tesina titulada “La Resurrección de Jesús Fundamento de la fe cristina”, me embarqué en la maravillosa y ardua travesía de hacer el doctorado.
Además, decidí hacerlo sobre el pensamiento del autor que había despertado en mí un profundo interés por la Teología. Cumplí así la máxima de san Anselmo según la cual “si nuestra fe es firme, sería obrar con negligencia no querer conocer de manera racional cuanto creemos”. Rápidamente entendí que profundizar en el pensamiento y la obra de Joseph Ratzinger me permitía conocer más a Cristo. Sobre todo, cuando -como es el caso del teólogo alemán- el estudio de la Teología brota del amor a lo creído, pues entonces se indaga desde la razón en algo que nos precede y es más grande que nuestro pensamiento; y, de ese modo, el entendimiento se ilumina para dar razón de nuestra alegría.
Todo este proceso culminó, de la mano del catedrático de filosofía Leopoldo José Prieto, con la elaboración de la tesis doctoral titulada “El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del discurso de Ratisbona: Die Horizonte der Vernunft ausweiten”, estructurada en dos volúmenes. Su fundamentación teórica -lo decisivo desde el punto de vista de la justificación del trabajo- fue la posibilidad de profundizar en el estudio e investigación del pensamiento de Joseph Ratzinger desde una perspectiva esencialmente la académica. El análisis de las fuentes que lo nutren, la maduración de sus ideas y de sus obras, así como su potente cristología fueron el objeto de estudio de los primeros años, en los que traté de ponderar de forma analítica la labor especulativa de Ratzinger, dejando hablar a los textos y a los autores con los que él había entablado dialogo.
En definitiva, busqué realizar un estudio sistemático a través de un itinerario que alcanzará su punto focal en la Vorlesung de Ratisbona, y que estuviera circunscrito a las fuentes que forman parte de la matriz del pensamiento ratzingeriano y de su propia producción. Hay quienes consideraron el famoso discurso de Ratisbona como «el discurso del siglo». De lo que no hay duda es que fue un discurso magníficamente articulado y muy brillante, a pesar de que trajo consigo la primera gran censura del pontificado de Benedicto XVI. La lección magistral sobre fe y razón es, sin duda, una buena síntesis del pensamiento de Ratzinger, de su grado de coherencia y madurez teológica. En ese discurso se observa perfectamente una línea continua desde sus primeros años de formación en Múnich, hasta los últimos escritos gestados al final de su vida de clausura en el monasterio Mater Ecclesiae.
¿Por qué es importante tener fundamentos para armonizar la fe y la razón?
Porque en el caso de la fe cristiana, dado que necesita admitir la racionalidad de lo real, es fundamental investigar sobre su propia razón.
El papa teólogo estudió como nadie la historia. Ésta como lugar de manifestación de la verdad y del encuentro entre fe y razón, que es el núcleo temático de la lectio de Ratisbona. Tal encuentro (de razón y fe) sirve de contextualización y preparación para separar a Dios del resto de las divinidades mitológicas. Ratzinger recordaba con qué dureza los gobernantes helenísticos, los seléucidas, sometieron al pueblo de Israel, pero cómo poco a poco la fe del pueblo elegido se fue extendiendo entre los demás pueblos, sobrepasando tanto las barreras culturales como políticas; y así hasta encontrar lo mejor del pensamiento griego. La fusión entre la razón y la religión constituye a menudo el sustrato de las lecciones académicas del catedrático bávaro. La propia historia de la Revelación cuenta con ejemplos muy valiosos y sugerentes, como es La Septuaginta (“versión de los Setenta”), la noción bíblica o revelación del nombre de Dios y la aparición de la literatura sapiencial. Se trata de un acercamiento que venía de lejos, pero que sin duda posibilitó el encuentro entre la fe cristiana y el modo natural de reflexionar de los griegos. Tal integración greco-cristiana forma parte del patrimonio de Occidente, de las raíces o pilares históricos sobre los que se asienta Europa: la razón griega, el patrimonio romano y la fe bíblica.
¿Cómo se fue gestando el proyecto de la Fundación Ratzinger?
Aunque esto es una cuestión muy personal, debo reconocer que el proyecto tomó forma tras recibir una carta del papa emérito. Fue entonces cuando tomé la decisión de poner en marcha el proyecto que había guardado en mi corazón durante casi cinco años. Hablé de ello con el Dr. Alejandro Sada, quien me había propuesto participar en un Proyecto Internacional de la Universidad Panamericana de México.
Así, en abril de 2021 acepté la propuesta para intervenir en el libro colaborativo “Ratzinger y los filósofos. De Platón a Vattimo” editado por Tracey Rowland, Alejandro Sada y Rudy Albino de Assunção. Una obra colectiva publicada -hasta el momento- en inglés y español, en la que participamos 19 autores procedentes de 10 países. Ratzinger y los filósofos tiene como principal objetivo poner en dialogo al teólogo papa con diferentes corrientes filosóficas, a fin de poder sacar a la luz formas concretas de colaboración entre la teología y la filosofía. Ciertamente, el proceso de gestación ha sido largo y no siempre fácil. Sin embargo, mi larga experiencia en la función pública nos ha permitido afrontar los numerosísimos tramites, dando finalmente a luz con éxito a una nueva Fundación de ámbito estatal con proyección internacional: la Fundación Internacional Ratzinger.
¿Cómo acaba naciendo y con qué objetivos?
La Fundación Internacional Ratzinger nace mediante Resolución de 9 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, por la que se inscribe en el Registro de Fundaciones de ámbito estatal.
De acuerdo con el artículo 3 de los Estatutos de la Fundación, sus fines u objetivos son la preservación y promoción del legado intelectual de Joseph Ratzinger, así como el fomento y difusión de su pensamiento y obra a través del estudio, la investigación, la docencia y cualquier otro medio que permita la organización de actividades a nivel nacional e internacional. Para la realización de sus fines, la Fundación impulsará a través de una red internacional (International Network Ratzinger) toda clase de actividades relacionadas con la investigación, docencia, publicaciones, concesión de ayudas y premios, celebración de congresos, encuentros, conferencias, viajes y actividades culturales, y cuantas otras puedan desempeñarse en el ámbito territorial de su actuación, nacional e internacional.
¿Cuál es el elenco de personalidades con las que cuentan por ahora?
Actualmente el Patronato de la Fundación está constituido por un total de 12 patronos vocales, uno de los cuales es el Sr. Cardenal Emérito de Madrid, Don Antonio María Rouco Varela, que forma parte del mismo como Patrono de Honor. El resto de patronos, por orden de nombramiento en la escritura pública de constitución, son: D. Jaime Mayor Oreja, D. Dalmacio Negro Pavón, D. Roque de las Heras Miguel, D. Pablo Blanco Sarto, D. Alejandro Sada Mier y Terán, D. Rudy Albino de Assunção, Dña. Lydia Jiménez González, D. José Tomás Raga Gil, Dña. Sara Gallardo González y D. Michael Dominic Taylor. El secretario de la Fundación es D. Pedro de Alcántara de la Herrán Matorras y el vicesecretario D. Santiago Francisco Cruz Cidoncha.
¿En qué actividades ha focalizado su acción concreta?
La FIR ha comenzado focalizando su actividad en México, ya que ha colaborado con la Universidad Panamericana en la celebración del Primer Congreso Internacional Cooperatores Veritatis, celebrado los días 17, 18 y 19 del pasado mes de abril en Ciudad de México. En el evento se dieron cita investigadores de numerosos países. El Congreso se convirtió en un espacio de fomento e intercambio de ideas y reflexiones que giraron en torno al tema de Ratzinger en diálogo con las tradiciones filosóficas. Es menester recordar que el nombre elegido para este Primer Congreso Internacional y para futuros congresos toma como referencia el lema elegido por Benedicto XVI: colaborador de la verdad. Buscarla conlleva el deseo y el gozo propios de una actividad intelectual, que no es otra que el amor por la sabiduría.
La verdad nos manifiesta la radicalidad y exigencia de nuestra existencia. Umberto Eco decía en su novela El nombre de la rosa: “la única verdad se llama aprender a liberarse de la morbosa pasión por la verdad”. En efecto, hablar de la verdad resulta molesto a la vez que anticuado en una época en que el dogma de la transformación y la factibilidad lo ocupa casi todo. En este sentido, la Fundación Internacional Ratzinger encarnará la defensa de una razón ampliada, abierta, dispuesta a ofrecer soluciones para no perder las raíces de nuestra cultura frente a los iconos del ateísmo, relativismo, indiferentismo, hedonismo, nihilismo y, sobre todo, para no abdicar del uso de la razón. Como sostiene Giulio Meotti, tras ofrecerse como un escudo viviente contra todo lo anterior, Ratzinger nos ha dejado detrás de sí las claves que aún pueden permitir a la humanidad arreglar las cosas. La luz de su pensamiento es la mejor guía para iluminar una época tal vez ensombrecida por los grandes desafíos presentes y futuros, que debemos afrontar sin pesimismo, seguros y de acuerdo a nuestro verdadero destino.
¿Por qué es tan importante que haya una cátedra Ratzinger en la Universidad Católica de Ávila?
La Cátedra Joseph Ratzinger, que tengo el honor de dirigir, nace para fomentar el estudio del importante legado intelectual de quien dedicó gran parte de su vida a la actividad académica en Frisinga, Bonn, Münster, Tubinga y Ratisbona. Los acontecimientos más significativos de la vida del pensador alemán, su teología y posterior magisterio, nos permitirán aproximarnos más a quien es conocido como teólogo de la razón e incansable buscador de la verdad. Razón y verdad son dos categorías profundamente necesarias en el ámbito universitario. En este sentido, la reivindicación de Ratzinger se dirige a combatir la fragmentación del saber para que la Universidad redescubra no solo la propia identidad cultural y sus raíces, sino un unum mayor que permita a las generaciones futuras adquirir una formación más rica, que propugne la unidad y universalidad del conocimiento.
Durante la JMJ celebrada en Madrid en 2011, el papa Benedicto XVI decía que la universidad es “la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana […] que no debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista de simple mercado, que ve al hombre como mero consumidor”. Sin embargo, actualmente nos encontramos con una situación bien distinta. Así pues, desde la cátedra Ratzinger de la Universidad Católica de Ávila intentaremos expandir la visión del gran teólogo alemán, en cuanto al concepto de universidad como escuela de ciencia que debe atender también a la formación espiritual, para que el conocimiento y la investigación se nutran mutuamente mediante la comprensión, el juicio y la creatividad.
Háblenos de las entidades que colaboran con ustedes y la posibilidad de formar parte como entidad colaboradora, sin que implique compromiso económico…
Las entidades que colaboran con la Fundación son principalmente instituciones académicas, o lo que es lo mismo, universidades de todo el mundo. Sin embargo, el apoyo no se limita a ellas, puesto que también contamos con la colaboración de fundaciones, asociaciones, entidades financieras y otras organizaciones comprometidas con nuestro proyecto.
¿Cuál va a ser su función en aras a impulsar que Benedicto XVI sea nombrado doctor de la Iglesia?
La Fundación Internacional Ratzinger apoyaría una iniciativa en ese sentido, puesto que sin duda Benedicto XVI ha influido notablemente en la teología. Y aunque hablamos de un proceso normalmente largo, esperamos y deseamos que Joseph Ratzinger-Benedicto XVI alcance ese reconocimiento, y pueda unirse como doctor de la Iglesia al elenco de doctores, entre los que destaca su gran maestro Agustín de Hipona.
¿Cómo se puede contactar y colaborar con ustedes?
Pueden comunicarse con nosotros a través del correo electrónico y teléfono de la Fundación, cuyos datos se encuentran disponibles en nuestra página web. A principios del próximo año, pondremos a disposición de los interesados un formulario para que investigadores, académicos, etc. puedan unirse, apoyar y dar visibilidad a sus trabajos e investigaciones a través de la página web de la Fundación. De esta forma, se podrá extender la International Network Ratzinger a nivel global.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Sin duda Ratzinger era un cerebro brillante, el problema, grande, de los Papas postconciliares es que les da pereza o vergüenza, o no les da la gana llegar a la conclusión final: el verdadero cristiano no puede asumir el mundo moderno, hijo de la ilustración (rebelión contra Dios) en la que se somete la Revelación divina a un escrutinio de la razón humana desde una posición de superioridad, de soberbia.
La Iglesia debe inmediatamente vovler a ser madre y maestra del mundo con la Revelación como centro absoluto innegociable, y por tanto, dejar patente que todos los errores de la modernidad son errores y se ha de volver a la Verdad completa.
La hermenéutica de la continuidad es otro intento estéril de mezclar el agua y el aceite, la verdad con el error.
No se puede servir a dos señores.