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Suena muy duro este titular, pero quien crea que no es así que lo demuestre. Obras son amores y no buenas razones. La noticia de El Mundo de hoy 4 de febrero de 2023, sobre las cesiones del PSOE, son el anuncio de la cada vez más inminente ruptura de España. Lo pone de manifiesto la humillante sonrisa pleitesía de Salvador Illa, secretario general del PSC en Cataluña, ante un serio y digno Pere Aragonés. Ya hace mucho, en 1978, el PSOE/PSC dejó caer su O de Obrero y su E de Español en Cataluña. Lo peor es que ahora, ya al descubierto, el PSC adopta una posición de total vasallaje para salvar al gobierno Frankenstein de Sánchez.
No se trata sólo de una foto desgraciada, sino que viene acompañada por la noticia de que el PSC da su apoyo a los nuevos presupuestos de la Generalitat, que permiten incrementar a veinte la presencia de sus antiespañolas “embajadas” en el mundo. También ayudan a seguir ampliando sus acciones preparatorias de la ruptura tales como como sufragar un proyecto del Centro de Historia Contemporánea de Cataluña destinado a «dar a conocer los fundamentos históricos milenarios de la existencia de una Cataluña soberana” así como para lograr que “Cataluña disponga de capacidad de interlocución ante otros gobiernos, impulse su participación en organismos internacionales y de apoyo a la ciudadanía catalana en el exterior”. Blanco y en botella. En suma 72,7 millones de euros, un 8% más que en 2022 para estas finalidades.
A ello se añade el apoyo a “la promoción de la lengua catalana”, que presuntamente debe seguir hoy estando aplastada por el franquismo. Pero la realidad es otra. Lo que se pretende es imponer la lengua catalana y expulsar al español de Cataluña para lo cual aumentará su presupuesto en un 25,5%, pasando de 47 a 59 millones de euros. Por supuesto también, como no podía faltar, se incrementa el apoyo a los medios de comunicación públicos para que contribuyan a ridiculizar lo español en Cataluña y a adoctrinar en el independentismo, para lo cual se asigna a TV3 y Catalunya Radio 336 millones de euros, un incremento del 18% respecto al año 2022.
Si además se tiene en cuenta el gasto en educación y resto de competencias que se han transferido a Cataluña, el poder de ruptura antiespañola en manos de la Generalitat es inmenso. ¿Cómo financia todo ello Cataluña? En gran parte con las transferencias del Gobierno de España y con deuda pública que avala España.
Todo ello conduce, cada vez a más velocidad, hacia el conflicto rupturista. ¿Cuál es la solución? No es sencilla. Pasa por hacer lo que Rajoy no tuvo el valor de hacer: un 155 que tome el control de la Generalitat para frenar sus políticas rupturistas y discriminatorias, acompañado por unas leyes de armonización del 150.3, que lleven al respeto de la soberanía del pueblo español, la unidad de España y el castellano como lengua vehicular en toda España, así como a contenidos educativos unificados, todo lo cual es habitual en todos los países de la Unión Europea. Si queremos lograr la convivencia democrática, que propugna nuestra Constitución en su preámbulo, no hay más remedio que apelar al pueblo español, para que con su voto apoye a quienes propugnen este tipo de políticas. Eso o la ruptura anunciada.
Autor
- Administrador Civil del Estado.
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