21/11/2024 09:57
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El próximo 15 de septiembre, los Royal de Europa se reunirán con motivo de celebrar los 50 años en el trono de uno de los suyos, Carlos Gustavo de Suecia, una efeméride a la que llaman Jubileo de Oro. Así, que, con motivo de tan importante encuentro, seguro que esta distinguida familia hablará de cómo seguir manteniendo “el Negocio” que comparten individualmente y en conjunto. Lo que no deja de extrañar que un grupo tan reducido de personas en comparación con la población de Europa y sin apoyos determinantes (Ejército e Iglesia), pueda seguir viviendo de la sopa boba a costa de millones de personas. Cuestión que habría que solucionar antes de que se cumpliera el primer tercio de este siglo comenzado.

Ahora bien, puestos a precisar algunas diferencias entre la Monarquía sueca y la española, es evidente que la de España tiene un “pase”, aunque no sea una larga cambiada. Me refiero a que España sigue respetando, aunque sea por inercia y el nivel de la clase política que se ha venido sucediendo desde el 21 de noviembre de 1975, lo que decidió Franco. Que no es el caso de Suecia, el país de aquél primer ministro con contactos en la KGB, Olof Palmer, que murió acribillado a tiros por el “chapero” (hombre que se prostituye con otro hombre) que le “ponía”, a cuyas citas seguro que iría con “hucha” con la que pedía organizar una revuelta en España.

Hablamos de Suecia, el país al que se rindió toda la progresía roja de Europa de la década de los setenta del siglo pasado por tan diferentes motivos como: la libertad de cualquier tipo de aberración sexual, la legalización de la pornografía y las drogas, el alcoholismo y los suicidios… Suecia, infierno y paraíso.

Pues resulta que los suecos son incapaces de frustrar las esperanzas de un señor que lleva viviendo a su costa más de 50 años, y que, en el colmo de la desvergüenza, va y lo celebra.

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Verdaderamente los pueblos tienen lo que se merecen, aunque siempre hay tiempo de enmendar.

Consideraciones al margen:

1ª. Quienes somos partidarios de la Monarquía tradicional, católica y representativa, la Corona al servicio del pueblo y de su identidad, no podemos dar un mal pase a lo que hoy se nos presenta como Monarquía.

2ª. La Monarquía liberal (parlamentaria o constitucional) es una forma de Estado caduca, antidemocrática y carente de poder real efectivo, sostenerla es más que un contrasentido de razón.

3ª. El debate sobre Monarquía o República se resuelve acudiendo al pueblo en referéndum.

4ª. Después del “perjurio” de quien encarnaba la Monarquía instaurada por el Caudillo, no hay otra opción que la apuntada por don Blas Piñar en “Hacia la III República”, (Fuerza Nueva Editorial, 1 enero 1979): “al servicio de la Unidad, Grandeza y Libertad de España”. Tesis de doctorado político.

5ª. Nuestras nefastas experiencias republicanas (también podríamos hablar de cuatro siglos de nefasta experiencia monárquica) no deberían tener valor de consideración comparativa, toda vez que no fueron alentadas y promovidas por el pueblo, sino por camarillas de masones y anarquistas, la primera, y por masones y marxistas la segunda.

6ª. Si los pueblos son “unidades de destino” …, deberían ser valientes y tomar las riendas de ese destino.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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Geppetto

Vamos a ver
La monarquia sueca es un apaño del depredador europeo llamado Napoleon y la española, aunque tambien de raiz francesa, aunque solo esta casa reinante de Borbon, peleo con brio contra la monarquia de Jose Bonapatrte que quiera imponer el cabezon de su hermano Napoleón.
Por lo demas a los españoles les importa un soberano rabano si el pajaro este sueco celebra sus bodad de oro, su subida al Tono o si le gustan los buñuelos de viento o el vodka.
Ni siquiera a los cuatro que se llaman asi mismos monarquicos borbonicos les importa un pito lo que haga el muchuelo de Suecia

Proby

Olof PALME, no Palmer.

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