17/05/2024 10:38
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¿Me gustan las guerras? Obviamente, no, las detesto con todo mi ser, mucho más la civiles, entre compatriotas. Pero más aborrezco – infinitamente más- las injustas paces. No hay que permitir otro secuestro domiciliario bajo ningún concepto. La fecha del nuevo encierro, principios de septiembre, hormigueando, obsesivamente. Observen nuestra devastadísima patria, España, cárcel o manicomio al aire libre. O laboratorio experimental, España, nación singularmente sumisa y patética. España avestruz, viene la tormenta de arena del Siglo/Milenio y todos, ale, cabeza en la arena. Patria ahíta de traidores, entre todas sus élites, y lo peor de todo, lo más doloroso, el viscoso populacho aplaudiendo, a las ocho, o a cualquier hora.

Esto es una puta locura, no tiene otro nombre

El mismo gallifante que te ha desvalijado – libertad, dinero, amor entre hombre y mujer, tiempo, dignidad- te obliga a taparte la boca, encerrarte en casa y a no comer y a observar minuciosamente la ruina y la humillación y el hambre de tu familia y, dale, vosotros, en plan palmero, estamos perdidos.  La peña se halla tan teleabducida que nada,  que no hay manera, espeluznante zombis, en estado catatónico, ni un adarme de reacción, aunque se estén muriendo. Esto no es vida, coño. Miedo, delación, sospecha, ignorancia, psicosis de masas. Esto es una puta locura, no tiene otro nombre. La dictadura del borrego enmascarado va tomando forma. De manos de una partitocrática casta dictatorial apoyada por soplagaitas con bozal. Mascarinazis o mascaribolches, lo mismo me da, que cada cual elija su fobia política predilecta. En definitiva, hoy, me ciño al hoy, cómo no, sociedad esclava 2.0. La «liberal» Díaz, tenebrosas medidas de corte comunista. Modelo chino de vigilancia y control totales. Black Mirror, ampliamente superado.

El combate callejero, no twittero

El combate no puede ni debe ser twittero, joer, la lucha, siempre callejera, pacífico, sin duda, faltaría más, saliendo en grupos de varias personas, negándonos a llevar el puto bozal y pagar multas y jamás entregar el dni al madero corrupto de turno que quiere que nos casquemos el bozal. Si no funciona con grupos de diez, pues cien, mil, diez mil. En cuchipanda se les complica la cosa. Insumisión, rebelión, manifestaciones masivas. No hay otra.  O en el súper, montar pajarracas, una tras otras, sin levantar la voz, pero tú me atiendes sin bozal. Pues llamo a la policía. Pues llama a quien quieras. Y no quedarte solo en ese trance, leche, esa es la clave de todo.

Y luego con la excusa de la vacuna, te quieren cascar en tu organismo sustancias que van a hacer que nuestro ADN (o ARN) se transforme y destroce nuestro sistema inmunitario,  más propensos a enfermar. Y si no te chutas la letal vacuna, lo mismo que si no te pones el bozal, tu vida (social) gravemente limitada. El estado policial/militar se ha ido consolidando desde septiembre de 2001, perpetuas falsas banderas. Ahora una vuelta más de tuerca en nombre de la «salud pública» que se convierte en la nueva e idolátrica religión de Estado. Este gol que nos han colado no tiene precedentes en la historia humana, de verdad lo tenemos muy, pero que muy jodido.

¿Se viene algo gordo?

Es nuestro futuro. Y nuestro presente. El Banco Mundial y el Fondo Monetario ya tienen reservada pasta para España. La consigna, luminosa, nuevo arresto casero a partir de septiembre, ni podemos ni debemos consentirlo, destrucción en ciernes de todo el tejido empresarial, pequeño y mediano. El botín repartido entre un  Leviatán hiperopresivo y oligopolios variados, macizas megacorporaciones «esenciales», todo es esencial, menos nosotros. Luego nos darán limosna para arroz, patatas y pan. El brazo armado del Leviatán – policía, picolos y soldadesca- tienen orden de pillarse las vacaciones antes del 15 de septiembre. El 15 de septiembre, tope, también, en muchas grandes empresas. Obligados, sin duda, los milicos a estar disponibles y no poder coger vacaciones a partir de esa fecha. ¿Eso quiere decir que les van a hacer falta esos militares para algo? Se viene algo gordo. Al menos, se intuye, esto es abracadabrante, cómo montan la pésima película. Julio y agosto, libertad condicional. Principios de septiembre, tras la hiperdeuda europea, ponemos el culo, bajan las pensiones un 30% y nos confinan, la gente sale a la calle porque no tienen qué llevarse a la boca, la gazuza mueve montañas, detenciones y disparos. ¿Será cierto? ¿Será necesario? ¿Será bueno?

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No digas que fue un sueño

Los supervivientes, tras el caos, morirán enfermos. Vacunar a todo cristo, pues. Como dice Toñín, el colega de Aluche, mira Luys, «si me bienen kon una geringuilla berán ke mi pintxo es mallor y más peligroso, el matxete siempre a mi lado». La rabia y el orgullo, memento Fallaci. Pueblo absolutamente desarmado, literal y metafóricamente. Si algunos seguimos, ¿estúpidamente?, confiando en el último ápice que pudiese quedar de independencia judicial, haciendo las cosas de forma razonable, van y se enjabonan el ojete con tu recurso. Aquí y ahora, o se hace algo gordo, pacífico repito, boicots comerciales e impagos de expoliadores impuestos, por ejemplo, o nuestro futuro pinta todavía peor, que ya es difícil, negro subsahariano. Escenarios reales, escenarios soñados. No digas que fue un sueño, seguimos amando Alejandría. Y, por supuesto, Madrid. Y España. Podríamos demostrarlo. De verdad, no con pulseritas ni bozales con la rojigualda. Mi bandera vinculada a mentira y opresión, tócate los pies. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.