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Introducción
Marshall McLuhan había hablado allá en 1979 que “la radio [en tiempos de Hitler] les permitía a los alemanes estar todos juntos, al mismo tiempo, llegando a ser un gran clan tribal otra vez. Esto es aplicable a toda la humanidad, la cual lleva ser una gran y única familia” lo cual es el sustento para lo dicho en The Guttenberg Galaxy (1962) por el mismo autor, a saber, “La nueva interdependencia electrónica recrea el mundo a imagen de una aldea global”. Como bien sabemos, todo cuerpo político (comunidad) exige necesariamente una cabeza, ha de haber entonces una cabeza para este mundo globalizado. La ideología a través de la cual esta cabeza se erige sobre todo el mundo (globo) es el globalismo y sus herramientas visibles hoy para someternos a todos en esta tiranía son la declaración universal de los derechos humanos a través de la ONU.
Para abordar los artículos al respecto voy a tener como bibliografía principal el tratado De Legibus, escrito por el doctor eximio y piadoso Francisco Suárez, ilustre Español del s. XVI.
Análisis
El globo como cuerpo político o comunidad mundial.
Para empezar este punto es vital, ya que el globalismo parte del presupuesto de que el globo es una comunidad mundial o cuerpo político al cual puede someterlo cual cabeza al cuerpo. Para ello hay que ver que hay dos formas de considerar la multitud humana[1], la primera forma es “[…] sólo como un conglomerado sin ningún orden ni unión física ni moral” y la segunda es con orden y unión física y moral en cuanto “por un deseo especial o consentimiento general, se reúnen en un cuerpo político con un vínculo de sociedad y para ayudarse mutuamente en orden a un fin político, de la misma manera que forman un cuerpo místico que moralmente puede llamarse uno por su naturaleza”. Dicho de esta manera tenemos que el primer modo “[…] los hombres no forman una unidad, ni física ni moral, y por eso tampoco son propiamente un cuerpo político, y por consiguiente no necesitan de una cabeza ni de un soberano”. En este sentido los seres humanos al no tener orden ni unión moral ni física no se diferenciarían mucho de un cúmulo de ladrillos desperdigados en el suelo. Respecto al segundo modo de entender tenemos que forman un cuerpo y “[…] ese cuerpo, en consecuencia, tiene necesidad de una cabeza”.
Objeciones:
Se puede objetar que gracias a la tecnología el tiempo y el espacio ya han sido superados y gracias a ello tanto el que está en la china como el que está en Francia, gracias a la tecnología (internet), ya tienen una unión virtual que reemplaza a la física. También se puede objetar respecto al orden y unión moral aduciendo que se ha encontrado una ideología que une a todos los seres humanos del mundo moralmente, los derechos humanos y el mercado. Ya que todos los seres humanos y sus comunidades tienen los derechos humanos y el mercado como principios morales, luego ya hay unión moral. Por lo dicho en este párrafo, el mundo tendría una unión física gracias a la virtualidad y una unión y orden moral gracias a los derechos humanos universales y el mercado, luego sí podemos hablar de que este mundo (globo) es un cuerpo que exige una cabeza y esta cabeza es la ONU.
Respuesta a las objeciones propuestas
Respecto a la posibilidad de que la unión física entre humanos sea reemplazada por la virtual, se niega tal posibilidad porque tal unión no es suficiente para tener los efectos de una unión física. Esto es evidente sobre todo en la post pandemia que vivimos ¿Qué nación podría sobrevivir con exclusividad en la virtualidad? El ser humano por naturaleza no puede estar en la virtualidad ni sustentar nada en ello, de hecho, todo lo virtual debe estar sustentado en la realidad física. Esto se prueba por la propia naturaleza humana, la cual no está hecha exclusivamente para los fenómenos virtuales, sino reales, para lo verdadero en cuanto verdadero y no en cuanto virtual; en este mismo sentido, la naturaleza humana en cuanto social estaría insatisfecha con una convivencia exclusivamente virtual a no ser que se subordine en lo físico. Se prueba: ¿Podemos llamar nación a la comunidad de Facebook, Twitter o WhatsApp? No, luego la virtualidad no puede reemplazar eficazmente a la unión física, pero puede fortalecerla, es decir, no reemplazarla sino someterse como instrumento. Pero ya que el problema no sólo es cuestión de unión física sino de unión y orden moral, vayamos a objetar la siguiente cuestión.
Se puede responder que los derechos humanos y el mercado no han unido a todas las naciones del mundo y si lo ha hecho, es una falsa unión. El derecho debemos entenderlo por su significado propio, a saber, el “[…] poder moral que cada uno tiene sobre lo suyo o sobre lo que se le debe”[2] y ya que este es el fin de la justicia, entonces lo justo es anterior al derecho por lo que no puede ser el derecho un principio moral, sino un objeto al que tiende. Lo anterior se puede ver claramente cuando Suárez dice que “la justicia es una virtud que otorga a cada uno su derecho, es decir, que otorga a cada uno lo que le pertenece; luego la acción o facultad moral que cada uno tiene sobre su cosa o sobre la cosa que de algún modo le pertenece, se llama derecho y ese parece ser propiamente el objeto de la justicia.”[3] Dicho esto, los derechos humanos no son principios morales que van a determinar lo justo o injusto sino que tales derechos se fundamentan en principios morales a través de los cuales se asigna o no los derechos a cada persona.
Principios y objetos morales
Para aclarar mejor este asunto voy a esclarecer las diferencias entre principios y objetos morales. Los principios morales son aquellos elementos universales a partir de los cuales se puede discernir si algo es bueno o malo, esto es la ley natural, a saber, “[…] es la que reside en la mente humana para discernir lo bueno de lo malo, según aquello del SALMO: ¿Quién nos muestra a nosotros lo bueno? Ha brillado sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. Así lo explicó Santo Tomás, el cual concluye que la ley natural es una participación de la ley eterna en la criatura racional.”[4] Esta ley natural es como una propiedad de la naturaleza y es tal porque Dios mismo la infundió en la naturaleza. Esta ley natural que es principio moral ha de ser eterna e inmutable, eterna tal cual sostenía el doctor angélico el cual “[…] prueba esta verdad de la siguiente manera: Es preciso que en Dios haya alguna ley; ahora bien, esa ley tiene que ser eterna; luego es preciso que en el mundo haya una ley eterna. La menor la damos por supuesta, porque Dios es inmutable y nada puede añadírsele de nuevo. Y la mayor es clara, pues teniendo Dios como tiene providencia, forzosamente hay que suponer en él una razón práctica eterna con la que dispone y ordena todo en el universo”[5], a su vez la inmutabilidad la confirma y aclara San Agustín diciendo que “toda ley humana es mudable y es susceptible de defecto y error; luego forzosamente supone alguna ley inmutable que le dé estabilidad y —por decirlo así— medida, a fin de que, conformándose con ella, quede en su debido punto; esa ley no es otra que la ley eterna.”[6] Viendo que la ley natural es ley eterna e inmutable y a su vez es medida de toda ley, luego ha de ser el principio de toda ley, a saber, principio moral o cimiento a partir del cual puede hacer reflexiones morales. Veamos el objeto moral: “Es objeto de moral aquello del cual puede discernirse lo bueno de lo malo”[7] y de los derechos humanos podemos bien establecer si está bien o mal darle a tal persona tal o cual derecho, luego es objeto moral. Esto va en contra totalmente de los derechos humanos tal cual hoy se enseña y se impone en nuestras sociedades, pues para la nueva moral los derechos humanos son absolutos o universalmente buenos y convenientes independiente de la moralidad de los actos humanos. ¿Qué es lo que propiamente une y ordena moralmente a una comunidad? ¿Los objetos morales en cuanto que son el punto de partida de la reflexión moral? ¿los principios morales a partir de los cuales se va a determinar la moralidad de los actos y efectos humanos? Por más que se tengan objetos morales, si no se tienen principios, no es posible la reflexión moral. ¿Y se puede hacer reflexión moral sin los objetos morales? No, pero los objetos morales son distintos en todo el mundo y por el hecho de tenerlos no hay unión sino división, ya porque unos lo tienen y otros no, ya porque los objetos morales no son siempre vistos de la misma manera ni tienen justificación suficiente o han sido prescindidos de los principios morales; por ejemplo tenemos en el Perú el objeto moral Yawar Toro exclusivo de la sierra y no de la costa, y sin embargo en el Perú hay unión moral costa y sierra no en virtud de tal objeto moral (porque en una parte existe y en otro no). Otro ejemplo claro es que en España tienen el objeto moral filo terroristas en órganos gubernamentales (Ex miembros de ETA) ¿este objeto moral ha unido a los españoles? No, porque unos a partir de principios morales juzgan que es un mal moral y otros a partir de otros principios morales lo ven un bien, lo mismo pasa con el objeto moral fiesta taurina. ¿Los objetos morales unen? No necesariamente tal como se ve, unen o no, no en virtud de sí mismos sino en virtud de su relación con los principios morales, pero si los principios morales dentro de una determinada comunidad son distintos, todo objeto moral divide a la comunidad. En cambio, los principios morales sí unen a la comunidad en virtud de sí mismos sin necesidad de otros principios, luego la unión moral de un cuerpo político o comunidad se da necesariamente en virtud de los principios morales y no de los objetos morales. Por si queda una duda, sí es posible unir moralmente a una comunidad en virtud de objetos morales (fiesta brava, presidentes, ideologías, democracia, etc.) pero si estos no son sustentados por una comunión de principios morales, tales objetos tarde o temprano serán objeto de revolución ¿Por qué? Porque estos objetos morales unen en cuanto buenos, pero son buenos no universalmente sino contingentemente, y ya que tal contingencia está sujeta al contexto, y como todo contexto cambia y no es el mismo necesariamente en toda una comunidad, entonces ¿Por qué deben ser tales bienes y no males? ¿Por qué conservarlos? ¿Por qué no cambiarlos? Como se ve, debilitados los principios morales que sostienen un objeto moral unificador convierte en tal objeto un objeto de revolución o división en la misma comunidad. ¿No es lo que viene pasando con la tauromaquia, monarquía, matrimonio, familia, la nación, etc.? Pues todos los elementos que supuestamente unían moralmente un cuerpo político hoy son objetos de revolución.
Probado que los derechos humanos no son principios morales, por más que todas las naciones en el mundo hayan aceptado o pactado entre sí en pro de los derechos humanos, no hay unión y orden moral universal actualmente en principios morales, y si lo hubiera por unión en los derechos humanos como principios morales, por el hecho de ser un falso principio moral, será una falsa comunidad universal la cual exige una falsa cabeza. Una falsa cabeza no es verdadera cabeza la cual de suyo no es legítimo su poder en todo el globo. Para terminar esta cuestión debemos declarar que los derechos humanos como objetos morales plantean la siguiente cuestión ¿es la persona humana sujeto u objeto de derechos? Esta pregunta tal como pueden ver es una de las más silenciadas y necesarias a su vez para resistir a esta falsa cabeza que se erige en su falsa unión moral mundial.
Terminada la cuestión de los derechos es importante abordar el tema del mercado, es decir, ¿es acaso el mercado un principio moral? No, sino un objeto de la moral. Recordemos que “Es objeto de moral aquello del cual puede discernirse lo bueno de lo malo”[8], y ya que puede discernirse lo bueno de lo malo en el mercado, luego es objeto de moral. Se prueba ya que en el mercado puede haber transacciones injustas, así como comercio de cosas dañinas para consumo humano (como la droga), para la moral (vientres de alquiler, prostitución), para el medio ambiente. Es por esta razón que puede decirse que el liberalismo termina siendo parte del ideario globalista. El mercado no es un principio moral, así como sus elementos, oferta, demanda, etc. Pero ¡Cuidado! ¡No porque se hable en contra del Liberalismo se está haciendo apología al comunismo! Tal ideología es en verdad la herramienta principal para hacernos creer que sólo hay dos opciones, comunismo-liberalismo, haciendo que gente, muchas de ellas con muy buenas intenciones, vea el libertarismo como el mesías político y económico, no cayendo en cuenta que tal opción no es más que otro tentáculo del globalismo.
Conclusión de las respuestas a las objeciones
Dicho esto, tanto el mercado como los derechos humanos son objeto de la moral y por tanto no pueden ser los supuestos necesarios para el discernimiento de lo bueno de lo malo, y ya que sólo los principios morales son los que propiamente producen verdadera unión moral entre los hombres, luego el mercado, así como vimos en el caso de los derechos humanos, no puede unirnos verdaderamente. De esto se sigue que los medios morales a través de los cuáles el globalismo pretende imperar son falsos e insuficientes para unir y ordenar moralmente a todo el globo.
La cabeza de esta comunidad global
Desestimado los dos medios a través de los cuales la cabeza pretende regir por medio del globalismo, podemos decir de tal cabeza que no es legítima su autoridad en todo el globo. Nos es posible especular cuál es esta cabeza por los acontecimientos recientes de grandes conflictos bélicos y sanitarios, lo que nos ha llevado a sostener que la institución que pretende regir como cabeza de esta falsa comunidad global es la ONU. Esto es evidente ya que desde su fundación se ha vuelto un ente político internacional necesario para resolver conflictos, así como para promover políticas en los diferentes países del globo. Su rol es tan importante que para hablar de conflictos internacionales debe mencionarse a la ONU o sus agencias conexas (UNESCO, UNICEF, etc.). Esta organización internacional ya ha sobrepasado su rol de árbitro para impulsar ideologías como la de género y lenguaje de género[9], el aborto[10], imponiendo las vacunas contra el virus que ha azotado al mundo entero, etc. Todo ello ha dividido a las naciones que tienen unión moral no basadas en mercado o derechos humanos, sino en leyes naturales eternas e inmutables, como es el caso de los países de tradición católica. Es en estos países donde se vive una división por estar en peligro la unión moral en estos principios por los nuevos falsos principios impuestos para dividir, y como bien dicen, divide y gobierna, pues lo dicho. En España tanto como en Perú y Colombia, los exterroristas o filo terroristas después de haber matado gente (directa o indirectamente) hoy lideran o están detrás de movimientos políticos. ¿Qué ha provocado todo ello? División en nuestras naciones, tanto así que se ha llegado al extremo en España de enarbolar la independencia de Cataluña justificando tales actos en los pactos internacionales fijados por la ONU y sus agencias respectivas. Todo esto y más es prueba que el modus operandi de la ONU es criminal porque como antes hemos visto, pretende imponer objetos morales como principios morales o agentes unificadores en la moral, pero como tales son verdaderamente objetos no unen sino dividen, provocando que los objetos morales que antes unían a una comunidad en virtud de los principios morales, hoy son centros infecciosos de división en la comunidad, y todo esto, por cómo se viene dando, es muy bien pensado y maquiavélicamente hecho.
Conclusión
Dicho esto, desde lo visto anteriormente, la ONU no es cabeza legítima del mundo ni de los países que han firmado los respectivos acuerdos porque estos no son un cuerpo político o comunidad, ya que no tienen verdadera unión moral, sino falsa unión moral. Si en todo caso se quiere insistir en que la ONU es cabeza, será de un cuerpo político virtual o falso, a lo que le corresponde una cabeza de igual naturaleza. ¿Se le debe obediencia a una cabeza virtual? Pero no sólo no es legítima por no tener cuerpo verdadero de suyo para ser cabeza, sino que su modus operandi es tiránico y divisorio ¿No nos damos cuenta de que esta cabeza está dividiendo las comunidades católicas, entre ellas en especial a las naciones de la Hispanidad? ¿Se le debe obediencia a un tirano? No, resistir debemos al que por su esencia y ejercicio es tirano y malvado; resistir debemos para no dividirnos y hacer realidad nuestra unión hispana que este mortal enemigo quiere evitar a toda costa.
Este De globalismo, capite corporeque politico eius – prima pars servirá como base para abordar en mayor profundidad las cuestiones venideras donde iré penetrando las ideas capitales de este enemigo, cómo viene trabajando y cómo combatirlo.
Dios mediante viene De globalismo, capite corporeque politico eius – II.
Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat.
[1] Suárez F., De Legibus, Lib. III, cap. 3, n. 4.
[2] Idem., Lib. I, cap. 2, n. 5.
[3] Idem.
[4] Idem., cap. 3, n. 9.
[5] Idem., Lib. II, cap. 1, n. 3
[6] Idem.
[7] Idem., Lib. I, cap. 3, n. 9.
[8] Idem.
[9] Igualdad de género | Naciones Unidas y LGBTQI+ | Naciones Unidas
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