21/11/2024 11:59

Aún llegados a este incuestionable momento, en el que nadie se puede engañar ya, otra cosa es que quiera o la gravedad del mismo no le importe porque está conforme por las causas que sean, todavía hay solución, claro que sí, otra cosa es que llama la atención que excepto una ínfima minoría que además se atreve a decirlo públicamente, lo cual la honra mucho más, todos, también muchos de los que alardean de lo que en realidad no son, promuevan la confusión entre el pueblo que caído en la idiocia promovida durante ya casi medio siglo permanece inane y dócil a aceptar hasta lo que en breve va a acabar con él.

Y la solución está, paradójicamente y aunque no lo parezca y pocos se lo crean o lo quieran recordar, en la misma causa de la gravedad del momento, es decir, en la propia Constitución, que fue mal diseñada, con alevosía y premeditación, por un grupito de traidores, pues todos lo eran en su fuero interno y externo, para traicionar, con el tiempo, a España; carta magna que aunque tiene poco de bueno y mucho de malo, que está plagada de trampas saduceas con el fin citado, y que, además, ni siquiera en lo bueno se ha respetado por nadie y nunca, de ambos últimos reyes -ojalá lo sean- abajo incluidos, nadie, paradójicamente, repito, no deja de ser la legalidad y legitimidad a la que hay que agarrase, aunque sea como clavo ardiendo, porque nada más desean los enemigos de España que tirarla abajo para imponer la suya que ya sabemos lo que es.

Teniendo en cuenta que en toda legislación subyace un rango jerárquico en su exposición, es decir, que lo que consta primero es superior a lo que va después, el Artículo 56º dice que el rey “arbitra y modera el buen funcionamiento regular de las instituciones”, lo que unido a que jura cumplir y hacer cumplir la Constitución, le da absoluta potestad y autoridad, al tiempo que obligación y responsabilidad, para actuar y, cual árbitro que es, impedir que nadie, ni siquiera el Gobierno o el Parlamento, opere contra la unidad, integridad territorial, soberanía, independencia, libertad o el ordenamiento constitucional como ha sido el caso. Para cumplir con sus funciones, que sí existen, que son máximas, amplísimas e ineludibles, a pesar de que nos hayan hecho creer lo contrario, está obligado a no sancionar la ley de punto final recién aprobada y llamar a todos a que se retracten de su proceder de inmediato bajo amenaza de cesar al Gobierno, disolver las Cortes y convocar elecciones, con el fin, eso sí, de abrir un periodo de enmienda de la Constitución que suponga el fin del actual sistema partitocrático y la fundación de una democracia nacional de verdad corrigiendo todos los errores cometidos hasta el momento; muchas y muy distintas naciones lo vienen haciendo con la normalidad que ello implica. Con ello, además, no sólo salvaría a España en este tan aciago instante como se encuentra, sino también la libertad, la paz, la convivencia y su propia corona. Que ello le supondrá un choque institucional es evidente, pero para eso está donde está, para cumplir con sus obligaciones aún en las circunstancias más difíciles o más aún sobre todo en ellas; para lo cual contaría sin duda con el apoyo mayoritario del pueblo. Si no lo hace por la excusa, nunca razón, que sea, será responsable ante la historia de la irremisible debacle a la que se dirige España.

Si no lo hiciera, y no lo va a hacer, el Artículo 8º de la Constitución, que además figura en su Título Preliminar, ese en el que el pueblo teóricamente soberano sienta los pilares fundamentales de toda la Carta Magna y señala sus prioridades, siendo por ello superior a todo lo que viene después, encarga a las FFAA directamente, no al rey, ni al presidente del Gobierno, ni al Parlamento, no, a las FFAA, es decir, a los militares, a sus componentes, cuya cabeza es el JEMAD, asistido por los otros tres jefe de Estado Mayor, encarga, digo, “garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”, lo que unido a que también han jurado “guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”, les obliga, llegado este caso, a actuar en consecuencia. El que tal cosa no sea fácil, ni agradable, así como que conlleve un choque institucional, como en el caso del rey, pues también para eso están, para cumplir con su obligación ineludible si, como es el caso, les ha tocado.

No hacer lo dicho ni por el rey ni por las FFAA será traición; bien que una más de la ya larga lista que acumulan durante las últimas cuatro décadas, porque momentos tan graves como el actual ha habido no pocos, siendo éste consecuencia del incumplimiento de sus respectivas obligaciones por parte de ambos en ellos, teniendo ahora una oportunidad suprema de redimirse.

Lo dicho no supone vulneración del orden constitucional, sino todo lo contrario, su defensa a ultranza, in extremis, plena de legalidad y legitimidad, y obligatoria, cargada con la fuerza que da poseer la razón, aunque por supuesto haya quien no lo vaya a reconocer e incluso a rechazar, pero es que nunca en la vida se puede tener a todos de nuestra parte, lo que no excusa de cumplir con las obligaciones que se asumen, además voluntariamente, y por las que se cobra de nuestros impuestos. Si no se está dispuesto a cumplir con ellas, si no se está dispuesto a darlo todo por la Patria, que en la guerra es la propia vida, después de la de cuantos más enemigos mejor, y en la paz el cargo, el salario y las prebendas, entonces lo único digno y al tiempo obligado es dimitir; aunque mejor hubiera sido no haber asumido nunca el cargo.

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Marear la perdiz con recursos a tribunales por demás corruptos, interponerlos a otros extranjeros igual de corrompidos o teledirigidos por quienes nos odian por nuestra historia, andar en cábalas y circunloquios, distraer y confundir aún más si cabe al personal, fingir que se hace sin hacer, pronunciar frases y millones de palabras aparentemente lapidarias pero en realidad vacuas, sólo sirve para hacer reír y disfrutar a quienes nos destruyen.

No es este el peor momento de nuestra penosa historia más contemporánea y actual. Hemos llegado aquí habiendo permitido y aguantado sin rechistar cometer traición tras traición a unos y a otros, soportándola o con nuestros votos o con nuestra estúpida paciencia, dejadez e inhibición. Pero sí que es posible, claro que sí, que esta sea la última oportunidad de impedir el suicidio y destrucción de España tras de lo cual ya no seremos nada. Que nadie se engañe: mientras el rey y/o las FFAA no actúen, no habrá solución, porque el uno y los otros, o mejor sería ambos al unísono, son ultima causa patriae; y es que el pueblo, por sí solo, sin guías, no podrá; y hoy peor aún, porque reducido a la más profunda idiocia, tampoco querrá.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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Observador

Si, ya. La causa de todo que es la Prostitución resulta que va a ser la solución. Juuuuaaasss . Y que sea legítima y legal, pues habría mucho que hablar. Legal puede pero, ¿legítima? Sabiendo cómo hoy se sabe casi todo sobre como se hizo y por qué y para qué y quién lo hizo y que no había ninguna orden o encargo, ni siquiera de la ley para la reforma política de establecerse cortes constituyentes. Y tantas otras cosas como que a los españoles jamás se les preguntó si querían cortes constituyentes. Todo fue un montaje planificado desde arriba para imponerlo al pueblo español convenciéndole de que todo era correcto y todo estaba muy bien y muy legal.

Última edición: 5 meses hace por Observador
Miguel Sánchez Asenjo

Buenos días Don Francisco Bendala, compañero articulista: ¡AMÉN!

Sin duda, la tal Constitución, que desde el minuto uno de su promulgación, yo le puse el apodo: «EL PANFLETO DEL 78», tenía como cometido la destrucción de la Patria, descristianizándola y cambiando su historia y valores, para beneficio de todos los enemigos de España, desarbolándola en beneficio de desalmados y diabólicos personajillos, convertidos de la noche a la mañana, en políticos o «Castas privilegiadas».

Esta frase y párrafo, lo hago mío, pues así lo pienso y así lo he dicho decenas de veces. Gracias.

«Y la solución está, paradójicamente y aunque no lo parezca y pocos se lo crean o lo quieran recordar, en la misma causa de la gravedad del momento, es decir, en la propia Constitución, que fue mal diseñada, con alevosía y premeditación, por un grupito de traidores, pues todos lo eran en su fuero interno y externo, para traicionar, con el tiempo, a España; carta magna que aunque tiene poco de bueno y mucho de malo, que está plagada de trampas saduceas con el fin citado, y que, además, ni siquiera en lo bueno se ha respetado por nadie y nunca, de ambos últimos reyes -ojalá lo sean- abajo incluidos, nadie, paradójicamente, repito, no deja de ser la legalidad y legitimidad a la que hay que agarrase, aunque sea como clavo ardiendo, porque nada más desean los enemigos de España que tirarla abajo para imponer la suya que ya sabemos lo que es»

Ejecutado el mal y llegado a la consecución de la idea sobre «El País», sin valores, sin principios y sin dignidad, para poder recuperar el timón y la verdadera historia, ya solo nos queda el Ejército, que se subleve contra este Folletín, enviando al «Jefe Supremo de las FFAA.», de patitas a la frontera, para de una vez cerrar el lamentable capítulo de la Maldita Dinastia de los Borbones gabacho, que padecemos desde el año de desgracia 1.700. ¡NO QUEDA OTRA!

Reciba un cordial saludo de su amigo y compañero,

Miguel Sánchez

Observador

Esto sería lo adecuado. Pero confiar en un grupo de traidores desde el principio es mal negocio. Si dese el minuto 1 traidores. Recuerdo que Franco estaba vivo aunque ya en las ultimas y llega el masonazo principito a Él Aiun y arenga a las tropas. Acto seguido reúne a la plana mayor del ejército en África y les dice aquello de «las tropas quietas que el Sáhara se va a entregar» y todos respondieron amen. Nadie fue capaz de sacar su arma reglamentaria, encañonarle y ordenar su detención por «traición a la Patria», aún a costa de que allí mismo a ese valiente le pegasen dos tiros. Por mucho.lenos se levantaron Daoiz y Velarde. Yves que claro, el principito «Juanito» le llamaban les había prometido promoción, sillón y sueldo. Y efectivamente, al poco todos ascendieron y se volvieron de lo más Juancarlistas. Confiar en los sucesores de ese atajo de traidores (al menos para mí, es mi opinión)? Juuaaass me entra la risa floja. Se van a defender los intereses masones i ternacionakes angloamericanos mediante la OTAN pero defender España de sus enemigos internos y externos… Nada de nada

Alvar

No veo solución humana. No obstante tenemos el deber de recuperar la dignidad perdida, que podríamos, si organizáramos alguna «sociedad» invisible al Estado, con la misión de impartir justicia a todos y cada uno de los traidores a la Patria que sientan el culo sobre nuestras cabezas.

Miguel Sánchez Asenjo

Amigo:

De los generales no espero nada de nada. Están todos politizados.

Pero como pasó con los Gabachos, metidos en España por otro H.P., Borbon Fernando VII y su papá, aunque el mayor traidor de la Historia ha sido el perjuro, vividor, ladron, delincuente, crápula y degenerado de un tal J.C. I, rey por la desgracia de Franco, al nombrarle su sucesor. Salieron dos Oficiales Héroes a defender a la Patria y el pueblo les siguió.

¡AMÉN!

Observador

Eso me recuerda a una película en la cual un grupo de patriotas iba haciendo justicia. Y no estoy sugiriendo nada, que conste, porque ya hay que tener mucho cuidado con las palabras que no se malinterprete para no pillasela con un papel de fumar. Y bueno ya puestos habrá que esclarecer que me refiero a fumar tabaco legalmente no otras cosas. Si egg que… Etamo como etamo.

Hakenkreuz

El Rey tiene la legítima e intrasferible prerrogativa regia secular de abdicar. Y lo puede hacer, en bien de España y los españoles, en Cristo y la Santísima Virgen María, para poder hacer valer lo antes posible las promesas hechas por el Señor al Beato Bernardo de Hoyos, a san Antonio María Claret y a santa Maravillas de Jesús. Y eso que los «republicanos» siempre se quejan de lo mismo, no de la persona del monarca, contra el que nadie puede tener nada en lo personal, sino de la cantidad de dinero que hay que aportar de los impuestos para el Rey y su familia, luego no deberían tener objeción alguna a dicha abdicación. Los monárquicos menos aún. ¡Qué mejor guía para los españoles y Rey para España que el que es Rey de reyes y Señor de señores y qué mejor reina para España que la Santísima Virgen María, Reina de cielos y tierra, tan amada y venerada en España por tantas y tantas generaciones de nuestros mayores y por nosotros! Y cuán buen ejemplo se daría a las demás naciones de mayoría católica proclamar España como primer REINO CRISTIANO de la historia, para que las demás naciones sigan detrás.
¿No consagró de rodillas Alfonso XIII España al Sagrado Corazón de Jesús en 1919 en el Cerro de los Ángeles de Madrid? ¿Por qué no abdica su bisnieto de la forma expuesta, pues, si ama a España de verdad? Solo Dios puede ayudar a España y los españoles, como al resto del mundo. Déjese hacer al Señor. Y Felipe VI tiene la oportunidad histórica de librarse de una tarea que es imposible para él y para cualquier mortal en su puesto, y que solo le acarrearía acusaciones perennes, como a Carlos IV y Fernando VII, si llega a consumarse la ruptura de España tras siglos y siglos de unidad, en su reinado, Dios no lo quiera. No hay mejor garantía de unidad y permanencia de la patria que la del Señor mismo. Mejor siempre encomendar la unidad de España a Dios mismo.

Las FFAA ya no son las de Franco. Tropa, suboficiales y oficiales son mayoritariamente demócratas «profesionales» (es decir, usan el ejército como vía para obtener un oficio o profesión para la vida civil) o pasan absolutamente de España (especialmente los de origen no español), no digamos ya el generalato, repartido entre mayoría de socialistas y comunistas tipo Julio el rojo, y minoría de peperos socialdemócratas ultra pacifistas para beneficio de los negocios. Así son todos. Con ese alto mando, ¿para qué enemigos? El generalato es hoy todo un efecto llamada a la invasión (militar, que civil ya está en curso) de España por parte de Marruecos. Además, son funcionarios de la OTAN, que no de España, pues sin OTAN, triste es decirlo, no tendrían ni fusiles ni munición. Y si la OTAN les manda defender la integridad y soberanía de la patria de Ucrania, Polonia y los países bálticos, allí van como buenos subordinados funcionarios sin rechistar, incluso como carne de cañón de primera línea dejándose la sangre por esos países y atrayendo la furia nuclear de Rusia contra los que aquí quedamos.
España ya no tiene soberanía ni civil, ni militar. Tiene menos fuerza hoy el Ejército español que en tiempos de la invasión de Napoleón. Pero entonces había, al menos, una mayoría del pueblo español que era católica y patriota, como con el odiado Franco, que fue la que venció a los franceses y destruyó el dominio napoleónico de toda Europa, como el mismo Napoleón reconoció en su reclusión tras su derrota. Y hoy la mayoría odia a su propia patria porque les han enseñado que Franco era muy malo y odioso. Y Franco amaba a España, luego España debe ser muy fascista y odiosa y el que ama a España es un fascista, facha de la fachosfera ultra derechista hitleriana mussoliniana. Así de «inteligentes» han sido los que nos trajeron la democracia o Estado de derecho «que nos hemos dado». Esa es la enferma lógica que se viene enseñando en España desde 1976 con la democracia en colegios, institutos y universidades con las sucesivas leyes educativas antiespañolas y anticatólicas. Muchos soldados, como mucha población civil, o, ni siquiera ha nacido en España o es de descendencia extranjera, que viene a ser lo mismo, luego le importa un pimiento España con tal de que le den subvenciones para poder ir al bar o la terraza o fumarse porros de procedencia marroquí o jugárselo todo a las apuestas.

Hakenkreuz

Sí, por desgracia eligió Franco a J. C. I. Debió dejar España constituida en el primer REINO CRISTIANO con Cristo como Rey de España y la Virgen María Santísima como Reina de España para la eternidad. Entonces, poca oposición hubiese tenido, incluso consultando a los españoles como en 1966. Debió dejar España en manos de quien verdaderamente puede garantizar su integridad territorial, su unidad, su prosperidad y su integridad moral. Le faltó valor para ello.

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