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Cualquiera que esté bien o medianamente informado sabe que, en estos tiempos de escasez de lluvias, en España el gobierno social-comunista (apoyado por separatistas y terroristas) se dedica a demoler presas de embalses, e impide por todos los medios a su alcance la construcción de nuevas, aparte de oponerse a los planes hidrológicos elaborados décadas atrás que, entre otras muchas iniciativas preveían trasvases de unas cuencas hidrográficas a otras y evitar que, cuando llueve (que a veces lo hace, a pesar de la «pertinaz sequía») millones de litros de agua vayan a parar al mar, tras inundar pueblos, ciudades y arrasar con cultivos…
Es bueno explicar que es eso de la «pertinaz sequía», para los desinformados, desmemoriados y víctimas de las leyes educativa progresistas y de la desmemoria histórica: La «pertinaz sequía» fue una expresión que se acuñó en aquellos tiempos no tan lejanos, los del régimen de Franco, para justificar las malas cosechas – y el hambre que muchos sufrieron- y, también, las restricciones de energía. Las autoridades de la época decidieron modificar el diseño de los pantanos para lograr almacenar más agua, aunque se produjeran menos kilovatios. Pero, como bien sabe todo aquel que se deje influir por los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, hora, la culpa de todo, la tiene el «cambio climático».
Como afirmo en el capítulo de mi libro, «ESPAÑA SAQUEADA: POR QUÉ Y CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ… Y FORMA DE REMEDIARLO», que lleva por título «La solución a la España sedienta la tiene Israel», efectivamente el problema de la escasez de agua existente en España (ya sea para la agricultura, como para consumo humano, aseo personal, etc.) tiene solución.
¿Cómo no va a tener solución si los israelíes, poseyendo un territorio desértico en más del 60 por ciento, con escasez de lluvias y temperaturas altas que provocan una gran evaporación, han logrado solucionarlo e incluso exportan agua en la actualidad a las naciones vecinas?
Más tarde abordaremos qué hacen los israelíes para gestionar eficazmente el agua. Ahora vamos a hablar de los problemas que sufren España y los españoles:
El primer, y muy grave problema, se llama el «estado de las autonomías». Desde que se destruyó el estado unitario (de lo cual el mérito es de un tal José María Aznar que fue el que completó el proceso de transferencia de competencias a los gobiernos regionales), en la gestión del agua y la planificación de las políticas hidrológicas, cada gobierno regional posee competencia exclusiva, pues de cada uno de ellos depende todo lo que concierne a Agricultura, Medio Ambiente, Urbanismo y Vivienda y Ordenación del Territorio, lo cual implica que en estos asuntos tan vitales cada taifa de las 17 existentes, o mejor dicho sus capos, caciques y oligarcas, campan por sus fueros y hacen su santísima voluntad, para grangearse las simpatías de sus potenciales votantes-clientes residentes en la región de la que se trate, independientemente de si perjudican al resto de los españoles… La gestión de las diversas cuencas hidrográficas es un verdadereo caos, una enorme chapuza…
Hasta tal extremo es así que, cuando un río atraviesa varias regiones, pongo por caso, el río Guadiana, la gestión del cauce se realiza como les da la gana a los gobiernos de Castilla-la Mancha, de Extremadura y de Andalucía… Insisto, dándole prioridad a lo que cada gobierno regional considera importante, aunque esté en contradicción con las regiones colindantes. Tampoco podemos olvidar en este caso que el río Guadiana hace frontera con Portugal (Alentejo y Algarve) y su gobierno también tiene competencia en la gestión del río…
Insisto, un caos absoluto.
Aparte de los intereses de los oligarcas, caciques y capos regionales hay que añadir los intereses electorales y pactos diversos de los gobiernos de España, que condicionan la gestión del agua. Por ejemplo, hace más de dos décadas se elaboró un plan hidrológico nacional que, entre otras cuestiones preveía trasvasar agua de unas cuencas a otra, obviamente con la intención de ampliar zonas regables y abastecer de agua potable a quienes viven en determinados lugares y sufren carestía. De aquel plan hidrológico nunca más se supo pues, los diversos gobiernos (da igual que sean del PP o del PSOE) han acabado actuando al dictado de las asociaciones ecologistas y conservacionistas, tal como en lo que respecta a la construcción de nuevas centrales eléctricas de origen nuclear… Al parecer, a las diversas agrupaciones políticas (mejor sería llamarlas por su nombre: cárteles mafiosos) les importa un bledo que más del 80% de la población viva en apenas el 20% del territorio cercano al mar, y por supuesto menos aún les importa si el 20% de quienes viven en el interior de España, el territorio que llaman «España vaciada» acabarán vaciando aún más los pueblos y ciudades y yéndose a otros lugares con intención de conseguir empleo y mejor calidad de vida… Y, para recochineo los capos mafiosos nos salen cuando hay campañas electorales con aquello de que «les preocupa cada vez más la España vaciada y que hay emprender acciones para que mejore la forma de vida de sus habitantes, fijara población, dotar de servicios a quienes viven en el campo», y un largo etc. de palabrería vacía de charlatanes de feria. Y mientras, siguen destruyendo presas y etc. etc. Y mientras tanto, la deficiente red de canalizaciones hace que se pierda en multitud de lugares más del 30% del agua, y año tras año vemos como se inundan pueblos y ciudades cuando le da por llover, y miles, millones de litros de agua son desaprovechados y acaban en el mar sin hacer nada por embalsarlos para tiempos de sequía…
Tampoco podemos olvidar que hasta los gobiernos municipales poseen competencias en la gestión de los cauces fluviales.
Y, bueno, pues así nos va. Y vuelta a empezar con la pertinaz sequía.
Antes de hablar acerca de cómo hacen los israelíes para que no desperdiciar ni una sóla gota de agua, pienso que viene a cuento rememorar (aquello de la «memoria histórica») la política hidráulica de aquellos tiempos de los que muchos no quieren acordarse:
La «España de los pantanos» es la que va de 1939 a 1975, que habría que prolongar hasta 1990, ya que tras la muerte de Franco se finalizó la construcción de más de 30 embalses cuyas obras se habían iniciado antes de 1975. Pero los 36 años de Gobierno de Franco desde el final de la guerra hay que dividirlos en tres fases muy concretas. La primera, la de la «Autarquía» va desde el año 39 hasta el año 53, cuando, por fin, se rehacen las relaciones con Estados Unidos y el Vaticano. La segunda, iría desde ese año 53 hasta el 59, cuando se aprueba el plan de Estabilización y España daría el gran salto económico. Y la tercera va desde ese año 59 hasta 1975.
Todos estos antecedentes y este periodo de «Autarquía» son, sin embargo, la clave del desarrollo y la base del ambicioso plan hidráulico que se inicia ya seriamente en 1952. Por supuesto, a todo ello habría que sumar la construcción de los «pueblos nuevos» y la reforma agraria emprendida por entonces…
Para valorar adecuadamente tales obras debe tenerse siempre en cuenta la situación económica
de muchos de los años en los que se hicieron tales obras, así como su envergadura y los medios
técnicos con los que se contaron.
Fueron 615 los pantanos que se pusieron en marcha y siguen en activo; el primero que se inauguró en 1940 fue en Las Palmas y el último el de Las Breñas II en Córdoba.
Ahora toca hablar de cómo hacen en Israel para evitar que no se desperdicie la más mínima gota de agua:
Para comenzar, es importante señalar que, Israel tiene una superficie aproximadamente como la provincia de Badajoz, (poco más de 21.000 kilómetros cuadrados), de la cual el 60% del territorio es desierto. En Israel el agua es un recurso escasísimo, pero, a pesar de ello los israelíes han logrado llevar a cabo avances tales que, se puede hablar de «milagro tecnológico»: Israel ha conseguido abastecer de agua a sus más de nueve millones de habitantes y se ha acabado convirtiendo en la «potencia hídrica» de Oriente Medio y a escala planetaria.
El hecho de que Israel se haya convertido en el líder mundial en cuanto a la gestión eficaz y perdurable del agua, viene de muy lejos en el tiempo. Ya Theodor Herzl -el «padre del Estado de Israel- en 1902, hablaba de que era fundamental comenzar, con extrema urgencia, la búsqueda de soluciones al primer y principal problema del país: la distribución desigual del agua dulce en todo el territorio. El pensador sionista hablaba de la necesidad de elaborar un «plan de fantasía» para transportar el agua a grandes distancias.
La fantasía, el sueño de Theodor Herzl empezó a convertirse en realidad poco después de que Israel declarara su independencia en 1948, pues las sucesivas oleadas de nuevos inmigrantes carecían de agua suficiente para beber, para el aseo personal y para cultivar.
Para dar abasto a la cada vez más creciente demanda, la compañía nacional de agua de Israel, Mekorot, comenzó a construir el Transporte Nacional de Agua. Esta red de transporte de agua se diseñó para bombear el agua del norte del lago Kinneret (Mar de Galilea) y hacer llegar el agua a los proyectos regionales existentes en el centro y el sur de Israel. Pero cuando se completó en 1964, el 80% del agua transportada por este sistema se acabó destinando a la agricultura.
Por suerte, ya se estaba desarrollando una solución, gracias al genio innovador Simcha Blass y su hijo Yeshayahu, que comenzaron a desarrollar una tecnología de riego por goteo en 1959. su revolucionario método conduce lentamente el agua directamente a las raíces de los cultivos a través de una red de tubos, válvulas y goteros. Como este método de suministro evita la evaporación, las plantas absorben el 95% del agua que se les aplica, mucho más que el riego por aspersión, el riego «por superficie», o el riego por inundación. Con el riego mediante goteo, se consiguió destinar menos agua a las explotaciones agrícolas, sin comprometer la producción.
En 1965, el año siguiente a la finalización del Transporte Nacional de Agua, Blass y su hijo comenzaron a distribuir su novedoso sistema de riego por goteo por todo Israel y crearon Netafim, que sigue siendo líder mundial en este campo.
En la actualidad, el riego por goteo abarca más del 75% de los cultivos de Israel. Sinembargo, sólo el 5% de las explotaciones agrícolas de todo el mundo utilizan esta tecnología.
A pesar de las ventajas del método de National Water Carrier, en cuanto a gestión del agua y transportarla a grandes distancias, y de los beneficios de conservación del riego por goteo, ambas innovaciones extraían el agua exclusivamente de las limitadísimas fuentes de agua dulce de Israel, que eran bombeadas con tal rapidez que, no daba tiempo a que los acuíferos pudieran reponerse de forma natural. Por otro lado, la cantidad de agua dulce dedicada a la agricultura era enormemente superior a la destinada al consumo. A mediados de los años 80 del siglo pasado la agricultura consumía más del 70% del agua potable de la que disponía Israel.
Los ingenieros israelíes llegaron a la conclusión de que no se trataba sólo de administrar bien el agua dulce disponible, sino también de buscar el modo de aprovechar agua hasta entonces considerada como «no utilizable», como por ejemplo las aguas residuales. En 1985, en Israel se empezaron a utilizar en las explotaciones agrícolas aguas residuales tratadas y recicladas, a través de su Empresa Nacional de Aguas, lo cual redujo muchísimo la diferencia entre la demanda de agua en los hogares y el agua disponible. Evidentemente, el factor principal es que, las aguas residuales que se van por nuestros fregaderos, lavabos, duchas e inodoros no guardan relación con cuestiones climáticas, el tiempo meteorológico, o cuestiones parecidas, sino con el número de habitantes consumidores de agua y su nivel de vida.
En 2015, en Israel se logró tratar y reciclar el 86% de sus aguas residuales para uso agrícolas, convirtiéndose en lider mundial en cuanto a recuperación de aguas residuales. El segundo país después de Israel, ese mismo año era España, que reciclaba apenas el 17% de sus aguas aguas residuales. Gracias a los procesos de tratamiento que se aplican en Israel, las aguas residuales recicladas se limpian hasta alcanzar niveles casi potables antes de llegar a los cultivos para, de ese modo evitar su contaminación. Arededor del 50% del agua utilizada en agricultura es agua reciclada, algo que ha permitido convertir a la agricultura israelí en uno de los motores de su economía, pese al clima desértico.
Por supuesto, no hay que olvidar que, en Israel existe una «cultura del agua» que no existe en casi ningún lugar del mundo, aparte de los avances tecnológicos de los que venimos hablando.
Las autoridades israelíes se han propuesto como objetivo, reciclar 95% de sus aguas residuales y usarla para riegos en su producción agrícola, hacia el año 2025, permitiendo de ese modo que sus habitantes puedan disponer de más agua potable para consumir en sus hogares.
Según cálculos de los estudiosos de la gestión del agua, para 2025, el 60% del territorio del planeta Tierra sufrirá escasez hídrica, en muchos casos de forma extrema. Pero hay una razón para ser optimistas y viene justamente desde un país desértico, en Oriente Medio, cuyo nombre es ISRAEL.
Pero, además de todo lo que venimos hablando que hacen los israelíes para gestionar un bien tan escaso para ellos, como el agua, cuentan con cinco plantas desalinizadoras de agua; entre ellas, la planta de desalinización por ósmosis más grande del mundo. Actualmente, casi el 80% del agua que se consume en los hogares de Israel proviene del mar.
Según diversos estudios, más de 2.500 millones de personas (más de la tercera parte de la población mundial) viven en zonas con escasez de agua, lo cual se espera que empeore en las próximas décadas. La experiencia de Israel en este ámbito es, sin duda, de gran interés para los países que están ya enfrentándose al desafío hídrico. La escasez de agua está forzando a la gente a emigrar, la escasez de agua está provocando conflictos armados, y cientos de millones de personas en todo el mundo estarán en riesgo de ser obligadas a desplazarse a otros lugares, debido a ella en los próximos años.
Para hacerle frente a la crisis de agua que se nos acerca a pasos agigantados, o mejor dicho, que ya nos ha alcanzado (y más debido a la actual situación de escasez de lluvias), para intentar enfrentarnos al desafío hídrico, los diversos gobiernos deberían emprender acciones, de manera coordinada, tales como: orientar y educar a los ciudadanos para que, tomen conciencia de que es un recurso escaso que hay que conservar, por todos los medios a nuestro alcance; un recurso que hay que gestionar de forma eficaz; y por otro lado, tomar medidas para rehabilitar las fuentes de agua contaminadas y dedicar inversiones privadas y públicas a la investigación, para lograr mayores avances tecnológicos en este sector.
No cabe duda de que, para encarar este reto, el ejemplo a seguir es el modelo israelí que, viene demostrando un enorme éxito, sin precedentes, década tras década. La experiencia de Israel se basa fundamentalmente en cuatro pilares:
El primero de ellos es la necesidad de tomar de conciencia sobre la problemática hídrica, para que la gente entienda que el agua es un recurso vital, pero limitado, idea que debe ser enseñada desde los niveles iniciales del sistema de enseñanza y reforzado a través de los medios de información públicos y privados.
En segundo lugar, es urgente que los diversos gobiernos creen y pongan en funcionamiento, siguiendo el ejemplo de Israel, una «Autoridad Nacional de Aguas», entidad independiente de partidos e ideologías, que sea responsable de la coordinación de la producción, la calidad, distribución, las tarifas, la «educación», investigación y todo lo concerniente a la gestión del agua.
Otro tercer pilar, siguiendo también el modelo israelí, son las acciones destinadas a aprovechar de forma óptima el agua disponible, y esto los israelíes lo han conseguido de dos maneras principalmente: primero, logrando utilizar el agua de la mejor manera posible, en las tareas agrícolas y, segundo, a través del tratamiento y el reciclaje de aguas contaminadas, no potables, no aptas para el consumo en los hogares.
El cuarto pilar en el que se basa el modelo israelí, de gestión del agua, es la creación de nuevas fuentes de producción de agua, tales como la siembra de nubes, o la desalinización del agua de mar.
La desalinización del agua del mar es un asunto al que debemos dedicarle una especial atención:
Israel comenzó a desarrollar plantas de desalinización a través del proceso de osmosis inversa hace varias décadas, pero en los últimos 15-20 años la producción ha logrado un nivel absolutamente impresionante. Aunque en muchos lugares del mundo se han instalado plantas desalinizadoras en centros turísticos o industriales cercanos a la costa (como es el caso de España), las acciones emprendidas en Israel son a escala nacional. Eso significa que más del 70% del agua potable proviene del mar, es desalinizada. Si en principio el proceso era muy caro, debido a la gran cantidad de energía que se requiere en el proceso de producción, en Israel han conseguido bajar en forma constante el precio del metro cúbico de agua, hasta tal extremo que ya resulta rentable utilizar agua desalinizada para regar cultivos agrícolas.
En cuanto a la gestión eficaz del agua, tampoco podemos olvidar que, el Estado de Israel, también le da prioridad a la prevención de la pérdida de agua en la red de suministro. Mientras que en Israel se derrama un pequeño porcentaje de agua en los sistemas de suministro urbano (menos del 10%), en multitud de lugares del mundo la pérdida llega a sobrepasar el 30%. En Israel se ha desarrollado una amplia variedad de tecnologías y métodos para prevenir el problema en los sistemas de suministro y detectar fugas a través de sensores remotos y sistemas satelitales, dotados de la más alta tecnología.
Y mientras tanto, en España seguiremos hablando, y hablando, y hablando de la pertinaz sequía… y los diversos gobiernos, salvo que alguno se decida a ponerle el cascabel al gato y desmontar el «estado de las autonomías» (que es el principal obstáculo), seguirán pasando y hablarán del cambio climático y zarandajas por el estilo…
Ojalá me equivoque.
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Una información muy completa e interesantísima.
Muy bueno el articulo, es lo que se debe hacer, gestionar el agua a nivel nacional.
Israel no solo ha conseguido disponer del agua que necesita su población y su agricultura sino que, simultáneamente, ha conseguido plantar millones de árboles, en unos terrenos que antes eran áridos y desprovistos de vegetación, de tal forma que es el único país del mundo en el que aumenta cada año la superficie arbolada, y los bosques atraen las lluvias.