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Es el protagonista principal de la política catalana desde los últimos cuarenta años. Su larga trayectoria ha permitido ver su máximo esplendor y su decadencia. Incluso los chanchullos de su familia. El personaje Pujol, de por sí, es fantástico por tener una capacidad política única. No le ha acompañado el clan familiar. Tampoco supo retirarse a tiempo. El 9 de octubre de 1999 el periodista Gregorio Morán escribió sobre Pujol:

¿Cuál es el secreto mejor guardado de un tramposo?: que nadie crea nunca que hace trampas La doblez pujoliana es uno de los hallazgos de la historia contemporánea de este país. Ha conseguido hacer de la doblez una moral. Entre el personaje real y el que la gente se quiere creer hay tal diferencia que el resultado es un producto genuino; él es él y su doblez. No miente, sencillamente olvida decir la verdad. No tiene ningún apego al dinero, le basta con el que le tiene su entorno. Le importa un comino la familia, pero con tal de estar tranquilo en su propia casa acepta todos los trágalas que se le presentan. No es un hombre corrupto; sencillamente, no pregunta ni de dónde salió el Lamborghini de su retoño ni por los éxitos empresariales de la floristería de su señora…”.

Este artículo no fue publicado porque la censura del periódico La Vanguardia y del poder establecido decidieron que se le diera carpetazo y se silenciara. Los años han pasado pero la definición de Pujol es la misma ahora y hace quince años.

Josep Tarradellas -cuya evolución política es digna de estudiar por nuestra juventud, pues existen dos personalidades muy diferentes- decía en el año 1995 sobre Jordi Pujol: “Pujol debería dimitir por lo de Banca Catalana; es un dictador que dejará un lastre muy grande”.

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Esta cita de Tarradellas recuerda una que se pronunció el 29 de septiembre de 1936. En aquella ocasión el general Miguel Cabanellas le decía al general Alfredo Kindelán, después de la elección de Franco como jefe del Estado y Generalísimo:

Ustedes no saben lo que han hecho, porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el Ejército de África, como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando; y si, como quieren, van a darle en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie lo sustituya en la guerra ni después de ella, hasta su muerte”.

Ambas personas, Tarradellas y Cabanellas, conocían perfectamente a los dos protagonistas. Sus profecías se han cumplido. El pueblo tuvo y tendrá que pagar la soberbia de estos dos personajillos. Y continuando con Franco, en 1960 Pujol escribía sobre el jefe de gobierno:

Ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre prisionero. Por eso el régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública y económica”.

El texto se titulaba Os presentamos a Franco. Si cambiamos el protagonista del título tenemos al personaje que ocupó portadas por la corrupción de su familia. El corrupto Franco pasó, al cabo de cincuenta y cuatro años, a llamarse Pujol.

Autor

César Alcalá
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