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Viviendas de protección oficial. Por Eloy R. Mirayo.

 

El trayecto de las viviendas VPO, Viviendas de Protección Oficial en la España del conquistado Estado del Bienestar.

Esperar que a cada ciudadano español el Estado, su gobierno, le deba hacer entrega de una vivienda social, exigiendo hacer realidad la promesa que suelen hacer los políticos, especialmente en fechas electorales, es una esperanza imposible ya que, como toda utopía, nadie, desde ninguna ideología, podría conseguirlo, a pesar de que en el artículo 47 de nuestra Constitución diga: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regularizando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».

Este es el gráfico histórico de las viviendas entregadas de VPO. Quizás es que en épocas anteriores a 1991 aún no existía la Historia o no se edificaban viviendas sociales en España.

El gráfico señala que en momentos de máximo expendedor (gobierno Aznar) rozaron las 90.000 las viviendas protegidas de VPO que fueron entregadas. Desde entonces hasta 2019, se ha pasado, sin que a nadie se le haya caído la cara de vergüenza, a la irrisoria cifra de 6.615, repartidas de la siguiente manera: 1.031 al alquiler sin opción de compra y unas 234, que ya metidos en 2020, subieron a 384, también sin opción de compra.

Lo que ocurre es que las personas que se acercan a esos pisos que se entiende están para protegerles socialmente, como posibles inquilinos, se encuentran con que son inasequibles a sus ingresos y, en bastantes casos, más caros que los que se pueden alquilar en el mercado libre. Eso, al menos, ocurre en muchas ciudades españolas: Jaén más de un 36% la más negativa y Cuenca, la de menor diferencia, algo más de 20%. Eso nos da idea de cómo se gobierna en este país, haciendo regates al artículo 47 de la Constitución ¡no iba a ser la excepción!.

La protección es muy distinta a lo que estos políticos, tan empeñados en imponer «la igualdad» aun si la cifra de casi 90.000 viviendas al año se hubiera cumplido durante los últimos catorce años, sumando el total nos daría la cifra de 1.160.000 viviendas construidas y entregadas. Muy lejos de los más de 4.000.000 de viviendas, auténticamente sociales que en el mismo espacio de tiempo entregó Franco, en propiedad y a pagar de manera más cómoda de lo que resulta el actual «protegido alquiler». Entonces había suficiente con un sueldo mientras que ahora no se puede ni con dos para pagar un alquiler. ¿De comprar? ¡Anda ya!.

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La cosa parece indicar, que alguien me corrija, que si en realidad no existe la asfixiante demanda de la sociedad española de vivienda protegida, para qué preocuparse de dar trabajo a los enchufados del VPO que tan a gustito están junto a la calefacción en invierno y al amparo del acondicionador de aire en verano.

Para nada poner a sudar al ministro amigo de la venezolana Delcy Rodríguez, levantando bloques de viviendas si quienes deberían ponerse las pilas son la ministra de Industria, la ministra de Hacienda, la ministra de Asuntos Exteriores y la ministra de Trabajo. Sería bueno que la totalidad de este gobierno (eso es pedir angulas a una cizaña) estuviera mínimamente capacitado para poner a este país en marcha pero, no siendo así la realidad, habría que pedirles que permitan a las empresas caminar con sus pasos para en vez de tener que cerrar, haciendo aumentar las listas del paro, poder crecer para crear riqueza y empleo.  Exigirles humildad en su ignorancia, para no continuar con sus continuas meteduras de pata y que reconozcan a quienes crean economía, dejándoles que puedan hacer lo que tienen demostrado que saben. Ese será el momento en el que los pisos promovidos por Fomento, se venderán o se alquilarán, con la seguridad de que los beneficiarios pagarán puntualmente los mensuales recibos.

¡Coño! Como cuando Franco.

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.