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Los años 50 del pasado siglo constituyen un punto de inflexión a nivel económico y social en España. De una parte, el recuerdo de la guerra va quedando cada vez más en un horizonte que se antoja lejano y la sociedad comienza a mirar a un futuro esperanzador que se atisba, aunque un tanto alejado, de forma resuelta.
Atrás se queda la cartilla de racionamiento y, por tanto, la oscura época del estraperlo y se levanta el telón de la industrialización de la mano de los acuerdos firmados con los norteamericanos en 1953 que suponen el inicio de la modernización de España y, por tanto, el final del aislamiento internacional.
En esta década, concretamente en 1950, se inaugura la primera línea de Talgo entre las estaciones de Madrid Norte y Valladolid Campo Grande, atendida por el Talgo I que alcanza una velocidad sostenida de 120 km. hora. También comienza, en Barcelona, la producción de vehículos Seat bajo licencia de la firma italiana Fiat.
Son años de grandes obras hidráulicas que facilitan la electrificación de una gran parte del territorio nacional y las mejoras en el regadío. A partir de 1955 el incremento anual del volumen de agua embalsada -1.561 hm3- supone el 374% del estimado en los años de la República.
En 1955 España es admitida, junto a quince Países más, en la Organización de Naciones Unidas (ONU). También en esta década nace Televisión Española que inicia, tímidamente, sus primeras emisiones en octubre de 1958.
En cuanto al cine, sigue la tendencia de la década anterior, controlado por el Régimen que consigue transmitir, a través de las cintas cinematográficas, los valores patrios, exaltando hechos heroicos de nuestra historia y las tradiciones más enraizadas en nuestros pueblos; en resumen, un fiel reflejo de la España de aquellos años.
Surge en esta década el llamado cine negro español y lo hace con dos obras, ambas nacidas en factorías barcelonesas, en las que sus principales protagonistas son hombres del Cuerpo General de Policía, que en su quehacer diario glosan los valores, el espíritu de sacrificio, la cualificación profesional, el compañerismo e incluso los sinsabores que entraña la profesión policial. Estas dos cintas con las que el cine negro español levanta su telón son «Brigada Criminal» y «Apartado de Correos 1001».
Por lo demás, son innumerables las citas cinematográficas de estos años en los que, de una u otra forma, efectivos de la Policía Gubernativa aparecen reflejados en una o más escenas al tratarse, de una parte, de unos Cuerpos estrechamente vinculados a la sociedad urbana española de la época y, de otra, por su reciente creación aportando una seña de identidad característica de la década de los años 50.
Cualquier cinta en la que una de sus secuencias la constituye una detención o una persecución policial; la entrada a España por una frontera o simplemente el discurrir por las calles y plazas de los protagonistas del film, son aprovechados para que tal o cual Comisario, Inspector o Agente o simplemente un número de la Policía Armada, irrumpa en la película, aunque sea de forma casi anónima.
Resultaría del todo imposible hacer referencia a todas aquellas películas donde, en cualquiera de sus secuencias, aparecen individuos de la Policía Gubernativa ejerciendo alguna de sus funciones; por ello, nos haremos eco, exclusivamente, de aquellas otras que, por su temática exclusivamente policial, los miembros de los Cuerpos integrantes de la Policía son sus protagonistas principales.
Estas películas forman parte de una corriente de cine negro español, nacido, como hemos dicho, en factorías barcelonesas y que cosecharon importantes éxitos en las pantallas comerciales de nuestra Patria.
Hablamos de cintas como «Relato policiaco» (1954), «El cerco» (1955), «Distrito Quinto» (1957) o la más tardía «091 Policía al habla» (1960), además de las ya mencionadas «Brigada Criminal» y «Apartado de Correos 1001».
Brigada Criminal, dirigida por Ignacio F. Iquino, con una duración de 75 m., fue estrenada en Barcelona y Madrid en diciembre de 1950. Sus principales actores son Fernando Suárez, Soledad Lence y Alfonso Estela. En cuanto a su argumento, Fernando, sale de la Escuela General de Policía de Madrid con el título de Agente. Tras recibir el despacho se dirige a la Entidad bancaria en la que trabaja su tío para comunicárselo; mientras lo hace es testigo de cómo acceden al Banco unos atracadores y arma en mano roban la caja. Convencido de que puede identificarlos y detenerlos, el novato agente, pide a sus superiores que le dejen hacerse cargo de la investigación del hecho, pero éstos se muestran inflexibles dada su bisoñez y le asignan el caso de una serie de hurtos cometidos por un lavacoches en un garaje para lo cual tiene que hacerse pasar por empleado del establecimiento. Finalmente, los acontecimientos se precipitan y por una coincidencia se ve inmerso en la investigación del atraco.
«Brigada Criminal» fue la primera película española que tuvo como escenario el marco auténtico de una ciudad, en este caso Madrid y Barcelona, aprovechando a los transeúntes como extras; convirtiéndose, al incorporar una serie de innovadores medios de nuevo cuño, en la más moderna obra cinematográfica rodada en España hasta entonces.
La presencia de dos figuras de la pantalla española de la época de la talla de José Suárez y Alfonso Estela, encarnando papeles tan dispares como el del policía recién salido de la Escuela, el primero de ellos, y de un refinado jefe de una importante banda criminal, el segundo, que los hace enfrentarse en escena, supone un valor añadido a la cinta por tratarse de los dos actores que mejor representan este tipo de personajes en el panorama cinematográfico nacional del momento.
Se trata pues de un episodio realista de la policía española, en el que se pone de manifiesto, a través de la más moderna técnica cinematográfica la eficiencia de la entonces llamada Brigada Criminal en su lucha constante contra el crimen. El escenario del film tiene como marco principal Madrid y Barcelona y en sus calles y establecimientos más importantes se desarrollan sus escenas.
Innovador en nuestro cine resultó el empleo de los perros adscritos a la Unidad canina de la Academia Especial de la Policía Armada, resultando una incógnita el rendimiento que podrían dar ante la cámara, colaborando en la captura de los criminales en unas secuencias de difícil realización de la película. Al final, la actuación de los perros participantes en el film fue calificada como de asombrosa y las tomas resultaron perfectas. Un representante de la Dirección General de Seguridad, Arturo Roselló, se encargó de asesorar técnicamente al Director de la película, supervisando sus escenas y otros detalles como la personalidad de los funcionarios actuantes, la uniformidad de los Policías Armadas, etc., que merecieron el más encendido elogio de policías, técnicos y actores.
En junio de 1950 comenzó su rodaje alargándose por espacio de 90 días, realizando la película con gran animosidad y apurando hasta el máximo todas las posibilidades de la trama tanto sobre las cuartillas del guión, como luego en la toma de las escenas. Parte importante del film es la música del maestro Augusto Algueró, quien, con una partitura inspiradísima subraya muy acertadamente los pasajes más interesantes de la película.
Se estrenó en Barcelona el 4 de diciembre de 1950 en el cine Cristina. Esta sala ofrecía dos butacas para ver la proyección de la película a todos aquellos que pudiesen atestiguar que salían como extras anónimos en alguna de las secuencias de la película.
En Madrid se estrenó el 16 siguiente, en sesión de gala, en el cine Gran Vía, contando con la asistencia de los Ministros de Justicia, Raimundo Fernández Cuesta, y del Aire, General Gallarza, así como del Director General de Seguridad y de las más relevantes figuras teatrales, artísticas y cinematográficas; su presentación en la Capital significó la más prestigiosa ratificación al rotundo éxito que alcanzó en Barcelona con motivo de su estreno. Su Director recibió las más efusivas y sinceras felicitaciones por la realización de esta obra que enaltece y honra al cine español.
«Apartado de Correos 1001», dirigida por Julio Salvador, con una duración de 90 m., fue estrenada también en diciembre de 1950. Sus protagonistas principales son Conrado Sanmartín, Tomás Blanco, Modesto Cid y Manuel de Juan. En su argumento, un joven llamado Rafael es asesinado en plena calle frente a la Jefatura de Policía de Barcelona. Miguel y Marcial, de la Brigada Criminal, investigan el asesinato y hallan, en la habitación del muerto, un ejemplar de «La Vanguardia». En el periódico encuentran señalado un anuncio solicitando un gerente para una empresa de productos químicos, mediante una fuerte fianza, y con la indicación de escribir para más información al apartado de Correos 1001. Con este descubrimiento comienzan unas difíciles pesquisas policiales que llevarán hasta la detención del asesino.
«Relato policiaco», dirigida por Antonio Isasi Isasmendi, con una duración de 80 m., fue estrenada en 1954. Sus principales actores son Luis Induni, Conrado Sanmartín y Jaime Abellán. En su argumento, el inspector Nogués cuenta a sus alumnos de la Escuela General de Policía dos casos opuestos vividos por él, en los que se vio en la necesidad de hacer uso de su arma de fuego reglamentaria. Sin alardes de espectacularidad, explica cómo se desarrollaron las investigaciones hasta lograr, en cada uno de los servicios, la completa identificación y detención del criminal.
«El cerco», dirigida por Manuel Iglesias, con una duración de 77 m., fue entrenada en 1955. Sus protagonistas principales son José Guardiola, Isabel de Castro y Angel Jordán. En cuanto a su argumento, un grupo de delincuentes atraca una fábrica, pero un error cometido por uno de ellos los obliga a huir cada uno por su lado. La persecución policial a la que son sometidos hace que crezca la desconfianza entre ellos y, uno tras otro, van cayendo, hasta que sólo quedan dos.
«Distrito Quinto», dirigida por Julio Coll, con una duración de 91 m., fue estrenada en 1957. Sus actores más destacados son Alberto Closas, Arturo Fernández y Jesús Colomer. En cuanto a su argumento, cinco hombres cometen un atraco y huyen cada uno por su lado. Más tarde se reúnen en un local para repartir los millones. Mientras esperan a Juan, que es quién lleva el botín, cada uno de ellos se va imaginando lo que va a hacer con su parte. Pero la espera se va haciendo larga lo que provoca que el nerviosismo, fruto de la desconfianza, haga acto de presencia al pensar que su compañero nunca aparecerá, recordando cómo le conocieron y como se fueron sucediendo las cosas hasta el aquel momento.
Y finalmente, aunque ya fuera de las fechas que acotan el presente trabajo pero dada la significación del argumento de la cinta, «091 Policía al habla», dirigida por José María Forqué, con una duración de 96 m., fue entrenada en 1960. Sus protagonistas son Adolfo Marsillach, Susana Campos, Tony Leblanc y José Luis López Vázquez. Su argumento muestra el servicio nocturno de una patrulla de policía, adscrita al servicio de Radio Patrullas, al mando del Inspector Andrés Martín, un hombre atormentado por la pérdida de su pequeña hija. Cada noche, se angustia por la frustración de no poder encontrar al coche que se fugó tras atropellar a la niña. Es una película perfectamente encasillada dentro del género negro que, a través de las diferentes escenas, se nos va mostrando el ambiente nocturno, seguro y tranquilo, del Madrid de 1960. El guión va mezclando el drama de algunas situaciones con unos excelentes toques de humor.
En todas estas cintas, pese a que sus protagonistas son Inspectores o Agentes del Cuerpo General de Policía, la figura del Policía Armada aparece en un segundo plano colaborando con el Cuerpo General en detenciones, persecuciones, etc. Llama la atención que, en la mayoría de los casos, se cuida minuciosamente la uniformidad de los Policías ajustándose a la reglamentaria en estos años, algo que desgraciadamente no sucede con la frecuencia deseada en la actualidad; algo similar sucede con el material, armas y vehículos, que, salvo errores, se utilizan los reglamentarios.
Dejamos aquí, esta breve reseña del cine policial español de la década de los 50, en la seguridad de que, pese a ser más las películas de factorías nacionales que abordan este tema, consideremos a las relacionadas como las más representativas del género.
Autor
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José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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