17/05/2024 03:21

Se exige a Sánchez un imposible y se disculpa al Rey de lo necesario. Sinceramente esto no hay quien lo entienda. ¡Magnífico ejercicio de justicia! 

En el examen que paso a hacer, me detengo en las responsabilidades que se exigen al presidente Pedro Sánchez, sin que medie el más mínimo concepto de justicia, imputando a uno la responsabilidad que mayormente les corresponde a muchos, y muy fundamentalmente al Rey…

Se acusa al presidente Pedro Sánchez de una Constitución agnóstica que renunció al deber moral de la sociedad española-mayoritariamente católica practicante por aquél entonces-para con la verdadera religión, omitiendo toda referencia a los valores cristianos. Consecuencia de los principales males que hoy nos afectan, tanto en el orden moral como en el social:

1º. De omitir hacer referencia a los principios supremos de la ley natural y potenciar una sociedad moralmente relativista, lo que ha afectado a la orientación moral de las leyes y de los actos de gobierno, que han quedado a merced de los poderes públicos. De ahí, las agresiones legalizadas contra los derechos inalienables del hombre: el aborto, la eutanasia… Incluso la tan cacareada libertad, por cuanto ésta se entiende sólo como permisividad o no coacción, y no como posibilidad real de buscar el bien personal y social.

2º. De proyectar la desmembración de España, llevando a efecto lo que posibilita la Constitución y las concesiones que los diferentes gobiernos que se han sucedido han ido concediendo al independentismo.

3º. De no garantizar suficientemente la libertad de enseñanza, sometiendo a los centros de enseñanza a trabas, lo que se ha traducido que la enseñanza y la educación hayan quedado en manos de las oligarquías de los partidos políticos: no garantizando el derecho de los padres a la formación religiosa y moral de sus hijos y violando flagrantemente la libertad de cátedra.

4º. De no tutelar los valores morales de la familia con las sucesivas leyes que se han ido aprobando: divorcio, arbitrariedad sexual, falta de protección y ayudas, matrimonio de personas del mismo sexo… Ocasionando un daño irreparable en la sociedad española.

Y en cuanto al orden práctico efectivo, se acusa al presidente Sánchez y, antes, al presidente Zapatero, de la dejación de funciones que ha hecho la auto titulada derecha (PP) para democráticamente impedir el mal. De que el Poder Judicial, desde el principio, haya estado en manos de los políticos. De que las Conferencias Episcopales que se han venido sucediendo, dejasen de orientar moralmente una feligresía totalmente adocenada por la propaganda del poder político. O de que la Fuerzas Armadas con su larga trayectoria de sumisión, estén hoy en primer tiempo de saludo, ante una Amnistía a los golpistas catalanes y a las avalanchas invasoras que terminarán por destruir España.

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Me refiero a un modelo político acabado que sigue sustentando el Rey, como ha vuelto hacer en el Discurso de Navidad de este año, en el que vuelve por sus fueros potenciando un modelo que se cae a pedazos, por cuanto la política no se inspira en una ética objetiva y universal, sino que atiende a la conveniencia de la sociedad, según el juicio de la mayoría numérica. Una práctica sustentada por el positivismo jurídico que conlleva la absorción de la moralidad por parte de la legalidad, hacienda de ésta la instancia suprema. Que es como se entiende lo absurdo de confundir buscar compromisos consensuados, en lugar de centrarse en el fundamento ontológico del orden político, condicionado ética-jurídicamente por una voluntad superior. De ahí, que el Rey sólo acierta decir que… “Fuera de la Constitución no hay democracia ni convivencia; no hay libertades sino imposición; no hay ley sino arbitrariedad”.

En definitiva, se exige a Pedro Sánchez que renuncié sus objetivos, a su manera de pensar, a sus propósitos, a su naturaleza. Se exige a Sánchez que deje de obedecer al siniestro poder que intenta conformar un Nuevo Orden Mundial… Que deje de ser él.

Por ende, se exonera a quien está por encima de él, al jefe del Estado, al Rey. Para entender esta sinrazón…

Tres ideas base y un epílogo para no caer en lo vacuo.

1ª. El poder es la capacidad de influir en el comportamiento de otras personas.

2ª. Michel Foucault define el poder como “una expresión estructural en el entorno social que requiere restricción y habilitación”. Así pues, el objetivo del poder es el logro. O lo que es lo mismo, la capacidad de hacer o restringir acciones sociales.

3ª. El poder significa supervivencia, por lo que se basa en la posibilidad de utilizar la violencia (ni que decir tiene que me refiero a la violencia proporcional ejercida por un poder legítimo).

Epílogo: El poder se expresa en sus órdenes. 

Y como se exonera de toda responsabilidad al Jefe del Estado, se olvida el Artículo 62 de la Constitución, según el cual… “Corresponde al Rey: d) Proponer el candidato a Presidente del Gobierno y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la Constitución”.

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Ahora bien, disminuidos a nivel de conciencia por la existencia del virus-de-la-estupidez que se caracteriza por la confusión en el pensar, la torpeza en interpretar, la lentitud en apreciar la verdad, y la disminución en la atención y percepción de la realidad, algunos han dicho que Felipe VI salió en Nochebuena a tumba abierta en defensa de España y la Constitución”.

Como he dicho en otras ocasiones. Comprendo que con la que está cayendo muchos entiendan que no es conveniente echar más leña al fuego… Ahora bien, déjenme pensar, y decir que creo que España necesita una rectificación histórica que debe comenzar desde arriba. Y si esto es lo que creo que necesita España, la Corona no tiene autoridad ni capacidad para emprender esa rectificación.

El problema fundamental de España ha sido la dejación de quienes tuvieron que responder desde el primer momento a una deconstrucción normativa que progresivamente tendría su correspondiente puesta en práctica. Por ello, el problema de España es hoy la formación de la conciencia de los ciudadanos, rectamente formada con suficientes elementos de juicio para decidir, sin coacciones, qué tipo de orden político quiere…. Que sociedad quiere dejar como legado a quienes nos sucedan.

La Justicia, señores, fue definida con precisión y total dimensión jurídica por el gran jurista romano Ulpiano: “La justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno su derecho”. Su derecho, y su responsabilidad.

Y una última cosa. Que nadie se engañe. A la hora de la verdad, siempre faltan alabarderos.

Volvemos a lo de siempre…. Obras son amores y no buenas razones.

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Miguel Sánchez Asenjo

Mi querido compañero articulista:

«Más alto se puede decir, más claro no»

Un abrazo,

Miguel Sánchez

Aliena

Impecable y rotundo. Pero después, los que más alardes hacen de patriotismo desaforado, los que más denuncian la situación actual, acaban declamando: «¡Abajo el «sanchismo», viva el Rey, viva la Constitución… viva VOX!» Para romper a llorar.

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