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Son muchas las voces que advierten que estamos en un cambio de régimen. Los últimos sucesos de derribo de símbolos son una parte de este proceso que empezó en el mismo instante en que nació la constitución de 1978. Su articulado lleva los gérmenes que han hecho posible la situación actual. Pero la puesta en marcha de la última fase del proceso fue el 11M de 2004 (Aquí).
El PSOE, dirigido por Zapatero, estableció una alianza con los comunistas y anarquistas (hoy Podemos), los independentistas y los terroristas y sus herederos. Todas estas alianzas son hoy más sólidas con Pedro Sánchez: con los comunistas en el gobierno y los independentistas, golpistas y filoterroristas apuntalando.
Al mismo tiempo el PP, con Rajoy, incorporó las líneas ideológicas de la izquierda, principalmente: de “ingeniería social”, educación, memoria histórica. Y lo mismo hizo Ciudadanos. Todas estas líneas son hoy más sólidas con Casado y Arrimas.
Rodríguez Zapatero anunció una “Nueva Vía” de transformación de España basada en dos ejes esenciales: a) un nuevo cauce para la acción política y la violencia que desemboque en la Segunda Transición; y b) un cambio educativo y social que permita sacar adelante un proceso constituyente.
Estos dos puntos han sido el eje de toda la actividad legislativa de los últimos dieciséis años, tanto por parte del PSOE como del PP y Ciudadanos. Todo ello bajo el paraguas de los independentistas y las organizaciones continuadoras de los proyectos de la antigua Herri Batasuna.
Y hoy llegamos a un escenario en que ya sólo tenemos un partido único, El Partido: PSOE-Ciudadanos-PP alanceados por Podemos y los independentistas (Aquí).
En esta fase final de destrucción del Régimen se ha emprendido la ocupación de las principales instituciones y resortes del Estado para que sirvan al Partido, especialmente: del legislativo, de la judicatura y la fiscalía, y de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Todo ello respaldado desde las grandes plataformas de comunicación –bien regadas con el dinero de los españoles- para narcotizar a la población y que siga pidiendo “soma” y “soma” en un mundo de “nueva normalidad” feliz (Aquí).
La feliz “nueva normalidad” está tan madura que El Partido ya se atreve a amenazar a la dinastía reinante y a la institución monarquía, y se plantea abiertamente una república (Aquí).
La maldad y la belicosidad se esconden de forma inherente en todos los fauctores y cómplices de esta “nueva normalidad” de derribos: el PP, Ciudadanos, el PSOE, Podemos, independentistas y terroristas agrupados en diverso rondel.
Ellos son los fautores del proceso de animalización y barbarie política en la que estamos insertos. Parafraseando a Josep Pla: los estados más abyectos de la mugre sensorial se han implantado en España.
Cuando la casta política vive en y de La Cloaca lo lógico es que todo acabe convertido en un Cenagal. Así ocurrió en 1931, explotando en el pozo negro de la guerra. La lógica histórica lleva a deducir que, en este nuevo proceso constituyente, todo puede acabar en el mismo pozo negro.
Autor
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Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.
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