17/05/2024 06:05
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ÑTV entrevista a Jesús Longueira sobre su libro ETA. Ni olvido ni perdón (SND). Jesús, colaborador de este medio, siendo Policía Nacional destinado en Bilbao, vivió en primera línea el terror de la banda terrorista, perdiendo a varios compañeros. Este libro es un gran homenaje a las víctimas del terrorismo etarra y un gran reproche a la banda asesina.

Su libro es un testimonio de primera mano de un agente de la Policía Nacional que vivió el horror de los años del terrorismo en Vascongadas. ¿Cree usted que los agentes aparentemente anónimos de la Policía Nacional y la Guardia Civil son las víctimas del terrorismo más olvidadas? ¿Cómo se decidió usted a escribir esta obra?

Sin duda es una gran pregunta, quizás de las mejores que se pueden formular. En todo caso creo y afirmo que son históricamente de las víctimas más olvidadas, las que primero empezaron a sufrir en sus carnes la violencia de la banda de asesinos cuando a nadie le importaba lo que sucedía. No nos olvidemos que forman, junto a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, el grueso de las víctimas. Aunque ya más adelante se produjo una equiparación en números con otros colectivos, creo que es de justicia hacerles un homenaje, se lo merecen y además considero indignas las vejaciones que sufrieron por parte de la ciudadanía en general y en particular y por omisión de la clase política…

Esta obra nace oficialmente el día uno de febrero de este año cuando el editor Álvaro Romero me propone la idea, la que acepté de inmediato y además con agradecimiento. Otra de las fechas que sin duda deben figurar también como de «nacimiento», es agosto de 1992 cuando con mis tiernas 22 primaveras y con una clara vocación de servicio público y al prójimo me planto en mi segundo destino, Bilbao, y allí tomé conciencia de lo que realmente sucedía. Se describe perfectamente y en este momento parece que el teclado habla por sí mismo:.. Era «odio» e «ignorancia» lo que vi en sus ojos, no se describe de otra manera ni acepten nunca otra descripción que no será objetiva ni verdadera, y en mi juventud no sabía cual de los dos conceptos predominaba ni veía normal que lo vertieran en un chaval como yo ni en mis compañeros

Y ahí lo pensé… alguien tiene que contar esto, dejarlo plasmado, bien sentado y por escrito, Jamás pensé que podría haberlo hecho yo, no me veía capacitado, y menos en esa época en la que carecíamos de forma total y por completo de cualquier obra que se atreviera a hacerlo.

Otras fechas que es necesario mencionar como las que te empujan a «hacer algo», son entre otras algunas como el día 12 de julio de 1997, en la que todos sabemos lo que ocurrió:

https://elcorreodeespana.com/historia/841865128/Hoy-es-realmente-el-dia-en-el-que-tenemos-que-rendir-homenaje-a-Miguel-Angel-Blanco-Garrido-Por-Jesus-Longueira.html

Ha intentado usted con su libro poner su granito de arena para que la sociedad española no olvide tanto horror recordando una por una a las víctimas de la banda terrorista ETA. ¿Cómo fue posible tanta comprensión durante décadas, cuando no colaboración, desde una parte de la sociedad vasca con la organización terrorista?

Esta es precisamente una de las principales razones por las que este libro ve la luz, si a la primera parte de la pregunta habría que responder que este libro es un homenaje a todas y cada una de las víctimas, a la segunda parte de forma tajante y sin duda hay que decir que también es un reproche, un gran reproche a quienes ampararon, alentaron y desde sus sillones jalearon cada uno de los actos de la banda en un proceso al que no me queda más remedio que calificar con las siguientes palabras: «desfachatez», «ignominia» y «descaro».

El silencio también es «culpable».

Tiene que ser muy duro salir a patrullar y a trabajar cada día , en definitiva, en defensa de la sociedad, sabiendo que en cualquier momento se podría sufrir un atentado. ¿Cómo recuerda usted aquella época en Vascongadas? ¿Conoció usted a compañeros que fueron víctimas del terrorismo?

Debuté en Bilbao con 22 años, recuerdo que ese día le pedí a mi compañero que me enseñara los lugares donde se habían producido todos y cada uno de los eventos, y también recuerdo su cara cuando se lo pedía. Cosas de la vida que este compañero había sido un futbolista bastante bueno, lateral derecho de la U.D. Salamanca en Segunda División, pero entonces el fútbol no movía la cantidad de dinero que vemos ahora y acabamos patrullando juntos. Más adelante en San Sebastián, y posteriormente en Pamplona hice lo mismo con otros compañeros de los que guardo un gran recuerdo aún hoy en día. El cumplimiento del deber te empuja cada día, y todos cumplimos, algún compañero tenía en su portal la diana con su nombre.

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En mi vida profesional he prestado servicio con cuatro compañeros que acabaron siendo víctimas de esa infame banda de asesinos. Les guardo un gran recuerdo y les dedico un capítulo especial como no podría ser de otra manera. Sería ominoso y también poco honesto por mi parte no acordarme de ellos, y poner así mi granito de arena para que su memoria nos acompañe y nos haga más dignos. Además de su recuerdo se incluye alguna circunstancia que hacen que para mí, y espero que también para los lectores, sea este capítulo considerado como lo que ya he dicho antes. «especial».

¿Se sentían ustedes apoyados por la sociedad vasca o, como por desgracia parecía, más bien rechazados y acosados entre el miedo y la indiferencia de la mayoría de la población vasca? ¿Qué papel jugó la equidistancia en la que se quiso situar el PNV?

La sociedad vasca jamás dio apoyo a las víctimas, no le interesaba y nunca lo sentí, tengo en mente ahora mismo la cara de mis compañeros y su mirada clavada en mis ojos expresando lo que soportaron en soledad, esa soledad que no se puede definir, esa soledad que solo entiende quien la ha padecido.

Mi opinión es que el PNV simplemente ha sido un cómplice, lo que jurídicamente podríamos definir como el colaborador necesario. Cerrar la boca o mirar para otro lado cuando caen las víctimas en las calles de alrededor, cerrar los ojos mientras «otro agita el árbol y otros recogen los frutos»….

«No creemos que sea bueno que ETA sea derrotada. No lo creemos y no sería bueno para Euskal Herria».

«Los presos de ETA no son delincuentes porque no matan para enriquecerse, ni para beneficiarse personalmente, sino por un ideal político».

¿Pero es que a los lectores no les suenan estas frases?

Otros ejemplos más concretos salen detallados en esas páginas que en breve tendrán en sus manos.

Su libro es un importante testimonio que recuerda a todas las víctimas para que nadie pueda minimizar la tragedia terrorista que vivió España durante décadas. ¿Cree que corremos un grave riesgo de que los terroristas y sus partidarios o compañeros de viaje reescriban la historia?

Pues esta es otra gran pregunta, no se puede calificar de otra manera. Coincido al 100% con la respuesta que hace unos días y hablando de esto mismo dio un compañero de la Guardia Civil al que le tengo mucho aprecio, mi amigo Juan José Mateos San José. De forma clara manifestó que ahora mismo consiguen mucho más que cuando asesinaban, no les hace falta volver a retomar las armas, palabras que fueron reflejadas en otro diario de tirada nacional. También es cierto que es necesario señalar que no creo que la banda haya perdido su capacidad «operativa», con esto me refiero a que la muerte, el secuestro, y la extorsión deberían ser palabras no olvidadas por la ciudadanía, pero al fin y al cabo vivimos en la época en que teniendo toda la información posible a nuestro alcance, solo a un dedo de distancia, somos si cabe más ignorantes. No hay más que ver la temática de los programas más vistos en nuestras televisiones. «Mi libro lucha contra el olvido».

SND

¿Cree usted que es casual que los mismos que abominan de cualquier reconciliación entre los españoles a causa de una guerra de hace casi un siglo, parece que exigen a los españoles y a las víctimas la reconciliación con los asesinos etarras, y que olvidemos sus crímenes de hace apenas diez años?

Tengo 52 años, nací en 1970. Aunque a muchos lectores les parezca imposible mi padre luchó en la guerra civil. Manuel nació en 1919 y sus padres lo inscribieron en el censo al año siguiente, como era marinero a mí me engendró con más de cincuenta años y a mis hermanos antes.

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Antes de fallecer en 1998 me dijo que era cierto lo que se escuchó de que aquel día el Ebro bajaba de color rojo, y como anécdota también me contó que cuando fumaba, ponía la colilla al extremo de un palo largo que asomaba por encima de la trinchera y a su alrededor silbaban las balas, Lamento que no esté entre nosotros para responder a las preguntas que quizás le pudiéramos hacer hoy en día, o quizás de otras que no supimos hacerle en su momento y que estoy seguro que nos hubiera respondido. Es muy probable que mis hermanos y yo le podamos hablar con más autoridad que los que voy a citar en el párrafo siguiente.

La reconciliación fue manifiesta, efectiva y cierta, y no lo concibo de otra manera, hasta hace pocos años en la que vimos que aquellos que precisamente se afanaron en volver a sembrar la discordia son los mismos que se retratan con cara sonriente con los líderes de esa organización que mataba, extorsionaba, secuestraba y hacía de su bandera la violencia. «Artesanos de la paz» dijeron después. Espero con esto haber respondido a su pregunta, si no es así nos emplazamos para otro día.

De todas las historias de horror que describe, con casi 900 asesinatos etarras, ¿Cuál es el que le ha impresionado más?

En realidad esta es otra gran pregunta, también de las mejores que se pueden formular, y por eso la respuesta es muy difícil de contestar y no puede expresarse en un solo caso, es necesario citar varias efemérides que con total respeto a todas y cada una de las víctimas deben servir a modo de resumen.

Sin duda es el atentado de Hipercor de la Avenida Meridiana de Barcelona el que más me ha marcado. No solo por ser con 21 víctimas mortales el más numeroso, también hay que referirse al sufrimiento que padecieron en algunos casos durante días las últimas víctimas que fallecieron y algunos de los heridos, con quemaduras gravísimas que les hicieron padecer un infierno.

Los otros grandes que todos tenemos en mente, la casa cuartel de Zaragoza y Vic, el atentado de la Plaza de la República Dominicana…

Pero hay casos sangrantes, y entre estos citaremos a ese niño de dos años que viaja con sus padres y al pasar cerca de una casa cuartel fallece casualmente víctima de una explosión que no los tenía por objetivo, su madre gravísimamente herida lucha no solo por la vida, más bien por sacar adelante la de su hermano que aún se encuentra en su vientre y al que da a luz meses después….

Ese héroe que salva a un niño de perecer en accidente de tráfico y que posteriormente acabará siendo su verdugo…O esa otra efeméride que está en la mente de todos, aquel chaval de diez años que encuentra una mochila en la calle y le da una patada….

Muchos casos han sido y son los que deben estar hoy aquí presentes y espero que para eso sirva este libro. ES UN HOMENAJE A TODOS…

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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