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Domingo 30 de junio de 1946, 30.000 aficionados que llenan a rebosar el moderno estadio municipal de Riazor, aplauden a rabiar, una vez que el colegiado Trabadela da por finalizada la contienda. Los jugadores, unos, los del Sevilla, se abrazan efusivamente. Otros, los del Atlético de Bilbao, denotan en su semblante el trago amargo de la derrota. Es la ley del deporte, unos ganan y otros pierden. Pero ese domingo,-con la salvedad del resultado deportivo adverso cosechado por el viejo león de San Mamés-, nadie perdió en La Coruña.

 

Se levantaba el telón del trofeo Teresa Herrera que andado el tiempo se convertiría en el más añejo y decano de todos los trofeos veraniegos de fútbol que su juegan a lo largo y ancho de esta piel de toro de nuestros afanes y desvelos.

 

Feliz idea de los coruñeses Cristino Álvarez y Francisco Jiménez de Llano, “Franjilla”, que concibieron la creación de un trofeo anual de fútbol que sirviera para obtener fondos destinados a los más necesitados a través de la beneficencia municipal. Su propuesta fue aceptada de inmediato por el Alcalde, Eduardo Ozores Arrainz. El primer paso estaba dado, ahora había que buscarle un nombre al trofeo de alguien muy ligado a la beneficencia herculina. Surgió el de Teresa Herrera y Pedrosa  una mujer que se desvivió por los pobres, debido a sus grandes obras de caridad y su dedicación hospitalaria. La conocida por las gentes como “Teresa dos Demos” por su diario caminar de rodillas desde su casa de la calle de Cordonería a la Iglesia de San Nicolás, donde oraba y al final de sus días fue  allí enterrada, cerca de su Virgen de los Dolores a la que tanto quería, fue una humilde pero gran mujer, con profunda fe, siempre dispuesta a ayudar a los enfermos y gentes sin recursos. Donó todos sus bienes a la Congregación de la Virgen de los Dolores para que fueran destinados a la creación de un hospital de caridad para pobres, enfermos y necesitados. La muerte le sorprendió el 22 de octubre de 1791 y no pudo ver su sueño hecho realidad. Tres años después  de su fallecimiento era inaugurado el hospital de la Caridad de La Coruña.

 

El trofeo, en idea de los organizadores, debía ser una artística y monumental copa. Se recurrió al asesor en arte del ayuntamiento coruñés, Rafael Barros Merino, que hasta 1969, fecha de su muerte, diseñó todos los trofeos, con la singularidad de que todos fueron distintos. A partir de 1970 la organización decide sustituir la copa por una impresionante torre de Hércules realizada en plata. Desde esa fecha el formato tan sólo variará en cinco de sus ediciones. En 1972 en que vuelve a ser un trofeo muy parecido a los que diseñaba Rafael Barros, que ganaría el F.C Barcelona. En 1982 con motivo de celebrarse en España el campeonato del mundo de futbol y al ser la Coruña una de sus sedes, el Ayuntamiento de La Coruña decide crear, con carácter especial, el trofeo en oro macizo, aunque en de menor tamaño que la realizada en plata. Valorada en más de trece millones de pesetas, con doce kilos ochocientos cuarenta y cuatro gramos de peso, la artística torre dorada se iría a Kiev de la mano del Dinamo que derrotaría al F.C Barcelona en la final por cuatro tantos a uno.

 

En 1989 con motivo de los actos del cuarto centenario de la gesta de María Pita, la torre vuelve a confeccionarse  en oro macizo. El Bayer Múnich alemán será el encargado de levantarla al derrotar en la final por cuatro tantos a uno al Steaua de Bucarest. La torre volverá a  confeccionarse en oro en las ediciones de 1990 y 1991. El F.C Barcelona y el Oporto de Portugal,  se los llevaran a sus vitrinas al derrotar al Benfica de Lisboa y Real club Deportivo de La Coruña respectivamente.  

 

1995 El Real club Deportivo lograba el espectacular Trofeo Teresa Herrera de la quincuagésima edición al derrotar al Real Madrid por dos tantos a cero.

 

En 1995 coincidiendo con el cincuentenario del nacimiento del Trofeo Teresa Herrera se realizó una preciosa mezcla entre los primitivos trofeos y la actual torre de Hércules, en los que se invirtieron  7,4 kilos de oro y 32, 7 de plata, con un valor que pudo alcanzar los ciento  cincuenta millones de pesetas, obra artesanal  salida de los talleres santiagueses de la joyería propiedad del recordado Alfredo Malde. El Deportivo se lo llevará a sus vitrinas después de doblegar al Real Madrid.

 

Para jugar la primera edición fueron contratados el Sevilla, flamante campeón de liga y el Atlético de Bilbao, dos equipos punteros en el panorama futbolístico nacional que a buen seguro darían un excelente espectáculo. Así fue, en un partido jugado de poder a  poder, los andaluces doblegaron  a los bilbaínos por  tres goles a dos. Zarra haría los dos tantos vascos y Araujo, Arza y  Doménech los sevillanos. Al final y con el público puesto en pie, el alcalde Eduardo Ozores, entregaba a López, capitán del Sevilla la gran copa a valorada en 11.250 pesetas. El recordado Cristino Álvarez no cabía en sí de gozo. El éxito económico había sido tanto como el deportivo ya que se lograban 66.000 pesetas de beneficio. En sus declaraciones a la prensa, Álvarez, agradecía a entidades, medios de comunicación, particulares y aficionados su inestimable colaboración.

Una imagen de Los Cantones coruñeses en aquel año de 1946.

Era tiempos de estrecheces y este año de 1946 iba a ser especialmente difícil para España. La Coruña, típica capital de provincias, era una ciudad alegre y confiada al igual que el resto de la Nación  se iba rehaciendo lentamente de los daños de la guerra civil, que había finalizado siete años atrás. Los paseos por la calle Real y Cantones; las terrazas del Oriental, Español, Galicia; las Siete Puertas, el Patio Alvear; el Derby; las tascas de la calle de la Estrella, o los restaurantes Lardhy o Fornos eran punto de obligado encuentro para los ciudadanos de esta luminosa y hospitalaria ciudad.

LEER MÁS:  1967. El Caudillo de España Francisco Franco por ultima vez en la plaza de toros de La Coruña. Por Carlos Fernández Barallobre

 

El Deportivo ascendía de nuevo a primera al quedar subcampeón detrás del Sabadell. Acuña; Ponte, Portugués, Molaza, Reboredo, Cuqui Bienzobas, Viso, Marquínez, Guimerans, Fabeiro, Mijares, el veteranísimo Chacho y Chao, fueron los artífices  del retorno a la liga de los grandes. De cualquier modo y pese a la euforia desatada, varios críticos advertían de la necesidad de reforzar el equipo. Se buscaban 500.000 pesetas para realizar fichajes apropiados que garantizasen la permanencia. El equipo fue agasajado efusivamente. Se le recibió en el ayuntamiento por el alcalde Ozores, en el Casino de la Coruña por su presidente Alfonso Molina y en el Circo de Artesanos que presidía el señor Vila.  Pese al ascenso dimite el presidente, Virgilio Rodríguez Rincón a quien sustituye Aurelio Ruenes. Abandona también el club, Hilario Marrero.

 

 

El Real club Deportivo ascendía de nuevo a primera división. En la imagen arriba de izquierda a derecha: Acuña, Bienzobas, Rey, Guimerans, Calco, Portugués, Molaza. Agachados: Mijares, Marquínez, Pedrito y Chao. 

Los coruñeses se desayunaban con noticias deportivas como la vuelta a España de Iraragorri y del mítico Isidro Lángara. Iraragorri desembarcará en La Coruña para jugar el trofeo Teresa Herrera con su nuevo equipo, el Bilbao. Por su parte Lángara fichará por el Oviedo. Dalmacio Langarica se hacía con el triunfo en la vuelta ciclista a España. El gobierno de la Nación concedía a Arturito Pomar, el gran jugador de ajedrez, la Cruz de Alfonso X el Sabio. Por cierto el mundo del ajedrez perdía a uno de sus más legendarios jugadores. El ruso  Alekhine, moría de un ataque al corazón en un hotel de Lisboa. El campeonato de liga era para el Sevilla y el Real Madrid se llevaba la copa del Generalísimo la derrotar en la final celebrada en el estadio de Montjuich de Barcelona al Valencia. Jules Rimet era reelegido como presidente de la FIFA. El Barcelona de baloncesto doblegaba, en la plaza de Toros de las Arenas de la ciudad condal, al Mongat, por el ridículo tanteo de 44-35 y se llevaba la Copa de España.

Pablo Hernández Coronado sustituía  a Luis Casas “Pasarín” al frente de la selección Nacional de fútbol. El Real Madrid fichaba a Molowny y jugaba sus partidos en el campo de su eterno rival, el Atlético de Madrid, por no estar todavía concluidas las obras del nuevo Chamartín.

 

Nacía la peseta rubia.

Nacía la peseta rubia y se fundaba el patronato de apuestas mutuas deportivas benéficas, las populares quinielas. Todavía no llevarán signos impresos del uno, equis, dos, si no que hasta 1948, habría que acertar los resultados de los partidos que figuran en el boleto. El 14 de septiembre fue la primera jornada. Se  vendieron  38.530 boletos y hubo dos premios de 9.603 pesetas cada uno.

 

La Nación recibía de forma enfervorizada a D. Jacinto Benavente  que regresaba después de varios meses de estancia en Argentina. Moría el poeta Eduardo Marquina que era enterrado con honores de capitán general. Otra noticia que llenó de pesar a toda España fue el fallecimiento del eximio compositor, Manuel de Falla. Sus restos llegaron desde la Argentina al puerto de Cádiz a bordo de un buque de la Armada y fueron recibidos por el ministro de Educación nacional.

 

Debutaba una guapísima joven que se hace llamar Carmen Sevilla. Resonante triunfo en Nueva York de la bailarina Carmen Amaya. José Tamayo un joven granadino, moreno y nervioso, fundaba la compañía teatral “Lope de Vega”. Sería el inicio de una vida marcada por el éxito de este genial director que nos deleitó durante muchos años con unas  grandiosas Antologías de la Zarzuela con las que recorrió el mundo entero paseando vibrantemente el nombre de España.

 

Se inauguraba el servicio regular de aviones entre Madrid y Nueva York. El vuelo, en un elegante “Constellation”, costaba 4.000 pesetas. Nacía el semanario Triunfo y se creaba el Instituto de Cultura Hispánica.

 

El día en que se celebró el trofeo Teresa Herrera, los norteamericanos realizaban unas pruebas nucleares lanzando una bomba sobre el atolón Bikini en las islas Marshall. Las tascas de las calles Olmos, Estrella y los hoteles y pensiones estaban a rebosar ese domingo de fútbol. Y en los cines coruñeses se anunciaba “El signo del Zorro” con Tyrone Power.

 

El Caudillo de España se dirige a la multitud concentrada en la plaza de Oriente el día 9 de diciembre con motivo de la gran manifestación ante el boicot a España de la organización de naciones unidas.

El año finalizaba de forma convulsa con la retirada de los embajadores de muchos de los países acreditados en nuestra Patria, debido a la condena del régimen español por parte de la Organización de Naciones Unidas, que en un alarde de intromisión y cinismo recomendó a su miembros un boicot al gobierno del general Franco para que este no pudiese  pertenecer a ningún organismo internacional, convencida la ONU de que el gobierno de Franco no representaba para nada al pueblo español. El nueve de diciembre, ese pueblo español, en inesperada reacción, se congregó en la plaza de Oriente en la mayor manifestación de apoyo al gobierno de Franco jamás vista.

 

Fue un plebiscito entusiástico con miles y miles de pañuelos que se agitaron al viento desde aquella ágora de la dignidad y el decoro nacionales. Multitud de pancartas, con lemas de todo tipo y condición a favor del régimen y en contra de los intrusos. 

 

Una, quizás la más ingeniosa, posiblemente salida de la inspiración de un patriota guasón decía:” Si ellos tienen ONU nosotros tenemos dos y bien puestos”.  Aquellos miles de españoles cercados por todas partes, pero con ellos bien puestos, obligaron al Caudillo a salir al balcón principal del palacio real. Desde allí Franco dirá a los congregados: “España no quiere ser gobernada desde fuera. No admitimos intromisiones. Nadie tiene derecho a mezclarse en lo que es privativo de cada nación. Volvemos en la historia a polarizar la atención del mundo. Es evidente que volvemos a llevar al mundo colgado de los pies”. El año 1946, en que nació el decano de los trofeos de fútbol, echaba el telón para siempre.

LEER MÁS:  1939. De Alicante al Escorial. El entierro de José Antonio. Días 19 y 20 de noviembre. Por Carlos Fernández Barallobre

 

Durante toda su historia el trofeo Teresa Herrera ha sido junto al Ramón de Carranza de Cádiz los dos grandes ejes de los torneos veraniegos de fútbol  de nuestra nación. En sus setenta y cinco ediciones,  a excepción de Di Stefano y Maradona, han jugado, en ellas, los mejores jugadores del mundo de este noble deporte. En la memoria coruñesa han quedado para siempre inolvidables encuentros como los diputados en las ediciones de 1957, 58 y 59, entre  Vasco Da Gama- Ath. Bilbao; Nacional de Montevideo-Flamengo de Río de Janeiro  y sobre todo el  Santos-Botafogo, con la participación estelar de Pelé y otros seis campeones del  mundo con la selección brasileña en el mundial disputado en Suecia en 1958, que eran  Garrincha, Zito, Nilton Santos, Zagallo, José Macía Arias, “Pepe” y Didi. El partido de una extraordinaria calidad técnica apenas tuvo emoción. Dirigido por el colegiado Blanco Pérez el Santos arrolló al Botafogo y lo derrotó de forma inapelable por cuatro goles a uno.

 

1959 Los brasileños campeones del mundo en Suecia en1958, posan en el estadio de Riazor antes de iniciarse la gran final del Trofeo Teresa Herrera entre Santos y Botafogo. Son de izquierda a derecha: Garrincha, Zito, Nilton Santos, Pelé, Zagallo, José Macía Arias, “Pepe” y Didi.

 

O aquella semifinal en 1973, entre Ajax y Spartak de Trnava, otro inolvidable partido, donde Cruyff, Neeskens y compañía, se marcharon al descanso con un rotundo tres a cero. En la segunda parte el equipo centro europeo dirigido magistralmente por Adamec, volteó el resultado y ante los miles de atónitos espectadores que llenaban Riazor, acabó ganado por cinco goles a tres. En la final del día siguiente, entre el Atlético de Madrid y el equipo eslovaco, los madrileños se llevaron la victoria, después de dos emocionantísimas prorrogas. Fue uno de los encuentros más largos de la historia del trofeo y el último que presidiría el jefe del Estado Generalísimo Franco.

 

Real Madrid, Barcelona, Peñarol, Dynamo de Kiev, Fluminense, PSV  Eindhoven; Bayer de Múnich, Sevilla, Valencia, y tantos otros, hasta llegar a nuestro Deportivo, el club que más trofeos Teresa Herrera ha conquistado a lo largo de su dilatada historia.

 

Al finalizar los años sesenta, coincidiendo con la aparición y disputa de un  nuevo trofeo veraniego de fútbol en nuestra ciudad, el Conde de FENOSA, el Teresa Herrera entró en una alarmante agonía, que estuvo a punto de hacerlo desaparecer.

 

Afortunadamente a finales de 1972 se hace cargo de la organización del trofeo un equipo compuesto por Manolo Estévez Mengotti, Manolo Gila, Felipe Poncet, Quiquín Guimaraens, Fernando Iglesias,”Menanas” y Antonio Mellid, que van a conseguir situar de nuevo al trofeo entre los más prestigiosos e importantes del mundo del fútbol. Se concebirán unos atractivos carteles con la participación de los mejores equipos nacionales e internacionales y por añadidura con el respaldo del público que llenará las gradas año tras año, se lograrán unos magníficos resultados económicos. No habría palabras para describir la ingente cantidad de  viandas de las que dio cuenta la afición, los días de partido. Durante años fue la gran fiesta del fútbol y de la gastronomía.

 

1973 El Generalísimo Franco entrega al capitán del Atlético de Madrid Luis Aragonés la monumental Torre de Hércules símbolo del trofeo Teresa Herrera. Será la última vez que Franco presenciase una final del decano de los trofeos españoles.

En el año 2000 coincidiendo con la época más brillante de nuestro Deportivo campeón de Liga  y europeo, el club se hace cargo de su gestión, cedida por su organizador de siempre, el Ayuntamiento de La Coruña. En mi modesta opinión fue un error de gran calado, que repercutiría de forma desfavorable en la calidad del torneo.

Hoy a pesar de grandes altibajos y bastante desidia organizativa, el Trofeo Teresa Herrera  sigue siendo un orgullo para la ciudad de La Coruña, siempre alegre, abierta y hospitalaria como en aquel lejano 1946, en el que volvíamos los españoles, a pesar de estar cercados y sin horizontes, a llevar al mundo colgado de los pies.

Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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