Todo exceso de mortalidad en el mundo se debe a las timovacunas covid, no a un virus que no existe. Por Luys Coleto

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Desde el pasado verano de 2021 hasta el otoño de 2021, escasos tres meses, se ha producido un pavoroso incremento de la mortalidad por todas las causas en comparación con el mismo periodo de 2020. ¿Y qué ha cambiado en este ínterin? Acertaron, lectores, era muy fácil, obvio: los chutes del Raticida que ellos denominan vacunas.

Timovacunas, masacre

Todos los países con altas tasas de vacunación, incluyendo Escocia, Israel, Dinamarca y los Estados Unidos, están experimentando un masivo aumento de las defunciones por causas distintas al inexistente bichito 19. El culpable, obvio: letales inyecciones, por supuesto.

Mike Whitney acaba de publicar demoledor informe en la excelente The Unz Review. Minucioso análisis en profundidad de los datos disponibles, que muestra claramente que la mortalidad por todas las causas se halla «en espectacular aumento». Se están batiendo récords en cuanto al número de muertes, sobre todo en aquellas zonas del planeta donde un gran número de personas han recibido los chutes del Tecno-Matarratas transgénico y esterilizador. No hay más cera que la que arde. Datos. Gélidos.

Escocia, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Noruega

En Escocia, por ejemplo, el gobierno ha registrado recientemente la vigésima semana consecutiva en la que el exceso de muertes en todo el país ha superado la media de cinco años. Esto ocurre en un país con una tasa de timovacunación del 87%. Muy obedientes estos escoceses, di que sí.

«Incluso excluyendo las muertes por covid, fueron casi un 20% por encima de lo normal durante la semana más reciente, y la tendencia está aumentando«, relató Alex Berenson, antiguo reportero del New York Times.

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Alemania se encuentra en un atolladero similar, con casi 78.000 muertos más, una cifra un 10% superior a la prevista. «Las cifras de mortalidad (en Alemania) en septiembre de 2021: un 10% por encima de la media de los años anteriores», agregó Berenson.

En Dinamarca, Finlandia y Noruega, las “enigmáticas muertes» por covid son actualmente más altas que nunca, incluso durante lo peor de la PLANDEMIA, además de falsa pandemia. Las muertes realmente comenzaron a ascender en estos tres países inmediatamente después del lanzamiento de la «KaKuna«.

Durante cinco meses consecutivos, Dinamarca ha batido el récord de 10 años de muertes por «todas las causas». Durante este tiempo, no hubo prácticamente ninguna muerte por «covid».

Irlanda, el Reino Unido e Israel presentan cifras alarmantes muy semejantes. Y resulta que los tres países tienen tasas de «vacunación» extremadamente altas. Qué curioso.

Mueren más jóvenes que ancianos por las timovacunas

Curiosamente, vaya, el grupo demográfico más desfavorecido en todo esto es el de los jóvenes, que están falleciendo a un ritmo mucho mayor, a causa de los putos y letales chutes, obvio, que los ancianos. Uno podría pensar que lo contrario sería cierto. Mientras que el número de muertes por timovacunas deviene muy limitado en los ancianos, los jóvenes los que más están sufriendo la peor parte de las lesiones causadas por la vacuna.

VigiAccess, la base de datos de acontecimientos adversos de la Organización Mafiosa contra la Salud ( OMS), lo muestra palmario:, el 41% de los más de 2,4 millones de lesiones relacionadas con las vacunas notificadas hasta la fecha se han producido en personas menores de 44 años, y sólo el 6% en personas mayores de 75 años. En otras palabras, genocidio juvenil, sin más.

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…Si desea terminar el artículo y leer el clarificador informe de Mike Whitney pinche aquí.

Autor

Luys Coleto: Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.