Un amigo y compañero de fatigas en esta lucha que nos traemos para evitar que el increíble señor Sánchez nos lleve a la dictatorial Venezuela, me ha enviado uno de sus artículos sobre el tema para que le de mi humilde opinión (“REIVINDICAMOS LA HISTORIA”). Opinión que concreto en eso que tanto se dice en la calle: sí pero no, no pero sí. Los “Hechos”, según dices y defiendes, son, tienen que ser, sagrados… y yo te respondo, sí, pero si no se olvidan o se tienen en cuenta dos factores importantes: quién hace o paga el relato de esos “Hechos” y cuánto tiempo pasó desde que se produjeron hasta que se hicieron públicos. Porque ya sabemos que la historia, todas las historias, las escriben los vencedores y tenemos comprobado que nunca se han escrito de inmediato sino pasado un buen tiempo.
Y como ejemplo puedo recordar los mismos evangelios de la Santa Madre Iglesia. Los cuatro evangelistas escribieron sus “relatos” (Pedro, Mateos, Lucas y Juan) 80 años aproximados más tarde lo que quiere decir que no pudieron ser escritos por los propios personajes que los habían vivido… tanto es así, que la propia Iglesia tuvo que suspender algunas de las versiones que se escribían por no ajustarse, según Roma, a los “Hechos” acaecidos realmente (son los evangelios que llaman “apócrifos”).
Otro tanto sucede con casi todos los grandes “Hechos” de la Historia… y podíamos citar cientos de casos que lo prueban, ya que no es igual que el relato de la llegada de los Reyes Católicos al Poder, con el logro de la unidad de la Hispania de su siglo fuese contada por las indicaciones de la Reina doña Isabel que por un secretario de quinta fila… y además hay tanta diferencia entre las versiones que dan los personajes que intervienen en la última fase de la guerra contra los árabes (Gonzalo Fernández de Córdoba, Íñigo López de Mendoza, Pedro Fernández de Velasco, Diego Fernández de Córdoba, Luis de Portocarrero, Francisco Ramírez de Madrid («El Artillero») y Hernán Pérez del Pulgar («El de las Hazañas») que descifrar y concretar los “Hechos” es una tarea casi mítica. ¿Y qué me dices, amigo don Jaime, si nos adentramos en el misterio que fueron los “Hechos” acaecidos en torno a la “batalla de las Navas de Tolosa” y la Rey de Alfonso VIII?
Me dices que te dé mi opinión sobre el artículo que has escrito sobre la “Ley de la Memoria Histórica” y yo, que casi siempre estoy de acuerdo con tus teorías, lamento no estar de acuerdo en este ya que, según tu teoría, todo se puede cambiar en la Historia menos los hechos.
Y yo no comparto esa teoría. Porque creo que también los “Hechos” pueden cambiarse, manipularse o eliminarse. Para la Historia Raquel de Toledo fue asesinada por un grupo de nobles y en defensa del Reino, que se había ido hundiendo por culpa de la judía y en apoyo de la Reina oficial, Leonor de Plantagenet. Pero la Intrahistoria los “Hechos” fueron bien distintos. Según los recuerdos que dejó escritos, que luego también se perdieron, Maimónides el joven, Raquel fue cruelmente degollada por un grupo mercenario comprado en los bajos fondos de Londres, donde ya actuaban como sicarios de la casa reinante de los Plantagenet. Eso sí, instigados por uno de los Castro, en venganza por la muerte que Fernando VIII le había dado al hermano mayor. Luego, los nombres de Castilla no participaron en el cruel asesinato, como así figura en la Historia.
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Y los hechos son: Alfonso VIII reinó entre 1158 y 1214 cuando muere. Pero el acontecimiento vital y decisivo de su reinado (en realidad tuvo dos: la “Batalla de Alarcos” y la “Batalla de las Navas de Tolosa”) sucedió en 1195 al ser derrotado y humillado por un ejército árabe que le llevó al borde de la muerte.
Según la Historia “oficial” aquella humillante derrota se produjo porque el Rey se había enamorado de una campesina judía vulgar que le volvió loco e hizo que se olvidara del Gobierno y de todos los asuntos importantes del Reino… y la “culpable” de aquella locura fue la joven Raquel de Toledo (una joven bellísima, que al parecer traía locos a los castellanos e incluso a los árabes que la conocieron).
Pero, si nos limitamos a los “Hechos” esta versión no se ajusta a la realidad. Por varias cosas. Primero por la edad de nacimiento y la fecha de la derrota de Alarcos. La fecha de nacimiento de Raquel es muy discutida, pero es legítimo pensar que cuando se produce la “Batalla de Alarcos” y la derrota del Rey solo tenía entre 15 y 20 años y todavía residía en Córdoba, donde había estudiado todo lo relacionado con la medicina, el arte y la cultura de su tiempo. Y lo hace a saber que su abuelo (que era el Escribano Mayor del Reino, algo así como “Primer Ministro” Jehudá Ibn Esrá) había sido asesinado en una revuelta contra los judíos. Luego, poca influencia pudo tener en la derrota de Alarcos.
Incluso su propio nombre, o así figura en la Historia oficial, no era el de Raquel sino el de “Fermosa”. Fue Lope de Vega quien la bautizó como Raquel (en 1612, 400 años después).
En realidad, todos esos amoríos que mantiene el Rey con la judía para saber todo lo que fue o fueron esos amoríos del Rey con la judía solo quedó una fuente fidedigna, real y con carácter oficial. Lo que dice y publica Alfonso X “el Sabio” en su obra famosa “La Crónica General de Hispania”:
“Pues el Rey don Alfonso ovo passados todos estos trabajos, en el comienço quando reynó e fue casado, según que avedes oydo, fuese para Toledo con su muger doña Leonor; e estando y, pagose mucho de una judía que avie nombre Fermosa e olvidó la muger, e ençerrose con ella gran tiempo, en guisa que non se podie partir d´ella por ninguna manera, nin se pagava tanto de otra cosa ninguna: e estovo ençerrado con ella poco menos de siete años, que non se membrava de sí, nin de su reyno, nin de otra cosa ninguna. Estonçe ovieron su acuerdo los omes buenos del reyno cómo pusiesen algún recado en aquel fecho tan malo e tan desaguisado: e acordaron que la matasen, e que así cobraríen su señor que teníen por perdido: e con este acuerdo fueronse para ella, e entraron al rey diziendo que queríen fabrar con él; e mientras los unos fabraron con el rey, entraron los otros donde estava aquella, en muy nobres estrados, e degollaronla a ella e a cuantos estavan con ella e desi fueronse su carrera. E desque el rey lo sopo, fue muy coytado, que non sabíe que se fiziesse, ¡tan grande era el amor que della avíe!”
Ojo, y esto lo escribe Alfonso X, nieto de Alfonso VIII.
Y a partir de estos datos se montan todas las versiones que han pasado a la Historia. Más leyendas que historias.
Luego quiere decir que los “Hechos” siempre dependen del que los escribe o del que mando escribirlos.
¿Y quién ordena escribir la Historia que presenta a Raquel de Toledo casi como una prostituta o pobre mujer que vive gracias a sus conocimientos de las plantas medicinales que había obtenido estudiando en Córdoba la obra del “Gran Maimónides”?
Y si unos se inventaron unos “Hechos” ¿por qué otras versiones no pueden tener la misma columna de hierro?
Sí, los “Hechos” son sagrados, pero si se tiene en cuenta quién los manipula. Y en aquel caso está claro que fue la Reina despechada, doña Leonor de Plantagenet, que muerto el Rey tuvo el Poder en sus manos hasta que murió ¿y qué iba a decir la pobre Reina que había pasado sus dos últimos años de vida encerrada y aislada del mundo?
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El caso de España con Hitler. Se sabe que desde el primer momento del inicio de la Guerra Mundial Hitler quiso entrar en España y con la colaboración de Franco tomar Gibraltar para cerrarles el Mediterráneo a los ingleses… a lo que Franco desde el primer momento se opuso, pero no totalmente. Y en esa situación de sí pero no, no pero sí, se estaba cuando ya en 1940 se celebró la famosa entrevista de Hendaya entre ambos dictadores… aunque tampoco de allí pudo salir una decisión clara. Hitler con más de 200 divisiones y más de 4000 aviones y todas las fuerzas de sus ejércitos, ya dueños de casi toda Europa, incitó al Caudillo español a entrar en la guerra y con esa intención llamó con urgencia al Ministro español, que ya era Ministro de asuntos Exteriores, para firmar el acuerdo definitivo. Entonces Serrano le rogó a Franco que convocase a los altos mandos militares españoles para que participaran en la decisión y tras reunirse en El Pardo, con el acuerdo de todos, de que no se podía entrar todavía en la guerra, pero tampoco enfrentarse a Hitler por el temor a una invasión por las malas.
Fue entonces cuando Franco le dijo a Serrano Suñer:
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“RAMÓN NO OLVIDES QUE LLEVAS EN TUS MANOS A ESPAÑA.
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PACO, SABES QUE DARÍA MI VIDA POR ESPAÑA, PERO NO SÉ SI PODRÉ HACER MILAGROS.
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PUES, EN TUS MANOS ENCOMIENDO LA PATRIA Y REZARÉ PORQUE AL MENOS CONSIGAS GANAR TIEMPO. EL TIEMPO PARA NOSOTROS, Y EN MEDIO DE LA GUERRA QUE VIVE EL MUNDO, ES VITAL. YO ACEPTARÉ LO QUE TÚ DECIDAS EN EL “BERGHOF”.”
O sea, que Franco ya se había rendido a la realidad y que haría lo que su Ministro de Exteriores aceptase con el “Führer” (en el nido del águila de “Berghof”)…
– Querido Ministro, le aseguro que esta noche no he podido dormir pensando en España. Sabe usted muy bien, por lo que hablamos ayer, que la toma de Gibraltar y el cierre del Mediterráneo para Inglaterra es fundamental para la marcha de la guerra -dijo Hitler en un tono que a mí me dejó de piedra y me hizo temer lo peor-. Y sabe usted que mis generales y las 186 divisiones que esperan me están presionando para pasar los Pirineos y llegar al Estrecho (aquí volvió a otro de sus silencios famosos). Señor Ministro, yo el Führer de Alemania, tengo que tomar hoy mismo una decisión trascendental: dar la orden a mis ejércitos de que entren en España y tomen Gibraltar y eso es algo muy serio. Por eso he querido verle antes de su regreso. (Y otra vez guardó silencio). Sé -y aquí sacó su tono de voz más convincente- que usted es amigo sincero de Alemania, pero también sé que usted es por encima de todo un buen español, lo que le aplaudo, por lo tanto le ruego que me responda a la pregunta que le voy a hacer con la máxima sinceridad.
– Führer –me atreví a decir con la mejor voz que pude ante esta situación- le agradezco sus palabras porque son la verdad: soy amigo de Alemania pero soy por encima de todo español. Tenga la seguridad que yo le diré la verdad, aún en contra de los intereses políticos.
– Señor Serrano, lo sé y por eso le he convocado a esta reunión. Dígame señor Ministro, ¿QUÉ HARÍA DE VERDAD EL PUEBLO SI MAÑANA ENTRAN EN ESPAÑA MIS EJÉRCITOS?
Yo -dice Serrano– me quedé anonadado, porque comprendí en el acto que estábamos al límite de la invasión militar que tanto temíamos. Y por tanto instintivamente medité mis palabras de respuesta.
– Führer –dije con gran seguridad- el pueblo español en este supuesto se echaría al monte sin pensarlo. Igual que ocurrió con Napoleón.
¿Y los amigos de Alemania? Preguntó él cortando mis palabras.
¡También! dije yo mirando fijamente al intérprete.
– Y no olvide lo que fue la guerra de España para el emperador de los franceses”.
Recuerda Serrano: Hitler se quedó callado unos segundos que a mi me parecieron siglos y luego dijo:
“ -Señor Ministro, ya sé que la guerra de guerrillas la inventaron los españoles”.
Entonces se levantó y al tenderme la mano en señal de despedida todavía dijo:
– Señor Ministro, gracias por su sinceridad. Usted es un buen amigo y sobre todo un buen español. Le aseguro que tendré en cuenta sus palabras antes de tomar la última decisión. Que tenga buen viaje de regreso.
Y todavía cuando salía de aquella coqueta habitación me detuvo con otra pregunta:
– Perdone, señor Serrano (y el uso de mi apellido lo recalcó con intención y picardía). ¿Y USTED QUÉ HARÍA SI ENTRAN MIS SOLDADOS EN ESPAÑA?
– FÜHRER –repliqué con humildad- YO ME ECHARÍA AL MONTE COMO UN ESPAÑOL MÁS”.
Y entonces Serrano contestó y aclaró mis dudas:
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¿Y por qué no se habló de esta última entrevista entonces?
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“Sí. A Franco le conté toda la verdad nada más volver a Madrid e incluso le dije que nos preparáramos para lo peor (es decir la invasión y la guerra). Pero Franco, aparte de aplaudir mis palabras, me pidió entonces que no dijera nada, que él capearía el temporal. El hecho cierto, sin embargo, es que la invasión no se produjo y que Hitler ya no nos presiono más (aunque sí algunos de sus ministros).
Y en cuanto a la primera parte de sus preguntas la razón o razones son bien sencillas: yo no quise incluir esta última conversación con Hitler en mi primer libro Entre Hendaya y Gibraltar ni en mis Memorias porque ya en esa fecha había roto mentalmente con Franco, con el Régimen y hasta con la Historia. En esos momentos me daba igual todo y luego fue demasiado tarde. Además no había testigos vivos y algunos de mis “amigos”, que siempre he tenido muchos, podían acusarme de inventor de historias. No. Esta verdad histórica se irá conmigo a la tumba como otras muchas que otro día le contaré”.
Está claro los “Hechos” en este caso cambiaron, ya que la versión que pasó y está en la Historia es que Franco salvó a España de entrar en la II Guerra Mundial, cuando el hecho verdadero es que el responsable máximo de esa victoria diplomática y política fue don Ramón Serrano Suñer.
Así que, yo no estaría tan seguro de decir que los “Hechos” son sagrados y que nadie los puede tocar ni retocar… y de eso es de lo que se aprovecha esta Izquierda comunista que ya está implantado en el Gobierno de España. Así que, amigo mío, la clave de este asunto está en algo que afecta a las religiones. Para los musulmanes, para los judíos y, en general, para todos los no creyentes hay un “Hecho” que lo define todo: “el fin justifica los medios”. Es el cristianismo la única religión, el único dogma que no acepta este principio básico en la lucha política… y mientras para unos se cumple la palabra y otros lo retrasen podemos intuir quién gana la guerra.
Por eso, podemos intuir cuál es el futuro con la “Ley Begoña” que se han inventado los más peligrosos enemigos que España tiene actualmente en su contra.
Ah y no quiero dejarme en el tintero el “caso Penélope”, la mujer de Ulises que pasó a la Historia como ejemplo máximo de fidelidad conyugal durante más de 20 años. Según la Historia aquella Reina se inventó lo de tejer durante el día y destejer lo que había tejido durante la noche, para demostrarle a todos que no tenía tiempo para pensar en otra cosa que no fuese el amor por su marido ausente.
Sin embargo, se sabe que cuando Ulises regresó y por boca de la misma Penélope supo que sí, que había tenido relaciones con otros hombres, el mítico Ulises mandó degollar a las dos esclavas más afines a la Reina que la habían suplido en el trabajo que tenía que hacer por las noches para que ella pudiese estar con los amantes.
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“Tus infidelidades, querida Penélope, bien las pagas con las cabezas de tus cómplices”
Julio Merino
Autor
-
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Buenos tardes mi querido amigo y admirado escritor Don Julio:
Tu artículo, es magistral, pero referente a Don Ramón Serrano Suñer y su comportamiento, no era tan escrupuloso y amistoso de cara al Caudillo, ese es mi pensamiento.
Desde el minuto uno, en la famosa entrevista que tuvo lugar en Hendaya, el 23 de octubre de 1940, nuestro Caudillo llevó de principio al fin la misma. Incluso se dice y se confirma que a Hitler le hizo esperar una hora en la estación. No sé, ni nadie lo puede confirmar, que fuera adrede, para ya imponerse al nazi, pero si fue un hecho. Consiguió con esto poner nervioso, muy nervioso a Hitler, nadie le había hecho esperar y sin duda esta era su meta para aplacarle y decirle claramente quién era el líder de la entrevista.
Hitler y Franco: choque de trenes en Hendaya
https://www.youtube.com/watch?v=BheYQfVM_EU
Tanto es así, que en los videos, que no engañan, cuando nuestro Caudillo al lado de Hitler pasa por delante de las tropas que le rendían honores, es el General Invicto, quien pasa delante de ellas y Hitler va por el exterior, además, quién levanta el brazo antes y saluda, luego lo hace Hitler. ¿Curioso no?
Hitler quería que España entrara en la guerra y aquella decisión de convertirse en un país «no beligerante» no agradó en absoluto al dictador nazi. Hay una cosa que queda clara en dicha entrevista y es que Franco no quería entrar en Guerra, pues España estaba en absoluta ruina y con un ejército fuerte, acostumbrado a la lucha, pero cansado de 3 años de la Guerra de Liberación, nunca “Guerra Civil”, además, con un armamento, ya obsoleto e incluso los militares tenían los uniformes y las botas rotas. No había dinero, para nada.
España en la Memoria – Don Ramón Serrano Suñer – Parte 2 de 9https://www.youtube.com/watch?v=T-eF6rusghE
Y nuestro Caudillo, muy gallego él y sabio, se valió de unos artilugios y la lección la llevaba bien aprendida, para convencer a Hitler, cuya bota pisaba al mundo, que era temido y respetado por todos.
En la citada entrevista, asistió el Señor Suñer, pero al parecer su cuñado, no se enteró de la magnífica baza, que el Caudillo empleó, para desarbolar al nazi, con continuas batallitas que le contó y contó, para cansarle e incluso, como dice el Señor Suñer, que el mal educado nazi bostezara una y otra vez.
No entendió el Señor Suñer, que de eso se trataba, contarle y contarle cosas de nuestra Guerra de Liberación, para conseguir cansarle y evitar que hablara de su propuesta, para meternos en la Segunda Gran Guerra. Hay que dejar sumamente claro, que toda la conversación la llevaba a la perfección el General Invicto y por tanto él cogió las riendas desde un primer momento y no las dejó hasta el final y ese era su AS de bastos.
España en la Memoria – Don Ramón Serrano Suñer – Parte 1 de 9https://www.youtube.com/watch?v=oqphCj-tQJc
Luego, una vez Hitler cansado, le pidió que entrara en la guerra, pero él tenía otro AS. Nuestro Caudillo exigió Plazas y más Plazas, a cambio de entrar a formar parte del eje. Franco para que España finalmente no entrara en guerra junto con Alemania e Italia, pretendió hacerse con el Marruecos francés, entre otras reivindicaciones, pero que Hitler no quería entregar para no enajenarse a la Francia de Vichy. Según algunos historiadores pudieron darse varios factores para que al final se impusiese la neutralidad del país: Hitler no estaba dispuesto a ceder a las pretensiones exigidas por Franco o puede que Franco elevara sus peticiones de tal manera que aquello acabara desanimando a Hitler; o tal vez una mezcla de ambas cosas. En cualquier caso, la entrevista acabó sin acuerdo y ganó la partida nuestro Caudillo, pues tenía muy claro y sabía que Hitler no podría concederle esas plazas, eso era lo que pretendía y lo consiguió.
La historia especula en que tal vez Hitler no estaba dispuesto a ceder a las pretensiones de Franco, quizá porque las consideraba demasiado elevadas.
Cuando nuestro Caudillo, al año siguiente decidió entrar en Guerra, no lo hizo a favor de Hitler, sino que quería seguir destruyendo al comunismo criminal de la URSS, en su propia cueva y para ello, dejó al margen que fuera su ejército, dejándolo en manos de la Falange, para que los voluntarios formaran la División Azul, para luchar contra los criminales comunistas, después de ganarles en territorio español y echarles con el rabo entre las patas. ESA ERA SU META.
¿Y que insinuaron los nazis, cuando vieron llegar a nuestras tropas, mal equipadas, con botas rotas, alegres y con la guitarra, como si fueran a una fiesta?
Malos presagios y una desagradable visión de esos voluntarios. Sin embargo, este juicio solo se modificó después de que Hitler viera combatir a los hombres de la División Azul junto a la « Wehrmacht ». A partir de entonces calificó a los soldados de nuestro país de « andrajosos », pero también de valientes. «No tengo idea de seres más impávidos. Apenas se protegen, desafían a la muerte. Lo que sé es que los nuestros están siempre contentos de tener a los españoles como vecinos de sector», afirmó el «Führer» Y todo ello, a pesar de que, cuando vertía estas opiniones, todavía no les había visto luchar a brazo partido en la batalla de « Krasny Bor » (donde seis millares de soldados se enfrentaron a un ejército soviético diez veces más grande).
Decía Adolfo; “Son extraordinariamente valientes, duros para las privaciones, pero ferozmente indisciplinados”
Por último, dudo mucho de lo que dice el Señor Suñer, respecto a la entrevista en la “Boca del Lobo”, con Hitler, cuando éste le amenaza con entrar en España para llegar a Gibraltar. No debemos olvidar, que solo tenemos sus datos no contrastados y el Señor Suñer era muy dado a ponerse medallitas.
Hitler, no solo tenía claro que cuando los españoles se ponen a la lucha, son invencibles, como demostraron, cuando dos felones Borbones franceses y afrancesados, abrieron las puertas de par en par, para que entraran sus tropas, en principio destino a Portugal, pero dijeron: “Ya que estamos aquí, aquí nos quedamos”. Una vez hartos de los gabachos del “invencible” Napoleón, se lanzaron a los campos de batalla, venciendo a su élite en la primera gran derrota que tuvieron. Luego la estepa rusa terminó de rematarles.
El tal Emperador francés, luego se dio cuenta del error cometido, al entrar en España, arruinarla y desvalijarla, quemando miles de sus monumentos, después de haber robado todas sus joyas y tesoros, que fueron destino a ese País, siempre enemigo nuestro, en miles de carros. ¿Alguna vez han devuelto esa inmensa fortuna, estos miserables gabachos?
Cuando cayó Francia, uno de los generales de Hitler, le propuso, invadir España y esta fue la respuesta de Hitler:
“Si hay un pueblo valiente en el mediterráneo, ese es el español; No se puede entrar en España, sin permiso de los españoles”
Y por último Hitler, llego a decir; “Con soldados españoles y mando alemán, conquistaré el mundo”
Cuando España COMBATIÓ con los nazis contra el Ejército Rojo I Batalla de Krasni Borhttps://www.youtube.com/watch?v=s6CiIFCokC0
Un fuerte abrazo, mi querido amigo y sabio escritor Don Julio
Quedo como siempre, a su disposición
Miguel Sánchez
Caballero Legionario