21/11/2024 15:32

Viajando hacia poniente desde la fronteriza Trieste, atravesamos el Véneto para llegar a Vicenza, hermosa ciudad a orillas del río Bacchiglione que vio nacer, entre otros, al célebre geógrafo Antonio Pigafetta1 (c.1485-c.1534) y al gran arquitecto Andrea Palladio (1508-1580). Un artista, este último, en quien centraremos hoy nuestra atención porque probablemente no haya otra urbe en el mundo que esté más ligada al nombre de un arquitecto que el de Vicenza a Palladio.

Hablar de Vicenza conduce inevitablemente a hacerlo de Palladio, ya que su huella es perceptible a cada paso tanto en la propia ciudad como en sus alrededores. La vida de los vicentinos se articula en torno a los hitos constructivos diseñados por el arquitecto y, como éste no sólo fue longevo sino también prolífico y sus edificaciones fueron bellas a la par que sólidas, es fácil entender por qué sus habitantes sienten orgullo al contemplarlas y las han conservado en tan buen estado hasta la actualidad.

En la céntrica y acogedora Piazza dei Signori, a los pies de la torre Bissara, se erige, imponente, la emblemática Basílica Palladiana, con su altísimo techo en forma de quilla invertida; una estructura colosal de madera que nos recuerda inmediatamente el cubrimiento del Palazzo Ducale de Venecia. Y no sólo por este elemento, sino en su conjunto, pues a pesar de que el estilo clasicista de la fachada palladiana difiere notablemente del gótico oriental que distingue al Palacio Ducal, la impresión que produce, tanto en el espectador que desde fuera la contempla como para quien desde el interior se asoma, es similar. En primer lugar, porque el material elegido para las balaustradas y ventanas de ambas loggias es el mismo: piedra blanca de Istria. En segundo término, porque la sucesión de ventanas serlianas de la loggia palladiana genera un “aligeramiento” de la fachada semejante al que produce la serie corrida de arcos apuntados en el Palacio Ducal. Palladio apoya los arcos centrales de cada serliana en parejas de columnas y reduce la densidad de los gruesos muros perforando las enjutas con óculos pasantes, de modo análogo a como en el Palazzo Ducal la sucesión de arcos apuntados se remata con cuadrilóbulos. Así mismo, aunque el observador externo no pueda percibirlo a ras de suelo, el cubrimiento de Palladio en forma de quilla invertida se halla peraltado sobre un muro que presenta a lo largo de toda su superficie una sucesión de motivos geométricos romboidales repetidos en colores blanco y rojo siena, idénticos a los que recubren el muro sobre la loggia en el edifico de la Sereníssima. Una solución que otorga a ambos lienzos murales la misma apariencia ligera y sutil o, como diría un arquitecto: “textil”.

Pero es que, además, para aquél que haya paseado por el interior de ambas galerías, la similitud se manifiesta en las dimensiones y el caudal de luz entrante.

Enfrente, en la misma plaza, encontramos otro edificio de Palladio, el Palazzo del Capitaniato, actual sede del Ayuntamiento, llamando nuestra atención las columnas adosadas de orden gigante que recorren la fachada, no sólo por su enorme tamaño sino también y sobre todo por su apariencia, en ladrillo visto, que no habíamos vuelto a observar desde nuestro paso por Pompeya.

La plaza, luminosa y alegre durante todo el día, invita al visitante a disfrutar de su tranquila belleza mientras pasea o, más detenidamente, tomando un refresco, un helado o una deliciosa comida en alguno de los ristoranti, pinserie2 o gelatterie que dan a ella.

Sin salir del casco antiguo, visitamos el que fue el último proyecto en vida de Palladio: el impresionante Teatro Olímpico; con su escenario y graderío cubiertos y el espectacular efecto perspectivo diseñado tras el proscenio por Vincenzo Scamozzi. El interior está rica y bellamente ornamentado con ¡noventa y cinco estatuas!, destacando entre ellas en la hornacina central sobre la elíptica cávea, presidiendo la grada la figura de Leonardo Valmarana, gran promotor del teatro, ataviado como el emperador Carlos I de España.

Muy cerca, apenas a unos pocos pasos, se levanta el Palazzo Chiericati, que hoy alberga el Museo Civico de Vicenza. Igualmente diseñado por Palladio, este espacio exhibe una notable colección de pintura y escultura, así como algunos objetos de gran valor histórico como los globos terráqueos elaborados por Vincenzo Coronelli, y una fantástica biblioteca.

Respecto a la pintura, además de obras muy citadas como “Las edades del Hombre” de Anton van Dyck o “El juicio de Paris” de Luca Giordano, queremos subrayar la reunión en este museo de numerosos artistas del Véneto y específicamente vicentinos. Autores como Bartolomeo Montagna (1450-1523)Cima da Conegliano (1459-1517) Giovanni Buonconsiglio (1465-?), rescatados de la destruida Chiesa di San Bartolomeo; o el grupo formado por Jacopo Bassano (h.1515-1592), Francesco Maffei (1605-1660) y Giulio Carpioni (1613-1678), responsables de los siete lunettoni3 que ilustran la Historia de Vicenza en los siglos XVI y XVII; sin olvidar, por supuesto, a los  Tintoretto, Veronese, los Tiepolo4 y Piazzetta5.

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Por lo que toca a la escultura, resulta digna de reseña una admirableMadonna con Niño” (1555) de terracota realizada por Jacopo Sansovino, así como el retrato en mármol del abogado Vincenzo Pellegrini (1561-66) a cargo del maestro Alessandro Vittoria; y, por supuesto, no podemos dejar de anotar la grata sorpresa que nos deparó el descubrimiento de la magnífica biblioteca en la planta superior. Un conjunto de estancias confortablemente amuebladas donde, además de contemplar un magnífico retrato a carboncillo de la bella prinzipessa Troubetzkoy6 realizado por John Singer Sargent, disfrutamos escrutando los títulos de la interesantísima colección de libros de Arte legados al Museo por el marqués Giuseppe Roi (1924-2009).

Por último, para concluir esta breve descripción del Palazzo-Museo Chiericati, debemos hacer referencia a su magnífico gabinete de dibujos y grabados7. Unos fondos habitualmente cerrados al público por motivos obvios de conservación, entre los que se encuentran 33 originales de nuestro querido y omnipresente Andrea Palladio, donados a la ciudad de Vicenza en 1838 por el coleccionista veronés Gaetano Pinali8.

Proseguimos nuestro recorrido saliendo de la ciudad y adentrándonos en la provincia, recordando que en los alrededores de Vicenza, y repartidas por la región del Véneto, se pueden contar hasta treinta villas palaciegas o casas de campo diseñadas por Palladio; y aunque no todas están abiertas al público y el horario de visitas no es muy amplio, no queremos finalizar estas líneas sin describir brevemente las que tuvimos oportunidad de ver durante nuestra breve estancia en aquellas tierras.

Nos dirigimos al norte con la intención de visitar las villas Piovene y Godi, muy cercanas entre sí. Mas la primera, contra lo esperado, se hallaba cerrada, teniéndonos que contentar con su majestuosa estampa recortada contra el pálido azul del cielo estival. Y es que, situada en alto al final de una amplia y larguísima escalinata, su imagen se ve realzada al contemplarla desde abajo, a través de la elegante verja de hierro a sus pies.

A unos cuarenta metros de esta verja encontramos la entrada a la Villa Godi9, levantada entre 1537 y 1542, de apariencia sobria, sin atrio columnado ni frontón y, por lo tanto, diferente a la mayoría de las más conocidas villas de Palladio, como La Rotonda, la Villa Foscari10, Cornaro, Pisani, Porto o la citada Piovene. Sin embargo, pese a esta aparente “carencia” de refinamiento exterior, se trata de una casa acogedora y elegante en su interior. Así, recordamos con agrado la espaciosa cocina en la planta baja, inesperadamente fresca, con sus gruesos muros parcialmente cubiertos por viejos pucheros y moldes de cobre, la formidable chimenea y las gastadas losetas cerámicas del suelo, holladas durante siglos y resistentes al paso del tiempo. E, igualmente, guardamos grata memoria de la cálida luz estival bañando las amplias estancias de la planta noble, la elevada techumbre, recorrida por vigas bellamente ornamentadas, y los frescos de contenido mitológico de Gualtiero Padovano, Giambattista Zelotti y Battista del Moro.

En los extremos del eje central este-oeste del primer piso encontramos, enfrentados, dos grandes vanos: una serliana que mira a los jardines de la parte trasera y, al otro lado, una triple arcada de medio punto, a modo de atrio, que comunica directamente el piano nobile11 con el jardín frente a la villa, mediante una escalera de piedra. Dicha entrada, orientada al oeste y retranqueada respecto al plano de fachada, es a su vez una terraza privilegiada desde la que contemplar una vasta extensión de viñedos y campos hasta divisar, más allá del río Astico, los azules montes di Grumo y di Valle.

Más al este, visitamos la Villa Barbaro12, cuyo nombre procede de una de las familias más antiguas y poderosas de Venecia. Situada al noreste de Vicenza en un precioso y solitario enclave, ligeramente elevado frente a una extensa llanura. La construcción, erigida a mediados del siglo XVI, se atiene a la fórmula empleada por Palladio para otras villas de trabajo –como la ya citada Piovene o la Villa Emo–, donde la vivienda se sitúa en el centro, comunicada en sus flancos con dos alas porticadas de menor altura destinadas a almacenar los aperos de labranza, guardar el grano, el vino y también como establo.

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Adquirida en 1934 por el conde Giuseppe Volpi di Misurata ministro de Hacienda entre 1925 y 1928 y fundador del Festival de Cine de Venecia–, y actualmente habitada por su nieta, esto no impide que la villa esté parcialmente abierta a los visitantes; de modo que pudimos admirar algunos de los magníficos frescos de Veronés, incluidos los curiosos retratos de cuerpo entero del pintor veneciano y su mujer, mirándose el uno al otro desde los extremos de la enfilada13 central que comunica las diferentes estancias. En la parte trasera, un ninfeo14 con un pequeño estanque proporciona un fresco oasis de paz frente al calor estival… mas, al otro lado, en la fachada principal orientada al sur, tenemos que refugiarnos del sol vespertino a la sombra proyectada por el cuerpo principal del palacio. Desde allí observamos las estatuas y grandes jarrones de piedra que decoran el jardín frente a la casa y disfrutamos de las vistas privilegiadas de unos campos que, como sucede a menudo en las villas palladianas, se pierden en el horizonte. Los grandes relojes de sol situados en las fachadas que rematan las dos alas laterales marcan las siete… hora de cierre. Echamos una última mirada y marchamos, animados, repasando y ordenando nuestros recuerdos.

Santiago Prieto Pérez

1Compañero de Magallanes y Elcano en la primera circunnavegación de la Historia (1519-1522) y uno de los 18 supervivientes que arribó a puerto en la nao Victoria tras la travesía. Autor de la Relación del primer viaje alrededor del mundo (1524). La casa del cronista, bien conservada, se ubica muy cerca del Palazzo.

2En Vicenza, por lo que pudimos ver, la “pizza” no es tan popular como la “pinsa”, una variante ovalada y con una masa algo diferente cuya receta es al menos tan antigua y genuina como la de la famosa pizza..

3Lienzos semicirculares.

4Giovanni Battista Tiepolo (1696-1770) y su hijo Domenico (1727-1804).

5De Gimbattista Tiepolo se exhiben una “Inmaculada Concepción” y “La verdad revelada por el tiempo”; y de su tocayo Piazzetta un magnífico Éxtasis de San Francisco”. Tanto la Inmaculada de Tiepolo como esta última de Piazzetta estuvieron ubicadas originalmente en la Chiesa de Aracoeli.

6Aunque la cartela no la identifica, nos atrevemos a apuntar que se trata de la sueca Elin Sundström (1883-1927), primera mujer del escultor de origen ruso afincado en Italia Paolo Troubetzkoy (1866-1938).

9También conocida como Villa Godi Malinverni, tras su adquisición por el profesor Remo Malinverni en 1962.

10También conocida por el nombre de “Malcontenta”.

11El piano nobile o planta noble de un palacio ocupa el primer piso.

12También conocida como “Villa Maser” por su localización en la localidad homónima en la provincia de Treviso.

13Sucesión alineada de puertas que comunica entre sí un conjunto de habitaciones.

14Monumento, habitualmente en forma de fuente, dedicado a las ninfas, deidades menores de la mitología griega asociadas a la Naturaleza.

Teatro Olímpico de Vicenza, diseñado por Palladio y terminado a su muerte por Vincenzo Scamozzi

Palazzo Chiericati, sede del Museo Civico de Vicenza

Sala de San Bartolomeo, en el primer piso del Palazzo Chiericati

Dos imágenes de la Villa Piovene. En la fotografía superior, vista de la fachada principal desde la verja exterior, a los pies de la larga escalera que conduce a ella.

Imagen del cuerpo principal del edificio y una de las dos alas que la flanquean

vista aérea de la Villa Godi. En la planta inferior del edificio situado a la derecha de la imagen se conserva una magnífica colección de más de 350 fósiles, hallados en localidades vecinas por el geólogo Achille de Zigno (1813-1892) a mediados del siglo XIX.

Vista exterior de la Villa Godi y, debajo, una de las estancias centrales del piano nobile. Al fondo, parcialmente tapada por la lámpara de araña, puede apreciarse la serliana que da al jardín trasero.

 Panorámica bajo los arcos del atrio que da acceso a la planta noble de la Villa Godi

Imagen panorámica de la fachada principal de la Villa Barbaro

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Santiago Prieto
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