24/11/2024 13:33
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El silencio amordazado paga la factura de la desmemoria. Ofrenda de paz que forja espejismos en el eco de un espacio vacío.
Lago volcánico que marca el itinerario que asfalta el camino hacia el infierno. En los surcos de su dermis batirse en el penúltimo duelo.
En lo más profundo de sus ojos volatilizar la palabra que es más que la palabra, es una sepultura cualquiera…
 
Fue una pieza fundamental para garantizar la perdurabilidad  de la lectura en generaciones venideras.
En este vital engranaje su escritura nos hace retroceder a los lugares que conformaron su personalidad. El día 24 de agosto se ha conmemorado el 122 aniversario de su nacimiento, se llamaba Jorge Francisco Isidoro Luis Borges. 
 
A los 9 años ya supo que sería escritor. Para él, uno de sus placeres predilectos era la lectura que descubrió en la biblioteca de su padre, libros que sirvieron de basamento para alimentar su curiosidad lectora.
Algunos fundamentales para él fueron: «Las mil y una noches». «La Odisea». «La luna» del autor Thomas Hegbrook.
La literatura marcó su vida casi siempre servil y sombría.
Tanto Borges como su hermana Nora eran mentes fantasiosas, invenciones y temores de la niñez formarían parte de su mochila vital, después él haría alusión en sus escritos.
Relación muy particular es la que tuvo siempre con los espejos, temiendo que algún día reflejara una imagen que no se correspondiera con su persona. Y también donde se podía reflectar la muerte…
 
El espejo ciego, extranjero de sí mismo, se trasmuta en oscuridad, de forma extraña se reencarna en sepulcro y encabeza su propia revolución.
El silencio excomulgado despierta y reactiva los sentidos… 
 
Descubrir la biblioteca de su padre fue un acontecimiento primordial en su vida. Su progenitor fue un referente para construir su vida.
Desde siempre evidenció su pasión literaria, también por la rima y la metáfora. Empezó siendo barroco, le hubiera gustado ser Quevedo.
 
Es uno de los vértices más sobresalientes de las letras argentinas. Ocupa un lugar privilegiado entre los escritores del siglo XX.
Trazó parte del camino de la literatura latinoamericana.
Consideraba que en su redacción existía una escritura secreta, lectura entre líneas que sólo él conocía.
 
Puso de manifiesto la riqueza del idioma. Los libros como fuente de magia.
De pequeño inventaba universos paralelos, le asignaba cualidades personales a las cosas.
Con apenas nueve años leyó por primera vez El Quijote.
Era un gran cinéfilo.
Uno de sus animales preferidos era el tigre, conjunción de ferocidad y elegancia.
Su color, el amarillo.
 
En 1955 empieza a ejercer como director de la Biblioteca Nacional de Argentina, (su problema visual ya estaba muy avanzado y le dificultaba mucho su trabajo) y durante nueve años trabajó allí. Él disfrutaba con lo que hacía, aunque estaba algo disgustado con los compañeros, que no sólo no cumplían con su deber, sólo se preocupaban de contar chistes eróticos, del resultado de las carreras de caballos o del futbol.
De las seis horas que tenía que pasar allí, una trabajaba, y las cinco restantes se bajaba al sótano a leer y escribir.
 
Algunos de los temas que componen su obra son: el espacio, el tiempo, el ser humano, los sueños, etc.
Dominaba correctamente varios idiomas desde los que también traducía.
Sus ideales políticos le obstaculizaron el camino hacia el Premio Nobel. 
46 premios nacionales e internacionales. Algunos de ellos: 
* Premio Formentor (1961), compartido con Samuel Beckett.
* Premio Jerusalén (1971).
* Premio Cervantes (1979).
 
Perteneció al movimiento ultraísta. Dirigió la Revista Prisma, que apenas duró un par de números. Escribió ensayo, cuento, poesía, etc.
El Sur: es un cuento muy emotivo.
 
Algunos de sus libros:
– Fervor de Buenos Aires.
Es su primer libro, lo escribió inspirado por el redescubrimiento de su ciudad. Son poemas muy interesantes. 
 Publicado en 1923, este mismo año encontró un ejemplar que su padre había leído y que estaba lleno de anotaciones, rectificaciones y lo que él creía que podían ser mejoras.
– Historia Universal de la infamia.
– Ficciones.
– El Aleph.
– otras inquisiciones.
– El oro de los tigres.
Uno de los protagonistas es su gato «Pipo».
– El hacedor. 
 
Sus antepasados construyeron parte de la Historia de su Argentina natal.
De su padre heredó la enfermedad visual y a Macedonio Fernández, gran amigo, lo más parecido a un pensador que había conocido nunca.
A los 55 años la ceguera de Borges era casi absoluta. A este tema le dedicó poemas y conferencias.
 
Algunas de las mujeres importantes de su vida fueron:
* Elsa Astete Millán.
Con quien contrajo matrimonio en 1967.
* María Kodama.
Argentina de descendencia japonesa con quien se casó en 1976. 
* Estela Canto.
* Y por supuesto su madre, que hizo una gran labor para impulsarlo en el mundo literario, era una de las personas que le leía. A los cuatro días de morir (1975) le escribió un soneto.
 
Aunque era tímido, a Borges le gustaba disfrutar de la vida. Estando ciego navegó en barco, subió en globo, y dibujó el mundo mediante la libertad de la palabra…
 
«No arriesgues el mármol temerario/ gárrulas transgresiones al todopoder del olvido,/ enumerando con prolijidad/ el nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria./ Tanto abalorio bien adjudicado está a la tiniebla/ y el mármol no hable lo que callan los hombres./ Lo esencial de la vida fenecida/-la trémula esperanza,/ el milagro implacable del dolor y el asombro del goce-/ siempre perdurará./ Ciegamente reclama duración el alma arbitraria/ cuando la tiene asegurada en vidas ajenas,/ cuando tú mismo eres el espejo y la réplica/ de quienes no alcanzaron tu tiempo/ y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.» (Poema titulado: Inscripción en cualquier sepulcro. Autor: Jorge Luis Borges).
 
 
  
 
 

Autor

Pilar Redondo
Pilar Redondo
Escribe en varios periódicos, entre ellos: "ÑTV", "El Cierre Digital", y revistas, algunas: "La Casa", "Sueños de papel", "Azahar".
Desde hace 23 años es miembro de la Asociación Literaria Hasday, aunque colabora con cuantos colectivos culturales se lo solicitan. Fundadora del primer club de lectura de la Biblioteca Provincial de Córdoba.
Junto a Francisco Muñoz coordina las rutas culturales: "Los Grandes de Córdoba" y "La Batalla de Munda".
Ha trabajado en dos programas de Canal Sur Televisión: "El público lee" y "Pido la palabra". Organiza actos culturales en colegios, instituciones, etc.
Es autora de dos libros de relatos: "Relatos atormentados" y "Relatos de humor", (incluidos en la Colección Guadalquivir).
Tres poemarios: "Mortalmente eterna", "Quejíos del alma", "La piel del alma".
Doce cuentos infantiles, pertenecientes a la Colección Albolafia y cuyo emblema es la rana Clotilde.
Junto a otras nueve escritoras es productora de un disco de poemas musicalizados, titulado: "Poetizando, mujeres con voz y verso". Es en apoyo a las víctimas de la violencia de género y cualquier tipo de violencia en general.
Ha publicado dos libros de artículos periodísticos: "El pacto de las libélulas" y "Los labios de las amapolas".
Junto a don Julio Merino ha escrito las siguientes novelas: "Vitoria Colonna, el gran amor del Gran Capitán". "Las marionetas de Cuspis". "La princesa del jazmín", "la boda cautiva", "Leila de Granada", (Pertenecientes a la trilogía de La Reconquista).
"Cuando los dioses se hacen humanos", "Penélope la Reina tejedora". "Betsabé y el Rey David", "Pelayo el Astur", (forman parte de la serie de los dioses).
Es fundadora de dos clubs de lectura en la Biblioteca Provincial de Córdoba. En uno llevan una andadura de casi dos décadas, y en el segundo, es de reciente creación, de este 2023.
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