22/11/2024 03:16
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Desde el lunes pasado, 22 de noviembre, el Territorio del Norte australiano, dice poseer un total de 38 “casos” de lo que estiman como la fantasmática covid-19. Estrenando, entonces, sistema concentracionario: 38 indígenas australianos en el Territorio del Norte han sido llevados a campos de concentración covid. Por supuesto, mano ejecutora: Fuerzas Armadas, conjurándose contra su propio pueblo, al que tienen el deber de custodiar y proteger, no atacar. Y no es casual, al contrario, tan causal, que hayan sido indígenas los primeros represaliados. Y tras identificarse – recordemos, con alguna fraudulenta prueba diagnóstica, PCR o antígenos – emergen nueve nuevos casos de la espectral covid-19 en la comunidad de Binjari. La medida se produce después de que se pusieran en marcha el pasado sábado por la noche estrictos secuestros domiciliarios en las comunidades de Binjari y en la cercana Rockhole.

Cada vez más gente en los campos de concentración covid

El ministro principal del Territorio del Norte, Michael Gunner, anunció que «los residentes de Binjari y Rockhole ya no tienen las cinco razones para abandonar sus hogares». Las cinco razones permitidas para evitar el encierro a las que se refirió son “la compra de alimentos y suministros, el ejercicio hasta por dos horas, el cuidado médico, el trabajo o la educación”.

“Solo pueden salir para recibir tratamiento médico, en caso de emergencia o según lo requiera la ley”. Gunner dice que “es muy probable que más residentes sean transferidos a Howard Springs lo antes posible, ya sea como casos positivos o como contactos cercanos”, y agregó que “ya hemos identificado 38 contactos cercanos de Binjari, pero ese número aumentará. Esos 38 están siendo trasladados».

Gunner dijo que se había puesto en contacto con el primer ministro  y que están agradecidos por el apoyo de alrededor de una veintena de miembros del personal de las Fuerzas de Defensa Australiana (ADF), así como de camiones del ejército para ayudar en el traslado de casos «positivos» y contactos cercanos. También comentó que “hoy estamos haciendo una evaluación de los recursos adicionales que podríamos necesitar de los federales, y el primer ministro está listo para ayudar más; se le agradezco por eso”.

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Campos de concentración covid en Australia

En estos momentos, existen – que se sepa –  dos instalaciones de «cuarentena obligatorias» en el Territorio del Norte. Howard Springs y Alice Springs. Como se indica en el sitio web del Gobierno del Territorio del Norte, una persona en el campo de concentración covidiota debe:

Permanecer en la habitación asignada a la persona, incluso en cualquier espacio de la terraza asignado a la habitación, a menos que lo permita un funcionario autorizado.

– Cuando no estén en su habitación o en su terraza, los residentes deben tomar todas las medidas razonables para mantenerse, al menos, a metro y medio de distancia de cualquier otra persona en la “instalación de cuarentena”, excepto del cónyuge, pareja de hecho, hijo o padre de la persona.

Utilizar un bozal cuando esté fuera de su habitación, a menos que un oficial “autorizado” le permita a la persona quitarse el bozal.

Cumplir con las instrucciones dadas por un oficial autorizado para evitar que las personas se reúnan en una zona de “cuarentena”.

– El secuestrado no debe salir de la zona de “cuarentena” en la que se encuentra la habitación asignada a la persona a menos que la persona sea escoltada por un oficial “autorizado”, excepto cuando surja una emergencia.

Norte y Sur de Australia…y España

Esto en el norte de la ínsula de nuestras antípodas. En el sur les hablé el otro día del campo de concentración covid  de Mickleham, en el estado de Victoria. La cosa va muy en serio. ¿Y en España? En otros lares les hablé de la «inauguración» del primero en Orihuela. La Albatera, pues. En su día, durante nuestra reciente Guerra Civil, recinto concentracionario que usaron ambos bandos…

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El pasado febrero, Sanchinflas dio el plácet. Y, por supuesto, mostrando las pruebas del primer campo de concentración covid en nuestra patria. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.