En Medio Folio: Doña Rocío Monasterio. Por Julio Merino

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No la conozco personalmente, pero desde hace unos años la sigo cuando la veo o la leo en algún periódico o radio lo que dice. Me gusta su sonrisa, su voz, su modo de gesticular con las manos y, sobre todo, la convicción con la que defiende sus ideas y los principios de VOX, su partido. Pero, hoy la voy a criticar por primera vez, aunque con cariño, tal vez porque yo estoy chapado a la antigua y ante una mujer guapa me rindo.
¿Estuvo bien en el debate de la televisión?. Según todos, sí.

Pero de eso quiero hablarle. Creo que en todas sus intervenciones y todo lo que dijo estuvo bien y sus respuestas fueron acertadas (aunque le critiquen que estuvo provocadora)… en lo que no estuvo bien fue en lo que NO dijo, o lo dejó a medias, o se conformó con insinuaciones.

Por ejemplo. No supo entrar a fondo en el tema de los «chiringuitos»y las «onegés». Si hubiera sido más política habría ido al debate con todas las cifras y los datos de esos «chiringuitos» para rebatir las inversiones que había que hacer y no se hacen (según los «rojos»). Si es cierto que la Comunidad dedica 500 millones en subvenciones para los «chiringuitos» (y todos, o casi todos son de la izquierda, al parecer?…¿Qué no podría hacerse, por ejemplo, con los niños discapacitados o con las personas maltratadas, con esos millones? ¿Y cuántas dentaduras y a cuantos niños se podrían resolver sus problemas dentales si, además, a esos 500 millones se les suman los que se podrían ahorrar dejando el Gobierno en 7 Consejerías y el Parlamento en 50 diputados (¿para qué más?)?

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Por ejemplo. Usted no desafió abiertamente a la Señora Ayuso (y no por ella, que me parece que si lo tiene claro) para obligarla a decir si tras el 4-M y los resultados, si no le dan la mayoría absoluta, iba a pactar con VOX un gobierno de coalición o apoyo exterior… y debió hacerlo. Sobre todo cuando el día anterior y todos los días el cobardica Casado viene diciendo que no quiere saber nada con VOX. La señora Monasterio debió decirle: Después, no, ANTES».

Y hay que desmontarles a la «parejita» de Génova 13 (ya saben el cobardica Casado y Don Teo, el fullero compra-votos de Murcia) el convencimiento o chulería esa que tienen de que VOX no tiene más remedio que apoyarles a ellos, porque lo contrario sería entregar las plazas a los «rojos» (caso Andalucía,o Murcia, o Castilla-León o ahora, seguramente, Madrid) y el hundimiento político…pues, y si yo me quedo en mi casa con mis votos y usted no alcanza el Gobierno porque no ha venido a pedírmelos ¿quién sería el responsable de perder Andalucía, por citar un caso? ¿Y si usted necesita mis votos en Madrid y por no venir a pedírmelos a mi casa pierde el Gobierno, quién sería el Responsable?… Señores, amigos, a la hora de votar mediten estas cosas.

Y no insistió en recordarle, no una, como hizo y por lo bajini, la Señora Ayuso, sino 10 veces, que el marqués de Galapagar, el del Moño, era el responsable de las Residencias de Ancianos y por tanto «culpable» de las miles de muertes que se produjeron durante su mandato…
En resúmen, Doña Rocío, que usted estuvo bien, pero pudo estar mejor y que mi deseo y mi esperanza es que usted figure el día 5, o el 6, o el 7 como Vicepresidenta (si las urnas no sorprenden con VOX como ya es habitual y la hacen Presidenta) y sea el MARTILLO que acabe con los «chiringuitos» y las «onegés» subvencionados y subvencionadas (y si me apuran, también con las «subvencionadas») que tanto pululan en torno al oso y el madroño.

Autor

Julio Merino: Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.