21/11/2024 20:57
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Hablamos de una entelequia. De colosal ensueño, fastuosa ficción, alucinación planetaria, ceguera sin par, brutal ofuscamiento, infinita psicosis de masas: el SARS-Cov-2no existe. Ni existió. Ni existirá. El coronavirus jamás se aisló ni se purificó ni secuenció. De hecho, se utiliza la expresión «aislado» justo en el sentido contrario al que la ciencia le otorga. «Asumimos que tenemos el virus incrustado en una gran cantidad de otro material, y nunca lo extrajimos o purificamos». Delincuencia científica, pues. Y repetimos. Sin aislamiento no se puede hablar de la existencia de un virus. Punto final. El ABC de la virología. Y últimamente vuelven a enredar con el origen artificial. Uf, pesadilla, burda manera de hacernos creer, cuento chino pangolinero o wuhanesco laboratorio mediante, que existir existe. Pues va a ser que no . Cortina de humo, sin más.

Mienten como bellacos

Y por supuesto que deviene imposible extraer la secuencia genética de ARN de un virus que nunca se ha encontrado. A menos que, por supuesto, estés mintiendo como un bellaco. Y eso es lo que ha sucedido durante el último año y medio. Nada más.

Un ejemplo. El doctor  Andrew Kaufman ha desarmado paso a paso, un estudio en el que los autores describen cómo «aislaron» el SARS-CoV-2. Kaufman trituró el citado y patético estudio. Mostró y demostró lo absurdo y anticientífico que era todo lo allí referido.  

Nada,  no hay nada…

Cuando la gente se enfrenta a un Himalaya de pura propaganda maquillada bajo presunta ciencia, a la mayoría de la peña le resulta imposible aceptar el hecho de que, en el meollo del enorme altozano, hay… ¡NADA! Absolutamente NADA. Nuestro hoy, ejemplo palmario. «Oh, eso no puede ser. Tiene que haber ALGO, y ese algo debe ser un virus». Lo mismito que cuando un crío afirma que «tiene que haber un fantasma en el armario todas las noches cuando me voy a dormir».

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¿Todo ese miedo y horror vividos y no hay nada de nada? A la gente le resulta difícil, si no imposible, aceptarlo. Prefieren creer que debe haber ALGO. Eso es lo que quieren creer. Eso es lo que les han enseñado a creer. «Bueno, ya ves, cada efecto tiene una causa; una premisa, una inferencia y esa causa es en realidad el efecto de una causa anterior, y puedes retroceder más y más en la cadena». Tirando de aristotélicas causas eficientes hasta la Prima Causa, si tal es tu anhelo. Y tal axioma es de alguna manera la base para asumir que, si se anuncia una pandemia, debe haber un virus. «Tengo que tener un virus. NECESITO, exijo, requiero un virus: le temo al virus”.

Nada hay…y la gente murió de otras causas

Y pululando pues variaciones sobre el tema. “¿La pandemia? Debe haber algo en su núcleo. Debe haberlo». NO HAY NADA, siento decírtelo. Y si alguien responde con el familiar y tedioso grito de guerra, «¿entonces de qué mueren todas estas personas?». Soporífero asunto suficiente y largamente explicado.

La totalidad de la enfermedad y la muerte atribuidas a la etiqueta covid-19 pueden explicarse por plural y diversa y sombría etiología y ninguno de esos factores desencadenantes o coadyuvantes implica bajo ninguna circunstancia la presencia de virus alguno. Pura fantasía. Mundial

…Pues nada, a salir del embrujo o hechizo o hipnosis. No cuesta tanto. En fin.

 

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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