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En la época más fructífera, jamás conocida en el mundo, la España del Régimen católico y patriótico de D. Francisco Franco, se construyeron Mega Estructuras, para uso, disfrute y beneficio de sus ciudadanos.

Los Grandes Astilleros en el Franquismo

En los años setenta, los Astilleros españoles eran la cuarta potencia mundial en la construcción de grandes barcos, solo por detrás de Japón, Suecia y Alemania.

La industria de construcción naval en España ha sido considerada tradicionalmente como uno de los mejores ejemplos del desarrollo económico experimentado durante el franquismo: un sector inicialmente centrado en el mercado interior que a partir de los años sesenta se orienta de forma creciente al mercado internacional (a la altura de 1970 es el sector industrial con una mayor propensión exportadora) y convierte a España en uno de los principales productores mundiales en los años setenta, por detrás de Japón, Suecia y Alemania. Durante este periodo, los buques, junto con otras manufacturas como el calzado, encabezaron la tabla de las exportaciones españolas.

 

La industria española de construcción naval experimentó un crecimiento muy notable durante todo este periodo, en particular durante los años del llamado «Desarrollismo», pasando de una producción de 160.000 toneladas de registro bruto (TRB) en 1960 a otra de más de 1,6 millones de TRB en 1975, alcanzando su techo histórico en 1977, cuando se sobrepasó la cifra de 1,8 millones. De significar menos del 1 por 100 del tonelaje mundial construido en la primera mitad del decenio de 1950, España pasó a representar más del 4 por 100 en el decenio de 1970, convirtiéndose en el cuarto productor mundial, por detrás de Japón, Alemania y Suecia

La industria de construcción naval, 1950-1979: producción, exportaciones y mercados.

Hasta mediados de los años sesenta, la situación de exceso de capacidad en el sector permitió a los astilleros españoles ofertar plazos de construcción muy cortos, lo que en algunas coyunturas fue un factor decisivo para adjudicarse los contratos. A partir de entonces, por el contrario, se habla de la necesidad de incrementar la capacidad de producción de los astilleros españoles. Es en ese contexto, marcado además por la obsesión europea de competir en tamaño con los grandes astilleros japoneses, cuando se pone en marcha un proceso de concentración empresarial, impulsado desde el Estado.

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Aunque se registraron algunas exportaciones de buques en la segunda mitad de los años cincuenta (que representaron el 6 por 100 de la producción total), casi todos los autores coinciden en señalar que la actividad exportadora del sector comenzó en 1960. Fairplay lo calificó como el año en el que la industria española de construcción naval “was put on the map”8 . Para el conjunto del periodo que va de 1960 a 1979, las exportaciones representaron el 42 por 100 de la producción, siendo su importancia mayor en el decenio de 1970 (45 por 100) que en el de 1960 (28 por 100). No obstante, su importancia fue mucho mayor durante la primera mitad de los años setenta (1970- 1974), cuando llegaron a sobrepasar el 55 por 100 de la producción. En el decenio de 1960 las exportaciones tuvieron una mayor importancia en la primera mitad (1960- 1964), cuando representaron el 33 por 100 de la producción, que en la segunda, donde el porcentaje fue del 29 por 100. En la segunda mitad de los años setenta, las exportaciones representaron un 35 por 100 de la producción total. Entre 1964 y 1975, las exportaciones de buques representaron algo más de una cuarta parte de las exportaciones de bienes de equipo en España y entre el 3 y el 6 por 100 de las exportaciones totales

 

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.


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