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Recuerdo que un día que comí con  «Don Manuel», como le llamaban los suyos, en «Baltasar», su restaurante preferido, tras el mayor fracaso electoral que tuvo como Presidente de AP, estaba que se subía por las paredes contra Adolfo Suárez por su éxito (Elecciones 1979.168 diputados frente a los 9 suyos) y me dijo: «No lo entiendo, Merino, no lo entiendo, no me explico qué puede tener un analfabeto que yo no tenga, ni por qué le votan a él y no a mi…»/ Manolo, pues, yo lo tengo claro. Mira, tú eres un hombre que no se ha emborrachado ni una sola vez en su vida, que no se ha jugado a las cartas el sueldo porque odia el juego, que nunca se ha ido de putas y que todo lo que sabe, y sabes más que  nadie, lo aprendió en los libros… O sea, que tú no sabes cómo son los españoles y Suárez, sí… que los españoles te ven como un mandón y a él le ven como uno de los suyos. / Joder, pues sí que me lo pones bien. O sea, que aquí para ganar elecciones hay que ser un golfo, un analfabeto, un mentiroso, un tramposo y un putero ¿verdad? ¿eso es lo que quieres decir?./ Pues, sí, eso es lo que quiero decir…no tanto, pero casi. Manolo, tú sabrás de todo, pero no conoces la calle… y eso que un día dijiste que la calle era tuya…já, já, já./ Vale, pues que  se queden con el señor Suárez,  que yo no voy a cambiar».

                   Pero, «Don Manuel» era también el que descubrí  otro día.

                   Fue en 1985. Estaba yo publicando una colección de libros («Episodios estelares de la España del Siglo XX») con «Plaza y Janés» y cuando salió el tercero al Director Literario se le ocurrió presentar la colección en una comida y me dejó a mi buscarme a alguien importante que presentara los libros ya publicados y yo sin dudarlo llamé a mi amigo «Manolo», quien también sin dudarlo aceptó, pero claro me dijo que antes le mandase unos ejemplares para echarles un vistazo, por lo menos.

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                       Bueno, sin entrar en detalles, que el día acordado nos sentamos en uno de los comedores de «Mayte Conmodore» con los críticos literarios de la Prensa madrileña y catalana, especialmente invitada por la Editorial, que como se sabe está ubicada en Barcelona,  y naturalmente allí ya no hubo más estrellas que él , aunque el autor fuese yo, porque donde estuviese Fraga allí estaba Dios.

                        — Señores  -dijo o disparó mejor, porque Don Manuel  no hablabla,  disparaba — antes de hablar sobre los libros que ha publicado mi amigo Merino quiero recordarle a él el primero que hoy es la Virgen del Carmen, que mi mujer se llama Carmen y que por estar aquí la he dejado que coma sola… Así que ya sabéis lo que es Julio Merino para mí.

                            Y luego se puso a hablar de mis tres libros («Todos contra la Monarquía, 1930″·, «Los socialistas rompen las urnas, 1933» y «La tragedia de los generales españoles,1936») y me dejó «cao», porque el cabrón (con cariño, claro)  en tres días se los había leído y los conocía mejor que yo… y acabó dejándonos a todos con la boca abierta. ¡Increible!

                           PUES, ESE ERA  DON MANUEL FRAGA, mi amigo Fraga.

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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