21/11/2024 12:40

San Fermín y 160 fiestas más

Pamplona se tiñe de rojo y blanco para vivir la fiesta española más internacional

Lo dijo Mariano José de Larra muy claro: en España todo el año es fiesta (bueno, él dijo que era carnaval, pero ya se sabe, tanto monta, monta tanto) y tenía razón, porque España es el país de las fiestas, o de las procesiones, o de los patronos o de las vírgenes. De Norte a Sur, de Este a Oeste, raro es el día que no hay un pueblo en fiestas. Pero, sobre todo, cuando llega el verano. Tal vez porque el clima demanda alegría y jolgorio. Tanto que hay un caso muy curioso en la Historia, el de San Fermín. La festividad que hasta el año 1591 celebraba la Iglesia el 10 de octubre pasó al 7 de julio como consecuencia de la presión que el pueblo navarro ejerció ante el obispo por la climatología de las fechas. Al final Roma, ante el ahínco de los pamplonicas, aprobó el traslado de la festividad al 7 de julio, fecha en la que desde entonces se celebran los «Sanfermines».

Pues de esas fiestas populares vamos a hablar en esta página, porque desde hoy hasta el 31 de agosto pueden contabilizarse hasta 160 fiestas y algunas muy curiosas. Por ejemplo: La rapa da bestas, los moros y cristianos, el tributo de las tres vacas, el vall del Bos, la danza de los zancos, la romería del corpiño, el misterio de obamos, los farolillos de San Jaime, el ajedrez viviente, las fiestas de la boda vaqueira y de la pandorga, el toro embolao, las tamborradas y kalejiros, la fiesta del cántaro, la bajada de la rama, el baile del «tajaraste», el paloteao, la romería vikinga, etc. Y no hablemos de las fiestas en torno a los santos y patronos, que ahí cada uno celebra los suyos o de las vírgenes, con la Virgen del Carmen y la Virgen de las Nieves a la cabeza.

Los «Sanfermines» comienzan el día 6 de julio con el «chupinazo», que se lanza desde el balcón principal del ayuntamiento de Pamplona (si no hay política de por medio) en medio de un fervor popular absoluto. Es el principio de una semana increíble que transforma a los navarros y a los miles de ciudadanos de España y el mundo entero que llegan esos días a Pamplona. Es la fiesta popular por excelencia (sólo igualada en España por las Fallas, la Feria de Abril de Sevilla, la Feria de San Isidro, el Rocío o los Patios de Córdoba), aquella que Hemingway con «Fiesta» elevó a los altares del Nobel, hasta el punto de que en los «Sanfermines» hay un antes y un después de la publicación de la novela del escritor americano. Como los personajes de la ficción, los participantes en los «Sanfermines» viven días grandes de pasión, de alegría, de diversión, de alcohol y hasta de amores y amoríos, una verdadera orgía de placeres mundanos. Porque desde primeras horas de la mañana, cuando se celebran los famosísimos encierros, hasta la salida de la plaza de toros, tras la corrida del día, y la noche-madrugada, Pamplona es un bullir y un hervidero de gentes que con su pañuelo rojo al cuello colorean las calles de la ciudad.

Los cinco pilares que sostienen San Fermín

Chupinazo, «Riau-riau», encierros, himno al patrón y «Pobre de mí»

Por tres caminos se han llegado a los “Sanfermines” actuales: El camino religioso, el comercial y el taurino. O sea, los actos religiosos que se realizaban desde el siglo IV en honor de San Fermín, el Santo Patrón de Navarra que murió decapitado siendo obispo de Amiens; las ferias comerciales que se celebraban a finales del verano y donde se vendían y se compraban toda clase de productos agrícolas y artesanales y las corridas de toros que se celebraban en la Plaza Mayor de Pamplona antes incluso de construirse la primera plaza de toros. En un principio aquella convocatoria de Navarra tenía lugar el 10 de octubre, festividad de San Fermín, pero por circunstancias climatológicas (siempre llovía o nevaba) el pueblo presionó al obispo hasta conseguir que Roma acepta- se pasar la festividad del Santo al séptimo día del séptimo mes del año, es decir, el día 7. Pero, los “Sanfermines” no llegaron a ser lo que son hoy hasta que Hemingway publicó su famosa novela “Fiesta”, porque a partir de entonces la fiesta se internacionalizó y por ella Pamplona se conoce hoy en el mundo entero.

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Los “Sanfermines” se sostienen sobre cinco pilares: “El chupinazo”, que es el cohete que se lanza el día 6 de julio de cada año desde el balcón de la casa consistorial para señalar el inicio de las fiestas. Después viene el polémico “riau-riau”, un cántico basado en un vals, compuesto por Miguel Astraín, que cantan y bailan, desde mediados del siglo XIX, los pamplonicas para impedir el paso de la Corporación Municipal cuando se encamina a participar en la misa de Vísperas, en la iglesia de San Lorenzo. Luego están “los encierros”, la columna vertebral de los “Sanfermines”. Cada mañana miles de personas acompañan o conducen a la manada de toros o cabestros que desde los corrales de Santo Domingo, son conducidos hasta la plaza de toros. Es un acto, que sólo dura unos minutos, sumamente peligroso y que en muchos casos hasta ha producido muertes violentas. El primer encierro de las fiestas es el día 7 de julio y el último el día 14. Durante el recorrido los asistentes cantan el himno del corredor: “A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición. Viva San Fermín. ¡Viva!”. Por la tarde se celebran las corridas de toros y con una plaza abarrotada y miles de personas en los alrededores, se canta, se baila, se come y se bebe hasta la extenuación. Pero, cuando se enciende la ciudad es llegada la noche, porque entonces se rompen todas las barreras sociales y se vive un aquelarre con Cupido, Venus y Baco presidiendo la orgía humana…

La Gran Fiesta termina a las 24 horas del 14 de julio con el emotivo “pobre de mí”, la canción de la despedida. “Pobre de mí, pobre de que se han acabado las fiestas de San Fermín.

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Julio Merino

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Geppeto

Esto es un macrobotellon internacional que utiliza de forma salvaje a unos animales en este caso toros Esta salvajada se hace por desgracia en muchos lugares de España pero como siempre gracias a un extranjero como Heminwey o como se escriba se popularizó en el mundo mundial con todo su exotismo y tópicos ya existentes procedentes de la leyenda negra hacia los españoles pues su internacionalización no es para alabarnos sino para señalarnos como un pueblo bárbaro fanático y salvaje Espero que este espectáculo de alcohol y sangre desaparezca algún dia

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