03/10/2024 05:30
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En el año 2000 se inició el movimiento político contra el presidente Leonid Kuchma, al que se le acusó corrupción y del asesinato del periodista Georgiy Gongadze -fundador de Ukrayinska Pravda– que investigaba la corrupción del gobierno. Se inició, entonces, un movimiento político-social contra Kuchma, con apoyo económico y logístico de los Estados Unidos, tanto directamente como a través de las organizaciones la red Soros, la Freedom House, la NED o la Iniciativa de Cooperación Polaco-Ucraniano-Americana. La oposición -Yúshchenko y Timoshenko (oligarca de la industria del gas)- recibió sobre 14 millones de dólares. Este contexto posibilitó la Revolución Naranja de 2004. Mientras esto sucedía en la superficie, algunas de las cuestiones de fondo eran el control de la industria energética por oligarcas convenientes para el gobierno norteamericano y, además, poder utilizar Ucrania para investigaciones prohibidas en territorio useño. De hecho, las grandes compañías industriales del sector militar USA estaban desembarcando en Ucrania desde el año 2000, pero con serias dificultades.

Tras la revolución naranja de 2004, comenzaron a firmarse convenios de transferencia biológico militar entre Estados Unidos y Ucrania (Ministerio de Salud de Ucrania y la agencia de reducción de amenazas de defensa, DTRA 2005). También desembarcaron en Ucrania contratistas de la DRTA como Black & Veatch Special Projects, y también comenzaron a instalarse laboratorios de armas biológicas (mínimo 8 biolabs entre 2005-2014). Esto coincide con la actividad de Obama como senador (2005-2008). Durante este período los senadores Obama y Dick Lugar hicieron de intermediarios con el gobierno ucraniano para el establecimiento de laboratorios de armas biológicas de nivel 3 (por ejemplo el biolab de Odessa).

Aunque fue a partir del 2014 -con el golpe de Estado- cuando el nuevo gobierno golpista abrió todas las puertas a los biolabs. Desembarcaron compañías como Eco-Health, Metabiodata y In-Q-Tel (financiada por el Departamento de Defensa USA, instituto nacional de la Salud y la fundación Bill y Melinda Gates). De hecho, el fundador de Metabiota -Nathan Wolfe- forma parte de la junta directiva de Eco-Health y es miembro del consejo de investigación científica para la defensa (DARPA). Pero resulta que Natan Wolfe había sido preparado por el Foro Económico Mundial (FEM) para ocupar y desempeñar “tan distinguidos” puestos y trabajos, después de su por el Foro Jóvenes Líderes Globales (FEM). Recibió 40 millones de dólares (Departamento Defensa USA, Google, Instituto Nacional de la Salud, Fundación Bill y Melinda Gates, Fundación Skoll que tiene variante Fondo de Amenazas Globales Skoll). Wolfe también intervenía con su compañía Global Viral, que tenía como misión establecer relaciones de estudios sobre infecciones con diversos países como China.

A partir de 2014 se incrementó la actividad Metabiota, especialmente desde la incorporación a la junta de Neil Callahan y John Deloche que trabajaban en Rossemont Senea (de Hunter Biden, hijo del presidente USA Biden) y se ampliaron los contratos para los biolabs de Ucrania. Esto coincidió (2016) con el nombramiento de Ulana Nadia Suprun (con ciudadanía norteameriana, y descendiente de ucranianos nazis) como ministra de Salud de Ucrania y, también, con el nombramiento de Andrew Weber -hasta entonces Subsecretario de Defensa de USA- como Director del Departamento de Asociaciones Globales de Metabiota. Y fue, precisamente, a partir de 2016, cuando suceden dos hechos: por un lado, comenzaron a producirse “accidentes” biológicos (como por ejemplo el brote de gripe porcina entre el personal del Ministerio de Defensa de Ucrania -20 muertos- que custodiaba un biolab en Kharkov); y, por otro, la ofensiva del ejercito ucraniano en el Donbass, tapando el escándalo de los biolabs y la corrupción sobre el eje energético.

Pero la participación de algunas oligarquías políticas norteamericanas en la actividad biológica militar en Ucrania es sólo la punta del ibecerg. Además de las conexiones con la mafia energética. Los periodistas ucranianos Constantine Kulich y Andriy Derkach probaron documentalmente cómo el gobierno golpista y sus oligarcas habían robado al pueblo de Ucrania miles de millones de dólares, y cómo una parte del dinero había acabado en las arcas de la familia Biden, y cómo la Administración norteamericana había presionado para parar las investigaciones de corrupción en Urania. El principal beneficiado era Hunter Biden que estaba en el consejo de administración de Burisma (principal energética ucraniana). Burisma también pasaba dinero a la compañía Rosemont Seneca (de la que era dueño Hunter Biden) conectada a Metabiodata y EcoHealth Alliance. Y resulta que EcoHealth Alliance tenía participación en el Instituto de virología de Wuhan.

A mediados de marzo de 2022 el Congreso de los Estados Unidos reveló que existen laboratorios de armas biológicas en Ucrania, lo que obligó al portavoz de la Administración Biden -Jean Psaki- a salir a negar la existencia de tales laboratorios. Sin embargo el senador conservador Marco Rubio interrogó a la Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos -Victoria Nulad-  ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado sobre la cuestión, y ésta confirmó la existencia de tales centros (de nivel 3, especialmente investigación sobre Ganancia de Función: alteración genética de un “agente” para hacerlo más resistente y aumentar la gravedad del daño que puede ocasionar). Los laboratorios norteamericanos en Ucrania investigaban con varios agentes, entre ellos coronavirus, sobre Ganancia de Función.

Cuando uno de los ordenadores de Hunter Biden (New York Post) fue intervenido confirmó las conexiones de Hunter-Rosemont Seneca con los biolabs, entre otras asquerosas y terribles cosas. El 13 de marzo de 2022 Tulsi Gabbard (representante por Hawai) denunció que Estados Unidos tenía al menos 25 lbiolabs. Tucker Carlson (FOX News) también está insistiendo sobre este asunto. Incluso el New York Times “se ha puesto las pilas” y está denunciando la “corrupción Biden” a partir de la información del citado ordenador y, especialmente, de los correos enviados-recibidos de Hunter. Y ¡qué casualidad!, el 1 de febrero de 2022 el New York Times demandó a la Administración Biden por los correos electrónicos de Hunter Biden, en el marco de la investigación por todos estos vínculos corruptos. Y resulta que el gobierno golpista ucraniano rompió el alto el fuego en la zona gris mediado el mes de febrero, a lo que se añadió un brusco incremento de las presiones norteamericanas y de la UE contra Rusia (que llevaba un par de meses concentrando sus tropas en la frontera).

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Como ya he referido, algunos de los elementos nexo en toda esta trama son Nathan Wolfe y Hunter Biden. Y he aquí que al virólogo Wolfe se le ha “acusado” de estar relacionado con Jeffrey Epstein y Ghislain Maxwell. ¿y quiénes son estos dos personajes, dirán algunos de los lectores de este artículo? Sencillamente, los amos y señores de una de las más grandes redes de rapto, trafico, pedofilia y prostitución infantil. Epstein fue condenado y acabó suicidándose o suicidado, que bien pudiera ser. Y es que por sus islas (propietario de diversas islas en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos) supuestamente pasaron multitud de “grandes personajes” de la política, el cine, jueces… Y es que en el ordenador de Hunter Biden aparecen documentos visuales sobre la inmundicia de este personaje y ¿qué otras cosas más contiene y a cuántos oligarcas norteamericanos alcanza? Miranda Devine Laptop from Hell: Hunter Biden, Big Tech, and the Dirty Secrets the President Tried to Hide.

Vamos entendiendo, ¿de qué va “la cosa”?

Autor

Antonio R. Peña
Antonio R. Peña
Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.