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Los medios al servicio de la partida sanchista, es decir, casi todos, nos presentan esa fecha como el inicio de la democracia, y del estado de derecho, cuando fue, justamente, lo contrario.
Para héroes, aquellos Procuradores en Cortes, y Consejeros Nacionales del Movimiento, que se hicieron el harakiri político, con la vana idea de empezar un tiempo nuevo, sin vencedores ni vencidos.
Posiblemente ingenuos, pues hay que ver el resultado, pero nadie podrá dudar de que actuaron con buena intención, y sacrificando sus carreras.
La UCD había entrado antes en descomposición, los barones territoriales campaban por sus fueros, como reyezuelos de taifas medievales, y Suárez, el gran traidor, se estaba quedando solo. (Más o menos cómo al Presimiento del Desgobierno, Pedro Sánchez, le está empezando a pasar).
Cuando se pierde el poder, se pierden las amistades.
La política hace extraños compañeros de cama, siempre a la búsqueda del poder…
La PSOE mediática intenta convencerlos de que ella llegó el estado de derecho, pero los hechos son tozudos:
En 1985 modifican la Ley Orgánica del Poder Judicial, para meter sus manos en la Justicia, y controlar el Tribunal Supremo, el Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, que es quien hace los nombramientos discrecionales, por no decir arbitrarios, que también, de magistrados del Supremo, presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias Provinciales, etc.
Aprovechando el infausto tercer turno, se mete por la gatera de la carrera judicial a cientos de “socialistos”, militantes de UGT, CC.OO., etc., no por sus méritos y capacidad, en la mayoría de los casos –con alguna excepción-, sino por sus “méritos políticos”, y comienza así la destrucción del sistema judicial, desde dentro.
Ese mismo año se reforma la ley de administración local, y los alcaldes de los más de 8.000 Ayuntamientos que hay en España (Alemania, con el doble de población, sólo tiene 2.000), pasan a ser caciques máximos, asumiendo la jefatura de personal, de forma que los secretarios, jefes de personal y garantes de la legalidad, hasta entonces, conjuntamente con los interventores, pasan a ser un cero a la izquierda.
Similar proceso se realiza con los Interventores del Estado, antaño cuerpo prestigioso, que podía poner trabas a los desmanes de los políticos, y al que se priva de poderes y facultades.
En el ínterin, se produce el caso RUMASA, cuya sentencia, con 6 votos considerando que era inconstitucional, y otros 6 a favor del gobierno, se acaba inclinando hacia la “constitucionalidad” de la medida, por el voto de calidad del infausto García-Pelayo, pasando a ser un monumento a la infamia, y la pérdida del prestigio y autoridad moral que hasta entonces tenía el nonato Tribunal Constitucional, en el que todos los juristas habíamos depositado muchas esperanzas.
Se violaba el art. 33 de la Constitución, que reconoce y garantiza el derecho a la propiedad privada y a la herencia.
(Se ha hablado de grandes presiones de Alfonso Guerra, la mano izquierda de González, del reconocimiento de una pensión extraordinaria de coronel del ejército republicano a favor del interfecto, etc., que se fue a vivir, o más bien a morir, supongo que asqueado de su propia cobardía moral, a Venezuela. Pero el daño ya estaba hecho).
De 1983 a 1987, aproximadamente, se crean los GAL, grupos antiterroristas de liberación, formados por policías en activo, y mercenarios, parece ser que a sueldo del ministerio del interior, es decir, del gobierno socialista de Felipe González, la X de los GAL, en acertado organigrama del ex juez Baltasar Garzón.
Y responsables de 27 asesinatos y secuestros, nada menos.
El Tribunal Supremo, que apuntaba maneras, y una total sumisión al poder político, se negó a imputarle, con el estrafalario “argumento” de que ello supondría “estigmatizar” a González… ¡Qué considerados! (Lástima que no lo sean con los demás criminales y delincuentes).
En 1984 se reforma la ley de funcionarios, para descabezar al Ejército, Guardia Civil, Policía Nacional y Administración Civil del Estado de todos los altos funcionarios “franquistas”, rebajando la jubilación a los 65 años, como forma de echarles educadamente, al tiempo que la oposición pasa a ser una pieza de museo…
Se permite el acceso mediante simples concursos, concursos-oposición, generalizando la figura de los trabajadores laborales, que entran de cualquier manera.
Si a ello unimos la eclosión de las comunidades autónomas, con la creación –más bien invención-, de más de un millón y medio de nuevos empleados públicos, más sus maridos o esposas, padres, hijos, etc., veremos de donde afloran muchos millones de votos de estómagos agradecidos a “la PSOE”, esa gigantesca empresa de enchufismo al por mayor, y de latrocinio del dinero público, que no es de nadie, según la doctrina de Carmen Calvo.
(Posteriormente, en 1987, reformaron la ley de reforma de la función pública, para volver a la jubilación de los cuerpos superiores a los 70 años, y así poder permanecer el máximo posible en los cargos…).
Luego, todo ha sido cuesta abajo y sin frenos, de forma que la PSOE ha ido destruyendo las instituciones y el estado de derecho, que los constituyentes habían creado, con una supuesta separación de poderes, y organismos teóricamente independientes: la fiscalía general, el consejo de estado, el defensor del pueblo, etc.
El PSOE, fiel a su ideología marxista, de la que dicen que adjuraron en Suresnes, pero no, pretende, como cualquier partido totalitario que se precie, controlar absolutamente todo.
Y hoy en día, y por desgracia, gracias a la informática, es posible tener un control, completo y exhaustivo de la sociedad en conjunto, y de las personas en particular.
Ahora están empeñados en que paguemos con tarjeta, pasa saber, con toda exactitud, cuando dinero tenemos, cuanto gastamos, en qué y donde, etc. (Precisamente por ello, procuro pagar lo máximo posible en efectivo, y les aconsejo que hagan lo mismo).
González cayó, después de catorce años de gobierno, víctima de la corrupción y el latrocinio generalizado de los fondos públicos.
Luego vino Zapatero, un hombre que parece demenciado, pero que no lo está, en absoluto. Es traidor, malo, irrelevante, amigo de dictaduras comunistas, como la de Venezuela, y haciendo “negocios” siempre a la sombra de los gobiernos de “socialistos”.
Y para postre, narciso Sánchez, un megalómano con un evidente trastorno paranoico, que le hace creerse sus propias mentiras, y rodeado de una catervas de aduladoras, a cual más inútil y mediocre.
Aliado con los eternos enemigos de España, los herederos de los terroristas y genocidas vascos, los separatistas catalanes, los sinvergüenzas que se arriman al que manda, de partidos provincianos y pueblerinos, Revilla, coalición canaria, Teruel existe, partido aragonés, etc., y entre todos van llevando a la Patria a su desaparición como unidad de destino en la universal.
(Como la mayoría de los “socialistos” son medio lelos, les refrescaré la memoria, recordándoles que la frase es de José Antonio Primo de Rivera).
Esa compra de votos y de apoyos supone la destrucción progresiva del Estado español, pues se van cediendo más y más competencias a las comunidades autónomas separatistas, Cataluña y el País Vasco, de forma que ya solo queda concederles una independencia subvencionada, en acertada expresión de don Amando de Miguel (a cada cual, lo suyo).
En definitiva, con toda esta banda de corruptos, cobardes –el Rey merece un artículo aparte-, y traidores, ¿qué podía salir mal…?
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