31/03/2025 10:21

El otro día me contaba una amiga, ya entrada en los 50, que cuando tenía unos 18 años, dos amigas del instituto le tendieron una trampa. Una de ellas la encerró en el baño y le dijo en confesión que estaba embarazada y que no sabía qué hacer. Ella, mi amiga, me dijo que la respuesta le salió espontáneamente: no lo abortes, dámelo a mí. Esa era la trampa: no estaba embarazada, pero querían comprobar si estaba tan en contra del aborto como se posicionaba en los debates de su clase. Y, evidentemente, comprobaron que sí.

Hoy, esta amiga sigue saliendo a las calles durante especialmente en las jornadas de 40 días por la vida, próximas al 25 de Marzo, así como una vez al mes, entre otras acciones, para luchar contra esta lacra que nos está matando: el aborto.

¿Cómo hemos llegado a esta sociedad tan ruin que considera el aborto no sólo normal, sino un derecho? ¿En qué momento de la historia nos hemos pervertido hasta el extremo de que el asesinato de una persona humana se defienda?

Yo te lo voy a decir. Te voy a explicar algo muy sencillo de entender para el que tenga la mente abierta: desde el momento en que la sociedad, es decir, las personas en su conjunto, han dado la espalda a Dios, se llegan a cometer los actos más inhumanos que podamos imaginar sin el menor escrúpulo. Porque, querido lector, Dios es amor, y sin ese amor, nuestra vida está condenada a la miseria.

Se les llena la boca a los políticos buscando solucionar los conflictos bélicos. Se reúnen incansablemente intentando lograr pactos para la paz. Hablan de solidaridad con los más indefensos, los más vulnerables, mientras invierten sin descanso en fomentar la más terrorífica guerra que lleva décadas fomentándose: el aborto. Una guerra, que como decía Santa Teresa de Calcuta, se le está haciendo al niño desde el vientre de su propia madre. Esta religiosa, una mujer valiente como pocas, alzó su voz delante de representantes de políticos, denunciando esta crueldad que ellos están apoyando.

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Decía también: “si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿ cómo podremos decir a otros que no se maten?”

Yo te lo voy a decir: porque son unos hipócritas, lobos disfrazados de corderos, de filántropos que dicen trabajar por la paz y lo único que hacen es avivar el fuego del odio.

Y lo hacen porque han despreciado a Dios de sus vidas, porque no conocen el amor, porque ni siquiera ellos mismos son capaces de respetar su propia dignidad porque no se saben amados y son víctimas de una sociedad nihilista que vaga sin sentido, perdida y hundida sin esperanza.

Menos mal que aún podemos encontrar a muchas personas que sí tienen esperanza, entre los que me incluyo, y por eso alzamos la voz en defensa de los más indefensos, esas criaturas que, inocentes, gozarán de la presencia de nuestra madre del Cielo, porque se les ha privado de vivir en este mundo de una forma violenta. Menos mal que hay todo un ejército de valientes soldados que se desviven por defender la vida, especialmente cada 25 de Marzo, y lo hacen porque saben que la vida es bella, que es un regalo de Dios, y porque, como se nos invita a hacer en el libro de los Proverbio: “sé voz de quien no tiene voz, defensor del hombre desvalido”.

Todos estos activistas, que en lugar de quedarse tumbados en el sofá viendo chorradas, se desviven sufriendo incluso insultos, son un ejemplo que debería calar en esta sociedad dormida, enferma, que observan impasibles estos actos tan crueles hacia los niños y las madres que caen en este error. Pero lo peor, como decía el escritor León Bloy, no es cometer crímenes, sino no haber realizado el bien que se podría haber hecho. Es el pecado de omisión, que no es más que la falta de amor, y nadie se acusa de esto.

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No sé en qué bando estás en esta guerra, en este combate entre la vida y la muerte, pero tan sólo te recuerdo una cosa, importante a tener en cuenta: o estás contra Dios o a su favor en esta batalla, tal y como decía Chesterton:

Se puede decir que uno combate en nombre de Dios cuando lo hace en nombre de la imagen de Dios que es el hombre”.

Espero que sepas elegir el bando correcto y actúes en consecuencia, porque la vida de muchos inocentes depende de nosotros.

Alicia Beatriz Montes Ferrer

Colaboradora de Enraizados

Autor

Fundación Enraizados
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La Fundación Enraizados nace como asociación en 2012 con el objetivo de ser una voz católica en la vida pública. Nuestros valores se basan en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona, subsidiariedad, bien común, solidaridad y justicia social. Trabajamos en defensa de la Vida, la Familia, la Educación,
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Hakenkreuz

En efecto, con Cristo o contra Él:

Mt 12, 30:
«El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama»

Jn 14, 5:
Le dijo Tomás: «Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?» Respondió Jesús:
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».

Pero solo Dios puede acabar con esta lacra satánica del aborto, ningún grupo humano, pues:

Mt 11, 20-24:
Entonces se puso a maldecir a los pueblos en los que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido.
«¡Ay de ti, Corazín!¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertos en sayal y sentados en ceniza. Por eso, os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? ¡Pues hasta el hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, todavía existiría hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».

Si el mismo Señor no logró convertir a todos los habitantes de aquellas ciudades, ¿qué otro puede hacerlo por mucha valentía y defensa de la Vida que exhiba? Desgraciadamente la cizaña no tiene otro fin que el fuego cuando Dios mande a sus ángeles.

Y no se puede cometer incoherencia mayor que promover políticamente la defensa de la Vida cuando ha sido la política la que ha traído el aborto. Cuando en España no ha habido política, no ha habido aborto, así de claro. Donde hay política, Dios está ausente. Y la mayoría quiere política en democracia, que es el sistema que ha implantado el aborto, el genocidio de millones y millones de criaturas no nacidas. Y esto Dios sí lo va a tener muy presente en su Juicio. Así que, con la política, sea del signo que sea, lo mismo que con el demonio, ni una palabra.

Hakenkreuz

Hablando del aborto, que deberíais difundirlo como cristianos verdaderos:

La mayoría de las mujeres que abortan son solteras y con varios concubinos en su historia vital, o prostitutas o adolescentes o jóvenes que han tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio y han quedado embarazadas. Esa es la tipología de la aplastante mayoría de mujeres que abortan. Esos son los hechos que deberíais difundir y no ocultar. La falta de fe y el rechazo a Cristo destruye cuerpos y almas.

Por todo ello, es necesario, para destruir el aborto, destruir primero todo tipo de atentado contra la santa castidad, es decir, contra la fidelidad conyugal matrimonial o el celibato en solteros y consagrados. Si la población comienza a dejar los prejuicios y los complejos y a convencerse cabal y sensatamente que la castidad no es deshonrosa, avergonzante, ridícula, timorata, mojigata, cosa de panolis, de tontos, de estúpidos, de inmaduros, de niños, de niñas, de maricas, de mariconas, de invertidos, de raritos, de raros, de depravados, etc. (más bien justo lo contrario), que es lo que el demonio, por medio de sus vástagos, quiere, mediante complejos de inferioridad, inocular en los jóvenes, tan necesitados de «sentencia aprobatoria» de sus congéneres (en vez de Dios), entonces los abortos empezarán a caer con toda seguridad. Si se consiguiera que la población valorase la sana continencia y autodominio antes del matrimonio y viese la fidelidad conyugal y la familia (en peligro ante la conducta promíscua o disoluta, por indeseabilidad del que la lleva a efecto) como verdadera felicidad y no el sexo de «usar y tirar» propio de ególatras y narcisistas depravados que esclavizan al otro u otra al pervertido gusto egoísta, se habría dado un paso de gigante para acabar con el aborto con toda seguridad.
Por supuesto que es necesario acabar con la prostitución. Se puede promover la publicación de nombres y dnis de clientes, siempre bajo supervisión notarial y policial, para que el escarnio público haga desistir de estas prácticas a los clientes y a las meretrices so pena de su reputación pública. Del mismo modo a como se podría hacer para acabar con la droga (cosa que los políticos no quieren ni en sueños).
También hay que acabar con la pornografía de todo tipo. En esto tienen responsabilidad las empresas grandes y multinacionales cuando con sus anuncios visuales promueven el sexo promiscuo y satánico como elemento de consumo o como garantía de éxito del consumo de los productos. Si se cosifica comercialmente a hombres y mujeres, que a nadie le extrañe que haya cada vez más y más abortos.
Por supuesto que el divorcio tiene que desaparecer de la faz de la tierra y también la consideración, insultante contra Dios mismo, de «matrimonio» a toda unión contra natura o no que no sea la canónica con pleno consentimiento de marido y esposa.

Hakenkreuz

Además.

Téngase en cuenta que en los colegios e institutos públicos de ESO y Bachillerato (en la CCAA de Madrid, p. ej., bajo tiranía del abortista partido popular de la abortera Isabel Díaz Ayuso) se está enseñando a los alumnos, desde la más tierna infancia, a «elegir el sexo que quieran tener», la ideología de género o feminismo, satánico sea la versión que quieran atribuirle (liberal o progresista o conservador), decorando todas las paredes del instituto con el color morado y el de la bandera LGTBI+ multicolor. Se les enseña a odiar a Cristo, la Cristofobia, aunque dicen tener clases de «religión católica» (mentira podrida). Se les enseña la ideología LGTBI+, o woke, eso sí, cuando llega la Navidad no se acuerda nadie de poner siquiera un belén en los colegios e institutos, y eso que titulan a los mismos como «inclusivos» (jamás fue más salvajemente discriminatorio y excluyente contra los cristianos). Se les está enseñando sexo en las aulas a los niños y niñas porque afirman que sería una tragedia que fueran como sus abuelos, que llegaron al matrimonio «virgenes» (consideran esto como un horror cavernícola y enfermo. Así estamos), corrompiéndoles con total desparpajo y consentimiento de los padres, que deben creer «educativo» instruir en la pornografía a sus hijos, que, además tienen acceso a ella en el móvil, cada vez más difundido ente los menores (y de nada vale la censura paternal, pues los amigos y amigas del hijo sí tienen acceso al porno más duro que ve la clase entera. Fuera ingenuidad). Ya lo que les falta es poner habitaciones con camas en los centros educativos e invitar a los alumnos y alumnas por parejas (cambiantes, para respetar la «socialización de la mujer» o adulterio generalizado) a pasar a fornicar a ellas como clase para la «ciudadanía democrática y progresista». Han convertido la enseñanza en auténtica perversión de menores. Y Dios no cierra los ojos a ello.

Luego, con esta instrucción (que no educación) demoníaca, váyase a las puertas de las trituradoras de bebes de dator a parar el aborto cuando la chavala quede embarazada y venga acompañada del padre, los hermanos y de la policía. Luego ya es tarde, tardísimo, horrorosamente tarde para evitar el exterminio del más inocente. El mal ha de atajarse en la raíz, no ya cuando no tiene remedio. Es necesaria una cruzada por la castidad, la familia y el matrimonio para convencer a cada vez más jóvenes sensatos y valientes que la perversión y la egolatría, el usar el sexo como consumo placentero sin responsabilidad alguna a las consecuencias, no es el camino, sino la autodestrucción. ¿Realmente se quiere servir a Dios o a unos políticos?

Hakenkreuz

¿Y qué decir de las píldoras abortivas? El macro genocidio que con ellas se perpeta no se recoge en estadística alguna. También debería contribuir a acabar con el aborto la desaparición de los preservativos, pues, como mínimo, fomentaría una actitud más responsable en todo el mundo. ¿Hay una campaña para acabar con los preservativos o eso se oculta y da vergüenza tan siquiera a proponerlo? Cuando en África se difundieron los preservativos, allá por los años sesenta del siglo pasado, no se hizo otra cosa que promover aún más la promiscuidad entre los africanos, que creyeron posible fornicar sin consecuencias. Evidentemente, se consiguió justamente lo contrario, disparar el número ilegítimo de hijos que ni conocen a su padre en todo el continente además de todo tipo de ETS. En lugar de evangelizar, asignar miles de millones de preservativos para garantizar la promiscuidad «inocua».

Y las discotecas, pubs, conciertos en salas subterráneas, prostíbulos, cabarets, etc., ¿seguro que nada tienen que decir acerca del aborto, especialmente en jóvenes, lugares como son trituradoras de castidad y de una vida normal en matrimonio y familia? Al fin y al cabo, hay otras formas de divertirse sin degradarse y depravarse. ¿Deben pervivir modos de ocio perversos si queremos acabar con el aborto?

Sobre la forma de vestir, otro tanto. ¿Seguro que el aborto no se fomenta con determinadas formas de vestir provocativas en las mujeres, más propias de cabarets o prostítulos? Evidentemente no se trata de ir a la «gallinita ciega» o a la «piñata» los hombres y con burka las mujeres. No. Pero hay formas y formas de vestir, unas normales, otras ególatras y narcisistas de las y los que quieren llamar la atención y ser el centro de todas las miradas porque su vanidad y su egolatría lo exigen. Eso no contribuye a que haya menos abortos.

Y, por supuesto, el alcohol, el tabaco, el hachís y todo tipo de drogas, ¿seguro que no predisponen en fiestas y ambientes lúdicos al aborto posterior?
No se puede vivir sin responsabilidad hacia los demás, especialmente hacia los no nacidos. Si un joven, hombre o mujer, no quieren ser padre y madre, perfecto: la abstinencia no mata a nadie, el aborto sí, a tres, al padre, a la madre y a la criatura. A la última físicamente, a los dos anteriores, eternamente por psicópatas caprichosos.

Hakenkreuz

En cualquier caso, JAMÁS esperar que el aborto tenga solución política en un «mesías político» que lo prohíba, cosa que ni va a suceder, por mucho ingenuo que lo crea o se lo hagan creer (además de ser peligroso confiar en mentirosos), pues lo que deben cambiar son los corazones, el ser conscientes que el que aborta comete un atentado contra el mismo Señor Jesucristo en una de sus más amadas criaturas, el niño o niña recién concebido. No nos podemos permitir seguir ofendiendo a Dios mismo, que ya está muy ofendido y lo podemos pagar eternamente. La mejor terapia contra el aborto es esforzarse, con toda la humildad que uno pueda reunir, en amar a Dios y no ofenderle bajo ningún concepto. Y respecto a los niños y niñas abortados, a los fieles pedirles que ofrezcan misas por su bautismo de deseo. Ya que los padres y madres no los quisieron, querámoslos nosotros ofreciéndoselos a Dios como angelitos del Cielo. Así nos lo han enseñado los santos, así hemos de hacerlo sin excusas.

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