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José Millán-Astray, ascendido ya a general, regresó a su ciudad natal el día 11 de julio de 1927, donde nuevamente fue homenajeado de forma extraordinaria. En el andén de la estación del ferrocarril, fue recibido por un enorme gentío que le ovacionó calurosamente al descender del vagón. Estaban formados para recibirle una compañía de Exploradores de España al mando de su jefe, Ángel Rebollo; la coral El Eco y el coro Cántigas de Terra. La banda de música del hospicio interpretó varias marchas militares. En coche descubierto, acompañado por el alcalde Manuel Casás, recorrió las principales calles de la ciudad. Miles de personas le tributaron un recibimiento apoteósico y numerosas cigarreras y modistas se acercaron hasta el coche para agasajarlo con ramos de flores. Consuelo Rabuñal, en nombre de las cigarreras y Marujita Temprano, perteneciente al taller de Doña Manuela Frías, en nombre de las modistas, abrazaron y besaron emocionada y sentidamente al bravo soldado y a su esposa. El paso de la comitiva por las calles Real y Riego de Agua fue inenarrable, ya que una gran multitud apenas dejó avanzar el coche donde iba el fundador del Tercio.
A las puertas del ayuntamiento el alcalde Manuel Casás, con toda la corporación municipal bajo mazas, le dio la bienvenida oficial a la ciudad. Estaban presentes el gobernador civil, García y Pérez de Argüelles; el gobernador Militar, General Feijoo; el general Cavalcanti; presidente de la Diputación, Sr. Tenreiro; presidente de la Audiencia, Sr. Alcón; primeras autoridades, representaciones de entidades y un nutrido grupo de exploradores de España. El reloj de palacio marcaba la una y media de la tarde.
En el salón de sesiones, completamente abarrotado, el alcalde le hizo entrega del título de hijo predilecto y de un bastón de mando de la alcaldía, costeado por suscripción popular. Numerosas señoras lo colmaron de innumerables flores. Ante una plaza de María Pita desbordada de público, Millán-Astray salió al balcón para agradecer las enormes muestras de afecto hacia su persona. “Me hacéis feliz” –dijo el Fundador de la Legión- “coruñeses, paisanos amigos míos al tributarme tan magnífico recibimiento y ovación inmensa a quien no es más que un soldado de España”. Dijo sentirse orgulloso de ser coruñés y agradeció emocionado el acuerdo que iba a tomar la corporación municipal de dar el nombre de una calle de La Coruña al heroico comandante del Tercio, el coruñés de adopción, Carlos Rodríguez Fontanes, muerto gloriosamente en acción de guerra. Su discurso lo finalizó agitando su gorrillo legionario con vivas a España, el Rey, la Legión y La Coruña. En ese momento sonaron el himno de la Legión primero y la Madelón después, cánticos qué fueron acompañados por el repicar de campanas, ulular de las sirenas de los barcos surtos en el puerto y explosión de numerosas bombas de palenque.
El alcalde de la Coruña Manuel Casás y los generales Cavalcanti y Feijoo, saludan al general Millán-Astray a su llegada a la ciudad en el mes de julio.
El distinguido militar se desplazó a continuación hasta el palacio de Capitanía donde quiso cumplimentar al Capitán General Sánchez-Ocaña pero no pudo hacerlo por no encontrarse en su despacho la primera autoridad militar. Eso sí, allí le fue presentado el legionario, de quince años, Santiago Lorenzo, vecino de la calle de la Torre, que se había alistado como corneta en el Tercio el año anterior.
El ayuntamiento le obsequió con un magnífico banquete en su honor, al que asistieron numerosas autoridades y representaciones. En el kiosco Alfonso más de trescientos comensales esperaban la llegada del bizarro militar. Amenizó la comida la orquesta Morales. A los postres el doctor Enrique Hervada ofreció el homenaje y a continuación hizo uso de la palabra el alcalde, Manuel Casás. “Este homenaje”, -dijo la primera autoridad municipal-, “nada vale a lo que Millán Astray merece. De él deben de aprender los españoles patriotas a comportarse como tales. Un bravo militar mutilado en lucha con la muerte por defender el honor de España”.
Por último, Millán Astray dirigió la palabra a las personas que se habían sumado al almuerzo. “Nada hice más que los demás y ello fue el cumplir con mi deber pensando en Galicia, cuyas virtudes tengo por mi nacimiento de coruñés”. “No vengo a hacer discursos porque no sabía que decir, sino a daros las gracias a todos. Desde los más altos a los más bajos, con el alma lacerada porque si alguna vez flaqueó mi espíritu al ver que me perseguía la injusticia”. Dedicó palabras de cariño hacia los generales Feijoo, “gran gallego de recias virtudes”; al general Cavalcanti por su ejemplaridad; al gobernador civil y a los alcaldes, Senra que lo había recibido en 1922 y al titular en esta ocasión, Manuel Casás. Terminó su parlamento con los vivas de ritual en la Legión Española, añadiendo un ¡Viva La Coruña!, que fueron unánimemente contestados.
El General Millán-Astray preside la comida en su honor celebrada en el Kiosco Alfonso de La Coruña.
Seguidamente visitó el sanatorio de Oza donde le esperaron formados más de cuatrocientos niños y niñas que le tributaron un cariñoso y alegre recibimiento.
A la tarde presenció en el campo de Riazor un encuentro de fútbol amistoso que enfrentó al Real club Deportivo contra el UTE de Budapest con resultado final de dos tantos a tres a favor de los centroeuropeos.
Finalizado el encuentro el general Millán-Astray se dirigió al parque del Sporting club, “el Leirón”, donde la directiva presidida por Luis Menéndez Atocha le agasajó cumplidamente. Participó en una animada y elegante verbena que reunió a gran cantidad de socios e invitados. El general se marcó varias piezas con diferentes y encantadoras señoritas. Millán Astray se hospedó en aquella ocasión en casa de su fiel capitán del Tercio, Ignacio Olavide Torres, sita en la calle de Riego de Agua.
Su apretado programa del día siguiente le llevó a recibir la medalla de los exploradores de España; igualmente recibió un obsequio de la asociación de la prensa. El jefe del Tercio se dirigió a la Ciudad Vieja. Oró breves momentos en la V.O.T de San Francisco; se detuvo en el jardín de San Carlos donde fue saludado por vecinos y por unas jóvenes estudiantes de magisterio. Visitó también la Parroquia de Santiago donde había sido bautizado. A las dos de la tarde compartió almuerzo privado en Santa Cruz, invitado por su amigo Fernando Torres Calderón y al que se sumaron el general Cavalcanti; condes de Maceda; Jorge Quiroga; capitán Olavide y Sr. Elorrio. Finalizado el almuerzo Millán fue recibido en el castillo de Santa Cruz por sus propietarios los marqueses de Cavalcanti.
A las ocho de la tarde, el ilustre militar coruñés fue objeto de un gran homenaje en la Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos. El salón, completamente lleno, estaba decorado con banderas y gallardetes del código internacional de señales. En la presidencia entre banderas de España y La Coruña, se hallaba la Enseña de la Patria que en 1895 regaló la sociedad al Batallón Peninsular que se distinguió bravamente en la guerra de Cuba.
La Banda de música del regimiento de Infantería Isabel La Católica, situada en el vestíbulo interpretó la Marcha Real a la llegada del capitán general Sánchez Ocaña y “el Novio de la Muerte” cuando Millán Astray y su esposa accedieron a los salones de la sociedad.
El General Millán-Astray se dirige a los socios de la Reunión de Artesanos de La Coruña.
El presidente de Artesanos entregó a Millán Astray un artístico pergamino, obra del ferrolano Carmelo, que contenía el nombramiento de socio de honor de la Reunión Recreativa. A continuación Ángel Rebollo le entregó en nombre de los Exploradores de España, una miniatura de la placa de San Hermenegildo que el fundador de la Legión se colocó inmediatamente en su solapa. El secretario de la Asociación de la prensa, Sr. Naya, explico cómo la entidad que representaba había iniciado una suscripción popular, de reducida cuota, para costear un brazo articulado que sustituyese al que el noble militar coruñés había perdido en África. Como no había sido posible cumplir ese deseo, la asociación, con el dinero recaudado, había enviado a Millán Astray un pergamino obra del afamado pintor coruñés Román Navarro, acompañado de una talla del artista Deibe. Naya ofreció un presente en memoria de aquella iniciativa que fue deseo de los coruñeses que consistió en una medalla de oro, nácar y rosas engarzadas en platino que entregó en medio de una gran ovación a la esposa del general Millán Astray.
En el turno de intervenciones hablaron los ex presidentes de la sociedad, Hervada y Estrada Catoyra. Estrada solicitó se colocará una placa de bronce en la casa donde nació el ilustre militar coruñés.
El señor Berguer, dijo como había recaudado en breve espacio de tiempo unos cientos de pesetas para costear la placa para la calle en honor al Comandante Fontanes, que en breves fechas inauguraría la corporación Municipal. Antes de la intervención del General Millán-Astray hicieron uso de la palabra el alcalde Casás y el capitán general Sánchez-Ocaña, quien dijo sentirse honrado con la gran labor patriótica que hacía el alcalde coruñés Manuel Casás.
José Millán-Astray embargado por la emoción agradeció todos los presentes. “Mi nombramiento como socio de esta entrañable sociedad”, dijo,” me llena de orgullo, pero he de recordarles que no soy más que un soldado español, pues no tengo tantos méritos ni virtudes como supone vuestro cariño. Y si acepto esto homenaje es porque en ellos va indudablemente vuestro cariño hacia todos los soldados de España”.
“Seguir rindiendo todos culto al honor, valor, al Rey y a la Patria”. “Al valor y a la cortesía porque representan la auténtica tradición española y la civilización de los pueblos; al honor porque es el culto a la dignidad de la persona; al Rey por que representa al jefe de la Nación y supremo del Ejército que va unido a todo sentimiento de amor a nuestra Patria España”
“Los soldados hacemos a la Patria la hipoteca de nuestra vida y durante ella no podemos aceptar ningún homenaje puesto que todavía no hemos cumplido con nuestro compromiso y sólo es dable recoger lauros al morir por la Patria”
“En 1922 vine aquí a esta reunión recreativa traído de la mano de aquél gallego ilustre autor de “La casa de la Troya”, el inolvidable Alejandro Pérez Lugín, que en el cielo está. Os ruego enviéis a la viuda un testimonio de cariño y decidle que aquel mí amigo cariñoso, hizo una gran labor de enaltecimiento de mi persona que hoy continúan sus compañeros de La Coruña y que agradezco como estímulo y engrandecimiento del soldado de España”.
Una cerrada ovación del público puesto en pie y los gritos del ritual Legionario, pusieron fin a la intervención del Jefe de la Legión Española. A continuación el Eco interpretó varias piezas, concluyendo el acto con la interpretación del Himno de Galicia.
La visita de José Millán-Astray se prolongó por espacio de varios días que aprovechó para visitar la fábrica de tabacos, mercado Da Guarda y recibir también el ingreso en la Venerable y Real Cofradía de los Dolores, que se realizó con una solemne función religiosa celebrada ante la imagen de la Santísima Virgen de los Dolores, titular de la Cofradía, en la Iglesia de San Nicolás.
Autor
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Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.
En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.
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