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Sobando grosera e indignamene los símbolos más sagrados (para muchos de sus votantes/simpatizantes) de la patria y de la religión católica, llevan tomando casi un decenio el pelo a miles de españoles de bien. Vox, la esperanza verde, digamos, ante un imposible Partido Putrefacto, imposible ya de votar. Fachasca/Cabrascal, Orteguita, la meapilas Monasterio (¿la opusdeista/yunquera es la bruja de Blancanieves?), su esposo Espinosa Venenosa y la peregrina Olona atiborraron sus fauces de aquellos sacrosantos principios. Corearon con entusiasmo el “Que viva España” de Manolo Escobar y el “Novio de la Muerte” de la Legión: patrioteros pujitos de decrépito tugurio /albañal. Vox en dichosa y abierta descomposición. Intestinal. Detritus, pues. Ni recuerdo del pasado será.
Vox, secta, soviet, putiferio: tan feliz con el calorcillo del Sistema
Vox ha engañado a mucha gente con nobles principios (como lo hizo la siniestra Podemia en la izquierdona). Vox se hizo, entonces, un suculento hueco en el sistema parlamentario (nacional y regional, incluso pillando cacho gordo en Castilla y León), repudiaron a los militantes, ningunearon a aquellos que querían hacer algo, a los más talentosos, y expulsaron sin miramientos a los más indomeñables que no paraban de denunciar el fiero y feroz despotismo de la dirección (los mismos que acusan a Cum Fraude de «autócrata»: la descojonación).
Como todos, incluso algo más, un partido férreamente controlado por una dirección que requiere sometimiento cuasi divino (ains, la siniestra huella de El Yunque), pura secta, sin democracia interna alguna, puro soviet, y sin derecho a la mínima discrepancia: turiferarios desgarramantas a granel y lamerones cobistas, impecables abrillantadores de glandes, además de bastante covidiotas (lo vuelvo a reiterar cuantas veces sea necesario, parafraseando a Shakiro: Esmegma/Estigman contigo empezó todo).
Vox, traicionando a muchísima gente que creyó en ellos
Vox vive hoy entre guerras internas (éstas sí que son navajitas plateás y no las de la repelente ministrilla Maroto, Reyes), lúbricas cuchipandas, suculentos pastizales. Vox, partido voxalero, como todos. La pandilla voxura, entonces.
Vox, multitud de silenciosas bajas de afiliados que se han largado para siempre jamás. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Pero todo es digno de empeorar: o se va Ortega Smith, junto a Tomás Fernández, claro, o el partido explota en miríadas de fragmentos. Y, entonces, ni lo visto con UCD. Que el último apague la luz.
Vox, pues, me apenará ver a tanta buena gente, incluso amigos, que, tan puercamente traicionados. ingenua e infantilmente, creyó en ellos. Y sin saber qué ocurrirá con la grandísima Alicia Rubio, todavía en semejante tremedal. En fin.
https://elcorreodeespana.com/politica/66323756/Aviso-para-VOX-Por-Pio-Moa.html
Autor

- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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