20/05/2024 01:04
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Cuando veo la tumba de mi Padre, asesinado por protocolo monclovita mediante sedación- eutanasia encubierta que las ratas se apresuraron a legalizar para no dejar rastro criminal-, internado con infectados de coronavirus dando negativo el día anterior, negándole el retorno a su casa, la vida, después de la diálisis rutinaria, entre sombras de sentimientos inconfesables me acuerdo de mozos de carga y simpatizantes del terrorismo que germinaron engendros de Satanás, literalmente. Que estén vivos unos y otros lo considero paradójico, cuando decenas de miles de personas fueron aniquiladas. Hay un antes y un después que ha depreciado la existencia de muchos culpables, con la memoria sempiterna de los homicidios, perpetrados contra decenas de miles. 
 
Culpables criminales por estulticia depredadora de un genocidio protegido por una justicia del infierno sobre la tierra. Un grupúsculo de maldad del que consuela la ceguera de sus desalmadas actitudes delictivas, pues aquí la corrupción política da mucho de sí para proteger criminales pero a Dios, lo llamen demiurgo o el ateo lo niegue, no hay quien lo esquive, porque hasta estos soberbios endemoniados pasarán por el trance de la muerte y, como siempre digo, tragarán un último instante de terror con el atisbo de duda sobre dónde ir y qué les espera. Magnífica venganza, del Señor se dice, inimaginable para tanta carroña suelta con peste de azufre. Que se lo pregunten a la sanguinaria Dolores Ibárruri, Pasionaria, quien se fue al otro barrio cantando diligentemente salmos a Dios. 
 
No contenta esta lastrada con inteligencia roma, retorna a la intención homicida si es que se creen las mentiras de este demoníaco orden mundial orquestado por el comunismo y la mafia globalizadora. El bicho de laboratorio ya pasó quedando residual un efecto liberticida. 
 
Torna la demencia de una marquesa artificiosa, de nula clase personal, y aborrecida por el feminismo legítimo que una manada descerebrada quiere arrebatar al mérito real de ser mujer. Un ministerio con casi quinientos millones de presupuesto para una inútil desorejada, orgullo de sus progenitores A y B. ¿La trans atrofiada, que hubiese cambiado de sexo en la infancia?… a saber qué complejos se arrastran, es la que vuelve a hacer un llamamiento masivo para el 8-M, cuando estos mamarrachos de Satanás han arruinado España con arbitrario confinamiento, fraudes de ley con estados de alarma y toques de queda indiscriminados. Los mismos majaderos del averno que prohibieron velar a nuestros padres enterrados en soledad que tampoco pudimos visitar el Día de todos los Santos, seis meses después, por las zafias intolerancias de un doctor cum fraude asesorado por un inexistente comité de expertos. 
 
En España tratamos con una pandilla de tramposos con rasgos de psicopatía que comanda un ser amoral netamente satánico, por las muchas deformaciones personales que exhibe con ausencia de reflexión autocrítica. Como la encaramada al ministerio de los méritos inconfesables que por impunidad-la colección de crímenes se archivan-regresa a la misma consecuencia homicida del año pasado. Hay que ser muy inconsciente para no calibrar el aguante de un país que la aborrece por lo que es y representa: criminalidad protegida por el sectarismo judicial que suma y sigue en el debe podemita a una harta España. 
 
¿Mascarillas sin Navidad ni abrazo? ¿Fiestas de toda la vida, hasta con Franco, prohibidas?¿Autónomos arruinados y luego asfixiados? ¿España colapsada y hacia el abismo de una incertidumbre de pesadilla?… para, ¿ver a una piara hocicando con la inmundicia demagógica, saltar haciendo el gilipollas, mientras rechinan de rabia los dientes de ciudadanos asqueados del espectáculo de la falsedad sin fin? Dios los coja confesados si revienta la santa paciencia de España en garras de estos monstruos. 
 
No se arrebata la vida de miles de inocentes sin pagarlo. Si no aquí sobre la tierra, seguro que tras la tumba. De algunos hasta los gusanos tendrán asco, como será ver el desfile de la demagogia asesina que encabeza la cajera, no ministra, cajera de Galapagar en casoplón pagado por la sangre de Venezuela. Carrera intensa de muerte lleva. Que Dios se lo pague cuando le toque. 

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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