21/11/2024 12:08

Me encuentro, mientras paseo por Madrid, con la multitudinaria manifestación feminista organizada por las feministas afines al Socialismo, las que presumen de ser feministas de toda la vida. Es curioso pero teniendo en cuenta que son poco más de las doce horas, es mediodía y a pesar del frío de esta noche, puede que haya unos dieciocho grados centígrados, luce el sol y no sopla el viento, en esta Gran Vía madrileña; pues no aprecio una masa gigantesca de manifestantes. Casi que estamos en similitud a las manifestaciones del Primero de Mayo, o similares. Bueno, quizás incluso más bajo el número.

¿Dónde están las 170.000 mujeres que han presentado denuncia este año por violencia de género, sus familiares, amigas, etc…? ¿Dónde están las mujeres que en los últimos 19 años, más de tres millones, han presentado esas denuncias?. Pues muy tranquilitas en las casas que han quitado a sus ex-maridos o ex-parejas, o en el piso de la playa, viviendo de la pensión que un juzgado de familia, que como consecuencia de una previa denuncia de violencia de género, ha incoado una serie de medidas contra «el maltratador». Esos más de millón y medio de hombres, que se han visto denunciados justo al ir a separarse/divorciarse y que ha puesto la casa familiar en manos de ellas, los hijos en manos de ellas, todo el patrimonio en manos de ellas y que además en algunos casos ha significado la cárcel, la pérdida de familia, la pérdida de amigos y también la pérdida del puesto de trabajo, además del señalamiento público de parte de la Sociedad.

No niego que exista o haya existido y que en el futuro exista, violencia contra las mujeres, pero también la hay contra los hombres, contra los niños o contra los abuelos. En países que todo el mundo califica como mas adelantado que el nuestro, nos llevan adelanto sobre este tema. Por ejemplo en Estados Unidos, cuna de la democracia y todas las bagatelas que se dicen siempre. La presión feminista obligo a una ley, no tan dirigida como esta, pero si en varios estados se inicio el camino. Pero allí los grupos de presión, no son solo comunistoides y con la idea de destruir la familia, la relación hombre mujer y así acabar con la cultura y la idea social que sostiene a un país cristiano.

La diferencia es que los otros grupos de presión, obligaron a las autoridades a realizar un profundo estudio sobre la violencia en las familias y en las parejas, y sobre todo, a realizar alguna medidas provisionales. La más curiosa, en uno de los estados del Medio Oeste, fue la de aplicar una norma provisional que consistía en que cuando se produjese un altercado de este tipo, la policía hiciese un informe exhaustivo de lo sucedido y de los antecedentes del hecho y que los jueces de guardia metieran entre rejas a quien apareciese en primera instancia como provocador de los hechos. Seis meses después se eliminó esta situación y se volvió a la legislación anterior, a petición de los jueces y jefes de policía. El resultado era que si bien los actos más violentos se producían, no siempre, pero si la mayor parte de las veces por parte de los hombres, las autoridades constataron que la mecha de la situación en más de un setenta por ciento de las ocasiones la encendían las mujeres.

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Exactamente, no interesaba y los mismo grupos de presión feminista dieron marcha atrás ante lo que una equilibrada sensata mirada estaba viendo de donde venía el tema. Y si nos venimos a España, la cosa es peor, porque al institucionalizarse el asunto y crearse una Ley, que es contraria a la Constitución y a los principios básicos del Derecho, la cosa es peor. La ley en cuestión sólo considera como agresor al hombre y como víctima a la mujer. Todos sabemos lo que sucede a nuestro alrededor y sabemos que nunca es así. Pero en España los hombres son los malos por definición y eso ha llevado a que en verdad, la famosa Ley de Violencia de Género, ha sido y será un mero sistema administrativo para señalar y destruir a algunos hombres. mientras se les expolia y destruye socialmente.

Por eso, igual que pasa con los sindicalistas, no son precisamente multitudinarias las manifestaciones y más cuando las propias feministas se hallan divididas. Y ¿por que se hallan divididas?, pues es muy fácil, por esos 3.500 euros que subvenciona Europa después de cada denuncia interpuesta. Cantidad que recibe nuestro desgobierno y que nadie sabe dónde está. También por más de 500 millones de presupuesto y quien debe manejarlos. También quien maneja los múltiples presupuestos autonómicos, de diputaciones o cabildos y municipales. Aparte claro, están subvenciones particulares de empresas como Antena 3 o La Mutua Madrileña.

En lo anterior está el quid de la cuestión, por eso, «las niñas de la curva» esas dos ex-ministras que cuando las han dado puerta han gritado que las echan y que eso no se va a quedar así, se han puesto, como se han puesto. Aunque el número de manifestantes por la mañana, a cargo del desgobierno y el ministerio correspondiente, ha sido pequeño en cantidad, haciendo buena la frase: «Luego dirán que somos tres o cuatro», no exactamente, pero a la foto me remito.

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Es lo que tenemos y seguiremos teniendo por calzonazos…. ¡ESPAÑA DESPIERTA! Y ahí lo dejo.

Autor

Jose Antonio Ruiz de la Hermosa
Jose Antonio Ruiz de la Hermosa
José Antonio Ruiz de la Hermosa es oficial retirado del Ejército Español. Especialista en Estrategia, táctica y logística Aérea. Especialista en Salud Laboral, Prevención de Riesgos, Divulgador e Historiador.
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Rafael F.

Jjj. El título correcto sería «¡¡Luego diréis /que somos cinco o seis!!» que era lo q yo siempre escuchaba en convocatorias 12 oct en Barcelona.

Macht Spanien vom Marxismus frei.

Por eso, todo hombre debe discernir bien antes de casarse, pues es un disparate, una locura extrema, casarse con una mujer que no conoce lo que es amar, aparte de ultrajar a Dios, que es lo peor. Y bajo ningún concepto aceptar como esposa a una feminista de ningún signo, pues las mujeres feministas solo odian hasta el extremo, y acabarán destruyendo a todo el que caiga seducido por sus diabólicos encantos, no queriendo maridos, sino esclavos, el colmo de la perversidad. Las feministas, que, obviamente son muy pocas, como las de esa manifestación, odian el matrimonio, la maternidad, la familia, la infancia, pues son abortistas carniceras sangrientas insaciables, y, además, odian a Dios, a su Santísima Palabra contenida en el NT. Incluso han asaltado capillas de universidades con odio a la Santísima Virgen María y con gritos histéricos a favor del aborto y contra el Niño Jesús, vilipendiándole hasta el extremo. Las feministas no conocen la humildad y la obediencia, son puro «no serviam», eso sí, aspiran a mandar dictatorialmente sobre todo hombre y mujer, que toda la sociedad se arrodille y les sirva como al demonio en el desierto. Hacen uso del victimismo a su caprichosa conveniencia, mientras causan un dolor y un daño incalculable a todas sus víctimas, intimidando a toda la sociedad bajo terror feminista traducido en denuncia y rerpesión de todo el que contradiga a una feminista. Si un desalmado materialista mata a una mujer, los medios no paran de denunciar el machismo asesino, pero los 100.000 abortos anuales del feminismo genocida infanticida, los asesinatos de niños y niñas por no querer darlos en custodia compartida y otras muchas más maldades feministas, se callan como la boca de la prostituta mejor pagada. Y muchas de las feministas aspiran a llevar una vida «libertaria», es decir, a ser las concubinas a su gusto de muchos y las esposas de nadie, a utilizar a sus fonicadores favoritos como ellos mismos las tratan a ellas, como un clínex de usar y tirar, aspiran al amancebamiento a conveniencia de sus más bajos deseos. Odian, además, a las otras mujeres, especialmente a las sufridas y humildes amas de casa, a las que desprecian hasta el máximo. Corrompen a los niños y niñas en las escuelas, sembrando pornograría y cizaña en las aulas, para evitar que maduren con naturalidad y normalidad. Dicen «decidir por sí mismas según su propia voluntad» y lo llevan a su integrismo fanático triturador de niños y niñas abortadas. Su soberbia enferma las conduce a la locura de su infelicidad que pretenden hacer pagar a todos los demás. Además, su supuesta demanda de «igualdad» es más falsa que la lealtad farisea a Dios. Si el machismo es malo, ¿por qué el feminismo ha de ser bueno? Los movimientos feministas son ultra violentos contra los niños y niñas no nacidos y nacidos si se les exige compartirlos, pues los infanticidios, de los que nadie habla para ocultarlos, suelen ser perpetrados por mujeres feministas. Transgreden el orden natural a su mero capricho político, y los movimientos feministas están nutridos altamente por prostitutas, lesbianas, mujeres disolutas, mujeres feas y poco agraciadas, degeneradas a las que ni en su casa quieren y todo tipo de seres más dignos de pena que de escucha.

Pero además, las feministas, odian que una mujer tenga la santa y cristiana condición de esposa y no esclava, aunque callan como el tipo de mujeres que suelen ser, el trato que la mujer recibe en la cultura dominada por el Islam, donde se las obliga a casarse con 13 años, se les practica la ablación, se las cruje a palos y palizas sin rechistar, se las obliga a llevar burka y pañuelo a todas partes, cubiertas hasta los pies, callan cuando la mujer ha sido reducida a condición de ganado en toda civilización no cristiana, callan incluso ante las civilizaciones que hacían sacrificios en masa con mujeres, arrancándoles el corazón y el bebé que esperaban estando embarazadas y otras muchas monstruosidades, pues solo Cristo enalteció a la mujer, nadie más. Eso sí, las feministas, especialmente las marxistas, izquierdistas o rojas (socialistas, comunistas y socialdemócratas), ahora aparecen en escena como bomberas de un incendio que ellas mismas hicieron todo lo posible por encender y propagar allá por los años del libertinaje sexual y del «destape», la pornografía en cines, cineclubs y quioscos, el rechazo a la «represión sexual» franquista, la despenalización del adulterio, la promoción de condones y semejantes anticonceptivos, el divorcio, el lenguaje soez, la reducción de toda mujer a la categoría de mercancía socializable (adulterio generalizado), etc., los años aquellos del feminismo de la transición que fueron la semilla que hoy da el fruto venenoso que ahora pretenden denunciar, su mismísima obra. La salvaje hipocresía judía farisea del feminismo es para hacérselo ver a todo el mundo, aunque con tanta droga democrática, pocos serán los que tengan la valentía de reflexionar sobre ello y actuar en consecuencia, por ejemplo, y para los que no sean calzonazos, ya que el autor los cita, con toda una INSUMISIÓN FISCAL. Sin «gasolina» financiera feminista, su artilugio incendiario de odio y cizaña se viene abajo a vuelo. Eso sí, ¿habrá tan siquiera un millón de no calzonazos para llevar a cabo la INSUMISIÓN FISCAL, teniendo en cuenta en qué se aplica el dinero, o mejor quedar de «valiente» para la galería y los medios?

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