23/09/2024 16:05
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Resumen: En este artículo presente una traducción sobre tan importante aspecto donde Suárez se adentrará en una cuestión muy importante, a saber: Es evidente la conversión de las especies, pan y vino, en el verdadero cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo, pero ¿Qué tipo de conversión? ¿Cuál es el concepto más adecuado para referirnos a ese cambio? ¿Da igual si le llamamos transubstanciación?

Fuente: https://archive.org/details/rpfranciscisuare21su/page/4/mode/2up p. 141 – 143

Francisco de Suarez, sobre Tomás, tomo 3, q. LXXV, art. VIII, disp. L, Sectio I Ad sacramentum Eucharistiae perficiatur per veram conversionem, et transubstantiationem.

1. La herejía de los luteranos y calvinistas respecto a la transubstanciación. – Primero, los herejes que o bien niegan la presencia de Cristo, o afirman la presencia de la substancia del pan, eliminan la conversión, y en esto concuerdan entre sí luteranos y calvinistas, así como otros mencionados anteriormente, quienes todos se oponen al nombre de la transubstanciación, llamándolo nuevo, bárbaro y portentoso. Segundo, quienes niegan que permanezca la substancia del pan, no obstante, conceden que algo de ella permanece, admiten ciertamente la conversión, pero destruyen la transubstanciación, aunque quizás retengan el nombre de transubstanciación; pero de estos errores, y de sus fundamentos, nada nuevo se dice, porque no tienen nuevos fundamentos, sino que brotan sucesivamente de principios falsos.

1. Lutheranum et Calvinistarum haeresis circa transubstantiationem. – Primo haeretici, qui vel negant praesentiam Christi, vel affirmant praesentiam substantiae panis, conversionem tollunt, et in hoc inter se conveniunt Lutherani et Calvinistae, et alii supra relati, qui omnes in transubstantiationis nomen invehuntur, illud appellantes novum, barbarum, et portentosum. Secundo, qui negant, manere substantiam panis, concedunt tamen aliquid illius manere, admittunt quidem conversionem, transubstantiationem tamen evertunt, licet fortasse nomen transubstantiationem retineant; sed de his erroribus, et de eorum fundamentis nihil novi dicendum occurrit, quia non habent nova fundamenta, sed ex falsis principiis consequenter pullulant.

2. Primera conclusion. – La Eucharistia se realiza por la vera conversio del pan y del vino en el cuerpo de Cristo, y esto es de fe. – Digo, por lo tanto, en primer lugar: el sacramento de la Eucharistia se realiza por la vera conversio del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo. Esta afirmación es de fe; pues, aunque bajo estas palabras no se encuentra explícitamente en la Escritura, la Iglesia, instruida por los Apóstoles, lo enseña, enseñando al mismo tiempo que las palabras de la fórmula deben entenderse de este modo, y que en su verdadero sentido contienen esta verdad. De ahí que el Concilio de Florencia dijo: “Substantia panis in corpus, substantia vini in sanguinem convertitur”; y más ampliamente el Concilio de Trento, sesión 13, capítulo 4, diciendo: “Puesto que Cristo dijo que su cuerpo era verdaderamente lo que ofrecía bajo las especies del pan, por lo tanto, siempre ha estado persuadido en la Iglesia de Dios, y ahora nuevamente lo declara el santo Sínodo, que por la consagración del pan y del vino, se produce la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y de toda la substancia del vino en la substancia de su sangre”. Y que esto es una tradición eclesiástica, como dijo el Concilio, consta por los Padres antiquísimos; pues Ambrosio, en su libro 4 De Sacramentis, capítulo 5, y en el libro 6, capítulo 1, así como en el libro De Mysteriis, capítulo 9, usa el término conversionis, empleando también el nombre de transmutationis, que es lo mismo. Asimismo, Cipriano, en el sermón De Coena Domini, en aquella frase: “Non effigie, sed natura mutatus” (No cambiado en apariencia, sino en naturaleza). Después, Damasceno, libro 4, capítulo 14; Crisóstomo, homilía De Proditione Judae, y homilía 83 en Mateo; Cirilo de Jerusalén, Catechesis 4, Mystag.; y Cirilo de Alejandría, en la carta Ad Colosirium, según se encuentra en Santo Tomás en la Catena, Lucas 22; Gregorio de Nisa, en la Oratio Catech., capítulo 37; Hesiquio, libro 6 sobre Levítico, capítulo 22; Orígenes, en el libro 8 Contra Celsum, dice que el pan fieri (se convierte en) el cuerpo santo mediante la oración. Esto también lo dijo Tertuliano, libro 4 Contra Marcionem, capítulo 40; y con más precisión lo expresó Agustín, en el capítulo Ultrum sub figura, De Consecratione, distinción 2, que el cuerpo y la sangre de Cristo effici (se efectúan) por la virtud del Espíritu Santo a partir de la substancia del pan y del vino; y Gaudencio de Brescia, tratado 2 sobre el Éxodo, dice que el pan effici (se convierte) en cuerpo y el vino en sangre; y más adelante: “Ne terrenum putes, quod caeleste effectum est per eum, qui transit in illum, efficit illud corpus suum, et sanguinem” (No pienses que es algo terrenal, porque ha sido hecho celestial por aquel que lo transforma en sí mismo, haciendo de ello su cuerpo y su sangre). Así Eusebio de Emesa, en la homilía 5 sobre la Pascua, dijo que el sacerdote convertere (convierte) las criaturas visibles en la substancia del cuerpo y la sangre de Cristo mediante un poder secreto. Y en el mismo lugar añade que el pan transire en la naturaleza del cuerpo del Señor; y Remigio usó el mismo término de transitus en su comentario a 1 Corintios 10. Anselmo, en la carta De Corpore et Sanguine Domini, dice que el pan migrare al cuerpo. Fulberto, en su carta Ad Berengarium, usó transfundi; Algero dijo que se trajici y transferri en su libro sobre este sacramento; Teofilacto, en Mateo 23 y Marcos 24, usó converti transelementari, y en Juan 6, dijo transformari; y palabras similares se encuentran a menudo en Ruperto, libro 5 sobre Juan. Muchas fórmulas de expresión antiquísimas que indican esta conversionem con claridad las referiré en el progreso de esta disputa; lo que ya hemos citado en la disputa anterior, sección 2, confirma esta verdad, y debe buscarse en la verdad transmitida allí la razón de esta conclusión. Porque, para la verdad de las palabras de Cristo, es necesario que al final de esas palabras, lo contenido bajo las especies ya no sea pan, sino el cuerpo de Cristo; por lo tanto, es necesario que el pan haya dejado de existir, y en su lugar haya sucedido el cuerpo de Cristo; por lo tanto, se ha hecho una conversio de una cosa en otra. La prueba de esta última consecuencia depende de todo lo que se dirá en esta disputa; pues de esta razón surge otra duda, a saber, si las palabras de Cristo pueden ser verdaderas sin una vera conversione.

2. Prima conclusio. – Eucharistia connficitur per veram conversionem panis et vini in corpus Christi, et es de fide. – Dico ergo primo: sacramentum Eucharistiae conficitur per veram conversionem panis et vini in corpus et saguinem Christi. Haec assertio est de fide; nam licet sub his verbis non habeatur in Scriptura, ea tamen docet Ecclesia ab Apostolis edocta, docens simul, ita esse intelligenda verba formae, et in vero sensu eorum hanc veritatem contineri. Hinc Conclilium Florentinum dixit: “Substantia panis in corpus, substantia vini in sanguinem convertitur”; fusius Tridentinum sess. 13, c. 4, dicens: “Quoniam Christus corpus suum, id quod sub speciebus panis offerebat, vere esse dixit, ideo persuasum semper in Ecclesia Dei fuit, idque nunc denuo sancta Synodus declarat, per consecrationem panis et vini, conversionem fieri totius substantiae panis in substantiam corporis Christi Domini nostri, et totius substantiae vini in substantiam sanguinis ejus”. Hanc vero esse Ecclesiasticam traditionem, ut Consilium dixit, constat ex antiquissimis Patribus; nomine enim conversionis utitur Ambros., lib. 4 De Sacramentis, cap. 5, et lib. 6, cap. 1, et lib. De Mysteriis, cap. 9, utitur nomine transmutationis, quod perinde est. Idem Cyprian., serm. De Coena Domini, in illo verbo: “Non effigie, sed natura mutatus”. Inde Damasc. Lib. 4, cap. 14; Crysost. Homil. De Proditione Judae, et homil. 83 in Math; Cyrill. Hierosol., Catech. 4, Mystag.; et Cyrill. Allexand., in espist. Ad Colosirium, aput D. Thom. In Catena., Luc. 22; Gregor., Nyssen., orat. Catech., cap. 37; Hesych., lib. 6 in Levit., cap. 22; Orig., 8 contra Celsum, dicit, panem fieri corpus sanctum per precationem. Quod etiam dixit Tertull., lib. 4 contra Marcionem, cap. 40; quod magis propriedixit August., in cap. Ultrum sub figura, de Consecr., dist. 2, corpus et sanguinem Christi virtute Spiritus Sancti ex panis et vini substantia effici; et Gaudentius Brixiens., tr. 2 in Exod., de pane effici corpus, et de vino sanguinem; et infra: “Ne terrenum putes, quod caeleste effectum est per eum, qui transit in illum, efficit illud corpus suum, et sanguinem. Sic Euseb. Emiss., hom. 5 de Paschate dixit, sacerdotem visibiles creaturas in substantiam corporis et sanguinis Christi secreta potestate convertere. Et ibidem ait, panem transire in naturam Dominici corporis; et eadem voce transitus usus est Remig., 1 ad Corint. 10. Anselm. vero, epist. De Corpore et sanguine Domini, migrare dicit panem in corpus. Fulbertus vero, epist. Ad Bereng., dixit transfundi; Alger. dixit, trajici et transferri, in lib. de hoc sacramento; Thoph. Matt. 23 et Marc. 24, et converti dixit, et transelementari, et Joan. 6, dixit, transformari; et similia verba saepe habet Rupertus, lib. 5 in Joannem; et plures loquendi formulas antiquissimas, quae hanc conversionem aparte indicant, referam in progressu hujus disputationis; quae adduximus etiam disput. Praeced., sect. 2, hanc veritatemconfirmant, et ex veritateibi tradita petenda est ratio hujus conclusionis. Nam ad veritatem verborum Christi necesse est, ut in fine illorum, contentum sub speciebus jam non sit panis, sed corpus Christi; ergo necesse est, ut panis desierit, et vice illius corpus Christi successerit; ergo facta est conversio unius in aliud. Probatio hujus ultimae consequentiae pendet ex ómnibus dicendisin hac disptatione; nam ex hac ratione nascitur aliud dubium, scilicet an possint verba Christi esse vera absque vera conversione.

3. Segunda conclusión. – La conversión mencionada es una verdadera transubstanciación. – Digo en segundo lugar que el sacramento de la Eucaristía se realiza por una verdadera transubstanciación del pan en el cuerpo y del vino en la sangre de Cristo. Esta conclusión no contiene una cosa distinta de la anterior, sino que se plantea solo para explicar el término utilizado por el Concilio Lateranense bajo Inocencio III, capítulo 1, donde bajo este término propone la fe de este sacramento que debe ser creída, y en el capítulo 3, anatematiza a quienes piensan de manera diferente. Esta misma enseñanza fue reafirmada por el Concilio de Florencia, en el decreto de Eugenio, aunque no con el mismo término exacto, sino con las palabras: La substancia del pan se convierte en el cuerpo de Cristo, y la substancia del vino se convierte en su sangre. Más claramente, el Concilio de Trento dijo: Esta conversión ha sido convenientemente y propiamente llamada transubstanciación por la santa Iglesia Católica; y en el canon 4 dice: Esta conversión, la Iglesia Católica la llama con toda propiedad transubstanciación. La razón de esta conclusión es la misma que la de la anterior, en lo que respecta al asunto; sin embargo, aquí se cambia toda la substancia en toda la substancia, lo cual es singular a esta conversión. Por lo tanto, tiene una naturaleza propia y específica, distinta de otras conversiones en las que se presupone un sujeto. Así, designamos esta naturaleza con ese término. En lo que respecta al nombre, la razón es que, dado que aquí toda la substancia se transforma en toda la substancia, lo cual no ocurre en ninguna otra conversión, no había ningún nombre que significara otras conversiones y que indicara la naturaleza propia de esta conversión. Por consiguiente, fue necesario idear un nuevo término que la explicara, tanto para poder hablar de este misterio de manera sencilla como para señalar y evitar los nuevos errores que surgían en torno a este misterio. Por lo tanto, aunque los Padres antiguos hayan usado varios nombres, como hemos visto al explicar este misterio, todos esos términos o bien son generales, como los términos conversión, mutación, tránsito, y migración, o bien están más adaptados a una mutación accidental, como el término transfiguración, y otros similares. Sólo el término transelementatio, que usó Teofilacto, parece acercarse más a la propiedad de explicar el misterio, porque significa una mutación hasta los primeros elementos, incluso hasta la materia prima; sin embargo, ese término es más duro y no suficientemente adecuado, ya que podría significar la conversión de un elemento en otro o la resolución de una mezcla en elementos. En cambio, transubstantiatio significa de la manera más propia y adecuada el tránsito o conversión de toda la substancia en toda la substancia. No es nuevo en la Iglesia, para refutar herejías y explicar misterios, inventar nuevos términos que expresen adecuadamente realidades antiguas. Así, antiguamente se inventó el término ὁμοούσιος (consubstancial) y el término Θεοτόκος (Madre de Dios); así también el Evangelista llamó transfiguración a la mutación de Cristo en su esplendor y forma externa. Del mismo modo, la Iglesia, guiada por el mismo Espíritu, llama transubstantiatio a la mutación de las substancias.

3. Secunda conlusio.- Praedicta conversio est vera transubstantiatio. – Dico secundo, sacramentum Eucharistiae confici per veram transubstantiationem panis et corpus, et vini in sanguinem Christi. Haec conclusio non continet rem distinctam a praecedente, sed solum ponitur ad explicandam vocem, qua usum est Concilium Lateranense sub Innocentio III, cap. 1, ubi sub hac voce fidem hujus sacramenti credendam proponit, et cap. 3, anathemizat eos, qui aliter sentiunt; et eamdem rem probavit Concil. Florent., in decreto Eugenii, quamvis non omnino sub eadem voce, sed illis verbis: Substantia panis in corpus Christi, et substantia vini in sanguinem convertitur. Clarius Tridentin. supra dixit: Quae conversio convenienter et proprie a sancta Catholica Ecclesia transubstantiatio est appelata; et canone 4 quam conversionem Catholica Ecclesia aptissime transubstantiationem apellat. Ratio vero hujus conclusionis est eadem, quae praecedentis, quod ad rem attinet; quin hic commutatur tota substantia in totam, quod singulare est huic conversioni; habet ergo propriam et specificam rationem, distinctam ab aliis conversionibus ex praesupposito subjecto; hanc ergo rationem illa voce significamus. Quod vero attinet ad nomen, ratio est, quia cum hic transeat tota substantia in totam substantiam, quod in nulla alia conversione accidit, nullum erat nomen conversiones alias significans, quod propriam rationem hujus conversionis indicaret; quapropter necessarium fuit, novum excogitare nomen, quod illam explicaret, tum, ut simpliciter possemus de hoc mysterio loqui, tum ad notandos et cavendos novos errores circa hoc mysterium insurgentes. Quocirca, licet antiqui Patres usi fuerint variis nominibus, ut vidimus inter explicandum hoc mysterium, omnia tamen illa, vel generalia sunt, ut nomen conversionis, mutationis, transitus, et migrationis; vel accidentariae mutationi magis sunt accomodata, ut nomen transfigurationis, et si quae sunt similia: solum illud nomen transelementatio, quo usus est Theophylactus, magys accedere videtur ad proprietatem mysterii explicandam, quia significat mutationem usque ad prima elementa, etiam usque ad materiam primam; tamen illa vox et durior est, et non satis accomodata; significare enim potest conversionem unius elementi in aliud, vel resolutionem misti in elementa; at vero transubstantiatio propriisime et accommodatissime significat transitum seu conversionem totius substantiae in totam substantiam. Neque est novum in Ecclesia, ad confutandas haereses et explicanda mysteria, nova invenire nomina, quae res antiquas proprie significent, et sic olim inventum est ὁμοούσιος, seu consubstantialis, et nomen Θεοτόκος, Deipara; sic etiam Evangelista mutationem Christi in externo splendore et specie transfigurationem vocavit; eodem ergo Spiritu ducta Ecclesia mutationem substantiarum transubstantiationem apellat.

4. De esta doctrina de fe se deduce en primer lugar que deben ser corregidos los escolásticos que dijeron que esta doctrina de la conversión, o de la transubstanciación, no es muy antigua, entre los cuales están Escoto, en el dist. 10, quaest. 1, § Quantum ergo ad istud argumentum, ed. dist. 11, quaest. 3; Gabriel, en la lección 41 del canon. Pues consta por lo dicho y por la definición del Concilio de Trento, así como por el Concilio Romano bajo Gregorio VII, mencionado arriba, que la realidad misma es antiquísima, y siempre creída en la Iglesia, aunque tal vez en tiempos anteriores no haya sido explicada tan abiertamente como lo es ahora.

4. Ex hac fidei doctrina colligitur primo, corrigendos esse Scholasticos, qui hanc doctrinam de conversione hac, seu de transubstantiatione, non admodum antiquam esse dixerunt, inter quos sunt Scotus, dist. 10, quaest. 1, § Quantum ergo ad istud argumentum, ed. dist. 11, quaest. 3; Gabriel, lectione 41 in canon. Constat nim ex dictis, et ex definitione Concilii Tridentini, et ex Concilio Romano sub Gregorio VII, supra relato, rem ipsam antiquissimam esse, ac perpetuo in Ecclesia creditam, quamvis fortassesuperioribus temporibus non fuerit tam aperte explicata, sicut modo est.

5. En segundo lugar, infiero que, si alguien confiesa la presencia del cuerpo de Cristo y la ausencia del pan, pero niega la verdadera conversión de uno en otro, cae en herejía, ya que la Iglesia Católica no solo define y enseña los dos primeros aspectos, sino también este tercero. Así como en el milagro realizado por Cristo en Juan 2, no solo es de fe que en aquellas tinajas hubo agua antes y que luego se encontró vino, sino que también es de fe que el agua se convirtió en vino. Sin embargo, si alguien, al reconocer toda esta realidad, rechazara la palabra transubstantiatio como inadecuada y bárbara, no considero que eso sea herejía en sí mismo, ya que el uso de la palabra no pertenece estrictamente al objeto de la fe. Sin embargo, tal actitud sería muy temeraria y escandalosa, ofendería a oídos piadosos y, en el foro externo, podría hacer que esa persona sea considerada sospechosa de herejía.

5. Secundo infero, si quis confiteatur praesentiam corporis Christi, et absentiam panis, neget tamen veram conversionem unius in aliud, in haeresim labi, quia Ecclesia Catholica non solum duo priora, sed etiam hoc tertium definit ac docet; sicut in miraculo facto Christo, Joannis 2, non solum de fide est, illis hydriis prius fuisse aquam impositam, et postea inventum illic fuisse vinum; sed etiam est de fide, aquam conversam esse in vinum; si quis tamen confitendo rem totam, vocem transubstantiationis abjiceret, ut ineptam et barbaram, in re ipsa non existimo esse haereticum, quia usus vocis per se non pertinent ad objectum fidei; esset tamen valde temerarius, scandalosus, ac pias aures offenderet, ac denique in externo foro habendus esset vehementer de haeresi suspectus.

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Por: Carlos Quequesana

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Carlos Quequesana
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Aquilino Toscano

La transubstanciación se basa en el sentido literal e inmediato de las palabras de Cristo en la última cena: «Esto es mi cuerpo… y mi sangre» (Mt 26:26-29, Mc …
Esta conversión se opera en la plegaria eucarística con la consagración, mediante la eficacia de la palabra de Cristo y de la acción del ESPIRITU  SANTO.

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